Fin del invierno en el atletismo

Fin del invierno en el atletismo

La pista cubierta, un estuche, acoge un atletismo de transición, de paso con un calendario breve y necesariamente intenso. Un atletismo no en miniatura, pero concentrado en un programa reducido con pruebas en todas las disciplinas que se amontonan sin estorbarse. Un atletismo de mediano voltaje en un escenario recogido, accesible, íntimo, con todas las actuaciones al alcance del ojo y casi de la mano, del espectador in situ. Es un atletismo bonito, dinámico, bullente, de vistosos contrastes instantáneos. Un ensayo a cielo cerrado, pero a puertas abiertas, del gran atletismo en los grandes estadios de las grandes competiciones en las grandes fechas.

Tiene tradición y prestigio. Alicientes de peso para que, acompañados de otros importantes, unos cuantos máximos nombres pisen el terreno. No han abundado, pero no han faltado en este Mundial de Nankín. Hemos visto, por ejemplo, a Armand Duplantis (pértiga), Jakob Ingebrigtsen (1.500 y 3.000), Grant Holloway (60 vallas), Miltiadis Tentoglou (longitud), Yaroslava Mahuchikh (altura), Gudaf Tsegay (1.500) y Devynne Charlton (60 vallas).

Todos, menos Tentoglou, quizás debilitado por una gripe que le impidió su participación en el Europeo, y Mahuchikh, afectada por unas inopinadas molestias en la rodilla, obtuvieron el oro prometido, pero nunca reservado. Ingebrigtsen consiguió su perseguido doblete, una hazaña que sólo había logrado antes Haile Gebrselassie. El noruego se apresta a enfrentarse a una temporada al aire libre con el Mundial de Tokio en el aún lejano horizonte de septiembre y, antes o durante, el ambicioso objetivo de batir el récord mundial de los 1.500 en poder desde 1998 de Hicham el Guerrouj. Lo tiene a tiro. Pero eso no significa que acierte con la bala. En cualquier caso, ese duelo en el tiempo y la distancia supone uno de los mayores atractivos del curso.

En la última jornada mundialista, España se revistió de bronce por partida doble con Fátima Diame en el salto de longitud y Elvin Josué Canales en los 800 metros. Bañarse en oro sigue siendo en extremo difícil para todo el mundo. Incluso, en un momento dado, a tenor de las diferentes circunstancias y los neutrales caprichos de un azar que no se casa con nadie, para los dominadores de su disciplina. Esto es deporte y la incertidumbre forma parte de la gracia y el interés de la competición. A menudo, con el mismo peso que el oro en el cronómetro, pero no el mismo brillo en la pantalla, la plata y el bronce se quedan a un centímetro o una centésima del color, el olor y el sabor inseparables del triunfo absoluto:

En la longitud, un imperceptible centímetro separó el oro de la plata. Y otro igual de escueto la plata del bronce. Mattia Furlani (Italia) saltó 8,30. Wayne Pinnock (Jamaica), 8,29. Y Liam Adcock (Australia), 8,28. Una centésima medió, en los 60 vallas, entre el oro y la plata. Y otra entre la plata y el bronce. Devynne Chambers (Bahamas) corrió en 7.72. Ditaji Kambundji (Suiza), en 7.73. Y Ackera Nugent (Jamaica), en 7.74. Más aún, la cuarta y quinta clasificadas también realizaron 7.74.

Fin del invierno en el atletismo con tejado. Queda inaugurada la primavera.

Ana Peleteiro se cuelga el bronce en triple salto en el Mundial de pista cubierta en China

Ana Peleteiro se cuelga el bronce en triple salto en el Mundial de pista cubierta en China

Actualizado Sábado, 22 marzo 2025 - 15:23

La novena medalla internacional de Ana Peleteiro fue de bronce y en un Mundial, este de Nankín 2025. Una recompensa lógica con dos potentes cubanas en liza, ambas con mejores marcas "outdoor" e "indoor" que la gallega. Ana estuvo bien con sus 14,29 metros, realizados dos veces, aunque peor registro que el que le proporcionó el oro en el reciente Europeo de Apeldoorn (14,37). La amenaza de la dominiquesa Thea LaFond, campeona olímpica y mujer de más de 15 metros al aire libre, no se concretó.

En la ausencia de la convaleciente Yulimar Rojas, la prueba se acabó cuando empezó. Leyanis Pérez, en su primer intento, se plantó en 14,93. La cubana, de planta imponente, 1,83 de estatura y piernas interminables, unió la velocidad a una batida ajustadísima a la tabla. Luego hizo unos nulos y renunció a otros ensayos. Daba igual. Estaba todo el pescado vendido. La plata fue para Liadiagmis Povea (14,57). Ana (un corto palíndromo) aspiraba a repetir el ya descrito oro (otro breve palíndromo) del reciente Europeo de Apeldoorn. No lo consiguió, pero se mantiene a alto nivel y como bandera del atletismo español.

Para saber más

Una observación de índole sociológico-deportiva. El sencillo y bello nombre de pila de Ana contrastaba con los pintorescos de las caribeñas. Una imagen de marca del deporte femenino cubano y, es de suponer, de la entera sociedad mujeril de la isla. Las atletas cubanas, por centrarnos en el deporte que nos ocupa, se hacen notar por nombres de curiosas y parecidas sonoridades, mitad absurdos y mitad literarios.

Leyanis, Liadagmis y otros nombres de pila parecidos de atletas en activo o ya retiradas, todas ellas de alto nivel, no remiten en absoluto al santoral de la ex Madre Patria, sino a algún tipo de clave local. Quizás una superstición, una moda, una imitación, un contagio, un ritual... Véanse: Yunisleidy, Davisleidis, Layselys, Yarima, Yarisley, Yargeris, Yusmai, Josleidy, Yumileidy, Yaimé, Yarelys, Yainelis, Yipsi, Osleidys, Dailenis, Yulenmis... Todos figuran, con sus correspondientes apellidos, ellos sí de acuerdo con sus orígenes españoles, en los ránkings pasados y presentes del atletismo internacional.

A la espera de la dominical y última jornada, la sabatina se antojaba la más importante del Campeonato, con las tres máximas estrellas de la competición en escena: Armand Duplantis (salto con pértiga), Jakob Ingebrigtsen (3.000 metros) y Grant Holloway (110 vallas). Los tres respondieron a las expectativas adjudicándose el título.

Duplantis protagonizó la rutina de pasar de los seis metros. Lo hizo con 6,00; 6,05; 6,10 y 6,15. Ha superado esos seis metros 102 veces. Una hazaña difícilmente imaginable. El griego Emmanouil Karalís, con 6,05, y que no falló por mucho en los 6,10, lo obligó a un esfuerzo extra que, quizás, aconsejó al sueco no intentar batir su récord del mundo. No está acostumbrado a que lo achuchen y, probablemente cansado, dejó el intento de récord para mejor ocasión.

A Ingebrigtsen lo apretó un poco el etíope Berihu Aregawi. Jakob (7:46.09) lo superó en la recta final con el esfuerzo justo (Aregawi hizo 7:46.25, en lo que podría dar la impresión de un final ajustado). El noruego no se excedió porque ahora tiene que disputar la final de los 1.500. A Holloway no lo incomodó nadie. Tampoco a otra de las estrellas del Campeonato, la etíope Freweyni Hailu, cómoda vencedora (8:37.21) en unos 3.000 con Marta García en séptima posición con marca de la temporada (8:40.80).

España mantiene unas balas en los 800 con Josué Canales y, en los 1.500, con Mariano García, Adrián Ben y Esther Guerrero.

Dramática lesión de María Vicente en el Mundial indoor de atletismo: "¡Por favor, no; por favor, no...!"

Dramática lesión de María Vicente en el Mundial indoor de atletismo: “¡Por favor, no; por favor, no…!”

María Vicente es todo lo que el atletismo español siempre soñó. Un talento único entre 48 millones, una campeona olímpica en potencia. Cuando era adolescente fue campeona del mundo juvenil de heptatlón y batía uno, dos o tres récords de España cada mes, en categoría cadete, juvenil o promesa, en 60 metros vallas, salto de altura o salto de longitud. Ahora a sus 22 años llegaba lo mejor. En el Mundial indoor de Glasgow que empezó este viernes iba a ser campeona absoluta por primera vez: no había dudas.

Lo proclamaba el ranking, que la situaba como la mejor del planeta; lo confirmaba la lista de inscritas, con la ausencia de referentes como Nafissatou Thiam y Katarina Johnson Thompson; pero sobre todo lo anunciaba su mirada. Decidida, confiado, madura... hasta sus rivales le daban por favorita pese a su juventud. Pero el atletismo, el deporte en general, puede ser muy cruel.

Este viernes en la primera prueba de las cinco del pentatlón -vallas, altura, peso, longitud y 800 metros-, Vicente fue la más rápida y, es más, fue más rápida que su propia sombra. Un rayo en los 60 metros vallas con una marca (8.07 segundos) que nunca había alcanzado. Ya era la líder, quien quisiera el oro debería arrebatárselo. Pero justo después el 'crack'. En la siguiente prueba, el salto de altura, colocó el listón a 1,73 metros -un desafío sencillo para ella-, pisó raro en uno de los primeros apoyos, paró en seco y de inmediato se estiró en la colchoneta rota por el dolor.

"Por favor, no, por favor, no, otra vez no", repetía mientras la desgracia le contradecía. Las primeras exploraciones confirmaron que se había roto completamente el tendón de Aquiles de la pierna izquierda. Adiós al Mundial indoor de Glasgow y, mucho peor aún, adiós a toda la temporada, es decir, a los Juegos Olímpicos de París.

"Estoy temblando y en shock"

"No he tenido ningún aviso, he metido el apoyo y he escuchado un 'crack'. Estoy temblando y en shock. Sé que será más duro que la última vez y sólo puedo afrontarlo con energía", comentó Vicente, en la zona mixta del Emirates Arena de Glasgow, donde apareció pese a todo -una muestra de su educación- con la ayuda de una silla de ruedas. Según comentó, este mismo sábado volará a Barcelona y se operará en la clínica Tres Torres, un lugar que conoce.

Porque la desesperación de Vicente sobre la colchoneta venía del daño sufrido, sí, pero también del recuerdo. Desde su estreno entre adultos la española arrastra un calvario que oculta su habilidad. Hubo episodios que hoy son anécdotas, como los tres nulos en el salto de longitud del Europeo indoor de 2021, o la nefasta actuación en la jabalina que la descartó en los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero ya hay verdaderas cicatrices. En 2022 Vicente se rompió el cuádriceps de la misma pierna izquierda y se perdió el Mundial de Eugene y el año pasado otra dolencia le obligó a renunciar a las combinadas y centrarse en sus mejores pruebas, los saltos. En el último Mundial de Budapest, de hecho, participó en longitud y triple y en ambas disciplinas se quedó a escasos centímetros de la final.

Según explicaba a EL MUNDO su entrenador, Ramón Cid, por quien Vicente abandonó su Hospitalet natal y se instaló en San Sebastián, en los últimos meses se había profesionalizado de verdad. Prodigio generacional desde pequeña, en sus primeros años en categoría absoluta aún le faltaba cuadrar todos los entrenamientos, cumplir con las horas de sueño, aceptar la rigidez de la dieta, pero ya lo había hecho. Desde el pasado verano, Vicente estaba mentalizada para ser campeona en este Mundial indoor de Glasgow y brillar en los Juegos Olímpicos de París. Cumplía con todo: ni un solo rodaje quedaba por hacer, todos los días estaba pronto en la cama, no se permitía ni una chocolatina. Ahora a sus 22 años llegaba lo mejor. Pero el atletismo, el deporte en general, puede ser muy cruel.

España aterriza en el Mundial indoor en plena crisis antidopaje: "Sufrimos la sospecha"

España aterriza en el Mundial indoor en plena crisis antidopaje: “Sufrimos la sospecha”

Pongamos que Glasgow es una fiesta, que a España todo le sale bien. Este viernes (22.30 horas, Teledeporte), María Vicente celebra su primera medalla 'grande' en el pentatlón; el domingo por la mañana (11.15 horas), Ana Peleteiro es Ana Peleteiro de nuevo en el triple salto; y el domingo por la tarde, Mariano García en los 800 metros (22.10) y Mario García Romo en los 1.500 metros (22.30) desbordan las expectativas. Cuatro medallas: sería el mejor Mundial indoor de los últimos 20 años para la selección. La celebración traería esperanza antes de los Juegos Olímpicos de París 2024, pero igualmente sería imposible evitar las dudas. ¿Y si no es oro todo lo que brilla?, se preguntarán en otros países.

El sistema antidopaje español vive su peor momento desde la Operación Puerto y quienes más lo sufren son quienes visten la roja. Los actuales problemas de credibilidad de la Agencia Española Antidopaje (CELAD) manchan su reputación, plantean recelos sobre su limpieza a nivel internacional y ensucian el ambiente en el seno del equipo.

«Da muchísima rabia. Quien gane una medalla en Glasgow tendrá que soportar la sombra de sospecha por algo que le será completamente ajeno. Necesitamos que se solucione rápido», explica a EL MUNDO el marchador Álvaro Martín, vigente doble campeón del mundo, que no estará en Glasgow -no hay marcha indoor-, pero que desde la distancia sigue siendo el líder de la selección.

Los fallos de la Agencia

Hace dos semanas, un comunicado escrito por él en el que exigía «medidas necesarias y urgentes» fue firmado por otros 77 atletas y la semana pasada se reunió con José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), y Silvia Calzón, nueva directora del CELAD, para reclamarles «avances». La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ya ha exigido a España que actúe y, de hecho, una delegación del organismo visitó Madrid esta semana para presionar. En juego, incluso, una sanción que deje al país fuera de competiciones como los mismísimos Juegos Olímpicos. Pero... ¿Cuál es el problema?

Son varios, pero se pueden resumir: en los últimos años la Agencia Antidopaje Española (CELAD) ha funcionado rematadamente mal. Según desveló Relevo, hubo controles antidopaje realizados fuera de normativa -y por lo tanto inválidos-, hubo pasaportes biológicos irregulares que nunca llegaron a ser sancionados y hubo autorizaciones de uso terapéutico entregadas a deportistas a posteriori para cubrir supuestos positivos. En una entrevista con Marca, el anterior presidente del CELAD, José Luis Terreros, destituido este enero, llegó a admitir que había «cinco o seis expedientes» guardados en un cajón y, de ahí, de todo, el descrédito fuera de las fronteras españolas.

¿Los Juegos en peligro?

«Hay que diluir esta nube de sospechas que tenemos encima y hay que hacerlo ya. Si hay casos archivados por el motivo que sea, la CELAD debe reabrirlos, sancionar y ya está. Sin excusas. Todos los deportistas españoles deberíamos estar encima de esta cuestión, no sólo los atletas. Imagínate que la AMA nos deja sin Juegos Olímpicos, ya me dirás si no es preocupante», analiza Martín que sabe de los precedentes. Su caso era más grave, pero Rusia ya tuvo que ver cómo sus deportistas competían en los Tokio 2020 como neutrales por los problemas de su antidopaje. «Con Rusia nos rasgamos las vestiduras y, ahora, que nos toca en casa, tenemos que ser igualmente implacables. Hay que actuar con firmeza contra las trampas», proclama el marchador.

Luego está el caso Katir. Su sanción por no estar localizable en tres ocasiones no tiene nada que ver con la crisis de la CELAD, pero la coincidencia de ambas noticias han hecho que medios de Gran Bretaña o Francia señalen a España. «No ayuda, está claro que su caso [de Katir] no ayuda», finaliza Martín antes de un Mundial indoor de Glasgow en el que España pueden brillar pese a tener que convivir con las sospechas.

El Mundial indoor de Glasgow, un universo en miniatura

El Mundial indoor de Glasgow, un universo en miniatura

Actualizado Jueves, 29 febrero 2024 - 19:48

Atletismo del bueno, a veces del mejor, en un recinto abarcable de 200 metros de cuerda; con un programa reducido o recortado, a tenor de las dimensiones del escenario. Un universo en miniatura con todas las pruebas al alcance de la vista, del olfato

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