La confesión de Ronnie O'Sullivan, leyenda del snooker: "Rompí el taco por un ataque de ira, he perdido el amor al juego"

La confesión de Ronnie O’Sullivan, leyenda del snooker: “Rompí el taco por un ataque de ira, he perdido el amor al juego”

Qué difícil es sentir la fragilidad de un gigante. Ronnie O'Sullivan (Wordsley, Reino Unido, 1975) es el mejor jugador de la historia de snooker, la modalidad más popular del billar. Nadie duda de su talento, mucho menos de su palmarés: siete Mundiales, 41 títulos, 389 semanas como número uno... Pero lleva unos años peleado con su propio deporte. No sólo pierde, es que lo pasa mal, se cabrea, se frustra. En enero rompió un taco y decidió apartarse de la mesa, no jugar, ni tan siquiera entrenar, durante unas semanas. Ahora el snooker está en vilo por su presencia en el próximo Mundial, que empezará el sábado 19 de abril y emitirán Eurosport y Max en España, pero él no suelta prenda. En conversación con EL MUNDO asegura que se quiere «dar margen» para ver si está preparado. Cualquier otro pensaría en la retirada, pero O'Sullivan de momento prefiere luchar contra sus demonios. Qué difícil es sentir la fragilidad de un gigante.

¿Cuándo decidirá si juega el Mundial o no?
Lo decidiré el 17 o el 18, antes de que se haga el sorteo. Me estoy dando tiempo. Realmente me encantaría sacar mi taco y simplemente jugar al snooker, pero no sé si lo haré.
¿Qué se lo impide?
Llevo sin jugar bien desde el 2020, llevo cuatro años jugando fatal. Ha habido destellos [fue campeón del mundo en 2022], momentos en los que pensaba que mejoraba, pero en general estoy sufriendo una racha horrorosa y eso me está pasando factura. Me he sentido exhausto, he llegado a perder el amor por el juego. Por eso rompí el taco a principios de año, fue un ataque de ira, pura frustración. Después de eso, me asusta volver a jugar ante el público, la idea de hacerlo es demasiado para mí. Me alejé de la mesa y ahora llevo tres semanas entrenando, pero todavía no sé cómo irá.
En 2020 ganó el Mundial y luego perdió cinco finales seguidas. ¿Ahí empezó todo?
No fueron las derrotas, tampoco fue una lesión. Antes que todo eso, hace seis o siete años, quise perfeccionar algunos aspectos de mi juego, ciertos entrenadores me dieron consejos y me fueron realmente mal. Pensaba que me ayudarían, pero no fue así. Ahora estoy deshaciendo todo eso y es un proceso lento. Me doy dos años para ver si puedo volver a disfrutar del juego.
Va a cumplir 50 años. Con su palmarés... ¿Qué le empuja a seguir?
El amor por el snooker. Lo amo con locura. El problema es que cuando amas tanto algo y no te devuelve nada, te desesperas. Pero he jugado a snooker desde que tenía ocho años y sé que cuando todo va bien, es lo mejor del mundo. Ahora que todo va mal necesito paciencia. Si hace 10 años me hubieran dicho que estaría así, me hubiera parecido una absoluta locura. Nunca pensé que podría tener tan mala relación con el snooker. Por eso no quiero dejarlo ahora, no de esta manera.
¿Se está preparando para la vida después de la retirada?
Es difícil hacerlo. Este año, desde que pasó lo del taco, casi no he jugado al snooker y me he aburrido muchísimo. Me he pasado los días pensando: «¿Y ahora qué hago?». Ya me pasó en 2012, cuando me tomé un año sabático. Pensaba que iría a correr, que iría al gimnasio, que tendría mucho tiempo para mí y en realidad no hice nada. Me aburrí muchísimo. Me di cuenta que los seres humanos necesitamos un propósito, tener siempre algo que hacer. Cuando lo deje quizá trabaje como entrenador de snooker, puedo empezar un podcast o dedicarme al automovilismo, que me encanta.

JAMES RUDLANDEUROSPORT

"El ejemplo de Djokovic me ayuda"

Es amigo de Novak Djokovic, que está viviendo un proceso similar.
Para mí es un ejemplo. Tiene un deseo tremendo de ser el mejor de todos los tiempos, está trabajando con Andy [Murray] y quiere seguir superándose. Eso me ayuda. Para él, lo más importante no es ganar otro Grand Slam, sino recuperar la motivación, vivir el proceso. Novak tiene el mismo desafío que yo: volver a disfrutar. He ido un par de veces a verle a Wimbledon y es fenomenal.
Suelen nombrar a ambos entre los mejores deportistas de la historia.
Uf. Pienso en Novak, también en Nadal, Federer, Woods, Verstappen, Hendry... ha habido grandes deportistas en la historia. Para mí, de todos, lo más importante no siempre es el palmarés. ¿Qué pasaría si Messi no hubiera ganado el último Mundial? Igualmente sería el mejor futbolista de la historia. Para mí, la clave es la constancia y la determinación. Eso la gente no lo valora suficiente. Muchas veces se habla de talento natural y es muy injusto. Pienso en Bolt. Lo hacía muy fácil, pero si ves su documental verás cómo se machacaba en los entrenamientos.
En una entrevista reciente comentaba que los jóvenes de ahora no tienen esa determinación.
El nivel ha empeorado en el Top 10. Creo que ahora hay más talento que nunca si miramos el cómputo global, los jugadores entre el 10 y el 50 del ranking mundial son mejores que antes. Pero en la parte alta de la lista no es así. Ahí seguimos Higgins, Williams o yo, que tenemos 50 años. Hay jóvenes que me gustan, podría ver cada día jugar a Luca Brecel, por ejemplo, pero creo que el nivel ha bajado respecto a hace 10, 15 o 20 años.
Decía Mark Williams, rival suyo desde siempre, que todavía es usted quien vende entradas para los torneos y atrae a los patrocinadores.
Hay jugadores muy interesantes en el circuito. Brecel, como decía, Judd Trump, KyrenWilson, Ding Junhui... Supongo que habla de mí porque siempre he tenido claro que el deporte es para los aficionados, que se vayan a casa pensando: «¡Cómo me lo he pasado!». Quiero volver a disfrutar porque es la única manera de dejar a los fans con esa sensación. A mí me gusta el boxeo y hay boxeadores bastante aburridos, aunque ganen. ¿Voy a trasnochar y pagar 20 libras por ellos? No, necesito emoción.
Ju Wenjun, impasible y despiadada, gana su quinto Mundial de ajedrez y se equipara a las grandes de la historia

Ju Wenjun, impasible y despiadada, gana su quinto Mundial de ajedrez y se equipara a las grandes de la historia

Actualizado Miércoles, 16 abril 2025 - 14:05

El Mundial Femenino de Ajedrez ha terminado en Chongqing con la victoria de Ju Wenjun, que revalida su título por cuarta vez y puede compararse ya con las mejores de la historia. Con solo 34 años, es una de las cuatro ajedrecistas que han logrado cinco coronas o más de ajedrez absoluto. Es la primera vez, además, que lo logra con gran ventaja sobre su oponente. El 6,5 a 2,5 final recuerda a grandes jugadoras del pasado, como Vera Menchik, primera campeona de la historia, que solía ganar sus títulos con enorme ventaja.

El duelo jugado en China y con dos representantes de aquel país se presentaba igualado. Las dos rivales pertenecen a la misma generación (Tan Zhongyi tiene 35 años), tienen experiencia como campeonas y se conocen a la perfección. La aspirante se adelantó en la segunda partida, lo que daba aún más emoción al campeonato, pero luego Ju Wenjun se encargó de liquidar sus esperanzas por la vía rápida.

Ju Wenjun, campeona desde 2018, igualó el marcador en la siguiente partida, sin permitir que Tan consolidara su ventaja, luego resistió de forma heroica en la cuarta y ahí encadenó una racha de cuatro victorias seguidas. Cada día que pasaba, el Mundial estaba más sentenciado. El 6,5 a 2,5 final es de los resultados más contundentes de las últimas ediciones, por la ventaja final de cuatro puntos y, más aún, por el altísimo porcentaje de victorias. Son cinco partidas ganadas, frente a tres tablas y una única derrota, lo que da idea de su dominio, como mínimo matemático. Como suele ocurrir, la realidad fue algo más igualada, al menos al principio, cuando la campeona tuvo la «suerte» de salvarse en un par de partidas críticas.

Solo en la última partida del Mundial, este miércoles, Ju Wenjun ha estado conformista, sabedora de que las tablas le daban el título de forma automática. Pese a todo, los cronistas presentes en China aseguran que se podía percibir cierta tensión, con Tan Zhongyi dispuesta a dejarse la piel en su última oportunidad, sin nada que perder. La campeona exhibió su pragmatismo y se dedicó a ir cambiando piezas, sin comprometer su seguridad. No le costó demasiado lograr el medio punto definitivo.

El poder de la concentración

Más allá de su excelente estado de forma, el triunfo de Ju Wenjun es el de la seriedad en el tablero. Algo menos espectacular que su oponente, solo cuando servía para rematar las partidas se permitía algún sacrificio, concesiones necesarias al espectáculo que servían para rematar las partidas. Uno de sus características en este Mundial ha sido también la concentración, rasgo que ella misma resaltaba hace unos días. Apenas se levantaba de la silla en las cuatro o cinco horas de lucha. No se ha permitido la menor distracción, con una actitud que se ha demostrado rentable.

Ju Wenjun se une así al selecto grupo de ajedrecistas que han ganado el Mundial Femenino cinco veces o más: Vera Menchik, Nona Gaprindashvili y Maia Chiburdanidze fueron las anteriores. Susan Polgar es otra pentacampeona, aunque sumando otros títulos diferentes al de ajedrez clásico. La húngara, sin embargo, no se puede considerar inferior a las citadas, dado que solo quiso participar en el Mundial Femenino para callar a sus críticos, que decían que era la número uno del mundo porque jugando contra hombres era más sencillo ganar puntos Elo. En su única participación, ganó con enorme claridad, con otro 6-2, además de cinco tablas, frente a la china Xie Jun.

Con las hermanas Polgar retiradas, en cualquier caso, el ajedrez chino mantiene su hegemonía, aunque las jugadoras indias ganaron la Olimpiada y parecen el relevo natural. La última campeona del mundo de otro país fue la ucraniana Mariya Muzychuki, en 2015.

El milagro de Paulina Biegun, la alpinista que sobrevivió a una caída de 650 metros en los Pirineos: "Me reventé de la mejor manera posible"

El milagro de Paulina Biegun, la alpinista que sobrevivió a una caída de 650 metros en los Pirineos: “Me reventé de la mejor manera posible”

En el valle de Arán crece una leyenda: cuentan los bomberos que la rescataron y los sanitarios que la atendieron que es imposible, que tendría que estar muerta. Pero Paulina Biegun no sólo vive, también disfruta. Ha vuelto a la montaña pese a que el pasado 26 de diciembre la montaña casi acaba con ella. Desde lo más alto del corredor Milhomes que sube a la Forcanada, un pico de los Pirineos de poco menos de 3.000 metros, sufrió un resbalón, cayó, cayó y cayó y la encontraron 650 metros más abajo.

«Dentro de la tragedia, he tenido mucha suerte porque no me han quedado secuelas», celebra en conversación con EL MUNDO quien tiene una relación muy profunda con el alpinismo. Polaca de nacimiento, residente en España desde hace 20 años, apenas había pisado el monte cuando una desgracia la empujó a buscar lo que ahora considera su «refugio».

¿Qué recuerda del día del accidente?
Casi todo. Iba con un compañero, Jonatan García, y el día era malo, la nieve estaba transformada, pero nos confiamos porque la Forcanada no es una montaña de mucha altitud. Hicimos la subida muy rápido y, en la bajada, destrepando, sin llegarnos a encordar, empecé a caer. Al principio no sabía qué pasaba. Luego quise agarrarme a Jonatan que estaba más abajo. Y al final empecé a rodar, y rodar, y rodar cada vez más rápido. De hecho, salté un repechón y bajé hasta el ibón, así que descendí toda la montaña. Quería decirle a Jonatan que estaba bien, que no me había matado, pero no podía levantarme. Luego estuve dos horas sobre el hielo, semidesnuda, sintiendo cada vez más frío y más sueño. Recuerdo escuchar el helicóptero y pensar: «Ya está, ya estoy salvada».
La trasladaron a la UCI del Hospital Arnau de Vilanova en Lleida. El parte médico allí es terrible.
Llegué en hipotermia, estaba a 32 grados, y estuve cinco días en la UCI. Me rompí cinco vértebras, lo que me obligó a llevar un corsé durante dos meses, ocho costillas, la muñeca derecha, los pómulos y la nariz y sufrí muchas quemaduras y muchísimos hematomas. Perdí la cuenta de las transfusiones que me hicieron.
Y con todo eso fue un milagro.
Completamente. Es raro decirlo, pero la caída me reventó de la mejor manera posible. Además, hubo muchos factores a mi factor: era mediodía, el cielo estaba despejado para que pudiera volar el helicóptero, las piedras eran redondas, no me metí en el ibón... y así muchas. Jonathan se acababa de comprar un nuevo iPhone, de los que pueden conectarse al satélite, y gracias a eso pudo enviar el mensaje a Emergencias. Tuve mucha suerte por muchas razones; alguien me protegió desde arriba.

MUNDO

Su marido.
En 2017 lo perdí por culpa del cáncer. Teníamos muchos planes de futuro, acababa de nacer mi hija pequeña y todo se fue al traste. Hubo un momento que, para hacer algo, empecé a ir al gimnasio, conocí a gente que me invitó a probar la escalada deportiva, luego la escalada en roca, el alpinismo, fui por primera vez al Nepal... En la montaña encontré mi refugio, la tranquilidad que necesitaba. También descubrí que se me daba bien y que podía hacer rutas súper largas con mucho desnivel.
¿Antes no hacía nada de montaña?
Hacía senderismo como mucho. Nací en 1985 en una zona minera muy pobre de Polonia, recuerdo ir con mi padre a tirar pintura a un monumento de Stalin. Vine a España con 19 años para trabajar de aupair para una familia de Sant Cugat. Me gustó y decidí quedarme. Trabajé en tiendas de lujo en el Paseo de Gracia de Barcelona, en la inmobiliaria Engel&Volkers... nada que ver como la montaña. Ahora sí, vivo en Benasque y me dedico a la distribución por toda Europa de varias marcas polacas de alpinismo.
¿Ha vuelto a La Forcanada, la montaña del accidente?
No, pero quiero hacerlo. Quiero estudiar por dónde caí y recuperar mi casco, que lo perdí en el descenso. De momento no he podido hacer mucha montaña por culpa del tobillo. Curiosamente no me lo rompí, pero es lo que me está dando más problemas. Sufrí un desgarro muscular y todavía me baila. En verano espero estar ya recuperada del todo porque en julio quiero unirme a una expedición para subir al Pico Lenin, en el Pamir, una cima de 7.100 metros.
¿No le ha cogido miedo?
La mente es muy poderosa y no me quiero hundir. Si me hubiera venido abajo cuando caí no sé si hubiera sobrevivido. La caída me ha cambiado la visión de la vida, porque estoy decidida a vivir el ahora, pero también me ha supuesto un aviso. No me puedo volver a confiar en la montaña, tengo que ser más precavida. Tengo un hijo de 17 años y una hija de 10 años que ya no tienen padre y casi les dejo también sin madre. Eso no puede pasar, debo mantener el respeto a las alturas.
Las zapatillas españolas que pueden aprovechar el derrumbe de Nike: "Aquí nos falta creer en nosotros mismos"

Las zapatillas españolas que pueden aprovechar el derrumbe de Nike: “Aquí nos falta creer en nosotros mismos”

Le tiemblan los pies al gigante. La estadounidense Nike, empresa que desde hace décadas domina el mercado de las zapatillas, luce sus peores números de ventas desde la pandemia, ha dejado de marcar la vanguardia y sufre por los aranceles impuestos por su Gobierno a China o Vietnam. Es el momento de la competencia. Las alemanas Adidas y Puma lo están aprovechando, también la japonesa Asics, la suiza On, las chinas Anta o Kailas, las francesas Salomon y Kiprun y hasta las también yankees Hoka, New Balance, Brooks, Saucony o Altra. En una época de cambio y con la producción interna en el centro del debate, surge la pregunta: ¿Se puede competir en esa jungla desde España?

Tres empresas lo están intentando, aunque no es fácil. Desde Portillo de Toledo, Inca y Arnedo, poblaciones de menos de 40.000 habitantes, Joma, Nnormal y Atom intentan calzar a corredores de todo el planeta con una desventaja en común: «Nos damos poca bola a nosotros mismos».

"Estaríamos mejor vistos si fuéramos franceses"

«En muchos países defienden sus marcas, pero en España cuesta, nos falta creer en nosotros mismos. Joma tiene zapatillas maravillosas y aquí no se le da valor; en otras partes del mundo se la considera una marca excepcional. Estaríamos mejor vistos si fuéramos franceses o alemanes», considera Antonio Sáenz, responsable de Fluchos, que desde hace unos años ha desarrollado una línea deportiva, Atom, la más modesta de las tres españolas. En el último año vendieron unos 70.000 pares en 12 países con una facturación de cerca de 2,5 millones de euros gracias a su apuesta por las tiendas locales, por los precios contenidos y por la especialización. En lugar de batallar con Nike o Adidas por equipar a los maratonianos más rápidos del planeta, buscan otro tipo de corredor, como aquel que trota por la montaña o por el campo de manera ocasional.

«Si te metes en la competición debes invertir una locura en I+D. Es más fácil hacerte un hueco en la montaña, donde hay más dispersión», analiza Sáenz, parte de una tradición familiar. En La Rioja su abuelo creó una empresa, que luego heredaron su padre y sus tíos y finalmente su generación. Al ver que los zapatos clásicos perdían terreno, hace unos años apostaron por las zapatillas de calle y finalmente se sumergieron en el deporte. «La guerra arancelaria puede ser hasta positiva para nosotros. Las empresas americanas van a tener aranceles más altos para importar de Asia, que al final es donde produce todo el sector», comenta sobre los últimos vaivenes políticos.

Fabricar en España, misión imposible

Porque todas las empresas, de Nike para abajo, tengan donde tengan sus oficinas y sus centros de diseño, fabrican mayoritariamente en los mismos países: China o Vietnam. El desarrollo se hace en casa, pero el montaje se deriva a Asia. «Nosotros hacemos los prototipos en Mallorca, pero no podemos traer toda nuestra producción aquí por dos motivos. En primer lugar, por el conocimiento sobre materiales que tienen en Asia y en segundo por el volumen. Es muy difícil llegar al número de unidades de zapatillas que llegan allí. Quizá en el futuro alguien fabrique en Estados Unidos o en Europa, Salomon lo está intentando montar en Francia, pero es muy difícil», explica Sito Luis Salas, CEO de NNormal, con una historia parecida a la de Atom.

Otra empresa familiar, en este caso la mallorquina Camper, quiso dar el salto al calzado deportivo y en el camino se encontró a una leyenda: Kilian Jornet. El mejor corredor de montaña de siempre quería emprender y entre las dos partes crearon una marca que en poco tiempo se ha hecho un nombre. Con sólo dos modelos, el año pasado vendieron más de 100.000 pares en 40 países, especialmente en España, Francia y Estados Unidos. «No tenemos producción en China, pero sí en Vietnam. Si suben los aranceles tendremos que valorar cómo repercute en el consumidor estadounidense», apunta Salas, que admite que Jornet es una llave para todas las puertas. Tener un embajador así es ventaja.

"Cada año aumentamos un 25% la inversión"

Como bien sabe Joma. La compañía deportiva más grande de España, con más de 3.000 empleados, distribución en 140 países y más de 200 millones de facturación anual, patrocina al equipo olímpico portugués, a las selecciones española, italiana o croata de atletismo y a varios deportistas. También empresa familiar, con un nombre que es la unión de José María, el hijo mayor del fundador, Fructuoso López, es la única que se enfrenta a las grandes multinacionales del running con modelos de asfalto de alta gama, con placa de fibra de carbono y demás innovaciones.

«Es un mercado muy competitivo y el I+D es clave. Cada año aumentamos nuestra inversión en tecnología en un 25%», aporta Marina López, directora de Marketing de Joma, que sabe que para estar en la élite el desembolso debe ir más allá del desarrollo. Hace unos días, la empresa anunció el fichaje de cuatro atletas, los kenianos Dorine Jepchirchir, Teophilus Kipsang Yator, Reuben Mosin Mosip y Mercy Jebet Kibor, para ganar visibilidad internacional a base de victorias y récords. ¿Se puede competir en la jungla del calzado deportivo desde España? Se puede, pero no es fácil.

El téxtil 'made in Spain'

En el mercado de las zapatillas deportivas es muy difícil encontrar un modelo ‘made in Spain’, pero eso no pasa en el téxtil técnico. Hay varias empresas, de Lurbel a Taymory, de Ternua a Hoko, que producen material dentro de nuestras fronteras aprovechando la tradición de puntos como Ontinyent o Mataró.

"Nosotros hacíamos lencería pero cuando ese sector murió por los productos llegados desde Asia, nos centramos en el mercado deportivo con tecnologías propias. Ahora lo celebramos porque en situaciones de incertidumbre siempre salimos reforzamos. Producimos aquí y el 60% de nuestras ventas son aquí", explica Javi Lurbe, de Lurbel, una empresa familiar radicada en Valencia conocida por sus calcetines para correr.

"A igualdad de precio, es posible que el cliente valore que somos una empresa Española, pero como sector deberíamos ser más fuertes. Vas a las ferias y ves a los otros países ir a una, con más sinergias entre las empresas, como hacen en Francia o Italia", finaliza Lurbe.

Así es el 'Torpedo', el bate revolucionario creado por un ingeniero eléctrico con el que los Yankees asombran al béisbol mundial

Así es el ‘Torpedo’, el bate revolucionario creado por un ingeniero eléctrico con el que los Yankees asombran al béisbol mundial

Para alcanzar los límites del deporte, batir récords y enganchar todavía más a la audiencia, hay que exprimir cada aspecto del mismo, desde el cuerpo de los atletas a las herramientas que utilizan en los partidos. Botas de fútbol, zapatillas de baloncesto, tecnología en camisetas... Y en Estados Unidos ahora las miradas están puestas en el béisbol y en el nuevo e innovador diseño de un bate llamado Torpedo que ha revolucionado la primera semana de la mayor competición del país y del mundo, la Major League Baseball.

La idea del béisbol es sencilla: un jugador, denominado pitcher, lanza una pelota al bateador del equipo rival y éste debe enviarla lo más lejos posible. En esa acción, más allá de la fuerza, elasticidad y talento de ambos deportistas, el bate y la pelota son los elementos extra. La pelota tiene poco en lo que evolucionar, pero los expertos, y en concreto uno que pertenecía a los New York Yankees, han descubierto que un cambio en el diseño del bate ha terminado transformando los números de varios bateadores, que acumulan récords de golpeo en los primeros encuentros del curso.

¿En qué consiste este cambio revolucionario? Normalmente, el bate de los jugadores va creciendo en diámetro desde el mango hasta el extremo, teniendo la mayor cantidad de masa al final. Durante los más de 100 años de vida del béisbol, y salvo alguna excepción, ha sido así. Han cambiado los colores o el tipo de mango, pero la idea de ir de menos a más en cuanto al peso y la masa del palo siempre ha estado ahí. Hasta ahora.

El creador

El año pasado, Aaron 'Lenny' Leanhardt, analista de los Yankees, licenciado en ingeniería eléctrica en la Universidad de Michigan y doctor en física por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, se inventó el bate Torpedo. La idea nació hace tres años tras algunos comentarios de los jugadores. Estudió el tipo de golpeo de sus bateadores y vio que la mayoría impactaba la pelota desde la mitad del palo y no desde el extremo, así que decidió probar algo bastante simple: si golpean desde la mitad, ¿por qué no ponemos más masa en esa zona? Así nació el Torpedo, denominado así por su forma y porque a los americanos todo lo suene bélico les enamora.

El Torpedo es legal, confirmada su validez por la propia liga. Sigue siendo «una sola pieza de madera maciza, lisa y redonda», como manda a artículo 3.02 de las normas de la MLB (Major League Baseball). Pesa lo mismo que el modelo anterior, entre 900 gramos y un kilo, y no supera el límite máximo de 6,6 centímetros de diámetro y de 106 de longitud máxima (los bates que utilizan los profesionales miden entre 85 y 90 centímetros). Lo que cambia es la zona que pesa más y tiene más madera.

«Se trata simplemente de hacer el bate lo más pesado y gordo posible en la zona donde intentas golpear la pelota de béisbol en la mayoría de ocasiones», explicó recientemente Leanhardt, la persona más famosa de la liga ahora mismo. «Es un proyecto que ha tardado dos años en hacerse realidad», insistió,

Los datos

La idea de 'Lenny', que durante el cambio de temporada ha dejado los Yankees y se ha convertido en coordinador de campo de los Miami Marlins, ha situado a los Yankees como el equipo con más home runs de la primera semana. Acumulan 19 en sólo cinco partidos, llegando hasta nueve, récord histórico de la franquicia, en el duelo contra los Milwaukee Brewers, el cuarto de la temporada. Ese día batieron el récord de home runs en las primeras cuatro jornadas de competición. Tienen el mejor ratio de bases conseguidas por bateo y su promedio de home runs por encuentro es de 3,80. Para que se hagan una idea, los Dodgers, segundos en este apartado, acumulan 2,25 y los Cardinals, terceros, 1,83. Es decir, los Yankees consiguen el doble de home runs cada noche que la mayoría de franquicias de la liga.

Los récords van contagiando poco a poco al resto de la liga, donde ya se va probando el Torpedo. Algunos se niegan, contentos con sus números con el modelo anterior, pero para otros es una revolución. «Lo están empezando a usar en toda la liga», aseguró Cody Asche, el entrenador de golpeo de los Baltimore Orioles. «Es horrible, aunque veremos lo que dicen los datos. Nunca he visto algo así», aseguró Trevor Megill, pitcher de los Brewers.

De momento, las estadísticas van cargando de razón a Leanhardt. El Torpedo puede revolucionar el béisbol, y apenas parece cuestión de tiempo que el nuevo artilugio termine siendo moneda de uso común para todos los equipos.

Ángel Miralles o cómo ser pateador de fútbol americano con un solo brazo: "Tengo equilibrio, chuto fuerte igual"

Ángel Miralles o cómo ser pateador de fútbol americano con un solo brazo: “Tengo equilibrio, chuto fuerte igual”

«Cuando pateo no noto nada, estoy acostumbradísimo. Tengo equilibrio, chuto fuerte igual. De hecho dicen que tengo muy buena técnica de golpeo, que chuto como Luis Cereceda, que fue kicker de la selección española y los Barcelona Dragons».

En un lateral del campo de fútbol Gornal de L’Hospitalet de Llobregat, Ángel Miralles chuta y chuta y chuta. Unos cañonazos tremendos, ¡menuda potencia! Con una red como única compañera, patea un balón ovalado de fútbol americano, lo recoge y vuelve a patearlo. Es el único kicker del equipo de la ciudad, los Pioners, de la LNFA, la primera división española, y en su entrenamiento no se observa nada peculiar. Castiga el balón, como todos los pateadores: esa es su tarea. Pero al final de la sesión, ya cansado de chutar, se une al resto del equipo y se coloca de receptor, el delantero que corre y recibe los pases del quarterback. Entonces sí se observa algo distinto.

Miralles atrapa el primer balón y sus compañeros lo celebran; Miralles atrapa el segundo balón y los compañeros enloquecen. Manco del brazo izquierdo de nacimiento, eso no le impide chutar con una fuerza notable y tampoco agarrar con el muñón los balones que hagan falta. «Al final me aburro de chutar y me uno al resto. Los compañeros cuando hago un catch se quedan flipando, pero yo tampoco lo veo raro», cuenta, joven tranquilo, muy tranquilo. A sus 21 años, estudiante de un grado superior de Sistemas Informáticos en los Salesianos de Sarrià, un barrio de Barcelona, normaliza su discapacidad con la serenidad como arma: le quita mucho hierro.

La soledad del 'kicker'

«Hago una vida totalmente normal. Conduzco con un coche automático y un volante adaptado, por ejemplo. O juego a la Play con mis amigos. Para darle a los botones de atrás del mando, al L2, me ayudo con la pierna y ya está. Y en el fútbol americano no noto ninguna desventaja, la verdad».

¿Cómo llegaste a jugar al fútbol americano?
Jugaba al fútbol de central en mi ciudad, Sant Joan Despí, pero ya quería cambiar. Hace tres años, mi hermano vio en Instagram un anuncio de los Barcelona Pagesos de fútbol americano, que buscaban chutador y como yo sabía que chutaba fuerte, me presenté. Me gustó y me quedé. Luego, el año pasado, me vine aquí, a los Pioners.

Y ahí hay una historia. Porque la vida de un kicker no es fácil. Si no median faltas, para poder jugar un chutador necesita que su equipo anote un touchdown y se señale el consiguiente punto extra. El balón ovalado se sitúa en la yarda 15, es decir, a unos 30 metros de la línea de fondo y hay que colarlo entre los palos. Tu éxito depende enteramente de tus compañeros. Este curso, por ejemplo, con los Pioners como penúltimos de la Conferencia Este, Miralles sólo ha podido anotar 10 extra points en siete partidos -dos victorias y cinco derrotas- mientras el también kicker Antonio Sarría, de los dominantes Black Demons de Las Rozas, suma 40, o Álvaro Guitián, de los Osos Rivas, acumula 18.

Como su nombre indica, los L’Hospitalet Pioners fueron uno de los fundadores de la primera competición española de fútbol americano, la liga catalana que se organizó en 1989, y posteriormente llegó a ganar hasta seis títulos nacionales, pero en los últimos años los equipos madrileños han tomado el control. Los Black Demons llevan dos ligas consecutivas venciendo a los Rivas Osos en la final. Es más, en la European League ya sólo juegan los Madrid Bravos después de la disolución de los Barcelona Dragons.

«otras cosas para no quemarme»

«Por eso me cambié de los Pagesos a los Pioners, porque chutaba poco y un partido entero sin patear es un poco desesperante. Me encanta ser kicker, pero en los entrenamientos también intento hacer otras cosas para no quemarme», cuenta Miralles que hace un par de temporadas llegó a estar en el filial de los Dragons, entrenando con los mejores del país, y que sueña con seguir progresando y quizá jugar un día en la European League. «Creo que me falta más fuerza en el golpeo, más entrenamiento. Cuando estuve con los Dragons me di cuenta que los mejores tienen una mecánica más rápida, más fluida», analiza el pateador, que no descarta alcanzar el nivel en algún momento de su carrera.

Que lo logre o no, nada tendrá que ver con su discapacidad. «En realidad, nadie me pregunta ya, a nadie le extraña, ni a los compañeros ni a los rivales. Quizá es porque me conocen o quizá es que realmente no es tan raro».

El brasileño Dos Santos pierde el bronce en el Mundial 'indoor' por sus zapatillas ilegales

El brasileño Dos Santos pierde el bronce en el Mundial ‘indoor’ por sus zapatillas ilegales

Volaba el brasileño Almir Dos Santos en el Nanjing's Cube, la sede del Mundial 'indoor' que empezó este viernes, y lloraba emocionado con su bronce en triple salto al cuello. Después de varios años luchando contra las lesiones, por fin volvió a un podio; alegría, alegría. "Es difícil expresar con palabras lo que esto significa para mí", proclamaba en zona mixta y volvía a las lágrimas, un momento cumbre en su carrera. Pero cinco horas después era descalificado. En las pantallas del campeonato aparecía el aviso, DQ, y un motivo hasta ahora insólito: incumplimiento de la norma técnica 7.1 del reglamento de la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics). "Conducta inapropiada o violación de las reglas sobre el calzado". ¿Qué había pasado? Se había equivocado de zapatillas. Y nadie le había avisado del error.

Desde hace cuatro años, la World Athletics restringe la ventaja que las zapatillas ‘mágicas’ ofrecen a los atletas actuales. En plena guerra tecnológica, la innovación se había ido de madre, cada día caían récords y hubo que actuar. Para la larga distancia se establecieron unos límites; para la velocidad, otras; y para los saltos, unos distintos. Tanto en longitud como en triple salto se estableció una altura máxima de 20 centímetros de mediasuela en las zapatillas, pero a los triplistas se les concedió una prórroga por la cual podían usar mediasuelas de hasta 25 centímetros. La concesión duraba dos años, hasta el pasado octubre, y provocó algún problema, como una marca no homologada a Yulimar Rojas en longitud por utilizar sus zapatillas de triple. Pero poco más.

PEDRO PARDOAFP

Hasta este viernes. Dos Santos se presentó en el Mundial indoor con sus Nike TJ Elite 2 del año pasado, con una mediasuela de 25 centímetros, y realizó todo el concurso con ellas. Este invierno ya había saltado en hasta cinco competiciones internacionales con ellas, así que muy posiblemente ni conocía el fin de la prórroga a los triplistas. Saltó, llegó a los 17,22 metros y finalizó tercero por detrás del italiano Andy Diaz (17,80 metros) y del chino Yaming Zhu (17,33), pero al acabar los jueces revisaron su calzado y decidieron descalificarlo. ¿Por qué esta vez sí y las anteriores no? Porque hubo una reclamación.

La nueva normativa de la World Athletics establece que la revisión de la altura de las zapatillas no se realizará previamente -como sí se hace con los tacos, por ejemplo-, si no que sólo tendrá lugar posteriormente si existe una denuncia. El organismo argumenta que el estudio del calzado exige horas y que es imposible aprobar todos los modelos en los minutos previos a que empiece una competición. Así que lo deja en manos del resto de atletas. Este viernes, algún rival de Dos Santos -el denunciante es secreto- tuvo que observar que utilizaba unas zapatillas obsoletas, presentó una reclamación y de ahí la expulsión de Dos Santos. La Federación Brasileña expuso sus alegaciones, pero la infracción de la norma por parte de su saltador era clara. Por primera vez, un atleta perdió una medalla por utilizar unas zapatillas que no tocaba.

Aitor Antxustegi, el ciclista español que se ha enamorado de los desafíos Everesting: "Me preguntan cuántas subidas llevo y no lo sé"

Aitor Antxustegi, el ciclista español que se ha enamorado de los desafíos Everesting: “Me preguntan cuántas subidas llevo y no lo sé”

En lo alto de un puerto del País Vasco cualquiera puede observar el espectáculo. Un hombre con su bicicleta sube una vez y otra y otra y cuando ya ha hecho unas cuantas subidas se para a comerse un bocadillo de jamón y vuelve a empezar. Así se puede pasar todo el fin de semana. Si el curioso está en el alto de Lekoitz, verá al ciclista llegar hasta 137 veces; en Urkiola, ascensión mítica vasca, 52 veces; y en Sollube, San Pedro o Karakate, nadie sabe, «es fácil perder la cuenta». El corredor en cuestión se llama Aitor Antxustegi 'Berritxu', tiene 53 años y es la mayor leyenda española de los desafíos Everesting.

En los últimos años, ex ciclistas e influencers como Alberto Contador o Valentí Sanjuan han probado el reto que consiste en completar los 8.848 metros que mide el Everest subiendo una y otra vez la misma montaña, pero nadie ha acabado en España tantísimos como Antxustegi. Hasta 54 acumula, con varios dobles Everesting, un triple Everesting y hasta un cuádruple Everesting, es decir, más de 35.392 metros de desnivel en una misma salida. Fueron 68 horas y 50 minutos dando pedales en Lekoitz. En total, 980 kilómetros.

¿Pero por qué?
Ando en bici de toda la vida y siempre me han gustado los retos personales. He hecho rutas muy largas y muy duras. Me pongo objetivos difíciles para ponerle emoción al asunto. Pero no soy competitivo, no valgo para eso.

"Llegué a competir en aficionados"

«De pequeño jugaba a todo, como se hace en los pueblos pequeños. A frontón, a fútbol, hacía carrera a pie, subía al monte... A los 16 años tuve un accidente, me hice daño en la rodilla y empecé a ir más en bicicleta de carretera. Me gustó y llegué a competir en aficionados, lo que ahora es sub'23. Pero aquí, en el País Vasco, había un nivel increíble. Salíamos 200 tíos y era muy difícil no llegar fuera de control. Yo soy de 1971 y en esa generación estaban Olano, Laiseka, Zarrabeitia, Cuesta, Sagasti... Muchos de los que formaron el primer equipo Euskadi. A mi me costaba mucho», recuerda Antxustegi en conversación con EL MUNDO entre retos.

El año pasado hizo un Everesting cada mes, es decir, 12 Everesting en todo el año. Este 2025 se lo plantea de otra manera. «Tengo ideas, pero no me gusta explicarlas porque yo hago deporte lo más relajado posible. Casi ni lo cuento a la familia. Un día cojo el coche, lo cargo de comida, tortilla de patatas, bocadillos de jamón y subo con él arriba de un puerto para tener avituallamiento. Y a partir de ahí, abajo y arriba, abajo y arriba», cuenta el ciclista aficionado que trabaja como policía local en Durango. Después de dejar la competición, mientras sacaba su plaza como agente, descubrió las Brevet, marchas ciclistas no competitivas de gran fondo y completó muchas de ellas, como la París-Brest-París, la más famosa, de 1.200 kilómetros. Pero necesitaba más. «Nunca he soltado la bici, ahora hago entre 22.000 y 25.000 kilómetros al año. Antes ya hacía retos, pero en 2018 encontré la web de Everesting, vi que se homologaban y empecé con esto. Muchos los he hecho en el País Vasco, pero también en Cantabria, en Navarra...»

Alguna vez, en mitad de un reto Everesting, ha dicho: 'Paro aquí, estoy hasta las narices'.
No, eso no. Sí que alguna vez es desagradable porque se pone a llover, pero intento elegir días de buen tiempo. Hubo una moda de hacer Everesting, con Contador y otros, que no paraban ni a mear y acabaron reventados. Pero yo lo hago sin estrés. Una vez bajé de las 10 horas, pero normalmente tardo entre 12 y 14 horas. Yo voy haciendo, voy haciendo, siempre en modo ahorro. Si me encuentro a alguien y me pregunta cuántas subidas llevo ni lo sé. Me suelo marcar una hora para acabar y ya está.

Desde hace unos años, los desafíos Everesting tienen una empresa detrás que los estandariza e incluso clasifica -hay un ranking mundial- y a partir de este curso habrá competición. Entre el 29 de mayo y el 1 de junio, en Andorra, en la estación de Ordino-Arcalís, varios corredores de trail running buscarán ser los más rápidos en completar esos 8.848 metros. Si en el futuro lo hacen sobre una bici, a Antxustegi, que renuncia a los geles y otras imposiciones de la competición, que no le esperen. «También hay que saber hacer deporte para uno mismo, sin tanta tensión», finaliza.

Quique Llopis hace valer su realeza y Mariano García se impone a todos en el 800

Quique Llopis hace valer su realeza y Mariano García se impone a todos en el 800

Actualizado Domingo, 23 febrero 2025 - 16:13

El Campeonato de España 'short track', la pista cubierta de toda la vida, acabó como un trueno con los 60 metros vallas. Estaban, en calles colindantes, máxima referencia para ellos y el espectador, Quique Llopis y Abel Jordán, el campeón en los 60 lisos. No, en cambio, Asier Martínez, que se 'comió' un obstáculo en la semifinal.

Llopis salió regular. Jordán, como un tiro. Pero Quique, de 24 años, hizo valer su realeza ante un delfín de 21. Lo alcanzó en la última valla y lo superó por un pelo en el breve tramo despejado hasta la meta. Marcó 7.50 por 7.53 de Jordán, de nuevo plusmarquista nacional sub-23. Ambos tienen por delante un ilusionante margen de progresión.

En las mejores finales anteriores, una recta llameante y agónica coronó en los 800 a Mariano García (1:46.05). 'La Moto', remontando por la cuerda, se impuso a un sorprendente y admirable Álvaro de Arriba (1:46.13) y al plusmarquista nacional, Elvin Josué Canales (1:46.31). Tres cuartos de hora antes, Mohamed Attaoui había ganado los 1.500 (3:48.61) dominando a Adrián Ben (3:49.00). Aunque ahorró todas las energías que pudo, acusó el esfuerzo y acabó último.

El fenómeno Maribel Pérez

Los 400 femeninos respondieron con creces a la expectación despertada. Nunca hubo un Campeonato de España "indoor" con tanto nivel general en esa prueba. Las seis mujeres hicieron marca personal y las cuatro primeras (Paula Sevilla, Blanca Hervás, Eva Santidrián, Daniela Fra) bajaron con holgura de los 52 segundos, con Paula, que ha subido de distancia desde la velocidad pura, en 51.20, sólo por detrás históricamente del enorme primado de Sandra Myers (50.99).

Los 400 masculinos, con Iñaki Canal bajando ampliamente de los 46 segundos (45.74) y Markel Fernández (46.24) bajando aún más claramente de los 47, no defraudaron (tampoco Bernat Erta tercero, pero descalificado por invadir calle). Tenemos unos grandes relevos, incluido el mixto, para los Europeos. Hubo un récord de España en los 200 masculinos a cargo de Adriá Alfonso (20.65). Pero no es una prueba que se dispute en Europeos y Mundiales. Vale, sin embargo, como referencia para el aire libre.

El homologable femenino de los 60, nos lo regaló el sábado Maribel Pérez. Una pequeña, compacta y madura centella sevillana de 1,60, 50 kilos, 32 años el 1 de marzo y entrenada por su tío Luis. Se refugió en el atletismo para escapar del acoso escolar. Era una niña que ganaba a los chicos y recibió a cambio, en otra de esas tan frecuentes muestras de crueldad infantil, acusaciones de 'machirulo'. "Quería volverme invisible, pasaba los recreos encerrada en el baño y los domingos lloraba porque tenía que volver a clase el lunes". Hoy es una atleta destacada y otro ejemplo de las propiedades curativas del deporte.

En el Campeonato ha habido mucha juventud y muchas pieles oscuras, especialmente, en ambos casos, entre las mujeres. Un espejo de la actual realidad sociológica española y una muestra de que muchas niñas no quieren ser princesas, o sea, futbolistas, sino atletas.

Edurne Pasaban y su aventura tras los pasos de la pionera Dorothy Pilley: "Tampoco hay mucha diferencia. Si me voy al Himalaya me llaman mala madre"

Edurne Pasaban y su aventura tras los pasos de la pionera Dorothy Pilley: “Tampoco hay mucha diferencia. Si me voy al Himalaya me llaman mala madre”

En su libro Climbing Days el escritor Dan Richards admite que se le quedó cara de tonto cuando visitó la Universidad de Cambridge y le explicaron que su tataratía, Dorothy Pilley, había donado toda su fortuna, dos millones de libras, al centro. «Me preguntaron si estaba bien y me ofrecieron una taza de té», reconoce Richards que pese a la herencia perdida siguió con su idea de explicar al mundo la vida de Pilley. De familia adinerada de Londres, fue una de las primeras montañeras de la historia, hace un siglo abrió vías en los Alpes y recorrió las cimas de media Europa -incluido el Monte Perdido-, pero apenas es conocida, incluso en el montañismo.

«Los ingleses fueron grandes exploradores, pero sólo tenían visibilidad los hombres. Pilley era de la época de Mallory e Irvine, que quizá fueron los primeros en subir el Everest, y no se hablaba de ella. Tenía dinero, sí, pero igualmente planteaba aventuras en contra de todos, estaba mal vista», proclama Edurne Pasaban, la primera mujer en ascender los 14 ochomiles, que hace unos meses hizo suya la misión: Pilley, fallecida en 1986, merecía mayor fama y qué mejor manera de dársela que escalando, trepando, caminando, es decir, ascendiendo una montaña.

A principios de este mes, Pasaban se unió durante 10 días a otras dos mujeres, la finlandesa Lotta Hintsa y la inglesa Elise Wortley para imitar una de las expediciones de Pilley: desde el puerto de Bastia, ciudad de Córcega, hasta la cima del Monte Cinto, el techo de la isla francesa, que roza los 3.000 metros. «Estuvimos estudiando las gestas de Pilley y por el clima escogimos Córcega. Es un sitio flipante. Nadie sabe que allí hay una cordillera muy chula y que para subir al Monte Cinto, aunque no tiene mucha altitud, necesitas crampones, cuerdas y demás», apunta Pasaban ya de vuelta, en su casa en Vielha, donde repasa los detalles de la aventura.

Una Miss Finlandia y una americana

La iniciativa partió de Wortley, una montañera inglesa que completa sus expediciones con la ropa que llevaban las pioneras a principios del siglo XX, y con el patrocinio de la marca de móviles OnePlus añadió a Hintsa, Miss Finlandia 2013 ahora centrada en el alpinismo, y a la española. «Lotta [Hintsa] le da caña, sabe ir para arriba. Elise [Wortley] tenía menos experiencia en alta montaña, pero tenía mérito el tema de la vestimenta. Iba con unas botas antiguas con unos clavitos, un pantalón bombacho de aquellos hasta las rodillas, una camisa y una americana. A menos seis grados, eh, ni una chaqueta de plumas ni nada», comenta Pasaban sobre un reto que el próximo 3 de marzo se convertirá en un documental en Youtube: «Será poco antes del 8 de marzo y servirá para reivindicar el papel de las mujeres en la montaña», añade.

ONEPLUS

¿Ha cambiado la percepción de la mujer allí arriba?
No sé qué decidirte, tampoco mucho. Leo la biografía de Pilley y tampoco veo mucha diferencia con mi experiencia. La primera vez que fui al Himalaya fue en 1998, tenía 24 años y muchos todavía me miraban como diciendo «¿Quién ha puesto a ésta aquí?». Ahora hay más mujeres en la montaña, eh, pero culturalmente no hemos cambiado tanto. Yo tengo un niño de 8 años, si me voy dos meses al Himalaya dirán que soy una mala madre.

La más conocida, Dora la Exploradora

Para la promoción del viaje a Córcega, OnePlus realizó una encuesta en España que acabó en desastre. La mitad de los entrevistados no fue capaz de nombrar a ninguna mujer aventurera y la otra mitad nombró a personajes de dibujos animados como Dora la Exploradora (61%) o a protagonistas de videojuegos como Lara Croft (58%). De hecho apenas apareció un nombre real, AmeliaEarhart, pionera de la aviación, quizá por el misterio que aún supone su desaparición en mitad del océano Pacífico en en 1937.

«En mi época sí tuve reconocimiento porque la carrera para ser la primera mujer con los 14 ochomiles le daba juego a la televisión, pero ahora es normal que los jóvenes no me conozcan. Hace tiempo que no salgo», apunta Pasaban que a sus 51 años sigue disfrutando de la montaña.

Después de pasar por problemas de salud mental al conquistar todos los techos del mundo, ahora en el Val d'Aran disfruta del mushing y del trail running -el año pasado hizo el Val d'Aran by UTMB- y planea su regreso al Himalaya. Ya no volverá a un ochomil, pero asegura querer conocer muchas montañas de 6.000 o 7.000 metros de altitud. Comparte espíritu aventurero con la pionera Dorothy Pilley, una figura a reivindicar.