Un parcial de 7-0 en los últimos 98 segundos, coronado con un gran lanzamiento desde seis metros de Saben Lee en el último segundo, obraron la remontada del Maccabi en la Sala Pionir de Belgrado, donde el Real Madrid protagonizó un nuevo capítulo en su pésima racha a domicilio. La sexta del curso. La cuarta en la presente Euroliga. [Narración y estadísticas (79-78)]
De nada sirvieron los 18 puntos de Mario Hezonja, ni los 16 puntos y siete asistencias de Facundo Campazzo, porque el vigente finalista del torneo volvió a ofrecer preocupantes errores de concentración. No sólo a la hora de cerrar el rebote defensivo, sino para sentenciar a un adversario que venía de sumar tres tropiezos consecutivos.
En esa precupante montaña rusa de sensaciones, el Madrid dejó escapar un triunfo que parecía seguro. Una espectacular bandeja Xavier Rathan-Mayes, más dos tiros libres de Campazzo y una bandeja de Gabriel Deck subían el 72-78, que dejaba casi en la lona al cuadro de Oded Kattash. Sin embargo, la reacción hebrea tomó forma tras un espectacular triple de Jasiel Rivero y la fallida réplica, escupida por el aro, de Hezonja.
La zurda de Jokubaitis
Rokas Jokubaitis, uno de los más inspirados del Maccabi, dibujó entonces una gran jugada para que Rivero anotase desde abajo (77-78). Con 36 segundos por delante, Campazzo forzó una penetración, pero ni su intento, ni el posterior palmeo de Edy Tavares y Deck dieron fruto. Sergio Llull pudo robar ante Jokubaitis, aunque los árbitros, tras la revisión en vídeo, otorgaron la última posesión al Maccabi.
Entonces, Lee mostró ese descaro anotador que había cautivado a los ojeadores del Maccabi. Nada se pudo objetar a la defensa de Deck, que provocó un lanzamiento muy forzado. Sin embargo, el ex base de los Pistons rubricó una de esas canastas que pueden marcar un cambio de tendencia para el eterno campeón israelí. De momento, la inercia negativa corresponde al Madrid.
No carbura el nuevo Real Madrid. No se encuentra a sí mismo; sin la fluidez y la concentración suficiente para competir. El comienzo de temporada está siendo un camino de obstáculos para Chus Mateo, las mismas derrotas (4) que victorias y sin saber lo que es imponerse a un rival a domicilio. Si el jueves en el Wizink ante el Partizan hubo algún brote verde, en Miribilla, vuelta a las andadas.
Perdió el Real Madrid, como en la jornada inaugural en Coruña ante el recién ascendido Leyma. Como en Múnich en Euroliga. Lastrado por su espantosa primera mitad, 12 abajo al descanso ante un Surne Bilbao crecido. Reaccionó en la segunda parte y por momentos pareció que iba a lograr evitar el tropiezo. "Ha habido momentos en que nos sacaban del campo", confesó Jaume Ponsarnau de un vendaval liderado por Gaby Deck, 23 puntos tras el descanso.
Pero el Madrid no logró culminar la remontada y el acto final fue una pesadilla. Los hombres de negro se vinieron arriba con un juego coral y entusiasta en el que destacó Kristian Kullamae (18 puntos), pero también Marvin Jones en la pintura (ante un otra vez flojísimo Tavares) y el ímpetu de Thijs de Ridder, un joven belga más que interesante.
A falta de 3:30 vencían los de Ponsarnau por siete y aunque Campazzo y Deck intentaron el imposible, no hubo manera. "Hay que aprender", protestó Chus Mateo, que no pudo contar ni con Andrés Feliz ni con Usman Garuba, dos de los nuevos.
Empieza a notarse el nerviosismo en un equipo que ha visto cómo por primera vez en siete años se le escapaba la Supercopa y que, con tres jornadas de Liga Endesa disputadas, tiene más derrotas que victorias. En el descanso, el siempre sincero Mario Hezonja pronunció una crítica contra su entrenador en los micrófonos de Movistar. "En defensa hemos empezado bien, pero luego... jugamos muchos, se nos cambia el ritmo y es muy difícil para la gente nueva, para que aprendan y cojamos química", dijo. "Vamos a tener que sudar muchísimo esta temporada para ganar algo si no lo hacemos bien ahora", se sinceró el croata.
En rueda de prensa, Mateo, calmado y analítico, quitó hierro al asunto, aunque con un mensaje para su alero. "Lo que tratamos siempre es de estar juntos y entiendo que es en un momento determinado de frustración. Las cosas que tengamos que hablar, las hablamos nosotros. No nos gusta airear si es una critica a nadie", admitió.
A los blancos les aguarda una semana complicada, con doble cita en Euroliga. El martes visita el Buesa Arena ante un Baskonia de Pablo Laso también con muchas dudas en este inicio de curso. Y el jueves recibe nada menos que al campeón de Europa, el Panathinaikos, en la reedición de la última final de Berlín. Cierra el domingo recibiendo al Basquet Girona en el WiZink.
El campeón 2024, vencido por un equipo coruñés que debutaba en la primera categoría del baloncesto español. La derrota del Real Madrid -unida a las de dos de los equipos importantes de esta competición, el Baskonia y el Valencia- ilustra un cambio de era que llega al baloncesto de clubes como ya ha llegado a la selección nacional.
Ya se vio en la primera mitad en La Coruña entre un equipo, el hoy llamado Leyma, que nunca ha jugado en la Liga ACB a
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El Real Madrid y el croata Mario Hezonja han alcanzado un acuerdo para la ampliación del contrato del jugador, que seguirá vinculado al club durante las próximas cinco temporadas.
Hezonja lleva dos temporadas en el club de la capital, en las que ha ganado cinco títulos: una Euroliga, una ACB, una Copa del Rey y dos supercopas de España.
Según el club, que ha informado del acuerdo, es uno de sus "jugadores fundamentales y también uno de los más queridos por toda la afición madridista".
Esta renovación llega después de que el jugador tuviera firmado un precontrato con el Barcelona, el club en el que se formó.
El secretario general azulgrana, Juan Carlos Navarro, admitió este lunes que "se preguntó en su día" por Hezonja, pero subrayó que ese interés era "agua pasada".
"Estamos buscando esta pieza y preguntamos por muchos jugadores en el mercado, pero con Mario no hay nada", dijo.
No recuerda el baloncesto español un episodio semejante, un culebrón repleto de giros de guion, de requiebros dialécticos, de rumores y hasta de contratos firmados... para que todo acabe en el punto de partida. Sin tener todavía el sello oficial, Mario Hezonja, genio y figura, un misterio hasta para él mismo, seguirá en el Real Madrid pese a que firmó por el Barça. Por muchos años. O no.
Habría que poner orden para entender lo insólito. Hezonja, un talento indiscutible, fue fichado por el Real Madrid hace dos veranos en una oportunidad de mercado. Salía del UNICS Kazan ruso (sancionado el club por la guerra en Ucrania), en el que había brillado en Euroliga tras un breve paso por el Panathinaikos en lo que suponía su retorno de una NBA en la que no lo pasó demasiado bien pese (o por) las altas expectativas de todo un número cinco del draft.
Mario había sido canterano del Barça, tres años, de 2012 a 2015, de formación y debut oficial como azulgrana a las órdenes de Xavi Pascual, pero en Madrid encontró un hábitat estupendo para explorar su mejor versión y ganó la Euroliga a la primera. Este periódico le preguntaba justo antes de la reciente Final Four por ese cénit, por esa madurez. "Gracias al staff y a mis compañeros, especialmente a la vieja guardia, me han calmado mucho, en temas de liderazgo y madurez. Estoy lejos de mi mejor versión de baloncesto, eso llegará en el futuro. Creo que esto sólo podía llegar en el Real Madrid, no en otros equipos", explicó, la misma mañana en que dio la primera pista de su futuro, de las intenciones de seguir de blanco pese a los rumores (y sus malas caras, sus cortocircuitos...) en muchos momentos previos de la temporada. Un titular citando a las altas esferas: "El señor Florentino me amenaza cada vez que me ve en el comedor con que tengo que quedarme aquí. Ojalá. Estoy hablando con Juan Carlos (Sánchez), con Alberto (Herreros). Tenemos todos el mismo pensamiento".
Fue un mensaje de calma justo antes de la gran batalla de Berlín. Donde el croata, siempre una montaña rusa, volvió a ser protagonista, esta vez para mal. 18 triples lanzados, sólo cuatro anotados y una sensación de permanente precipitación en la Final Four. Y un mea culpa -"He perdido un título muy importante para mi equipo. Absolutamente"-, que tampoco sentó demasiado bien a la dirección deportiva, pues se entendía que el foco, incluso en la derrota, debía ser colectivo y así lo admitió Chus Mateo días después.
Mario recuperó la sonrisa en la final de la ACB ganada al Murcia y allí, a pie de pista, en plenos festejos, volvió a dejar otro mensaje que parecía definitivo. "Siento que son mi familia. Me gustaría devolver el cariño con más años aquí y más títulos para el Real Madrid", anunció apenas unas horas después de la bomba, desvelada por el diario Marca: Hezonja había firmado unos días atrás un preacuerdo con el Barça para un futuro contrato de cuatro años, a razón de tres millones de euros, uno de los sueldos más altos de todo el continente. "Yo (mi futuro) lo sé desde hace tiempo. Faltan detalles. Ojalá muy pronto", llegó a decir a Tirando a Fallar ese mismo miércoles en el Palacio de los Deportes murciano. Dijo eso, que a su futuro le faltaban "detalles", que lo sabía "desde hacía tiempo", cuando negociaba con el Madrid y había firmado con el Barça.
Entre las palabras y los hechos había un abismo que desconcertó a todos en cuestión de horas. Las palabras, las promesas de amor al Madrid, hicieron descarrilar al Barça, desde su directiva a sus aficionados. Josep Cubells, directivo responsable de la sección de baloncesto, echó abajo la operación y en pleno calentón se fue a por Kevin Punter, un escolta anotador de perfil completamente diferente. Los hechos, sin embargo, no elevaron la temperatura de un Madrid siempre frío en los despachos.
Y el domingo, la reconciliación. Y el acuerdo, por cifras económicas alejadas de las que ofrecía el Barça, pero también de las primeras ofertas blancas que rechazó Hezonja hace meses. Sigue quedando el papel firmado, un preacuerdo que seguramente incluya consecuencias en caso de no llegar a firmarse el contrato, como así va a ser. Podría acabar en un juzgado aunque, aparentemente, ni al Barça ni a Hezonja les interesa ya lo pactado.
Detrás del Real Madrid brillante, de la fiesta que montó Campazzo para dejar a su equipo a un pasito de la Final Four, de la competitividad recuperada, de los 101 puntos, de las 24 asistencias y del 2-0 al Baskonia, hubo una extraña acción que dejó al público de WiZink boquiabierto y enrarecido. Mario Hezonja, ángel y demonio, fue expulsado por una doble técnica cuando estaba ya todo resuelto.
Corría el minuto 37, 20 arriba el Madrid, todo visto para sentencia, alegría colectiva y puñados de buenas noticias para un equipo que se dispone a atravesar la hora de la verdad del curso. Una penetración de Hezonja por línea de fondo, una falta que quizá se debió pitar (o no) por un choque con Dani Díez, un mal golpe contra los fotógrafos y las protecciones y unas protestas desde el suelo que acaban en técnica. Y, camino del tiempo muerto, la segunda. Y el huracán. El croata, desquiciado instantáneamente con el veterano árbitro Sasa Pukl, sigue con el enfado y acaba expulsado.
El cabreo continuó en el banquillo, durante el tiempo muerto. Botellas contra el suelo, patadas y la cólera cuando le indican que tiene que abandonar la cancha. Bracea, desafía desde la distancia a Pukl y varios miembros del staff se tiene que llevar a Hezonja al vestuario. Sin él, vuelve la calma.
No es el primer cortocircuito de un jugador tan genial como visceral. Ya en la primera parte se las tuvo con Chus Mateo y con Musa. En el partido del martes, también mostró sus malas pulgas por los ajustes defensivos con Markus Howard. En la Copa se las tuvo con Llull... Y así, cientos de ocasiones.
El contexto de la combustión de Hezonja se explica también en su floja segunda parte, tras un primer cuarto de siete puntos (un precioso triple desde el logo incluido) y de ocho lanzamientos. En la jugada previa al volcán, había fallado un lanzamiento precipitado desde seis metros. Y justo después Rogkavopoulos le enchufó un triple en la cara.
La polémica rodea de nuevo a Hezonja, que llegaba al segundo envite de cuartos lastrado por un golpe que recibió el martes. Su futuro sigue en el aire, pues no ha aceptado las propuestas de renovación del Madrid y aumenta el ruido de su posible marcha al Panathinaikos griego.
En sala de prensa nadie entró a valorar el penúltimo enfado de Hezonja. Chus Mateo hizo un balance positivo de un triunfo que les deja a las puertas de Berlín. Su equipo es el único de los cabezas de serie de la Euroliga que ha logrado mantener el factor cancha. "Ofensivamente hemos estado bien, pero defensivamente hacemos un esfuerzo para cubrir las fortalezas de un gran equipo como el Baskonia. Juega muy bien al contrataque, tira muy bien y rebotea muy bien. En la primera parte han hecho 10 de 20 (en triples). No por mala defensa nuestra. Hemos mantenido ese ritmo y si lo hacemos así y no dudamos, aunque cometamos fallos, podemos estar en disposición de ganar el partido. Hemos tenido fe hasta el final y hemos conseguido abrir brecha", reflexionó.
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