Waterpolo: España cae ante Grecia por el quinto puesto para terminar su aventura en París

Waterpolo: España cae ante Grecia por el quinto puesto para terminar su aventura en París

Actualizado Domingo, 11 agosto 2024 - 12:42

Poco se jugaba la selección española después de haber caído en los cuartos de final ante Croacia. Sólo quedaba luchar por el quinto puesto en la última jornada de estos Juegos Olímpicos ante Grecia, pero España se volvió a quedar en la orilla (15-13).

Los helenos, que también quedaron líderes de su grupo y que cayeron en la misma ronda ante Serbia, se han impuesto a la selección en un partido con poca tensión, pero con mucho intercambio de golpes.

Después de un primer cuarto de tanteo, que finalizó con empate a dos y un gol de Álvaro Granados al inicio del segundo, España se olvidó prácticamente de la faceta defensiva y terminó cediendo ante los ataques de su rival.

Sin reacción

Los griegos, liderados por Konstantinos Genidounias, impusieron poco a poco su juego y lograron marcharse al descanso con dos goles de ventaja después de que Bustos igualara el marcador a seis pocos minutos antes.

En el tercer parcial, el equipo de David Martín no reaccionó y aprovechando una superioridad numérica, los griegos aumentaron su ventaja con un tanto de Gkillas y un penalti transformado por Fontoulis. Solo un gol de Bernat Sanahuja recortó tímidamente la distancia después de másseis minutos sin encontrar portería (10-7).

Dos goles más de los helenos ahondaron todavía más en la herida de una selección sin juego interior, sin acierto y con pocas esperanzas. A pesar de ello, el intercambio de golpes favoreció a España, que llegó a creer por un momento en la remontada al verse solo dos goles abajo (13-11) en la recta final, pero un tanto de Kakaris, en una acción que precisó de VAR, terminó por sentenciar el encuentro.

Felipe Perrone

A sus 38 años, el capitán de la selección Felipe Perrone y su compañero Martín Famera pudieron haber disputado su último partido como internacionales en este último día de competición.

Balonmano: España emerge del sufrimiento y se cuelga su quinto bronce en unos Juegos

Actualizado Domingo, 11 agosto 2024 - 10:58

Quedará para el recuerdo la imagen del pivote de España, Abel Serdio, con el extremo Aleix Gómez en brazos, llevándolo de la pista al banquillo porque le dolía la pierna, el cuerpo, el alma. Hasta el último esfuerzo tuvo que poner la selección otra vez para llevarse de nuevo su quinto bronce en unos Juegos, el segundo consecutivo.

Como en todos sus partidos en París sufrió, sufrió y sufrió y, al contrario de lo que ocurrió en semifinales, en la final de consolación venció a Eslovenia por 23-22 en otro desenlace de infarto. Al final del encuentro, todos los jugadores se reunían para abrazarse alrededor del portero, Gonzalo Pérez de Vargas, y había felicidad, incluso locura, pero delante del banquillo español quedaba Gómez, inmóvil, como muestra de todo lo que había costado llegar hasta ahí.

Unos minutos después, con los reservas -Peter Cikusa y Sergey Hernández- ejerciendo de muletas, Gómez conseguía caminar e ir así a los vestuarios para celebrar con sus compañeros. Su dolor fue decisivo porque pudo costar la prórroga. En toda la segunda parte, España y Eslovenia estuvieron empatadas -del 15-15 al 21-21 nadie tuvo dos goles de ventaja- y cuando parecía que los hombres de Jordi Ribera habían sentenciado llegó la acción polémica.

Aaron FavilaAP

Después de un gol de Alex Dujshebaev (23-21) y un siete metros transformado por Jure Dolenec (23-22), la selección contó con un minuto y 20 segundos para dejar morir el partido, para marcar y subirse al podio y ahí el balón llegó a Gómez. Muy escorado, podía marcar. Muy escorado, se lanzó a por ello. Hubo un claro contacto con el esloveno Blaz Janc, pero no se pitó nada y todavía hubo que sufrir 20 segundos más, 20 más. No marcó Eslovenia, final, gloria. La decimoctava medalla de España en estos Juegos; el balonmano no ha dado oros ni platas, pero pocas veces falla.

Una Eslovenia distinta

Pasan los años y las generaciones y siempre es así, aunque el juego cambie. No hubo mayor muestra de ello, de hecho, que el balonmano del rival este domingo, Eslovenia. País de centrales creativos, como su actual seleccionador, Uros Zorman, y de extremos a toda pastilla, en estos Juegos vivieron del lanzamiento exterior de Dolenec, Jean Bombac, Aleks Vlah, Borut Mackovsek e incluso del polivalente Janc. Era extraño, pero en realidad, para España, mejor. Siempre sufrió ante la selección balcánica porque encontraba en ella un espejo, las mismas virtudes, las mismas debilidades, y este domingo no fue así.

El guión del partido volvía a ser el que era ante Alemania, defensa y contraataque, y así cualquier cosa podía pasar. Durante la primera parte, el conjunto de Ribera dominó como no había dominado prácticamente ningún periodo en esta cita olímpica, pero el marcador no lo mostraba. Una mala racha de siete minutos sin marcar y algunos despistes antes del descanso hicieron que de camino a los vestuarios hubiera igualdad, 12-12, y se avisara de la taquicardia final.

Sifan Hassan gana el maratón y emula, en oro y bronce, la hazaña del legendario Emil Zatopek

Actualizado Domingo, 11 agosto 2024 - 10:58

El desafío de Sifan Hassan era descomunal. Si en Tokio corrió del 1.500 al 10.000, con dos oros y un bronce, el último en la distancia más corta, en París se había propuesto ampliar el reto a la maratón. Finalmente, lo redujo y eliminó el 1.500. No pudo ganar el 5.00 y 10.000, como hace tres años, pero subió al podio en ambas pruebas para colgarse el bronce. Tenía sentido, porque la neerlandesa había fijado su preparación en la distancia más larga. La última prueba del atletismo en París lo demostró, resuelta en un apretado sprint en el que Hassan aprovechó la velocidad que conserva de la pista para entrar en la recta de Invalides como se entra en la gloria. El legendario Emil Zatopek logró el oro en 5.000, 10.000 y maratón en los Juegos de Helsinki, en 1952. La neerlandesa lo emula en plata y bronce en París.

A los 31 años, esta mujer ha extendido su dominio del mediofondo al fondo, combinación que le sirvió para explotar el final que se adquiere en la pista, en la prueba más larga. Antes, sin embargo, demostró una resistencia y un sentido de la estrategia impecables, sin desgastarse en absoluto. Jamás perdió el control de la prueba y jamás la lideró. El momento estaba en el último kilómetro, en el que dejó atrás a la etíope Assefa, que intentó entorpecerla, como si estuviera en la recta del estadio, en el final de un 1.500.

La exigencia del recorrido no impidió a la atleta de Países Bajos correr la maratón más rápida de los Juegos, como ya había ocurrido en la categoría masculina, para acabar en 2.22.55 y superar el registro de Londres 2012 (2.23.08).

En la línea de salida, Hassan permanecía concentrada. Miraba al frente. A nadie más. En carrera hizo un ejercicio de administración de fuerzas impecable. La prueba se inició a un ritmo asequible, lo que permitió a la española Majida Maayouf permanecer en el grupo. En la meta fue la primera española, decimoséptima, seguida de Meritxel Soler (25) y Esther Navarrete (42).

Inclinada en la rampa

Maayouf y otras atletas pudieron resistir sólo hasta que las africanas quisieron. Al llegar a la rampa que seleccionaba el maratón olímpico, en el kilómetro 25, rompieron la prueba. Hassan no se inmutó por el ritmo de subida impuesto por etíopes y kenianas. Se inclinó hacia adelante y dejó que se distanciaran. Lo contrario podía arrebatarle toda la energía y la atleta de Países Bajos la necesitaba para correr el último cuarto de la maratón como si corriera un 10.000, otro más.

Las atletas africanas, las etíopes Assefa y Shankule y kenianas Obiri y Lokedi, sabían que Hassan podía ser imbatible en el final, por lo que atacaron con cambios de ritmo constantes, especialmente a partir del kilómetro 30. Cinco mujeres, dos de cada nacionalidad más Hassan, llegaron a un final que iba a exigir un sprint. Eso le beneficiaba. En realidad, la neerlandesa, nacida en Etiopía, es genéticamente una atleta de la altiplanicie africana, el paraíso del fondo, tanto por los biotipos como por la altitud.

El grupo de cinco mujeres pasó el kilómetro 40 sin que ninguna intentara despegarse. Obiri lo intentó primero, pero pagó el esfuerzo y se descolgó. Un poco antes lo hizo Lokedi. Hassan seguía a la expectativa. En su rostro, ni un ápice del sufrimiento que se podía apreciar en Obiri. El ataque final de la neerlandesa no pudo ser sostenido por Assefa, pese a sus maniobras. El oro más deseado esperaba a Hassan, que sólo entonces se permitió sonreír. La obra olímpica sobre el podio, del 1.500 al 5.000, con seis metales en dos ediciones, está completa pero no cerrada.

Ayoub Ghadfa y la canción de los Village People, la sorpresa de sus padres y su salto al boxeo profesional: “Aún no he recibido ofertas”

Actualizado Domingo, 11 agosto 2024 - 10:43

Ya de medianoche en París aparecían tres gigantes de nuevo en la Philippe Chatrier para recibir sus medallas. Sonaba el 'Y.M.C.A.' de los Village People y los aficionados bailaban y bailaban y el español Ayoub Ghadfa no bailaba, pero disfrutaba igual. Acompañado del uzbeko Bakhodir Jalolov, quien le ganó en la final, y el francés Djamili-Dini Aboudou, a quien derrotó en semifinales, por fin Ghadfa pudo celebrar la plata conseguida en una semana de ensueño.

Encima del podio saludaba a sus padres, presentes por sorpresas, y lanzaba besos a sus amigos, como Enmanuel Reyes Pla, que le aplaudían desde la parte baja de las gradas junto a su entrenador, Rafa Lozano. Era su gran momento después de la tensión previa ante un Jalolov, que lo intimidó, lo dominó y lo venció.

"Son muchos años de sacrificio, esfuerzo... al final uno siempre quiere el oro, y lo di todo. El esfuerzo fue bueno y en la final no pudo ser, pero estoy muy contento con mi trabajo y por la forma en la que rendí. En el primer asalto, estuve un poco descuidado, fuera de distancia. A medida que avanzaba el tiempo, cogí bien esas manos. Algunas me llegaron, y en otras llegué yo", analizaba Ghadfa, que en efecto en el segundo asalto completó una actuación que no fue premiada por los jueces. Al final sólo uno de ellos le concedió un round y fue en el tercero, al final, cuando todo estaba ya decidido.

John LocherAP

En todo caso, Jalolov, que tenía un club de fans en una de las esquinas de las tribunas, cerca de donde suele estar los entrenadores de los tenistas, le felicitó por su actuación. "El esfuerzo diario, el proceso, todo importa y disfruto de lo que hago, del boxeo, y se disfruta mucho más si consigues una medalla. Esta plata sabe a mucho", comentó el español que ahora espera "hacerse fotos en la Torre Eiffel con El Profeta [Reyes Pla] y celebrar".

Su salto al profesionalismo

Le espera la ceremonia de clausura de los Juegos de París, este domingo por la noche, y el regreso a Madrid, a los entrenamientos en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Después de haber sido subcampeón olímpico en los superpesados es posible que tenga ofertas para pelear como profesional y ahora ambas cosas pueden combinarse -de hecho Jalolov ya sumaba 14 combates- y Ghadfa aseguraba que aún no ha recibido nada.

"Todavía no he recibido ninguna oferta, no he recibido nada, así que, de momento, sigo en amateur. Seguiremos ahí con el equipo dándolo todo. Estamos creciendo y estamos muy orgullosos de todo el equipo, los que estamos aquí y los que no estamos", decía y se marchaba ya de madrugada a celebrar todo lo conseguido con su familia y sus amigos.

Martina Terré, 15 paradas para un oro y el secreto de su voz perdida

Actualizado Domingo, 11 agosto 2024 - 01:20

Por las que llevan años aguardando y por las jóvenes que llegan. Miki Oca no se dio ni un gramo de importancia en un oro para la historia del deporte español. Para desesperación de los periodistas, el seleccionador, en el cargo desde 2010, sólo hablaba de ellas. "¿Pero no habéis visto el partido, quién lo ha ganado?", despejaba. Ellas, un grupo tan cohesionado que ríen y celebran juntas, que bailan al ritmo de la DJ, la boya Paula Leitón, Hay Lupita y Potra Salvaje son sus himnos en el autobús.

Para saber más

Desde la concentración, ya en junio, en el CAR de Sant Cugat. Después en la altura de Sierra Nevada, un éxito a fuego lento. "Desde entonces ellas sólo me repetían que querían ganar el oro", admite Oca. Que mira a su lado a Bea Ortiz y sus cuatro goles, tres decisivos a la vuelta de vestuarios, y Martina Terré, y tampoco quiere personalizar. Porque "lo llamativo son sus paradas, pero sin el trabajo del resto..." Pero la protagonista es la portera, sin duda.

Una chica de 21 años con la timidez lógica de su edad. Que arruinó a los Países Bajos con una espectacular parada a su lado derecho en la tanda de penaltis. Y que en la finalísima fue una absoluta pesadilla para Australia: 15 intervenciones nada menos, un asombroso un 83% de acierto bajo los palos. Y todavía se lamentaba de las que no atajó. "Me estudio a todas a las rivales. Y mira, estoy pensando que hay algún gol que podría haber parado, que iba al sitio donde sabíamos y no lo he parado", se lamentaba con su afonía.

"Les entraba el ansia de chutar"

Ahí, en su voz rota, está otro de los grandes secretos de este oro logrado en el inmejorable marco de La Défense, repleto de banderas rojigualdas. Una de las grandes novedades introducidas por Miki Oca y su cuerpo técnico es la de contar en voz alta los 10 últimos segundos de cada posesión. Y esa tarea recae en Martina. "A la primera posesión ya pierdo la voz: 10, 9, 8, 7, 6... que me tiene la garganta...", admite la catalana, a la que cuesta hacerse oír en el estruendo del pabellón. "Antes sólo hacíamos el 10 y el cinco y les entraba un poco el ansia de chutar cuando decías el cinco. Esto gasta la voz, pero sirve. Porque hoy hemos hecho algún gol al final del tiempo. Así que estoy contenta", reconocía.

Terré irrumpió en la portería de la selección en el último Europeo, del que fue MVP. Fue desplazando poco a poco a una mítica como Laura Ester. Y esa convivencia es la que emociona a la joven de Barcelona, a la que se le saltan las lágrimas en zona mixta. "Laura, para mí, es algo muy grande. Tenerla a mi lado, como compañera de equipo, una mujer con tanto palmarés, tantos partidos jugados...", enumera la guardameta del Sant Andreu.

Martina Terré, en acción.

Martina Terré, en acción.Luca BrunoAP

Terré fue, junto con Elena Ruiz -otra perla que con 16 años debutó en Tokio 2020- campeona del mundo júnior en 2021, en Netanya. Allí estaban también Nona Pérez y Marta Camus, el relevo generacional. Y esa sangre nueva es, para ella, la que ha posibilitado el éxito, ese maleficio olímpico después de dos finales perdidas (Londres y Tokio, fueron quintas en Río), el colofón a un equipo de leyenda.

"Las jóvenes aportamos la inocencia de no haber jugador finales, de no tener dolores de cabeza, de saber que hemos perdido. Intentamos aportar ese momento de disfrutar, de jugar como sabemos, sin que nos tiemble nada. A veces se hace como un muro delante a las más veteranas. Nos dan la tranquilidad de saber que es una final y nosotras el empuje para ir a por todas", razonaba Martina, que estudia en la Universidad Pompeu Fabra y desde ayer es leyenda del waterpolo. Y que quita mérito a sus intervenciones felinas, porque "con lo bien que defiende mis compañeras es fácil encontrar los huecos para parar. Me dejan mi lado y ya está". Y ya está.

París se prepara para una clausura “más festiva”: Tom Cruise en el relevo de la bandera y actuaciones de Beyoncé, Snoop Dog y Red Hot Chili Peppers

Actualizado Domingo, 11 agosto 2024 - 00:03

Tras 15 días intensos de deporte, fiesta urbana y ambiente olímpico, París apagará hoy la llama de su pebetero. La ciudad pondrá el broche a sus Juegos con una ceremonia de clausura (21.00) en la que la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo, entregará el relevo a la de Los Ángeles, Karen Bass, la próxima sede olímpica.

Tras un acto de apertura muy francés e inédito (por primera vez se realizaba fuera de un estadio, con un recorrido por el río Sena), el de cierre será algo menos espectacular, dentro del Stade de France.

Será una ceremonia, según los escasos detalles que han revelado sus organizadores, «más festiva», con varios conciertos y un homenaje a todos los que han hecho posible estos Juegos: los atletas, pero también los voluntarios y las fuerzas del orden. Participará, por ejemplo, la unidad de gimnasia de los bomberos de París.

Francia cierra su cita olímpica satisfecha, con buenas cifras de participación, se han podido celebrar las pruebas de agua en el Sena (a pesar de las dudas iniciales) y, además, no ha habido problemas de seguridad, que era una las principales preocupaciones antes de empezar. Unos 35.000 agentes (policías, gendarmes y unidades extranjeras) han velado cada día para que todo transcurriera en calma.

Para saber más

Los detalles de la ceremonia de clausura se mantienen en secreto, como ya pasó con la del 26 de julio. El maestro de ceremonias vuelve a ser Thomas Jolly, que ya tuvo que denunciar las amenazas recibidas tras el acto inaugural. Si en este se destacó la monumentalidad de París, luciendo los espacios donde se han celebrado durante dos semanas las pruebas, hoy se rendirá homenaje «al monumento humano, el que vibra cada día desde que empezaron los Juegos», ha explicado Jolly.

«homenaje a los deportistas»

Dos medallistas franceses, el nadador Léon Marchand y la ciclista Pauline Ferrand-Prévot, serán los encargados de llevar la bandera francesa durante el acto, que comenzará a las nueve de la noche y durará algo más de dos horas. Según ha desvelado la prensa francesa, tendrá un lugar protagonista Tom Cruise, que será el encargado de recoger la bandera gala y dar el relevo a EEUU. Además, actuarán los grupos franceses Air y Phoenix, Beyoncé, Snoop Dogg, Red Hot Chili Peppers y Billie Eilish, todos vinculados a la zona de Los Ángeles en otra escenificación del relevo olímpico.

El final de esta ceremonia, ha asegurado Thomas Jolly, «será emocionante para decir adiós a estos Juegos». «Se rendirá homenaje a los deportistas, será una magnífica manera de celebrar colectivamente a los atletas que han brillado con sus pruebas y su espíritu de competitividad». El estadio de Francia se convertirá en una sala de conciertos en la que habrá bailarines, acróbatas y también «interpretaciones inéditas».

Será difícil igualar el broche de fiesta de hace dos semanas, cuando Céline Dion (que lleva años fuera de los escenarios) cantó el himno al amor de Edith Piaf a los pies de la Torre Eiffel, pero será igualmente inolvidable, según Jolly: «Una distopía, con vestigios de la ceremonia de apertura hallados por viajeros venidos de otro tiempo. Todo para transmitir que los Juegos son algo precioso y frágil. Que ese monumento humano puede desaparecer».

La maravillosa inspiración de Steph Curry alarga, ante Francia en París, la tiranía olímpica del USA Team

Actualizado Sábado, 10 agosto 2024 - 23:50

Ni gigantes llegados de otras dimensiones, ni el ambiente en contra más feroz. Nada puede (aún) con el imperio del USA Team, los reyes olímpicos del deporte que inventaron, de oro en el Bercy Arena por quinta vez consecutiva. Fue la final de Steph Curry, el que apagó cualquier intento de rebelión con cuatro triples en tres minutos que son ya parte de la historia de los Juegos. La pura diversión en el infierno, ese será el legado del genio de los Warriors. Ni el despliegue de Wembanyama pudo dar aliento a Francia, derrotada en París ante la enésima versión del Dream Team.

Porque no, ya no hay lugar para equipos de ensueño a los que no haga falta pedir tiempos muertos para arrasar en un torneo de principio a fin, como ocurrió en Barcelona 92. La globalidad acorta las distancias. Y deja sustos como el de la semifinal contra Serbia (terminó ganando el bronce a Alemania), un aviso que fue en contra de los intereses de Francia ante el anhelo de un oro que hubiera sido absolutamente histórico.

Y del que no estuvo tan lejos cuando el enésimo destello de Wemby y Yabusele, insospechada pareja, les arrimó a sólo tres puntos a falta de tres minutos. Pero entonces, Curry decidió que el aro era inmenso, que diera igual cómo, cuándo y con quién delante, sus triples iban a silenciar el Bercy Arena, más bien extasiado ante lo que estaba ocurriendo, la absoluta inspiración de un jugador de época. En sus primeros Juegos, el mejor tirador de todos los tiempos puso su nombre con mayúsculas, cinco triples en la segunda mitad, ocho en total de los 18 con los que el USA Team acabó con la Francia de Collet.

Asombroso frenesí

Pocas finales en la historia olímpica han albergado tal expectación, con todos los ingredientes posibles sobre el Bercy Arena, cuyos alrededores eran un hervidero de ilusiones. Y la noche arrancó con un frenesí asombroso, como un All Star pero con competitividad total, con Wemby, a sus 20 años, anotando desde todas las posiciones imaginables, achicando al abucheado Joel Embiid. Con LeBron dibujando pases por la espalda y una velocidad de vértigo. Que, de repente, frenó en seco, un bajón de revoluciones provocado por la defensa en zona gala, que sólo al final pudo romper con dos triples Anthony Edwards. Aún así, se había quedado un primer acto igualado y bajísimo de anotación.

Yabusele machaca sobre LeBron, durante la final.

Yabusele machaca sobre LeBron, durante la final.AFP

Aunque Yabusele, ya protagonista, puso por delante a Francia, para delirio de las tribunas, el USA Team pronto imprimió su sello. Los triples de Curry, la versatilidad de Booker y el dominio de la cancha de LeBron. Un 8-0 que pronto fue la máxima (36-46), aunque al Rey el osado Yabu le plantara un brutal mate en la frente. El jugador del Madrid, junto con Wemby, era el sostén local, al que sólo el desacierto desde el perímetro mantenía todavía alejado de los de Steve Kerr.

Pero con la manada de lobos nunca puedes dar nada por supuesto. Curry tenía balas guardadas en la recámara, listo para desenfundar a la vuelta de vestuarios, cuando el USA Team ya no aguardó a nadie. Dos triples del de Ohio a la vuelta de vestuarios supusieron la máxima para EEUU (47-61). Y Francia ya sólo pudo hacer la goma, sin darse nunca por vencida.

Aprovechando algún despiste y con la aparición del veterano De Colo, soñó con la gesta por un momento. Pero era la noche de Curry. Triples tras bote indefendibles, el último una absoluta locura. Y lo disfrutó como nadie.

Las dos caras de Ingebrigtsen

Las dos caras de Ingebrigtsen

Última jornada de atletismo en el Stade de France. La abrió el salto de altura masculino. La prueba permanece embarrancada por debajo de 2,40. Gianmarco Tamberi, convaleciente de desórdenes renales la última semana, se quedó en 2,22. Mutaz Essa Barshim, en 2,34. A 2,36 subieron el neozelandés Hamish Kerr y el estadounidense Shelby McEwen. En un desempate inferior en 2,34 ganó Kerr.

Mientras se dilucidaba la altura, Jakob Ingebrigtsen (13:13

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Mohamed Attaoui acaba quinto a un ritmo frenético en el 800 del futuro

Mohamed Attaoui acaba quinto a un ritmo frenético en el 800 del futuro

Muy rápido para Mohamed Attaoui. Por ahora. A los 22 años y después de una fulgurante aparición en el atletismo, tiene tiempo para mejorar. El problema es que en el 800 va a tener una competencia brutal, con una de las mejores generaciones de los últimos tiempos.

Emmanuel Wanyonyi, de Kenia, es su líder y el nuevo campeón olímpico, a los pocos días de cumplir 20 años. Con 1:41.19 hizo la tercera mejor marca de todos los tiempos y se quedó a 28 centésimas del récord del mundo, en una prueba en la que hubo plusmarca de América, la del canadiense Marco Arop (1:41.20), y de Estados Unidos, a cargo de Bryce Hoppel (1:41.67). Jamás cuatro hombres habían bajado de 1.42. Moha fue el quinto (1:42.08). Es su siguiente barrera.

El español iguala el quinto puesto de Adrián Ben en Tokio, pero en pruebas muy diferentes. Ben acabó entonces en 1:45.96 en una final en la que el oro se ganó por encima de 1:45. "Me voy súper contento". Sabía Attaoui por qué lo decía. En esa coyuntura ofreció el máximo de lo que ha conseguido, metido en una criba histórica que le va a llevar a las mejores carreras en el circuito de la Diamond League y a las finales, si no se malogra. Está en buenas manos, afincado en Suiza y dirigido por Thomas Dreissigacker. Eso significa gloria y dinero.

Más piernas

"No he cometido errores, al contrario de lo que me pasó en la semifinal. Lo he dado todo y he tomado las decisiones correctas. Pero al final me han fallado un poco las piernas, a pesar de que casi he estado en mi marca personal. Corría contra grandísimos rivales. Esto me da muchos ánimos para seguir trabajando y entrenando", añadió este atleta nacido en Marruecos, pero afincado en Torrelavega desde los seis años, edad a la que llegó a España con su familia. Empezó atrás, pero en la cuerda para ahorrar metros, aunque la velocidad no le permitió realizar el 'cambio', porque el 'cambio' estaba activado desde el principio por Wanyonyi y Arop.

El 800 en el que tomaba parte Attaoui confirmó la expectativa que proclamaban los ránkings. No sólo el de la temporada, sino el de siempre. De los 10 atletas más rápidos de la historia en el 800, cuatro estaban en la pista, y no por lo que hubieran hecho en el pasado, sino este mismo 2024. Eran el argelino Djamel Sedjati, el francés Gabriel Tual, Wanyonyi y el español. Ahora lo está también Arop. Los tres primeros habían conseguido correr por debajo de 1:42. El español está a a cuatro centésimas, después de su récord de España (1:42.04). Ayer era una carrera para hacerlo, pero le faltaron piernas.

La marca la batió en la reunión de la Diamond League en Mónaco, en unos meses mágicos antes de París. La primera sorpresa la dio al colgarse la plata en el Europeo de Roma, celebrados el mismo año que los Juegos por los ajustes de fechas y campeonatos que provocó la pandemia. Las referencias de los podios, por tanto, hay que tomarlas con cautela. Las marcas, en cambio, valen lo que dicen.

Yulenmis Aguilar, durante la final de jabalina.

Yulenmis Aguilar, durante la final de jabalina.AFP

Moha pulverizaba los 1:43.65 de Saúl Ordóñez, anterior récord de España. Eso es darle un bocado a una marca, que es como ha aparecido este atleta en el atletismo español y como lo hizo en las series de París. En la semifinal en la que no supo ubicarse y fue, en su opinión uno de sus peores 800, hizo 1:43.69. La impresión, pues, es que tiene margen de mejora si consigue dominar algunos aspectos de la estrategia de carrera, con menos tráfico en el 800 que en el 1.500, pero sin tiempo y metros para corregir los errores.

Attaoui había subido al podio continental ya como sub'23, aunque inicialmente en los 1.500. La transición, incluso la compatibilidad con el 800, era más habitual en el pasado. El ejemplo es el presidente de la World Athletics, Sebastian Coe, que ha seguido las pruebas en Saint Denis. Sus 1.41.73 son todavía la sexta marca de todos los tiempos del único atleta con dos títulos olímpicos en 1.500. Coe y Steve Ovett alternaban las distancias, mientras que las generaciones posteriores se inclinaron por hacerlo en el 1.500 y el 5.000, desde Hicham El Guerrouj a Jakob Ingebrigtsen.

A Coe correspondió el honor, como anfitrión, de ver a David Rudisha bajar de 1:41 (1:40.91) en Londres, en los Juegos de los que era anfitrión. Entonces, en 2012, un récord del mundo del futuro, como lo había sido el de Coe en 1981. Hoy, un desafío para esta nueva generación del 800 de la que Attaoui forma parte.

Águeda Marqués, tras la final de los 1.500.

Águeda Marqués, tras la final de los 1.500.AFP

Más lejos de esa élite está Yulenmis Aguilar, pese a concluyó sexta en la final de jabalina (62.78) y obtuvo, asimismo, diploma olímpico. Esa marca difícilmente puede llevarla a un gran podio. Había lanzado este año 63.90, pero no pudo repetirlos en París. Thierry Ndikumwenayo, por su parte, sabía que el podio de los 5.000 estaba mucho más lejos que para Attaoui o Yulemnis, pero al menos tuvo el foco de liderar la prueba hasta que sucumbió al poder de los etíopes y a un poder superior, el del noruego Jakob Ingebrigtsen, que pasó al vuelo a los atletas de la altiplanicie africana para redimirse de su derrota en el 1.500. Águeda Marqués, undécima en la de 1.500, no alcanzó el diploma, pero sí marca personal (4.00.31). Eso es competir.

Una vida persiguiendo este oro: España, campeona olímpica tras derrotar a Australia en la final de waterpolo femenino

Actualizado Sábado, 10 agosto 2024 - 16:44

Dos finales olímpicas perdidas no son cualquier cosa, no es algo que se vaya así como así de los pensamientos de un deportista profesional cuando la vida le ha dado la oportunidad de regresar al lugar de sus pesadillas, pero también de sus anhelos.

Lo han ganado todo, también Mundiales y Europeos, pero Londres y Tokio no se olvida.

En La Défense, es el partido de sus vidas. Aunque suene tópico.

Lo es para las jóvenes, lo es para las que cayeron hace tres años por primera vez, pero, sobre todo, lo es para las cuatro veteranas de un colectivo para la historia del deporte español. Pili Peña, Maica García, Laura Ester y Anni Espar. Su tercera final olímpica de cuatro oportunidades. También para Miki Oca. Y esta vez no está EEUU enfrente, con la que ya saldaron cuentas tras 11 años de derrotas en la primera fase. Igual que con los Países Bajos en esa semifinal taquicárdica en la que Martina Terré paró un penalti con el alma en la tanda.

Había sonrisas y rostros de confianza antes del comienzo, el trabajo hecho, la fe en sí mismas. También en Australia, la sorpresa del torneo, una rival que ya fue campeona olímpica en Sidney 2000, aunque que llevaba seis años sin derrotar a España. Pero el primer acto en La Défense fue áspero, como si en vez de en agua avanzaran en barro. Ambas porteras, Terré y Gabriella Palm, eran las absolutas dueñas de la piscina. Un tanto en escorzo de Paula Leitón desde la boya igualó el penalti inicial de Alice Williams, la misma que en el último segundo hizo el 2-2.

El turno de Bea Ortiz

Sin perder la paciencia, pero la selección estaba enredada en la tela de araña aussie. Estuvieron 11 minutos las de Oca sin marcar, cada ataque un naufragio. El momento crítico. Hasta que Maica García rompió la racha. El suyo fue el único gol de todo el segundo cuarto; Australia tampoco estaba para fiestas.

Pero tras el descanso, el cuchillo. Era la hora de la verdad, el momento tan esperado. Tomó las riendas Bea Ortiz, que enhebró tres goles de carrerilla, tres disparos que elevaron a España.

Las jugadoras de España celebran el oro.

Las jugadoras de España celebran el oro.AFP

Ya nada las podía parar. Ni las remontadas pretéritas de una Australia que tampoco sabía lo que era perder en estos Juegos. Y eso que un gol sin ángulo, en el último segundo de la posesión, de Sienna Hearn, arrimó a las de Bec Rippon (6-7). Pero esta final la iban a ganar. Y de nuevo la heroína de La Défense, Bea Ortiz. Y después Maica, y Anni Espar. Y las lágrimas cuando todavía faltaban dos minutos y Terré seguían parándolo todo (hasta 15 intervenciones) y ya sabían que toda esta espera había merecido la pena.

En 1996, Miki Oca, el primer español ya en tener un oro olímpico como jugador y entrenador, había ganado un oro en Atlanta para el waterpolo nacional. Pero faltaban ellas, una selección que ya era leyenda y que en París 2024 lo corroboró a lo grande.