El fin de la maldición de Rory, el abrazo a su hija, Poppy, y las lágrimas sobre Augusta: "Fueron 14 años de gestación"

El fin de la maldición de Rory, el abrazo a su hija, Poppy, y las lágrimas sobre Augusta: “Fueron 14 años de gestación”

Actualizado Lunes, 14 abril 2025 - 16:08

Gene Sarazen, en 1935, fue el primero que completó el Grand Slam tras vencer en el Masters. Ben Hogan, con 40 años, fue el más veterano en lograrlo tras su victoria en el Open Championship de 1953. Gary Player tenía 29 años cuando, en el US Open de 1965, se convirtió en el tercer jugador en conseguir esta gesta. Un año después, Jack Nicklaus lo logró en el Open Championship de 1966 con solo 26 años y Tiger Woods entró en la historia del golf en el año 2000 con su victoria en el Open Championship con apenas 24 años, el más joven en la historia.

La épica de lograr, en un deporte individual, triunfar en los eventos referenciales y más importantes esta reservado a un puñado de privilegiados. Hasta el domingo, en golf solo cinco jugadores en la historia de este deporte lo habían logrado, ninguno de ellos lo hizo en una misma temporada.

Rory cerró el domingo un capítulo más de la historia de este deporte, lo hizo con 35 años, aunque el norirlandés nunca hubiera pensado que el camino iba a ser tan complicado. Un total de 11 tentativas ha tenido desde julio de 2014, cuando logró su tercera victoria en un major. Hasta entonces, todo había ido a velocidad supersónica.

En 2011, gana su primer major, el US Open de Congressional, con 8 golpes de ventaja. Un año después, conquista el PGA Championship con otra cómoda renta de ocho impactos y, dos años más tarde, en 2014, gana el Open por delante de Sergio García y Ricky Fowler. Estas victorias le posicionan, con solo 24 años, como candidato a sumar su nombre a la exclusiva nómina de jugadores que han triunfado en los cuatro majors al menos una vez. Ese mismo año, además, volvería a ganar el PGA Championship, sumando su cuarta gran victoria.

Desde entonces, para Rory solo existía una obsesión: el Masters de Augusta. "Voy a ir a Augusta el año próximo con 25 años y la posibilidad de ganar el Grand Slam, ni siquiera yo pensé que fuera posible", dijo hace algo más de una década en la sala de prensa del Open en Royal Liverpool.

Lo que tampoco podría sospechar entonces Rory es que el camino iba a ser tan largo y tortuoso, y que terminaría obteniendo el objetivo en la undécima tentativa. "Empezaba a preguntarme si alguna vez llegaría mi momento. Creo que llevo los últimos diez años viniendo aquí con la presión del Grand Slam sobre mis hombros y tratando de lograrlo... Sí, ahora me pregunto de qué vamos a hablar todos de cara al Masters del próximo año. Pero me siento absolutamente honrado, emocionado y muy orgulloso de poder llamarme campeón del Masters", eran las palabras del nuevo y emocionado triunfador.

McIlroy junto a su familia con el trofeo.

McIlroy junto a su familia con el trofeo.Getty

Todo parecía perfecto hace 14 años para que Rory, con solo 21 años, desbancara a Woods de la historia como el más rápido en lograrlo. Durante los tres primeros días de Masters, impuso su ley y llegó al domingo con una sólida renta de cuatro golpes de ventaja. Nadie dudaba de que aquel iba a ser un día histórico en Augusta. Su compañero de ronda entonces fue Ángel Cabrera, el mismo que tras pasar casi tres años en prisión, volvía al Masters este año y quiso acordarse de Rory. "Me encontré una nota en mi taquilla de Ángel Cabrera deseándome suerte antes de la ronda", desveló el domingo.

Cabrera fue testigo de excepción del sufrimiento aquel domingo de 2011, un calvario que comenzó con un triple bogey en el 10, bogey en el 11 y un doble más en el 12. Rory terminó su primera tentativa con 80 golpes y la más cruel lección de toda su carrera. El analista de la CBS, Peter Kostis, tuvo el mal trago de hacerle la primera entrevista tras la debacle. "Necesito un abrazo", recordó que Rory le dijo al oído antes de empezar. No era más que un chico de 21 años que admitía tener decorada las paredes de su habitación familiar en Hollywood (Irlanda) con pósters de Tiger Woods en el Masters de 1997.

Redención

Aquella fue la oportunidad más clara que a Rory se le presentó hasta el pasado domingo de ganar el Grand Slam. Desde entonces, desde el PGA Championship, su currículum de frustraciones ha ido creciendo. Se escapó el Open de 2022 en St. Andrews, fue segundo en el US Open de 2023 por detrás de Wyndham Clark, y el desenlace más dramático llegó en el US Open de Pinehurst en 2024, donde falló en los últimos tres hoyos dos putts de poco más de un metro para dejar escapar una nueva victoria.

"Sí, creo... yo diría que fueron catorce años en gestación, desde aquella vez en 2011 que salí con cuatro golpes de ventaja y sentía que podía lograrlo. Sí, había muchas emociones acumuladas que simplemente salieron en ese green del 18", ha explicado McIlroy. Emociones que se desbordaron con el abrazo a su hija Poppy después de haberse derrumbado sobre el green del 18 en el Augusta Nacional. "Un momento así hace que todos los años y todas las ocasiones en las que estuve cerca hayan valido la pena", sentenciaba Rory.

Rory McIlroy sobrevive al dramático desenlace del Masters para ser leyenda del golf

Rory McIlroy sobrevive al dramático desenlace del Masters para ser leyenda del golf

Euforia, gritos, maldiciones, risa nerviosa, llantos, congoja. La última jornada del Masters podría resumirse con una sucesión de sentimientos, un recorrido de onomatopeyas que fueron del "ohhh" al "ahhh", pasando por el aplauso a la decepción o de la tristeza a la euforia. Un cóctel de emociones que haría más justicia a la hora de describir lo sucedido durante algo más de cuatro horas del domingo en Augusta. Ni los periodistas más veteranos de la sala de prensa recuerdan un desenlace así: "Quizás el de 1986", apuraban de memoria en un corrillo, o más cercano en el tiempo, el de 2011, de aciago recuerdo para Rory McIlroy, héroe de esta edición, pese a haber coqueteado con la tragedia durante varios momentos de la jornada. Ya deberían estar haciendo la edición especial del gnomo para el Masters 2026 con la cara de Rory.

El Augusta National, el campo más correcto del planeta, se desquició por completo en lo que ya debería ser un domingo que ocupe un lugar en la cúspide de la historia del golf, a la altura del duelo al sol, el milagro de Medinah o las gestas más heroicas de Tiger Woods.

Muy pronto empezaron las emociones. Ya en el hoyo 1, Rory, que salía con dos golpes de ventaja a los últimos 18 hoyos, falló su salida al bunker y encadenó una serie de errores que lo llevaron al doble bogey. Bryson DeChambeau, solvente, sacó adelante un par que igualaba el torneo. Lo habíamos venido como algo más que un duelo, Europa contra Estados Unidos, LIV Golf frente al PGA Tour, las dos principales personalidades del golf se medían en el último partido del Masters. Rory cargaba con una mochila repleta de fantasmas del pasado. "Voy a dejar el teléfono a un lado y quizás vea el segundo capítulo de la tercera temporada de los Bridgerton, me quedé dormido anoche", apuntillaba el aspirante al Grand Slam.

recuperación imposible

El birdie en el hoyo 2 de Bryson le puso por primera vez por delante en el torneo, aunque reaccionó rápido el norirlandés para restar un golpe en el 3, mientras el norteamericano cometía el primer error del día. McIlroy recuperaba la iniciativa en el marcador. Volvía a afianzar el irlandés su liderato con un doble hoyo (birdie-bogey) en el 4, tres de ventaja para Rory. El primer hoyo donde ambos salvaron el par fue el 5. En el 7, el irlandés falló a los árboles de la izquierda e inventó una recuperación imposible por arriba, aunque no culminó con birdie.

Sin embargo, sí remató en los hoyos 9 y 10 con dos birdies más, especialmente importante fue de este hoyo 10, donde en 2011, siendo líder, cometió un triple bogey que fraguó una de las debacles más crueles de la carrera del norirlandés. No sería la última. Aunque hace 14 años, Rory terminaría perdiendo el Masters con una ronda final de 80 golpes.

Para entonces, DeChambeau ya se había condenado con un doble bogey en el hoyo 11 a ser una pieza decorativa en el desenlace, y el inglés Justin Rose se había reivindicado con seis birdies en los últimos ocho hoyos. El inglés, que ya perdió el playoff del torneo con Sergio García en 2017, había recuperado siete golpes de desventaja. A estas alturas, el torneo parecía cosa de dos jugadores, más bien de McIlroy y sus fantasmas. Lo intentó Patrick Reed, que terminó con -9 después de embocar un eagle desde la calle en el hoyo 17.

El festejo de McIlroy tras imponerse a Rose en el 'playoff'.

El festejo de McIlroy tras imponerse a Rose en el 'playoff'.AP

Scottie Scheffler, número uno, terminó la semana cuarto con -8, y una ronda de 69 golpes, que confirma la mejoría lenta del defensor de la chaqueta verde. El sueco Ludvig Åberg, segundo el año pasado en su primera participación, iba camino de algo más, pero terminó con bogey en el 17 y triple bogey en el 18, para confirmarse con una séptima plaza en -6.

Rose encendía el hoyo 18 con un birdie final desde casi siete metros para firmar con 66 golpes la mejor ronda dominical y presionar a su compañero de Ryder Cup con un -11.

El drama ya se estaba cebando entonces con McIlroy, que inexplicablemente tiró su bola al agua de tercer golpe en el hoyo 13 con un sandwedge. Había pasado de 14 bajo par y un cómodo colchón de cuatro golpes de ventaja a perder tres golpes en tres hoyos y afrontar el Amen Corner en -11. Un nuevo bogey en el 14 le dejaba contra las cuerdas en -10. El murmullo del campo parecía ir fabricando un nuevo relato de la enésima debacle de Rory en los majors, la última tan reciente como el US Open del año pasado en Pinehurst, donde Rory se dejó dos putts de un metro para perder el torneo.

Gesto de incredulidad

Pero el norirlandés se tenía guardado un soberano hierro en el 15 para una oportunidad de eagle de poco más de metros que no pudo convertir. Hizo birdie en el 15 con dos putts y falló otro clamoroso en el 16. Otra vez las manos en la cabeza de incredulidad por otra oportunidad perdida, pero una nueva reacción en el 17, dejando la bola dada de dos con otro explosivo golpe desde la calle. El birdie le daba un golpe de ventaja sobre Rose con el 18 a jugar. La salida fue perfecta en el golpe más complicado del hoyo final, pero de nuevo el drama. Rory tiró su bola al bunker con el wedge en las manos, y otro putt de dos metros para par que se iba al limbo de los fracasos. La sala de prensa, el campo, todos enmudecieron, con un silencio condescendiente que hacía temerse un nuevo y cruel final. Rose le esperaba para un desempate.

Pero tocó la versión del Rory bueno en la continuación y mejoró un buen golpe de Rose. El putt no llegaría a los dos metros, y sí, esta vez terminaría dentro. Un final feliz para un cuento donde las hadas y los monstruos se daban de garrotazos. Rory, caía de rodillas en el green del 18, lloraba como un niño. La victoria más especial y la que lo lleva a la categoría de leyenda. Ya tiene su colección de los cuatro grandes y entra en el olimpo restringido donde solo Gene Sarazen, Ben Hogan, Jack Nicklaus, Gary Player y Tiger Woods han entrado. El último fue el Tigre en el año 2000.

Por su parte, Jon Rahm logró maquillar el torneo con un buen fin de semana que lo deja en el puesto decimocuarto. Cerró el español con 69 golpes a las puertas del top-10. "Me daría un seis y medio", se puntuaba el de Barrika, que ya espera ansioso al PGA Championship en pocas semanas.

El Masters de Augusta y las restricciones del evento más rígido del mundo

El Masters de Augusta y las restricciones del evento más rígido del mundo

Actualizado Domingo, 13 abril 2025 - 22:26

Cuando hay una delgada línea entre la tradición y lo anacrónico, el Masters de Augusta siempre defiende su política: el que quiera que venga y el que no, que se quede en su casa. Una sentencia tan rotunda como plausible. Dicho en otras palabras, en su torneo y hacen lo que les viene en gana.

Para saber más

La noticia del alivio fisiológico de Josele Ballester en el Rae Creek corrió como la pólvora y muchos medios americanos titulaban sus informaciones con el orín más famoso en la incipiente carrera del amateur de Castellón. Desde su entorno, no dan crédito al revuelo, pero los más veteranos saben cómo le ha podido sentar a Augusta National la confesión de Ballester.

"No te puedo creer, no te creo", comentaba José María Olazábal, cuando se enteraba del incidente del compatriota. "Si hace falta, te metes en mitad de las azaleas. Anécdota de novato, el próximo año que mire bien dónde están los servicios, si quiere se lo voy diciendo", decía entre risas. "Es solo una anécdota, no creo que le vayan a llamar la atención por eso", concluía Olazábal. "No lo vi y no voy a hablar de eso", zanjaba Sergio García sobre 'el alivio de Ballester'.

Ha sido una semana agitada para Josele. El lunes, su coach de Arizona State, Matt Thurmond, fue animado a abandonar el campo por ir en bermudas y volver cuando se pusiera unos pantalones largos. Es una de las normas que compete a actores del Masters que en algún momento vayan a estar entre cuerdas, no así al público, que, sin embargo, tienen prohibido correr por el campo, gritar, exhibir banderas o pancartas, o recostarse en el suelo.

Las normas de cortesía llegan a tal extremo que es habitual ver a los guardias de seguridad obligando a los patronos que llevan la visera de la gorra al revés a ponérsela en su sentido normal. Por supuesto, los teléfonos móviles son radicalmente prohibidos para todos, al igual que las cámaras o cualquier aparato de reproducción.

Tras la victoria del Masters en 2012 de Bubba Watson, Clayton Baker, un fanático que había vivido la experiencia de su vida acudiendo al torneo, quiso dar un paso más allá y decidió que el mejor recuerdo sería llevarse un poco de la famosa arena de cuarzo de uno de los bunkers. La ocurrencia le salió muy cara, ya que fue esposado y detenido con una multa de 20.000 dólares.

Lenguaje de la prensa

La prensa también tiene que medir sus pasos y palabras, hay un lenguaje específico que debemos utilizar, el público no es público, son patronos, y así un glosario de palabras con las que Augusta quiere referirse a su campo y torneo. A lo largo de la historia, varios periodistas fueron vetados e invitados a devolver su acreditación por comentarios que los rectores de Augusta consideraron inapropiados. Nombres como Frank Beard, Jack Whitaker, Bob Costas o Gary McCord, uno de los últimos que se despidió del Masters al comentar que la dureza y rapidez de los greens era tal que parecían segados con crema depilatoria para las ingles. No captaron su sentido del humor.

Para acceder a trabajar en el campo y torneo más importante, tienes que pasar una serie de test psicológicos interminables y firmarás un contrato de confidencialidad que cubrirá los 10 años posteriores a tu salida del campo. A pesar de tanto control, alguna oveja negra ha salido a la luz este año, como el caso de Richard Globensky trabajaba como ayudante de almacén en Augusta National y durante años estuvo desviando material de merchandising para revenderlo en el mercado negro. La avaricia le llevó a dar un paso más y llegó a colocar a un coleccionista de Chicago las chaquetas verdes de Ben Hogan, Gene Sarazen y Arnold Palmer. Cuando el FBI descubrió el delito, Globensky había ganado más de cinco millones de dólares y creado una estructura con almacenes y camiones de reparto. La sentencia le llevará a pasar un año en prisión y restituir al club casi 3,5 millones de dólares.

Augusta no solo te exige disciplina y orden dentro del campo de golf, también fuera de él. Un comportamiento ejemplar, y si no, siempre quedará la opción de no venir al mejor torneo del mundo.

La cruda historia de los 'caddies' negros en Augusta: "Es un torneo de paletos dirigido por personas que discriminan"

La cruda historia de los ‘caddies’ negros en Augusta: “Es un torneo de paletos dirigido por personas que discriminan”

Actualizado Jueves, 10 abril 2025 - 23:19

Es de sobra conocido el gusto del Masters de Augusta por las tradiciones, pero hay una de ellas que se resiste a quedar en el olvido aunque desde Augusta National no hayan hecho demasiado a través de su historia para conmemorarla. «Mientras yo sea presidente en Augusta, los caddies serán negros y los jugadores blancos», se jactaba a menudo Clifford Roberts, durante su presidencia del club hasta 1976.

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Roberts, un hombre de negocios de Wall Street, fundó el club junto a Bobby Jones. Cuando le detectaron un cáncer terminal, decidió dejar la presidencia y, con 83 años, se pegó un tiro en la cabeza. La leyenda cuenta que el revólver apareció en uno de los lagos del campo de pares tres de su querido recorrido. Hord Hardin sustituyó a Roberts en el cargo y una de sus medidas más controvertidas fue eliminar la obligación de que los participantes en el Masters de Augusta tuvieran que competir obligatoriamente con los caddies negros del club. Era el año 1983.

A los dos lados de la decisión, las reacciones fueron muy diferentes: los jugadores celebraron por fin poder llevar a sus caddies habituales a la semana más importante del año, mientras que en el barracón de los caddies de Augusta, que tenían prohibida su entrada a la casa-club, se vio con la preocupación de perder los ingresos de su mejor semana del año. Willie Perteet, Nathaniel Avery, Carl Jackson, Jim Dent, Willie Peterson, Ben Bussey... y así hasta casi 70 nombres que componían el grupo de caddies en Augusta National, todos tenían algo en común: eran negros y la mayoría venía de familias pobres y desestructuradas, pero nadie leía los indescifrables greens de Augusta National como ellos, interpretaba los vientos o calculaba las yardas.

Precisamente, este jueves se cumplieron 30 años de la segunda victoria de Ben Crenshaw en Augusta, la última de un caddie negro de aquella selección, Carl Jackson. Crenshaw y Jackson juntaron sus destinos en Augusta en 1976 y disputaron 39 ediciones juntos del torneo de maestros. Jackson, que participó como caddie en el Masters en 54 torneos desde 1961, es de los pocos que sigue vivo. Hace ahora 10 años Crenshaw se despidió de Augusta y Jackson caminó su ultima y emotiva ronda en el campo donde comenzó a trabajar con 14 años.

Un modesto homenaje a aquellos 'caddies'

Esta semana, en el barrio de West Sands, donde muchos de ellos crecieron y vivieron, se les ha rendido un modesto homenaje con una escultura en forma de tee pintado con algunos de los hitos logrados por estos caddies negros en Augusta. También un mural en una de las deprimidas casas celebra la importancia de su labor durante años. Detrás de cada caddie, una historia, a cada cual mejor. Willie Perteet fue caddie del presidente Dwight Eisenhower, tan habitual de Augusta que tenía su propia casa. Nathaniel Avery ganó cuatro chaquetas verdes llevando la bolsa a Arnold Palmer. Willie Peterson tiene el récord con cinco a las órdenes de Jack Nicklaus. Cuando Peterson murió, el Oso dorado tuvo que pagar los gastos del entierro y mandó construir una lápida que reconocía sus logros en Augusta.

Jim Dent fue el único que pasó de caddie a exitoso jugador profesional, jugó más de 400 torneos del PGA Tour y ganó 12 veces en el Champions Tour, acumulando más de nueve millones en ganancias. Robert Jones compaginaba su trabajo como saxofonista de James Brown con su labor llevando bolsas en Augusta.

A principios de los 90, el Augusta admitió a su primer socio negro y, en el año 1997, Tiger Woods provocó con su victoria una auténtica convulsión, sobre todo en las cocinas y los comedores del club, donde la masa de trabajadores eran de raza negra.

Sin duda, el gesto más importante que Augusta ha tenido para eliminar barreras raciales fue invitar a Lee Elder, el primer golfista negro en jugar el Masters. Precisamente, se cumplen 50 años de ese hito. El club entonces recibió tantas amenazas que el propio Elder tuvo que alquilar dos casas e ir cambiando de itinerario cada día para evitar posibles sustos. Aunque ese reconocimiento debería haber sido mucho antes para Charlie Sifford, que en los años 60 llegó a ganar dos torneos del PGA Tour que, para cualquier otro jugador, hubieran servido para recibir una invitación. Clifford Roberts simplemente se limitó a aclarar que "no cumplía con los requisitos".

"El Masters es el peor torneo de paletos dirigido por personas que discriminan a los negros", llegó a escribir Sifford en su autobiografía. En el año 1983, tras la eliminación de los caddies obligatorios, solo 18 de los 82 caddies negros del club tuvieron trabajo esa semana. La cifra se fue diluyendo hasta desaparecer.

La redención de Ángel Cabrera, de la cárcel por violencia machista al Masters de Augusta: "La vida me ha dado una segunda oportunidad"

La redención de Ángel Cabrera, de la cárcel por violencia machista al Masters de Augusta: “La vida me ha dado una segunda oportunidad”

Actualizado Miércoles, 9 abril 2025 - 22:26

Nunca es tarde para que la vida te conceda segundas oportunidades, aunque tengas 55 años. «Obviamente me arrepiento de haber hecho las cosas mal, de comportarme mal y de muchas cosas que no debería haber hecho», cuenta Ángel Cabrera (Córdoba, Argentina, 1969), quien pasó casi tres años en dos cárceles de Brasil y Argentina. El golfista que se convirtió en 2009 en el primer latinoamericano en ganar el Masters de Augusta fue detenido en Brasil en 2021 tras ser denunciado por dos ex parejas y finalmente condenado por coacción y lesiones leves, amenazas y desobediencia a la autoridad.

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Tras el infierno de 32 meses encarcelado, vuelve a cruzar Magnolia Lane esta semana envuelto en cierta polémica. «Condenamos cualquier forma de violencia doméstica. Ángel ha cumplido la sentencia de la justicia argentina, es campeón aquí y por eso está invitado», zanjó Fred Riley, presidente de Augusta National a la pregunta que hacía referencia a las protestas de algunas organizaciones de mujeres. «Respeto a la gente que piense que no merezco estar aquí», respondía sincero Cabrera. «Gané el Masters, ¿por qué no?», se preguntaba el argentino, que en 2007 también ganó en el exigente Oakmont el US Open.

El torrente de emociones de la semana viene amplificado por el triunfo de hace sólo unos días en el Champions Tour, el circuito de leyendas del PGA Tour donde Cabrera logró, gracias a la victoria en Florida, una categoría para medirse cada semana junto a Miguel Ángel Jiménez o José María Olazábal.

Cabrera era el segundo suplente y, a pesar de eso, decidió viajar desde Córdoba (Argentina) el mismo martes, horas antes del comienzo del torneo. En su escala en Panamá se enteró de que podría jugar. Llegó con el título debajo del brazo al Masters y también con su familia. Tras la jornada de pares tres que compartió al lado de Olazábal, no podía el argentino contener todas las emociones, especialmente cuando su nieta Delfina, de sólo 11 años y vestida con el clásico mono blanco de los caddies, se refería al abuelo Pato (así le llaman desde joven por su forma de andar). «Estoy muy emocionada y orgullosa», decía la pequeña, rompiendo a toda la familia, también a su padre Ángel Jr., que hará de caddie al patriarca estos días.

La semana pasada fue el primer torneo al que Delfina acudió y vio ganar al abuelo. Augusta es el segundo. «Me siento muy agradecido, el recibimiento ha sido muy bueno», contestaba Cabrera, que sigue necesitando un traductor ante las preguntas de la prensa americana. «La vida me ha dado otra oportunidad y quiero disfrutarla y tratar de hacer todo bien», concluía arropado por Olazábal, que fue su confidente durante la cena de campeones que se celebró ayer con la gran ausencia de Tiger Woods. No faltó tampoco el sudafricano Gary Player, el único que mantuvo comunicación con Cabrera cuando el argentino estuvo en la cárcel. «Siempre me decía que todo pasa y volvería a la normalidad, y así fue».

Cabrera, junto a su nieta y su hijo, en Augusta.

Cabrera, junto a su nieta y su hijo, en Augusta.HUGO COSTA

En la línea de salida de este Masters estarán cuatro españoles. Aunque el foco de mayor presión será para Josele Ballester. El castellonense saldrá a las 10:15 hora local junto al número uno del mundo, Scottie Scheffler, y el que lo fuera hace algunos años, Justin Thomas. Tras siete rondas de golf en Augusta National, Josele está preparado para hacer historia. No será por falta de padrinos; si el lunes compartió recorrido con Olazábal, Jon Rahm y Sergio García, ayer jugó los segundos nueve hoyos al lado de Joaquín Niemann y Viktor Hovland.

José María Olazábal rezaba para que el sol y el viento secaran un poco más el campo y se le hiciera un 'poco menos largo'. Intentará repetir la épica de pasar el corte, como ya hiciera el año pasado. El vasco saldrá a las 11:10 hora local (17:10 en España) con Thriston Lawrence y Brian Campbell.

Sergio García, por su parte, parece que el español que mejor llega a la primera gran cita del año, sobre todo mentalmente: es el único que ha ganado en esta temporada. Su triunfo en el LIV de Hong Kong siempre ha estado acompañado de la consistencia. Desde las 12:22 (18:22) hará su salida con Lucas Glover y Daniel Berger. Finalmente, Jon Rahm saldrá en el penúltimo partido a las 13:34 (19:34) con Wyndham Clark y Tommy Fleetwood. El de Barrika siempre es favorito, si bien es cierto que su preparación de cara a esta gran cita genera dudas.

Jon Rahm llega al Masters en el mejor momento del golf español: "La inspiración de todos es Seve"

Jon Rahm llega al Masters en el mejor momento del golf español: “La inspiración de todos es Seve”

Actualizado Martes, 8 abril 2025 - 20:19

Desde que existe la fractura en el golf, los grandes son aún más grandes. Han pasado casi nueve meses desde el último y ocho desde el más reciente enfrentamiento entre Jon Rahm y el número uno del mundo, Scottie Scheffler, en aquel aciago domingo olímpico de París. "Hemos tenido grandes momentos, sacamos lo mejor del otro y han sido duelos muy especiales. También echo de menos esos enfrentamientos y ojalá de alguna manera tenga alguna solución y podamos medirnos más veces que en los grandes", comentó el español este martes.

Jon llega al Masters de Augusta muy por debajo del radar, probablemente el momento de menos presión de sus nueve participaciones. "Vengo más relajado y también es por mi familia. El año pasado, desde el mes de mayo, mi familia no pudo viajar conmigo, la semana pasada en Miami fue la primera que pudo acompañarme y estoy muy feliz. Detalles como este hacen que pongas todo en perspectiva y te valores lo que de verdad importa", aseguró. Este jueves, durante el campeonato de los pares 3, la pequeña Alaia, con apenas seis meses, debutará junto a toda la familia. Una alegría para Rahm, más teniendo en cuenta que el complicado embarazo de Kelley fue su principal preocupación el año pasado.

Por segunda vez en su carrera, el español ha llegado con el tiempo justo al Masters después de competir el domingo en Miami. Aunque no haya ganado todavía en esta temporada, se muestra optimista con sus sensaciones: "Me siento muy bien. Siento que jugué mejor de lo que refleja el resultado, pero al final es golf. Me siento muy, muy bien con este año en general".

En sus ocho participaciones anteriores en el Masters, solo hubo una edición donde también llegó al torneo el lunes, fue en 2023, cuando se despidió de Augusta con la chaqueta verde. Además el campo no presenta demasiados cambios, mas allá de una visión más limpia debido a algunos arboles que se perdieron tras el paso del huracán Helene hace algunos meses.

El éxito español

Con estos precedentes, el ambiente en Augusta es inmejorable. El campo aparecía abarrotado el martes, el primer día de prácticas, ya que las lluvias del lunes obligaron a cerrar el recorrido. Además hay cuatro españoles representando a cuatro generaciones. José María Olazábal en los 50, Sergio García en los 40, Jon Rahm en los 30 y Josele Ballesteros en los 20, jugaron por primera vez juntos. Todo con la resaca del histórico triunfo de Carla Bernat en la versión femenina del torneo.

RICHARD HEATHCOTEGetty Images via AFP

"¿Cuál es el secreto del éxito del golf español en Augusta?", fue la primera pregunta de un periodista americano para abrir el turno de preguntas. "Es una respuesta muy difícil. Creo que la principal inspiración para todos nosotros es un solo hombre: Seve. Creo que lo que hizo al principio, ganando aquí con 23 años, siendo el primer europeo en vencer y pudiendo repetirlo varias veces, marcó un antes y un después para los jugadores españoles. Todo empezó con Seve. Al mismo tiempo, los jugadores españoles, en su mayoría, son conocidos por ser bastante creativos con buenos juegos cortos, creo que esa suele ser una receta que funciona muy bien en Augusta National, y no es de sorprender que ahora haya cinco campeones aquí", reflexionaba Rahmbo.

Jon Rahm llega al primer major con el peor ranking mundial de toda su carrera. "¿Dónde estoy en el ranking mundial ahora mismo? ¿Ya estoy fuera del top 100?", se preguntaba el español entre ironía y risas. Con los torneos del LIV sin puntos, Jon ha caído hasta el puesto 80, aunque tiene claro que los números no representan la realidad. "No voy a decir una cifra exacta, pero sin duda me consideraría uno de los 10 mejores jugadores del mundo. Aunque hoy en día es difícil saberlo", concluía el golfista de Barrika apresurado. En el tee del hoyo 10 le esperaban el resto de españoles en este Masters, con la esperanza de que alguno de ellos escriba el siguiente capítulo de la exitosa historia de nuestro golf.

Los 100 'majors' de Sergio García: "Yo era un 'pipiolín' que disfrutaba de todo"

Los 100 ‘majors’ de Sergio García: “Yo era un ‘pipiolín’ que disfrutaba de todo”

El 27 de agosto de 1995, en el antiguo Club de golf de El Prat, en Barcelona, un niño de Castellón, de apenas 15 años, vapulea a los mejores jugadores amateurs del momento y se convierte en el campeón de Europa más joven de la historia. El suculento premio asociado a aquella victoria era la posibilidad de jugar el Open Británico un año más tarde, de modo que aquel niño, un año más tarde, en 1996, juega su primer major. El próximo jueves, cuando se sitúe en el tee del 1 del Augusta National, aquel niño, hoy hombre, jugará su grande número 100. Aquel niño, hoy hombre, es Sergio García (Borriol, Castellón, 45 años).

Las historias de ese niño, al que por sus pecas y espíritu competitivo apodaban McEnroe en el Club de Campo Mediterráneo, corrían como la pólvora por los campos de golf a mitad de los años 90. Sergio no sólo era un buen jugador de golf. Tenía algo más, y el triunfo en aquel Europeo corroboró todos los indicios.

Pero volvamos a 1996, año de su debut en los grandes. Sergio llegó a Royal Lytham acompañado de sus padres. Pese a los 76 golpes de su primer recorrido se enamoró del torneo más antiguo, y fue un flechazo recíproco, porque el público británico, desde aquel primer día, hizo al español suyo para siempre. «Todo el mundo sabe que el Open Británico es el grande que más me ha gustado. Siempre. De hecho, me encantaría poder ganarlo», recuerda García en conversación con EL MUNDO, dispuesto como está a repasar este centenario de majors que han pasado desde aquel primer Open como amateur hasta el paseo por Magnolia Lane que hará el próximo jueves.

Con el protagonista al otro lado del teléfono, hacemos este nostálgico recorrido. La casualidad ha querido que la conversación tenga lugar en la víspera de su victoria en el LIV de Hong Kong.

La contundencia de los números y la dimensión de la gesta no parecen provocarle siquiera un atisbo de melancolía. Todo lo contrario. Mira al pasado con orgullo, pero sigue muy enfocado en el presente. «Obviamente, cuando ya llegas a los noventa y tantos majors, empiezas a pensarlo. Es un número redondo y bonito. Y sinceramente, tampoco es que muchísima gente haya tenido la posibilidad de conseguir algo así, y españoles aún menos. Es algo que me enorgullece mucho», explica.

¿Es consciente de cuántos jugadores hay en ese club y sus nombres?
[Silencio]. Sólo algunos.

En pocos segundos, un gratificante paseo por la historia del golf ofrece la verdadera dimensión del récord que va a alcanzar García: Sam Snead, Gene Sarazen, Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Gary Player, Tom Watson, Raymond Floyd, Ben Crenshaw, Bernhard Langer, Mark O'Meara, Tom Kite, Fred Couples, Ernie Els, Sandy Lyle, Davis Love III, Nick Faldo, Vijay Singh y Phil Mickelson.

La lista es impresionante y usted va a ser el más joven en conseguirlo, de largo, pues Mickelson le saca casi 10 años.
Es una lista impresionante, ¿no? Te indica un poquito la calidad de jugadores que han conseguido jugar 100 majors o más y, bueno, pues es algo de lo que estar muy orgulloso.
¿Tiene algún recuerdo de ese primer major, hace casi 30 años?
Lo que recuerdo es que era un pipiolito que, obviamente, lo disfrutaba todo mucho. Me acuerdo de estar en Royal Lytham practicando con Seve las rondas de entrenamiento y con José María Olazábal, pero no mucho más.
Sergio García, durante el British Open de 2007.

Sergio García, durante el British Open de 2007.Christian LiewigMUNDO

El año de explosión de Sergio es, sin duda, 1999, tres después de aquel primer grande. Viene de ganar el British Amateur y juega su primer Masters de Augusta, logrando además coronarse como el mejor amateur. La foto es redonda, ya que a su lado posa José María Olazábal con su segunda chaqueta verde. Con 19 años, lleva seis semanas como profesional, es quinto en la Orden de Mérito del circuito Europeo y séptimo en la clasificación para la Ryder Cup. Su irrupción enmudeció al mundo del golf, que nunca antes había visto un prodigio así. Y llega su primer grande como profesional. Sergio García se presenta en el Open Británico de Carnoustie tras ganar en Irlanda y quedar segundo en Escocia. «Duelo de Niños», titula la prensa. García se medirá al número uno, un Tiger Woods que entonces tenía apenas 23 años y venía de ganar cuatro torneos en aquella temporada. Sin embargo, el tiempo infernal y el campo más duro de toda la rotación dieron al joven castellonense el primer baño de realidad. Empezó el torneo con un triple bogey y terminó la primera jornada con 89 golpes, su vuelta más alta jamás firmada en un major, la segunda peor tarjeta de aquel aciago día.

¿Cómo recuerda aquella experiencia?
Esa semana fue un poquito insólita. Fue diferente, no sólo por lo difícil que estaba el campo, sino por las condiciones, el clima, todo. Fue algo dantesco. Yo no fui el único que hizo muchísimos golpes, pero, bueno, por lo menos sí que tuve la fuerza de acabar y de jugar la segunda vuelta. Muchísimos jugadores se retiraron después de la primera. Quería aprender de la experiencia.

Y llegamos a un cálido domingo de agosto de 1999 donde Sergio García paró el tiempo. Lo cambió todo. Los comentaristas americanos se desgañitaban en aquella madrugada española ante una remontada irreal. El todopoderoso Tiger Woods estaba por primera vez contra las cuerdas, y enfrente estaba El Niño, como le bautizaron por su irrupción, coincidente con el fenómeno meteorológico. De aquel domingo quedará una imagen para la historia, con Sergio pegando ese golpe con los ojos cerrados junto al tronco del árbol en el hoyo 16 en un momento en el que todo parecía perdido. Cuando recuperó la visión, salió persiguiendo la bola y saltó de alegría. El mundo entero se hizo un poco garciísta aquella noche. Terminaría segundo, pero toda la prensa internacional coincidió en que Woods tenía un adversario. The Washington Post elogió su «irreverencia» y concluyó su crónica: «Ha ganado el jugador número uno del mundo, acorralado por el adolescente número uno del mundo».

Sergio García en el PGA Championship, en el Medinah Country Club en 1999.

Sergio García en el PGA Championship, en el Medinah Country Club en 1999.MICHAEL S. GREENMUNDO

¿Fue aquel su punto de inflexión?
Es el momento en que se me da a conocer más, sobre todo en Estados Unidos. No sólo porque estuve a punto de ganarle, sino porque pelearlo contra Tiger y todo como ocurrió, pues la verdad es que fue una historia muy bonita. La he disfrutado muchísimo y es la que siempre recuerdo.
¿Marcó de alguna forma ese desenlace el principio de una etapa de relaciones tensas con Tiger Woods?
No. siempre nos hemos llevado bien, fue algo más de los medios de comunicación.
Sergio García, con la chaqueta verde, en el Masters de Augusta de 2018.

Sergio García, con la chaqueta verde, en el Masters de Augusta de 2018.Jamie SquireMUNDO

Era el domingo 22 de julio de 2007. García salía con tres golpes de ventaja para lograr su sueño más perseguido: ganar un major, que además era el Open Británico. El día fue tenso y, pese a las dificultades finales, Sergio llegó al hoyo 72 con opciones de victoria tras ver cómo su rival, el irlandés Padraig Harrington, se había ido dos veces al agua. García sólo necesitaba hacer el par, eso sí, en probablemente el hoyo final más exigente de la historia de los majors, el 18 en Carnoustie. El putt para ese par no llegaba a los tres metros, y García dibujó la caída de izquierda a derecha con sutileza. La bola parecía que iba a terminar dentro del hoyo, pero en el último momento lo esquivó por el borde izquierdo. García agachó la cabeza apoyado en el palo y salió ya derrotado al desempate.

Con la perspectiva del tiempo, ¿fue el momento más doloroso de su carrera?
No, no, en absoluto. Yo creo que fue una semana buenísima. Una semana en la que fue muy bien, en la que me di unas opciones muy buenas de ganar mi primer grande y ganar el British, que es un torneo que a mí siempre me había encantado. Desafortunadamente me quedé muy cerquita. Probablemente a dos centímetros de ganarlo. Lo importante de esa semana es eso, ¿no? Lo bien que jugué, las posibilidades que me di de ganar y, bueno, pues el estar ahí toda la semana es algo que no es fácil. Me siento orgulloso de eso.

Su relación con el Masters de Augusta siempre se ha movido entre el amor y el odio. En el año 2009 estalló tras finalizar el torneo: «Creo que el campo no es justo y no me gusta. Es una lotería. Que hagan lo que quieran con el campo, yo vengo, juego y me voy, y si no fuera un major, lo borraría de mi calendario». Solo tres días más tarde de esas declaraciones, pediría perdón a los socios del club, y ocho años después tendría un discurso bien diferente con la chaqueta verde de campeón sobre sus hombros.

¿Se esperaba sinceramente que su primer major fuera el Masters de Augusta?
Depende de cuándo me preguntes. Si me preguntas al principio de mi carrera, pues te diría que sí, porque creía que era un campo que se me podía dar muy bien. Luego, obviamente, a medida que han pasado los años hay un poco más de frustración y de que no salgan las cosas. Pero, bueno, al principio sí que lo veía como una posibilidad. Ha habido un poquito de todo.
Durante mucho tiempo se le etiquetó como el mejor jugador del mundo sin un major. ¿Le llegó a generar presión de verdad eso de no haber podido ganar uno hasta el Masters de 2017?
No, para nada. No sé por qué vosotros, la prensa, intentáis mirar todas las cosas muy negativamente. Yo, cuando decían eso, estaba encantado porque decía: 'mira, pues por lo menos me valoran'. Obviamente durante un tiempo no tuve major, lo veía todo el mundo, pero me estaban considerando el mejor jugador sin un grande, así que algo bueno tiene eso. Es mejor que me consideraran el mejor jugador sin un grande que cualquier otra manera, sin ninguna duda.
Elija un momento en un major en toda su carrera.
Sin duda diría que el putt para eagle en el hoyo 15 el domingo en el Masters de 2017. Ese fue un momento increíble que, bueno, siempre me va a poner la piel de gallina.
Carla Bernat hace historia y se convierte en la primera española en ganar el Masters de Augusta femenino

Carla Bernat hace historia y se convierte en la primera española en ganar el Masters de Augusta femenino

Actualizado Domingo, 6 abril 2025 - 17:58

"Mi consejo es que yo lo soñé... y que lo sigan soñando". Así terminaba la española Carla Bernat, de 21 años, su rueda de prensa como flamante ganadora de la versión femenina del Masters de Augusta, conocida como ANWA (Augusta National Women's Amateur). El matiz importante es que es una competición reservada a jugadoras aficionadas. Allí, en la misma butaca de piel donde Seve, Olazábal, Sergio García o Rahm se sentaron con la chaqueta verde, ella asimilaba convertirse en la primera jugadora española en ganar esta competición.

El golf nacional ya puede presumir de que lo ha ganado todo en Augusta National: seis chaquetas verdes, el premio de mejor amateur y, ahora, la campeona en el ANWA. Probablemente, y con el permiso de los majors, la competición más prestigiosa que puede ganar una mujer.

Es sábado, faltan cinco días para que comience el Masters de Augusta. El escenario vuelve a acongojar por muchas veces que lo hayas visitado; es la tercera participación de Carla en el torneo. Hoy, Augusta National habla español. Además de la victoria de Carla, Andrea Revuelta y Carolina López Chacarra han terminado entre las 10 mejores. El equipo español, entre técnicos, familias y compañeras, se hace notar, aunque contenido por las rígidas normas del club. Una de las entrenadoras de la Real Federación Española de Golf se pasea por las verdes praderas del campo más exclusivo sosteniendo una bandera española concienzudamente plegada. Augusta no permite exhibición de símbolos, leyendas o banderas.

Carla Bernat, en acción, en  Augusta.

Carla Bernat, en acción, en Augusta.MICHAEL REAVESGetty Images via AFP

El domingo será el día de los niños con la celebración del Drive, Chip & Putt en la final de una competición que se ha venido celebrando durante el año en diferentes fases por todo Estados Unidos. La coronación de los más pequeños dará paso al Masters de Augusta.

Hace solo unos años resultaba impensable que Augusta National albergara un torneo femenino. El club, fundado en 1934, presumía de su histórico oscurantismo: durante muchos años no acogió entre sus socios ni mujeres ni negros. En 1982 se levantó la obligatoriedad de que los caddies fueran negros y en 2012, por primera vez, una mujer se convertía en socia del club: Condoleezza Rice, ex secretaria de estado, fue la primera, mujer y negra.

En 2002, la presión de la activista Martha Burke, con diferentes movilizaciones frente a la entrada del club, visibilizó el problema. La presión social y mediática fue parte del proceso para que Augusta National se abriera por fin a las mujeres. Más tarde llegarían Darla Moore, inversionista conocida como la reina de Wall Street; Virginia "Ginni" Rometty, ejecutiva de IBM; la jueza Diana Murphy; Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander y única española socia; Heidi Ueberroth, del Comité Olímpico Americano; y la jugadora y leyenda del golf Annika Sörenstam.

Fue precisamente Annika una de las primeras en abrazar a la nueva campeona española del Masters. Carla se formó en el Club de Golf Costa Azahar en Castellón, precisamente el mismo club de Josele Ballester, que en solo unos días debutará como amateur en Augusta, y a muy pocos kilómetros del Club de Campo Mediterráneo, el club que vio triunfar a Sergio García. De hecho, Víctor García, padre de Sergio, fue también el primer instructor de Bernat.

Es la sexta edición de este torneo de tres días donde solo las mejores 30 jugadoras que se clasifican para la última jornada tienen el privilegio de jugar en Augusta National el último día. Los dos primeros días, la competición se desarrolla en un campo cercano. En sus primeros años, el ANWA coincidía con el primer major de la temporada profesional. Las audiencias televisivas de las amateurs compitiendo en Augusta prácticamente doblaban a las del major con las mejores profesionales del mundo. Tan exagerados eran los ratings en Estados Unidos que el Chevron Championship decidió cambiar sus fechas y no competir. Todo lo que Augusta toca, lo convierte en oro.

Carla terminó la semana con tres tarjetas de 68 golpes y un resultado global de -12, un golpe menos que la norteamericana Asterisk Talley y tres por delante de la inglesa Lottie Woad, número uno del mundo y campeona defensora del torneo. Los 12 golpes bajo el par suponen el resultado más bajo en los seis años de historia del torneo y la primera vez que una ganadora baja de 70 golpes en las tres rondas (Carla firmó 68 golpes los tres días). Su triunfo fue incontestable y la jugadora que compite en la Universidad de Kansas tuvo el control en todo momento.

José María Olazábal, ya en Augusta para la disputa del Masters, ha querido seguir la ronda de la española en este emocionante último día. "Significa mucho para mí porque es un símbolo de España", reconocía Bernat, antes de desvelar una divertida anécdota: "Estaba tensa porque justo el año pasado, al verlo después de jugar, ¡le llamé por el apellido equivocado! Le dije 'Larrazábal 'en lugar de 'Olazábal'. Me dijo: 'Ese no soy yo. 'Y yo: '¡Lo siento!', ha contado entre risas la española.

La nueva campeona, que tuvo la colaboración como caddie toda la semana de la japonesa Rinko Mitsunaga, su coach assistant de Kansas State University, piensa ya en inmortalizar esta semana para siempre como parte de la celebración. "Quiero cenar con toda la gente que ha venido a verme. También me gustaría quedarme a ver el Masters, pero no sé si podré. Y quizás un tatuaje... ya veremos (risas). Estaba pensando en la flor de Augusta, pero tengo que decidir. Es una gran decisión".

De momento, Carla Bernat es ya uno de los nombres del golf español en esta exitosa temporada 2025.

Eugenio López Chacarra renace en la India con la ayuda de una estrella madridista

Eugenio López Chacarra renace en la India con la ayuda de una estrella madridista

Actualizado Domingo, 30 marzo 2025 - 18:17

La mejor arma que tiene para expresarse Eugenio López Chacarra son sus palos de golf y este domingo han hablado en la India logrando su primera victoria en el DP World Tour y cerrando una corta pero desagradable travesía alejado de los grandes circuitos. La historia del golfista madrileño es de altibajos, pero la confianza en que su juego está a la altura de los mejores jugadores del mundo le ha llevado de nuevo al punto más álgido de su carrera. Y para llegar a esa madurez en esta nueva etapa, el golfista español ha contado con una ayuda clave y sorprendente: la de la estrella del Real Madrid y actual entrenador del Castilla, Raúl González Blanco. "Ha sido su mentor en los últimos tiempos, una especie de segundo padre", cuentan a EL MUNDO desde su entorno, destacando la importancia que está teniendo en su carrera. La relación va incluso más allá: su caddie es Hugo González, hijo de la estrella madridista y uno de los mejores amigos de López Chacarra.

Ya en 2022 tomó la sorprendente decisión de abandonar la Universidad de Oklahoma State y sus estatus amateur para fichar a golpe de talonario por el LIV Golf. En el mes de junio se convertía en el primer español en ganar en la gira saudita y en el deportista individual que se embolsaba el mayor cheque en la historia de nuestro deporte, casi cinco millones de dólares por tres días de arduo trabajo en Bangkok.

Después probar las mieles del éxito, comenzaron las molestias físicas; un problema en la cadera le mermó físicamente durante el final de 2022 y toda la temporada 2023. Aún así, López Chacarra logró ganar en el International Series del Asian Tour que se disputó en St. Andrews, en Escocia. La victoria fue el fiel reflejo del sufrimiento de su temporada, tras 10 hoyos de desempate, el playoff más largo de la historia del Circuito Asiático. "En los últimos hoyos ya no sentía las piernas", comentaba entonces. La lesión se fue recuperando al mismo tiempo que empeoraban sus relaciones dentro de su equipo en el LIV Golf, los Fireballs de Sergio García. La tensión llegó al extremo al final de la temporada pasada y García decidió prescindir de Chacarra, quien empezó 2025 completamente desubicado, con la única posibilidad de disputar torneos del Circuito Asiático y sancionado sin poder jugar ningún evento relacionado con el PGA Tour hasta el 23 de septiembre de este año.

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"He estado muy bien en el LIV y estoy muy agradecido, el LIV me ha dado el dinero que jamás pensé que pudiera ganar, me ha resuelto mi vida y la de mis futuras generaciones, pero ahora quiero hacer historia en el golf", fueron las palabras de López Chacarra, quien confesó que "no era feliz y necesitaba otras motivaciones". Estas palabras desataron furibundas críticas y afectaron al jugador español, que seguía trabajando sin un rumbo claro. En solo el tercer torneo que disputa en 2025 y gracias a una invitación del patrocinador del Hero Indian Open, ha logrado la victoria, la primera en el Circuito Europeo, un nuevo punto de inflexión en su carrera que le cambia el paso por completo.

En la carrera del español solo ha disputado cinco eventos del DP World Tour y apenas 20 torneos válidos para el ranking mundial, donde este lunes estará alrededor del puesto 170.

Chacarra llegó al último día con un golpe de ventaja, aunque las cosas no pudieron empezar peor: un doble bogey en el hoyo 1 y un bogey en el 3 parecían alejar al madrileño de la pelea. Las condiciones complicadas de juego y el enrevesado campo de la India marcaron tanto el desarrollo del juego que, después de cuatro días, solo tres jugadores lograron terminar con resultados bajo el par. El único que reunió tres rondas en números rojos de las cuatro posibles fue el propio López Chacarra. La vuelta final fue como una metáfora de su corta carrera: reponerse a los contratiempos y aprovechar las oportunidades. Y lo hizo a la perfección. Con paciencia llegaron los birdies en los hoyos 6, 9, otro más en el 11 con un putt de cinco metros, y doble caída lo colocaba como líder en -3. Pero la racha iba a continuar con tres birdies más; quizás el momento del torneo llegó en el 14, donde su segundo golpe atravesó todo el green y desde el rough, López Chacarra embocó un delicadísimo approach.

La bola chocó con fuerza con el mástil de la bandera y con la suficiente suerte para terminar dentro del hoyo, un golpe predestinado a pasarse el green que acabaría casi sentenciando el torneo. A partir de entonces y con -5, fue capaz de administrar su ventaja con un solo tropiezo en el 17 en forma de bogey. Salió al hoyo 18 con una renta de 3 golpes y el par fue suficiente para la victoria más especial de Chacarra. Al borde del llanto recibía las bendiciones de Pablo Larrazábal y Jorge Campillo como nuevo miembro del Circuito Europeo.

El triunfo es el noveno del año para el golf español. Chacarra se convierte en uno de los pocos jugadores en ganar en tres circuitos diferentes: LIV, Asian Tour y DP World Tour. A partir de ahora tendrá un lugar donde competir y unos objetivos marcados. Más a corto plazo, clasificarse para el segundo major: el PGA Championship, y a medio recorrido, terminar en el top-ten europeo, lo que le garantizaría la tarjeta del PGA Tour para 2026. El nuevo Chacarra quiere huir de cualquier polémica y mirar solo al futuro desde la humildad; las críticas lo han hecho fuerte. Por su parte, del viejo Chacarra queda un juego largo tan espectacular que estaría a la altura del top-5 del ranking mundial. Este domingo, en la India ha renacido una estrella para el golf español.

Más quirófanos que majors: Tiger Woods vuelve a romperse y podría perderse la temporada

Más quirófanos que majors: Tiger Woods vuelve a romperse y podría perderse la temporada

Actualizado Miércoles, 12 marzo 2025 - 07:53

Tiger Woods se perderá el Masters de Augusta y es posible que lo que quede de temporada. El californiano de 49 años anunció este martes que ha tenido que volver a pasar por el quirófano tras sufrir una rotura del tendón de Aquiles izquierdo mientras entrenaba en su domicilio.

"A medida que comencé a intensificar mi propio entrenamiento y práctica en casa, sentí un dolor agudo en mi tendón de Aquiles izquierdo, que se consideró que estaba roto. Esta mañana, el Dr. Charlton Stucken del Hospital for Special Surgery de West Palm Beach, Florida, realizó una reparación mínimamente invasiva del tendón de Aquiles por una rotura del mismo.

La cirugía transcurrió sin problemas y esperamos una recuperación completa", añadió el Dr. Stucken. "Ahora estoy de regreso en casa y planeo concentrarme en mi recuperación y rehabilitación, gracias por todo el apoyo", anunciaba Tiger en su comunicado en la noche española del martes.

El ganador de 15 majors sufre un nuevo varapalo en su carrera, justo cuando intentaba recuperarse anímicamente de la pérdida de su madre para volver a la competición. Se trata de la decimoséptima operación a la que tiene que someterse el maltrecho cuerpo del californiano desde que iniciara su carrera como amateur en el año 1994.

Podría ser la lesión definitiva en la carrera de Tiger Woods, que ha estado marcada por una trayectoria de contrastes, con 110 victorias profesionales, entre ellas 82 en el PGA Tour, 15 triunfos en majors y más de 1,5 billones de dólares en ganancias, lo que ha hecho de la leyenda de Cypress uno de los deportistas más importantes de la historia. Sus éxitos deportivos contrastan con sus adicciones declaradas al sexo y a los calmantes, que le han ayudado en estos últimos años a sobrellevar el dolor de las 17 intervenciones que ha sufrido a lo largo de su carrera desde que comenzó como amateur de élite en 1994.

Un cuerpo, especialmente la espalda y la pierna izquierda, muy castigado, en parte debido al sobrentrenamiento y niveles de exigencia física que Woods siempre se ha autoexigido. Además, tras el brutal accidente de coche, Woods estuvo a punto de perder la pierna derecha, la que a lo largo de su carrera menos problemas le había dado.

Con los 50 años en el horizonte y una nueva y larga recuperación por delante, el golf vive acongojado ante la posibilidad de no volver a ver al californiano compitiendo entre la élite. Sus últimas victorias se remontan a 2019, cuando logró su último major en el Masters de Augusta de 2019 y ganó el Zozo Championship del PGA Tour.

Cronología de las operaciones de Tiger Woods

  1. 1994 - Cirugía para extirpar dos quistes de la rodilla izquierda.
  2. 2002 - Cirugía en la rodilla izquierda: Eliminar líquido alrededor del ligamento cruzado anterior (LCA).
  3. 2008 - Cirugía artroscópica en la rodilla izquierda: Reparación de cartílago dañado y fracturas por estrés en la tibia izquierda.
  4. 2008 - Cirugía reconstructiva en el LCA: Reparación del LCA y daño adicional al cartílago después del U.S. Open.
  5. 2010 - Cirugía en el cuello: Tratamiento de una articulación faceta inflamada en el cuello.
  6. 2011 - Lesión en la rodilla y tendón de Aquiles izquierdo: Esguince en el MCL y distensión en el tendón de Aquiles.
  7. 2012 - Cirugía en el tendón de Aquiles izquierdo: Para reparar una lesión que continúa en el tendón de Aquiles.
  8. 2014 - Cirugía en la espalda: Cirugía para liberar un nervio pinzado.
  9. 2015 - Cirugía de microdisectomía: Para extraer un fragmento de disco que estaba causando dolor en su pierna y espalda.
  10. 2016 - Cirugía de espalda: Fusión espinal para aliviar el dolor persistente.
  11. 2017 - Cirugía para aliviar la ciática: Para tratar el dolor severo debido a un disco dañado en la espalda baja.
  12. 2019 - Cirugía artroscópica en la rodilla izquierda: Reparación de ligamentos en la rodilla.
  13. 2021 - Cirugía de microdisectomía: Para tratar un fragmento de disco presionado que le causaba dolor.
  14. 2021 - Lesión grave en un accidente de coche: Fracturas en la pierna derecha y tobillo, cirugía para reconstruir la pierna que estuvo cerca de ser amputada.
  15. 2023 - Cirugía para la fascitis plantar: Fusión subtalar para tratar la artritis postraumática del tobillo.
  16. 2024 - Cirugía en la espalda: Para reparar un impacto nervioso en la parte baja de la espalda.
  17. 2025 - Cirugía en el tendón de Aquiles izquierdo: Reparación del tendón roto durante un entrenamiento.