Las autoridades recomiendan a Valencia Basket jugar a puerta cerrada ante el Hapoel Tel Aviv para garantizar la seguridad

Actualizado Lunes, 13 octubre 2025 - 16:15

Mientras en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij se firma el acuerdo que debe poner fin a la ofensiva israelí en Gaza, con la liberación de rehenes por parte de Hamas y de presos palestinos por parte de Israel, el Valencia Basket medita si debe jugar a puerta cerrada su partido de la cuarta jornada de la Euroliga ante el Hapoel Tel Aviv.

No es la primera vez que el club valenciano se mide a un equipo israelí en un momento de crisis. En octubre de 2023, apenas ocho días después de los atentados que acabaron desatando la ofensiva en Gaza, el Maccabi Tel Aviv jugó en la Fuente San Luis con el pabellón blindado... pero con público en las gradas tras atravesar un fuerte dispositivo de control policial.

En esa ocasión, el temor es mayor después del boicot que asociaciones propalestinas hicieron en la Vuelta a España el pasado mes de septiembre. Fue entonces, con el calendario de Euroliga sobre la mesa, cuando Valencia Basket decidió que no pondría entradas a la venta para el duelo en el Roig Arena. El acceso se limitaría a los abonados.

Sin embargo, ahora son las propias autoridades quienes aconsejan al club sostenido por el mecenazgo del empresario Juan Roig que dispute el encuentro a puerta cerrada. Así lo confirmó la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. "Las recomendaciones que nosotros hemos trasladado van en la línea de que se celebre a puerta cerrada, por cuestiones de orden público. Hay dos equipos que han anunciado que lo harán a puerta cerrada, pero en cualquier caso será decisión del club", aseguró.

El partido ha sido declarado de alto riesgo, lo que conlleva que se active un fuerte dispositivo de seguridad en el entorno tanto del Roig Arena como del equipo israelí desde que ponga un pie en la Comunidad Valenciana.

La Laguna Tenerife y el Baix Manresa también se miden este martes en Liga de Campeones y Eurocup a los equipos Bnei Herzliya y Hapoel Jerusalén, y han anunciado que lo harán sin público en las gradas. Eso sí, en ambos casos hay asociaciones propalestinas que han anunciado que tratarán de impedir la disputa de los partidos.

En el caso del Valencia Basket, que jugará el miércoles, coincide con la jornada de huelga general convocada por los sindicatos y que, a pesar de los acuerdos entre Hamas e Israel auspiciados por Donald Trump, se mantiene porque no los consideran creíbles. Eso hace que también se mantenga una concentración en apoyo a Palestina prevista en el entorno del Roig Arena.

El Real Madrid liquida al Asvel en la primera gran noche de Chuma Okeke

El Real Madrid liquida al Asvel en la primera gran noche de Chuma Okeke

La implacable Euroliga no permite siestas, aunque si un rival algo más asequible tiene este año la competición es el debilitado Asvel. Los franceses, que opusieron lo que pudieron, acabaron sucumbiendo ante un Real Madrid falto de consistencia pero contundente como para un desenlace tranquilo y su tercera victoria de carrerilla en el Palacio. [85-72: Narración y estadísticas]

Con cuatro bajas importantes (Maledon, Garuba, Procida y Abalde) fue Chuma Okeke el protagonista, especialmente cuando los de Lyon todavía oponían resistencia. Desplegó su abanico de juego veloz y esta vez también de acierto. Si Hezonja falló sus seis triples, el de Atlanta atinó sus cuatro.

El Real Madrid amaneció con tres marchas más que su rival, teniendo bien claro dónde hacer daño. Primero, con Tavares en pintura. Después, con la versatilidad de sus exteriores. Antes de los dos minutos Scariolo había corregido su planteamiento, poniendo a Okeke en pista (por Lyles) y el ex de Magic y Cavaliers enhebró ocho puntos de carrerilla ante el llamativo Seljaas, que se fue el banco con faltas. En tres minutos, los blancos sumaban 14 puntos, ritmo frenético y ventaja temprana.

Con las rotaciones bajó algo el nivel de energía y el Asvel anotó cinco de sus ocho primeros triples para acercarse en el marcador. Pero un mate del debutante Izan Almansa cerró un primer acto que anticipaba una noche plácida en el Palacio. Aunque eso suele ser sinónimo de relajación, de sustos. Y los franceses, en manos del veteranísimo Edwin Jackson (que bien conoce esta pista de su paso por el Estudiantes) se metió en el duelo hasta cabrear a Scariolo.

El italiano sentó sin dudar a Hezonja tras dos triples mal tirados (y fallados). No le sentó bien al croata, que asumió la bronca con un choque de manos con su entrenador. De esa relación depende buena parte del éxito del equipo y ambos lo saben. Fueron Campazzo y Llull los que devolvieron la alegría al Madrid. Y los triples. Y la ventaja.

El largo descanso (el Madrid volvió a pista apenas a dos minutos de la reanudación) no fue sinónimo de activación. Fue una segunda parte de poca consistencia, de fallos individuales, de irregularidad y también de pinceladas de buen juego. Todo junto, con una ventaja que casi nunca peligró, siempre en torno a los 10. El hombre era Chuma Okeke, su primera gran noche, sin mácula desde el perímetro, activo y enérgico en cada rincón de la pista. Un jugador con clase y físico.

Al Asvel (sin los lesionados Heurtel y De Colo), con Pierric Poupet ahora en el banco, no tiene las estrellas de antaño. Empezando por Maledon, ya de blanco (aunque lesionado). Echó de menos el talento para meterse en una batalla que el Madrid no terminaba de cerrar. Aunque lo hizo mediado el acto final, con tres triples consecutivos de Kramer, que era el único que faltaba por anotar. Un desenlace, como todo apuntaba, plácido y hasta más minutos para Almansa y debut en Europa también para el letón Grinvalds.

El Hapoel Tel Aviv, un nuevo rico contra las jerarquías de la Euroliga: "El Madrid ofreció más dinero, pero Micic nos eligió"

El Hapoel Tel Aviv, un nuevo rico contra las jerarquías de la Euroliga: “El Madrid ofreció más dinero, pero Micic nos eligió”

Después de los homenajes a las víctimas de ayer, cuando se cumplían dos años de los ataques terroristas de Hamas, Israel regresa a una cierta normalidad a través de la Euroliga. Sin embargo, no lo hará en Tel Aviv, sino casi dos mil kilómetros al norte, en Sofía, donde hoy se disputa el derbi entre el Hapoel y el Maccabi. Tampoco se jugará bajo la tradicional hegemonía del equipo macabeo, hexacampeón de la Copa de Europa, sino con los nuevos estándares impuestos por Ofer Yannay, el propietario del Hapoel, un magnate de las energías renovables que ha convulsionado el baloncesto continental.

El pasado verano, Yannay se reunió con Paulius Motiejunas, director ejecutivo de la Euroliga, para trasladarle su peculiar modo de entender el negocio. El encuentro se produjo en Abu Dhabi, el emirato que durante la próxima década acogerá cinco Final Four del gran torneo europeo. «La elite de la Euroliga está en contra de Israel», espetó Yannay al CEO lituano. Era su particular protesta contra la decisión de jugar en el exilio de Sofía, en lugar de hacerlo en Tel Aviv. «No tiene nada que ver con la seguridad», añadió el dueño del Hapoel. «Es la misma situación que vivió Israel en Eurovisión. Cuando se cerraron las votaciones del establishment, nuestra cantante era decimosexta. Luego se pasó a la votación popular, la del público, e Israel quedó primera», le dijo, según él mismo ha confesado en The Baseline Podcast.

La facundia de Yannay ante los micrófonos sólo rivaliza con su desbocada ambición en los despachos. A los 50 años ha convertido a su empresa, Nofar Energy, en una de las startups más boyantes de Israel, con una capitalización bursátil de más de mil millones de dólares. En sólo dos temporadas al frente del Hapoel, ya puede alardear del primer título europeo del club y del ansiado debut en la Euroliga. El pasado abril se coronó en la Eurocup, superando en la semifinal y en la final a dos equipos españoles. «Desde tu perspectiva derrotamos al Valencia y al Gran Canaria, pero desde mi perspectiva derrotamos a Hamas. Intentaron quebrantar nuestro espíritu, pero fracasaron», proclamó poco después de alzar el trofeo en Sofía.

"Él nos eligió"

Hijo de inmigrantes que trabajaron en Libia y Túnez, educado en instituciones religiosas sionistas, Yannay colabora con la Fundación Or Ofir, donde honra la memoria de Ofir Libstein, un activista asesinado por Hamas el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, en el baloncesto ha irrumpido con sus modales de nuevo rico. Sin respeto por las viejas jerarquías, este verano contrató a Vasilije Micic, doble campeón de la Euroliga con el Anadolu Efes (2021, 2022). «Robarle un jugador así al Real Madrid, al Fenerbahçe y al Olympiacos es algo enorme. Sólo espero que la Euroliga me escuche y me permita mejorar el basket europeo», lanzó a mediados de julio.

Acababa de convencer al doble MVP de la Final Four para firmar tres años de contrato a cambio de 14 millones de euros. Tras su periplo por Charlotte, Oklahoma y Phoenix, Micic se convertía en el mejor pagado de la Euroliga, por delante de Kendrick Nunn, actual MVP del torneo. «El Real Madrid le ofreció más dinero, pero él nos eligió. Si hubiera ido al Madrid, habría ganado la Euroliga. Pero eligió venir al Hapoel y formar parte de la visión de llevar a un equipo de la Eurocup al nivel de la Euroliga», argumentó, deslizando incluso que habían ofrecido acciones del club al base serbio.

Ofer Yannay.

Ofer Yannay.HAPOEL TEL AVIV

La incendiaria retórica de Yannay contrasta con los perfiles -bastante más comedidos- de Miki Malka y Gili Raanan, los otros grandes inversores del Hapoel. Dos hombres de negocios que conectan muy bien con el entrenador, Dimitrios Itoudis, doble campeón de la Euroliga en el CSKA (2016, 2019). Aún no se ha cumplido un año de la llegada del griego al banquillo para dirigir un proyecto al que se en primer lugar se sumaron Jonathan Motley o Yam Madar.

Desde entonces, Yannay no ha reparado en gastos para confeccionar su roster. Una plantilla tan amplia y con tanto talento que puede desglosarse entre los partidos de la liga israelí, donde el Hapoel aún juega en el Shlomo Group Arena de Tel-Aviv, y los de la Euroliga, en el Arena 8888 de Sofia. El partido inaugural ante el Barça, resuelto con un contundente 103-87, fue seguido en directo por 8.000 aficionados. Tres días después, Micic solventó la visita al Anadolu Efes, su antiguo equipo, con otro triunfo. El arranque de un curso que se antoja agotador para el Hapoel, con más de 40 partidos fuera de casa y más de 70 desplazamientos an avión.

El Real Madrid de Scariolo despega con un recital defensivo ante el Olympiacos

El Real Madrid de Scariolo despega con un recital defensivo ante el Olympiacos

Lo que empezó como drama acabó como fiesta total. El debut de Sergio Scariolo en el Palacio, en su segunda etapa como entrenador del Real Madrid, dejó una noche de las que ilusionan, una remontada de coraje ante nada menos que al Olympiacos. El recital defensivo del último cuarto fue de los de guardar en vídeo. [89-77: Narración y estadísticas]

Hacía mucho que no se veía semejante nivel de intensidad, de huecos cerrados, de rivales maniatados. Como un mecanismo sin resquicios, en lo colectivo y en los duelos individuales, emergió en la hora de la verdad de una noche que tenía mala pinta un Madrid poderoso. Contagió al Palacio no desde el ataque (ahí fue una labor coral, con todos anotando y sólo Hezonja y Deck por encima de la decena), sino desde una defensa casi perfecta. El mate de Hezonja y el triple de Deck con los que el equipo de Scariolo abrochó la faena puso en pie a una grada con ganas de volver a sentirse grande en Europa.

Nada peor que para un equipo que está tratando de arrancar, un proyecto diseñado para el largo plazo que comienza con dos derrotas en tres partidos, que encontrarse en su debut en casa con una máquina tan engrasada, que lleva años jugando tan de memoria, como el Olympiacos de Bartzokas (y, sobre todo, de Vezenkov). Pero mucho peor es que ese rival, el mismo que desplazó al Real Madrid en los cuartos de final de la última Euroliga, amanezca en el Palacio con siete triples sin fallo. A Scariolo nadie le dijo que fuera a resultar sencillo.

Mientras trata de ajustar y que sus jugadores los entiendan, se ve 12 abajo en el primer cuarto, con Tyler Dorsey despertándole fantasmas del Eurobasket, desesperado por los tiros que no entran. No hay urgencias, pero perder siempre enrarece todo. Menos mal que Llull sabe de qué va esto.

Walkup, defendido por Tavares.

Walkup, defendido por Tavares.SERGIO PÉREZEFE

Fue la entrada del capitán, en su 19ª temporada en Euroliga, la que sentó el cuerpo en la noche al Real Madrid. También coincidió con el descanso de la primera unidad griega. Aunque a remolque y todavía distanciado en el marcador, los blancos al menos batallaban, miraban de tú a tú a un rival con ganas de hacer sangre. Sin presumir del acierto de los de enfrente, el perímetro no era el drama del martes en Bolonia. Al descanso, con los puntos de Hezonja, el ímpetu de un Chuma Okeke que apunta alto y el empuje de la pareja Campazzo-Deck (Scariolo pronto se ha rendido a la pujanza de sus argentinos, cómo no), el Madrid se arrimó todo lo que Vezenkov (y algunas decisiones arbitrales) le dejó.

Con el mismo quinteto que naufragó al inicio del partido, el Madrid regresó de vestuarios decidido. Y eso que pronto se encontró con dos de sus puntales defensivos, Abalde y Tavares, cargados con la tercera falta. Pero la remontada ya se palpaba. Primero igualó Hezonja y luego el propio Abalde -sendos triples-, puso a los blancos por primera vez por delante (62-61).

Parte del trabajo estaba hecho, pero seguía habiendo mucho toro delante. Y esos pequeños fallos de concentración tras buenas y trabajadas defensas, hacían daño en lo anímico. Porque el Olympiacos no perdonaba una. Del enésimo tirón de los atenienses emergió un Madrid electrizante, enérgico, bordando la defensa. Con Luis Guil cual maestro de orquesta desde la banda, iniciaron el cuarto definitivo dejando seco al Olympiacos, casi seis minutos sin anotar. Un recital de esfuerzo colectivo (24 puntos encajados en toda la segunda mitad) que le llevó a la recta de meta con un buen pellizco y, después, con Kramer secando a Fournier y Hezonja y Campazzo rematando, el Real Madrid coronó con un triunfo de mérito total.

Un Real Madrid todavía confuso y (desesperantemente) fallón

Un Real Madrid todavía confuso y (desesperantemente) fallón

Puestos al análisis exprés, pues ni una semana de temporada se cumplió, este Real Madrid de la nueva era, el de la revolución Scariolo, es todavía un mar de dudas. Su lujosa plantilla deambula con cara de no saber muy bien dónde situarse ni cómo actuar en la pista, especialmente los fichajes. Son tres partidos oficiales y dos derrotas. En Bolonia, ante una Virtus mucho más enérgica y acertada, inauguró la Euroliga volviendo a perder. Aunque fallando 20 triples, lo extraño hubiera sido no hacerlo. [74-68: Narración y estadísticas]

Para saber más

Para saber más

48 horas después de la derrota en la final de la Supercopa, aguardaba la Euroliga en Bolonia, nada menos, el primer paso de un camino infinito hasta la Final Four de Atenas. Serán tantas las batallas, que bueno será relativizar. Pero ganar en el Paladozza suponía una pequeña obligación para Scariolo (así son las exigencias en el Madrid), evitar que en el futuro no se hable de un comienzo de era torcido. El alivio tendrá que esperar, porque de Italia, recibido sin alharacas en el que fue su último club, el ex seleccionador se marchó con otra mochila de preocupaciones.

Al Real Madrid no le duró demasiado el espíritu de enmienda que traía tan fresco en la mente y en las piernas. Hezonja, que fue el mejor y el peor en la primera parte (todo a la vez, en ataque lo uno y en defensa lo otro), lo resumió perfectamente al descanso. Ahí reconoció la "confusión" en la zaga. Habían pasado los blancos del dominio inicial a los desajustes.

El eléctrico Saliou Niang, que ya mostró su potencial y sus virtudes en el reciente Eurobasket, y Lucas Vildoza fueron los resortes para los bianconeros, que pasaron de caer de ocho a ganar de siete en no demasiado. Suya era la intensidad, suyos eran los duelos. Los puntos de Hezonja no eran suficientes para sujetar al Madrid, de nuevo perdido y ansioso en ataque Lyles. Sólo la entrada de Alberto Abalde al final de la primera parte devolvió el orden y la cordura a la defensa.

Sin triples no había alegría. Empieza a ser tendencia, pues tampoco el fin de semana en el Carpena las muñecas blancas habían mostrado tino. Fue Okeke, casi al final del tercer acto, el que primero acertó, tras 12 fallos. Y entonces seguía la Virtus mandando, de forma alarmante cuando Carsen Edwards, uno de sus grandes refuerzos, se enchufó al duelo (51-43).

Era imposible reaccionar sin el apoyo del perímetro, como avanzar en el campo de batalla sin la aviación, porque el Madrid continuó fallando y desesperándose. Cada triple al aro era luego una mala defensa. Y ese pequeño demonio llamado Edwards aprovechó la frustración para llevar una máxima que ya era una losa (66-54) con cinco minutos por jugar.

La pequeña reacción, que apuntaba a remontada loca, acabó cuando Hezonja erró, de seguido, su triple cinco, seis y siete de la noche en Bolonia. A eso contestó Niang con un matazo y aunque Campazzo siguió intentando el imposible, no hubo manera. Una derrota para empezar y muchos asuntos por resolver. Sin solución de continuidad, el jueves visita el Palacio el Olympiacos.

El Hapoel Tel Aviv se presenta en sociedad atropellando al Barça

El Hapoel Tel Aviv se presenta en sociedad atropellando al Barça

Actualizado Martes, 30 septiembre 2025 - 20:56

Un Barça sin defensa cayó en su estreno europeo ante el Hapoel Tel Aviv, en un encuentro en el que no tuvo opciones y en el que brilló Will Clyburn, que fue el mejor del partido con 23 puntos, siete rebotes y 30 de valoración. Pero no bastó ante el último campeón de la Eurocopa, que dispone de una formidable profundidad de banquillo, con jugadores del talento de Antonio Blakeney o Vasilije Micic. [Narración y estadísticas (103-87)]

Al Barça se le vio falto de rodaje, sin automatismos, y con un grave déficit en defensa, ya que encajó 26, 25, 31 y 21 puntos por cuarto y solo aguantó hasta el descaso (51-45). Bien pronto se vio cuál es el mal del equipo de Joan Peñarroya, sobrado de facilidad en ataque, donde lució especialmente Clyburn que anotó 14 puntos en 12 minutos en el primer tiempo y sostuvo a su equipo.

El 26-26 con el que finalizó el primer cuarto hablaba mal de ambas defensas. En el segundo periodo, el ritmo anotador de Hapoel se mantuvo y los visitantes no encontraron soluciones a las canastas fáciles del equipo de Dimitris Itoudis en el Arena de Sofía.

Calidad individual

Con un 9-0 inicial (35-26), se encendieron todas las alarmas para el Barça. Peñarroya dio entrada nuevamente a Clyburn y Kevin Punter y su equipo fue descontando poco a poco. A tres minutos para el descanso se puso a dos el cuadro azulgrana (44-42), pero nuevamente se escapó Hapoel con mucha soltura (15/20 en tiros de dos en los dos primeros cuartos).

Anotaban en la pintura Dan Oturu y Johnathan Motley. Al descanso, los de Peñarroya tenían que mejorar mucho atrás si querían tener alguna opción (51-45). Pero no lo hicieron y cavaron su tumba. La calidad individual de los de Itoudis bastaba ante la ineficacia del Barça en defensa.

Oturu campaba a sus anchas por la pintura, Blakeney se mostraba infalible desde fuera y las genialidades de Chris Jones o de Micic, cuando la situación lo requerían, dieron una máxima diferencia (77-61), entrado el tercer cuarto. A 4:30 para el final, esa diferencia se mantuvo (96-79), y fue cuando el Barça reaccionó, más por orgullo que por otra cosa. Cuando se acercó a nueve (96-87) apareció Micic y con triple cerró el partido.

Jasikevicius vuelve a hacer al Fenerbahçe rey de Europa

Jasikevicius vuelve a hacer al Fenerbahçe rey de Europa

Ocho años después vuelve a ser campeón de Europa el Fenerbahçe, el primer equipo turco que reinó, de Zeljko Obradovic a Sarunas Jasikevicius, el pupilo aventajado. Tuvo que ser a la sexta del técnico lituano, como maldito en las Final Four, ahora todopoderoso. Derrotó al Mónaco de Spanoulis tras un último cuarto con la determinación de los que no están dispuestos a dejar pasar la oportunidad, Marko Guduric en modo héroe y Abu Dabi como extraño e inédito escenario. [70-81: Narración y estadísticas]

Lloraba Jasikevicius, tanta frustración pasada con el Barça, en el Etihad Arena. Rugían las tribunas amarillas y por el fondo se marchaba el perdedor, el que fue su compañero, otro tipo que será mago de los banquillos. Spanoulis era debutante en la cita y estuvo tan cerca como años atrás Saras, todos hijos de Zeljko. Fue una final de nervio e igualdad, resuelta por una recta de meta en la que la experiencia resultó determinante. Un mal comienzo del acto final, más de cuatro minutos sin anotar, le costó la vida a Mike James y compañía.

Que habían avanzado con solvencia toda la tarde, especialmente al comienzo. Porque los focos no estaban sólo en los banquillos. Había en el Etihad Arena tipos dispuestos a adueñarse de toda una final de la Euroliga. Bien lo sabe Mike James, a sus casi 35 años, uno de los talentos más grandes que jamás conoció la competición, dispuesto a levantar el trofeo por primera vez. De ahí la salida fulgurante del Mónaco, el nuevo rico por el que pocos daban un duro como campeón.

Devon Hall, defendido por Diallo, durante la final.

Devon Hall, defendido por Diallo, durante la final.FADEL SENNAAFP

Era el año de los griegos, decían. O del Fenerbahçe. Proyectos de puro lujo, sin un resquicio en sus plantillas. Pero la Roca Team, un recién llegado como quien dice (en los 70 llegó a disputar la Copa Korac, pero no volvió a la primera francesa hasta 2015), ya sobrevivió a un tiro final de Kevin Punter en cuartos. El invitado sorpresa que dominó el primer acto de toda una final, cuatro triples de cinco intentos, sin rastro de la presión del escenario. Más lejos todavía en el segundo cuarto, con el poderío de Alpha Diallo y los rebotes de Jaiteh. Justo ahí (32-23 tras un 12-2 de parcial), despertó el Fenerbahçe.

Devolvió el parcial (1-12) y cerró la primera mitad adueñándose de las sensaciones. El martillo de Hayes-Davis (nombrado MVP de la final, 23 puntos, 14 tiros libres sin fallo) y dos acciones de físico y talento de Devon Hall para que las tribunas, repletas del amarillo de los turcos, estallaran.

Guduric celebra una de las canastas clave, en la final ante el Mónaco.

Guduric celebra una de las canastas clave, en la final ante el Mónaco.RYAN LIMEFE

Después del descanso acudió un precioso intercambio y más igualdad. Ya Guduric había asomado, pero nadie parecía quebrarse. Y, sin embargo, cuando el Fenerbahçe intuyó la presa, ya no la soltó. Amaneció en el parcial final con un triple de Baldwin, con un dos más uno de McCollum. Una ventaja a su favor que por primera vez se disparaba. Intentó reaccionar el Mónaco, aunque Diallo, su mejor hombre, había sido eliminado por faltas. Y ahí estaba Guduric, un canastón, otro triple de Hall. Cada vez más cerca de Estambul la gloria. El último intento monegasco lo resolvió, quién si no, Guduric.

Es la segunda Euroliga en la historia del Fenerbahçe, con la que iguala al Efes, la cuarta de un equipo turco en las últimas ocho ediciones. Es la Euroliga de Jasikevicius, que une su nombre a leyendas. Sólo Lolo Sainz (Real Madrid), Armenak Alachachian (CSKA), Svetislav Pesic (Bosna y Barça) y el propio Saras saben los que es ganar la Copa de Europa como jugador y como entrenador.

Tragedia griega en Abu Dabi: Fenerbahçe y Mónaco disputarán una final inédita de la Euroliga

Tragedia griega en Abu Dabi: Fenerbahçe y Mónaco disputarán una final inédita de la Euroliga

Los dos proyectos más millonarios y ambiciosos de la temporada, el primero y dominador de la liga regular y el defensor del título, los enemigos irreconciliables que esperaban que el Etihad Arena de Abu Dabi se convirtiera en el escenario de una final histórica, vivieron sin embargo una tragedia ayer. Una tragedia griega en dos actos. Panathinaikos primero y Olympiacos después dijeron cruelmente adiós en semifinales, eliminados por Fenerbahçe y Mónaco, que disputarán el domingo un desenlace inédito. [68-78: Narración y estadísticas]

La Final Four es siempre escenario de asombros. Si en la primera semifinal el poderío del Fenerbahçe despedazó a todo el talento del Panathinaikos, en la segunda, la determinación de ese glamouroso recién llegado llamado Mónaco acabó con el colectivo más trabajado y efectivo de la competición, el Olympiacos de Bartzokas, de Vezenkov y Fournier, otra vez en la trampa de quien dominó el curso, de nuevo frustrado tan cerca del título que no gana desde 2013. Quien, para más inri, este año celebra su centenario.

Desde el amanecer, con un despliegue estruendoso de Mike James (17 puntos, siete rebotes y siete asistencias), hasta la recta de meta, cuando Evan Fournier (31 puntos) se echó el equipo a la espalda para tratar de remontar a la desesperada. Alpha Diallo (20 puntos, cinco rebotes), Mam Jaiteh (11-6) y Blossomgame (12-5), al igual que en la serie de cuartos contra el Barça, pusieron el físico y el talento para desactivar a un Olympiacos sin acierto y sin capacidad de pase. Sin corazón.

Fue una semifinal similar a la anterior, un querer y no poder del equipo ateniense. Con la ventaja en sus manos, Mike James manejó los tiempos para un triunfo que, al segundo intento en una Final Four, llevó Mónaco a la final. Vezenkov, uno de los jugadores más determinantes de Europa, estuvo desaparecido: después de 24 partidos seguidos metiendo al menos un triple, se quedó seco desde el perímetro (seis fallos).

Será una batalla con dos focos evidentes en el banquillo, dos bases que dominaron la competición hace no tanto, dos leyendas. Jasikevicius con los turcos y Spanoulis, debutante en la competición, con los monegascos, siendo el griego verdugo del equipo en el que lo fue todo.

Jasikevicius elimina al campeón y lleva al Fenerbahçe, siete años después, a la final de la Euroliga

Jasikevicius elimina al campeón y lleva al Fenerbahçe, siete años después, a la final de la Euroliga

Habrá nuevo campeón de Europa y no habrá derbi de Atenas en la final del domingo en Abu Dabi. Por la Euroliga de Oriente pujará precisamente un equipo oriental, el Fenerbahçe de Estambul, siete años después en la lucha por el título, llevado hasta allí por su líder en el banquillo, Sarunas Jasikevicius. En una semifinal que dominó y mereció, los turcos pasaron por encima del campeón, un Panathinaikos lejísimos de lo que requería la ocasión. (84-76: Narración y estadísticas)

Para saber más

Fue con Obradovic cuando el Fenerbahçe culminó su proceso de éxito en 2017 (un año después perdió la final contra el Madrid en Belgrado) y desde entonces vuelve a buscar el camino. Ya está en la cima, tras una temporada en la que siempre mostró solidez. En el Etihad Arena, ni una duda, dueño de principio a fin. Una labor colectiva para pisar el talento del Panathinaikos, desde los puntos clave de Devon Hall y Errick McCollum, a los triples de Biberovic y el poderío interior de Melli. Ni siquiera hizo falta la mejor versión de su referente, Nigel Hayes-Davis.

Un año después de idéntica semifinal en Berlín, el Fenerbahçe se plantó con decisión, con la energía, agresividad y concentración que exige el escenario. Es la determinación de Jasikevicius para no dejar pasar otra Final Four más en su trayectoria, cinco de carrerilla (sólo Zeljko Obradovic y Dimitris Itoudis pueden presumir de lo mismo), aunque en su caso todas saldadas con derrota. Su equipo fue un bloque de cemento ante el campeón, ni una fisura, dominando el tempo y las sensaciones.

Nada le desviaba de su hoja de ruta, ni los intentos del MVP Kendrick Nunn, al que ensombreció de inicio, ni la vuelta al baloncesto de Mathias Lessort después de la grave lesión de rodilla que sufrió hace cinco meses ante el Baskonia. Al comienzo del segundo acto, sabiendo manejar el alto nivel físico de la batalla, con los triples de un inspiradísimo Biberovic, los de Estambul se vieron 13 arriba (31-18).

A esas alturas el Panathinaikos ya era consciente de que debía acudir al lado emocional de la cita. Ergin Ataman, que maneja como nadie esos terrenos, comenzó su presión a los árbitros (entre ellos el español Peruga), con la ayuda desde la primera final de Gianakopoulos, su presidente. En el momento de recibir la técnica por protestar supo su equipo que había que reaccionar. Y así fue. Entre Jerian Grant y Juancho, y con un canaston final sobre la bocina de Nunn, los griegos se fueron al descanso con sólo 33 puntos, pero mucho más cerca de lo que hubieran imaginado.

Los jugadores del Fenerbahçe celebran el triunfo.

Los jugadores del Fenerbahçe celebran el triunfo.FADEL SENNAAFP

Tan cerca que acarició la remontada a la vuelta de vestuarios en un par de ocasiones, cuando ya Nunn era principio y final. Era la igualdad de los que aguardan un desenlace agónico, pero de nuevo el Fenerbahçe encontró resquicio para dominar, esta vez apoyado en la experiencia y la dureza en la pintura de Melli y en Errick McCollum, uno de esos refuerzos (por la lesión de Wilbekin) de perfil bajo que acaban revolucionando al equipo.

Estiró tanto la cuerda que se sintió ganador. A la vez que Nunn cometía su cuarta falta, un triple de Melli ponía otra alarmante distancia (59-48). Y, más difícil todavía, con la quinta de su estrella (más técnica por protestarla), en ataque, cuando ya restaban menos de cinco minutos (67-56).

Pero no iba a haber forma, ni si quiera ante el empeño de Cedi Osman. Cuando más caliente estaba la tarde, Hall asestó un tripl a falta de menos de tres minutos que, seguido por otro dificilísimo de McCollum, acabó de enterrar a un Panathinaikos que buscaba su octava Copa de Europa.

Una Final Four muy de entrenadores

Una Final Four muy de entrenadores

Actualizado Jueves, 22 mayo 2025 - 23:05

La fuerza arrolladora de lo económico ha desplazado a los mejores equipos europeos a Abu Dabi. No tuerza el gesto, es la potencia de las veces que usted reposta 95 sin plomo o diesel. ¿Cuántos vuelos tomó en los 90 anualmente? ¿Cuánto vuela ahora? Los Emiratos y el resto de las potencias petrolíferas cada vez son más ricas en base a los hábitos occidentales y mundiales. Y a la Euroliga se le acusa de no tener ingresos fuertes a cambio de un baloncesto tan intenso. Aquí en este emirato la intensidad se mide en grados centígrados, de momento. A la tarde se medirá en canastas. Y en pascales. Los tiros más sencillos serán fallados, habrá pérdidas inocentes, habrá jugadores que no den la talla que dieron en Liga Regular.

Para saber más

En un país donde te reciben en los hoteles con cetrería, en sus habitaciones están los mayores halcones ganadores de las canastas y de los banquillos. La Euroliga es muy de entrenadores: Spanoulis, Jasikevicius, Bartzokas y Ataman. Menudos pájaros.

Sarunas se enfrenta al Efecto García Reneses, llegar a muchas F4 y no ganar ninguna. La sencilla tarea de hacer de menos a entrenadores que cuentan con infinidad de títulos nacionales y viajes a la Final Four (recordemos los que no han podido llegar este año). El técnico lituano ya la ganó como jugador. Aun así, si Fenerbahçe no se va de aquí con la Copa, se le recordará otro año hasta mayo de 2026. Él mismo reconoce que en tres años ha reducido mucho su número de sistemas, que sus jugadores son más libres, que interviene menos.

He volado con los árbitros españoles designados para el evento. Tienen tanta preparación que ni siquiera cuando les nombras al Panathinaikos y su dueño hacen la finta de escapar por la salida de emergencia. En el basket del este de Europa hay personajes que hubieran mirado cara a cara a Gil, Lopera, Lendoiro o Gaspart en los 90. Imaginen que estos presidentes hubieran tenido las stories de Instagram a tiro de postpartido.

Olympiacos también trae presión. La A es que no gane el Panathinaikos. La B es que ellos se sacudan a Micic y a Llull, quienes que esta semana están soñando con esos lanzamientos que eliminaron al mejor baloncesto colectivo del este lustro. La C es que los hermanos armadores griegos han reforzado tanto al equipo que solo les vale el As de Oros. Si hay último tiro, lo lanzará Evan Fournier.

Y de fondo, el Mónaco con menos presión y la petición de su dueño de una plaza fija. Abu Dabi es en estos días zoco de rumores, de planes futuros y de fichajes. Hay un representante de jugadores por cada tres aficionados. Mi apuesta: hoy ganan Fenerbahçe y Olympiacos.