Pogacar abruma en la etapa reina del Mortirolo y Nairo Quintana resucita en los Dolomitas

Pogacar abruma en la etapa reina del Mortirolo y Nairo Quintana resucita en los Dolomitas

El paso del Mortirolo se abrió antes de la Segunda Guerra Mundial para que los ganaderos llevaran las cabras a los pastos de las tierras altas. La brecha trazada en una de las costillas de los Dolomitas también fue utilizada por los contrabandistas por esquivar el control de los carabinieri. La leyenda envuelve a esta mole de rampas infernales. Dureza extrema para un gigante que rivaliza con los imponentes Stelvio, Gavia y Pordoi.

Allí, Franco Chioccioli sentenció el Giro de 1991. Allí, Marco Pantani demarró como nunca a falta de 10 kilómetros para la cima en 1994, aquella ronda perdida por Miguel Indurain con Eugeni Berzin. Allí, Alberto Contador, en 2015, firmó su remontada más célebre al rebasar a todos tras afrontar la subida con una desventaja de 50 segundos por una avería mecánica.

Esta subida, cubierta con un bosque de coníferas que apenas deja pasar el aire, es un retablo para los escaladores de tronío, como Tadej Pogacar, tan apasionado de la mística de la Corsa Rosa, que este domingo se anotó la etapa reina de un Giro en el que nunca ha tenido adversarios de alta intensidad. Aventajó a Geraint Thomas y a Daniel Martínez en 2.50 minutos. Ya supera a sus rivales más próximos en cerca de siete minutos y todavía resta una semana de alta montaña. ''Ha sido uno de los mejores días de mi vida'', declaró el bicampeón del líder inabordable, vencedor de cuatro etapas en su debut en la ronda italiana.

El esloveno volvió a abrumar en una jornada de tremendo desgaste con un ataque demoledor a falta de 14 kilómetros para la meta, ubicada en la estación alpina de Livigno, que terminó con las esperanzas de renacimiento de Nairo Quintana. El colombiano fue segundo y presentó su mejor actuación en el regreso al Movistar.

El temor al Mortirolo marcó el desarrollo de la cita de este domingo, con la etapa maratoniana (222 kilómetros y cinco puertos). El pelotón se rompió con una macrofuga de 60 corredores, que alcanzó una ventaja de cinco minutos antes de afrontar el ascenso al puerto alpino, que se hizo por su vertiente más suave, la de Edolo Monno, con 12,7 kilómetros al 7,7% de pendiente media. En la aventura se metieron gente con vocación ofensiva en la escapada, como Quintana, Valter, Juanpe López, Alaphilippe, Storer, Steinhauser, Narváez o Pelayo Sánchez. Scaroni tuvo el privilegio de pasar primero por la cúspide del Mortirolo.

La renta de los fugados fue disminuyendo por la presión del UAE e Ineos. A falta de 30 kilómetros y con dos puertos por delante y en ascensión permanente, la diferencia bajó a los 3.40. Los aventureros quedaron reducidos a una veintena.

Los gregarios de Pogacar controlaron la situación con rienda larga. En últimas rampas de Passo Foscagnio, a 14 kilómetros de la meta, el líder decidió que había llegado la hora de los fugados. Aceleró y sin apenas oposición de marchó para superar a todos. Quintana y Steinhauser fueron los últimos. Al colombiano le cazó a falta de 2.000 metros para la clausura, en las rampas más dura de Livigno, un lugar que conoce muy bien, porque allí se levanta un centro de alto rendimiento muy visitado por el equipo UAE. ''Livigno es uno de mis sitios favoritos de Italia'', señaló un líder que amenaza con cerrar el Giro con una de las ventajas más alta de la historia reciente. Honor y gloria para un inagotable generador de espectáculo.

Milan, tras sufrir un sofocón por un abanico, pone orden en la anarquía de los velocistas

Milan, tras sufrir un sofocón por un abanico, pone orden en la anarquía de los velocistas

Aquellos equipos poderosos que imponían un treno imposible de superar ya pasaron a la historia. Unas formaciones perfectamente coordinadas que comandaban el grupo e imponían una altísima velocidad en los últimos kilómetros para impedir cualquier conato de fuga y, así, lanzar a su sprinters a la conquista de la victoria. Ese aplastante dominio no termina de cuajar en este Giro de velocistas inseguros. En esa anarquía domina Jonathan Milan, que este viernes se anotó su tercera victoria parcial tras solventar un inesperado sofocón provocado por una abanico. Tadej Pogacar, que también suma tres triunfos, continúa líder.

En el desgobierno de las llegadas masiva, el Lidl Trek, el Soudal Quick Step, el Alpecin y el Visma se han repartido responsabilidades sin asumir un gobierno estable. El más fiable, sin duda, es el Lidl Terk de Milan, que antes venció en las etapas cuarta y undécima. El belga Tim Merlier (Soudal) brilló en la tercera jornada y el neerlandés Olav Kooij (Visma), en la novena.

En su escenario preferido, sin dificultades orográficos, con minúsculo desnivel de 150 metros y un recorrido de 179 kilómetros entre Riccione y Cento, algunos de los mejores rodadores quedaron retratados con una valiente ofensiva de Ineos. El equipo de Geraint Thomas, aprovechando un golpe de ciento lateral, aceleró la marcha a falta de 60 kilómetros para la meta y rompió en pelotón en varios trozos. Arensman, Narváez y Ganna se relevaron en la punta y dejaron cortados, entre otros, a Milan y a Fernando Gaviria. También a escaladores como Domenico Pozzovivo yEiner Rubio. La ofensiva terminó con la aventura de los fugados de turno, en esta ocasión el incansable Andrea Petrobon (del Polti Kometa de Alberto Contador) y Alessandro Tonelli y Manuele Tarozzi (ambos de Bardiani), que habían conseguido hasta dos minutos de renta.

Un calentón inesperado para el equipo de Milan, que consiguió enganchar a falta de 37 kilómetros para el final. Una breve tormenta al nerviosismo por ocupar las primeras plazas en el desenlace por las calles de Cento y por neutralizar una nueva fuga, ahora integrada por De Pooter y Marcellusi. Con el Alpecin de Kaden Grove asomando en cabeza. Tensión y sustos y varias caídas antes de un final en el que Milan superó, a los últimos 50 metros, a un soberbio Gaviria. Premio para el italiano y el colombiano, castigados en el tramo final por el Ineos.

Esta ha sido una de las dos últimas balas del cargador de los velocistas, dado que la tercera semana de competición está dominada por la alta montaña, sólo les quedarán las jornadas del viernes, con llegada a Padova y la de la clausura en Roma.

Para este sábado cambio de guion. Nueva y última cita para los expertos en la lucha individual contra el crono. Serán 31 kilómetros en un trayecto llano entre Castiglione delle Stiviere y Desenzano del Garda. Un test de fuerza para especialistas. Más opciones para Filippo Ganna que para Tadej Pogacar.

Alaphilippe se reivindica en Fano

Alaphilippe se reivindica en Fano

Actualizado Jueves, 16 mayo 2024 - 18:12

Julian Alaphilippe se reivindicó ante sí mismo y frente al resto de la humanidad ciclista con uno de esos triunfos trabajados, llenos de fuerza y sabiduría conjuntas. De calidad y experiencia en estrecha colaboración. De rabia y cálculo combinados. Una de esas victorias que engrandecen a un corredor y adornan dos carreras: la propia, la personal y la de la prueba en cuestión. En este caso, el Giro.

Alaphilippe fue el producto depurado, destilado de una escapada temprana, joven, numerosa, a 150 km. de la llegada y de la que se separó, junto a Mirco Maestri, pocos kilómetros después. Los dos fueron haciendo camino mientras, por detrás, pedaleaban sus nueve ex compañeros de fuga (Narváez, Ben Thomas, Hermans, Scaloni...) y, más lejos, 24 unidades de todo pelaje (Quintana, Pelayo Sánchez, Pozzovivo, Ganna, Rubén Fernández...). Mucho más allá, el pelotón, desentendido del asunto, con los tenores de la general exentos de auténticas amenazas.

Entre Martinsicuro y Fano, etapa larga (193 km.) y rara. Falsamente llana y falsamente montañosa. Lo explicamos. Falsamente llana porque estaba cuajada de pequeñas, pero duras cotas. De cuarta categoría, sí, pero exigentes (otras no siquiera eran puntuables, aunque, por similitud, lo merecían). Falsamente montañosa por la misma razón: muchas "tachuelas" durillas, pero sin la categoría suficiente como para que se relamieran los escaladores. Ni carne ni pescado. O carne y pescado a la vez en plato único.

Una de esas cotas no puntuables, el Monte Giove, una breve pesadilla de poco más de dos kilómetros y medio, pero con un engallamiento del 20% incrustado en el 5% de media, estaba destinada a dictar la suerte de la etapa. Se erguía, además, a 9 km. de la llegada, anunciando la dulzura en medio de la tortura. Alaphilippe y Maestri llegaron a sus pies con 47 segundos de diferencia sobre sus perseguidores.

Alaphilippe, bastante entero, se separó en el acto de Maesti. O Maestri se separó en el acto, en sentido inverso, de Alaphlippe. Es igual. El caso es que entre ellos se abrió instantáneamente un abismo cuesta arriba. La suerte aún no estaba echada. Dependería del comportamiento de Alaphlippe en el "rampón" del 20%. O del comportamiento del "rampón" con Alaphilippe.

Ambos se comportaron bien el uno con el otro. El hombre engalanó la cuesta con su brillante esfuerzo, y la cuesta no le castigó más de lo inevitable. Desde su cumbre, Alaphilippe se lanzó, intocable, hacia al triunfo, el número 42 de un palmarés que incluye dos Campeonatos del Mundo y una Milán-San Remo. Lo necesitaba. En su último año de contrato con el Soudal, a sus 31 de edad (cumplirá 32 el 11 de junio), llevaba uno sin ganar y tres sin apuntarse una etapa en una gran ronda. Entre caídas, lesiones y polémicas, sus actuaciones esta temporada sembraban muchas dudas acerca de su capacidad de ser el que fue o, al menos, de parecérsele. Si esta victoria no es flor de un día, podemos pensar en un Alaphilippe rescatado de sí mismo por el bien del idilio de la bicicleta con algunos de sus amantes más agraciados. A 31 segundos llegaron Jhonatan Narváez y Quinten Hermans, quienes, a su vez, también en el Monte Giove, se habían desgajado de sus acompañantes. Pogacar, por descontado, mantiene la "maglia rosa".

Etapa llana la del viernes antes de la importante contrarreloj del sábado, que dará paso al tríptico montañoso del domingo, el martes y el miércoles (el lunes se descansa). Una traca. La carrera saldrá de ella considerablemente aclarada.

La Vuelta a España de 2026 saldrá desde Mónaco

La Vuelta a España de 2026 saldrá desde Mónaco

Actualizado Jueves, 16 mayo 2024 - 14:28

La Vuelta Ciclista a España de 2026 tendrá su inicio en Mónaco. Así lo ha comunicado la organización al hacer público un acuerdo con el Secretario de Estado Pierre Dartout y Yan Le Monner, responsable de Amaury Sport Organization, encargada de eventos deportivos. También ha asistido al acto el Príncipe Alberto II.

Con esta firma, la 81ª edición de la competición iniciará por quinta vez su recorrido fuera de España. Este hecho solo había ocurrido en Lisboa 1997, Assen (Países Bajos) en 2009, Nimes (Francia) en 2017 y Utrecht en 2022.

Este año 2024, La Vuelta también saldrá fuera de nuestras fronteras hacia las ciudades de Lisboa, Oeiras y Cascais.

El Principado cuenta además con experiencia en la organización de este tipo de eventos y competiciones, pues ya acogió la Grand Départ del Tour de Francia en 2009 y también será partícipe en la salida de la contrarreloj final que unirá Mónaco y Niza.

Olav Kooij, el versátil sprinter de moda: antepasados ciclistas, futbolistas y tenistas

Olav Kooij, el versátil sprinter de moda: antepasados ciclistas, futbolistas y tenistas

Un prolífico legado deportivo y artístico guía al velocista neófito y más de moda del Giro de Italia. El neerlandés Olav Kooij (Numansdorp, 2001) es un chaval con heterogénea formación que ya vence a lobos en sprints suicidas. Otro adalid de una nueva generación de corredores distinguida por la osadía y la precocidad.

El aventajado debutante de la Corsa Rosa presume de genealogía. Olav es hijo de Johan Kooij, un ciclista que participó en pruebas nacionales e internacionales. Su madre Anna van der Berg también se dedicó al deporte. El abuelo paterno, Pieter Kooij, fue un destacado ciclista amateur. La abuela paterna, Margot de Vries, fue una tenista con triunfos en categoría nacional. Por parte materna, el abuelo Dirk van der Berg fue futbolista. Su abuela Maria Bakker se alejó del deporte y se dedicó al arte, a la pintura.

En su casa, Olav se tropieza con bicicletas, balones, raquetas y patines. Y es que al joven e inquieto corredor del equipo Visma también le encanta el patinaje artístico y el esquí de fondo.

La pasión por el deporte y su versatilidad distinguen a este sprinter que se curte en el Giro y que el domingo firmó su primer triunfo. Con 22 años y en su debut en la ronda italiana se atreve a desafiar a tipos tan experimentados como Tim Merlier, Caleb Ewan, Fabio Jakobsen, Phil Bauhaus, Fernando Gaviria o Jonathan Milan. En las dos primera etapas resueltas al sprint fue sexto y cuarto. En la de miércoles, con cuatro fugados en meta, concluyó noveno. En Nápoles dio en el centro de la diana, y eso que ha acudido a la carrera italiana sin su tutor. La ausencia del damnificado Wout van Aert es irreparable. No hay mejor lanzador que el belga, como demostró el pasado año en el Tour de Gran Bretaña, donde puso en bandeja cuatro triunfos consecutivos a Kooij. Aquella fue puesta de largo del talentoso neerlandés, que saltó todos los plazos en el equipo de desarrollo del Visma. Debutó en el primer equipo en febrero de 2021, ese año consiguió la medalla de bronce en la prueba en ruta del Mundial sub'23. Tiene contrato hasta 2025.

Kooij es un velocista que podría terminar siendo un notable clasicómano, según aventuran los técnicos del Visma. Este año también ha sumado etapas en París-Niza (dos), Tour de UAE y Clásica de Almería. En 2023 brilló en el Tour de Polonia y Cuatro Días de Dunkerque. En su palmarés ya figuran 33 triunfos.

Merijn Zeeman, director deportivo del Visma, dijo antes del comienzo del Giro: «Olav es uno de los mayores talentos del WorldTour. Es muy rápido y está haciendo una temporada fantástica. Tiene un talento increíble y vamos a ayudarle en todo lo que podamos».

Olav Kooji agradeció los elogios pero lamentó la ausencia de Van Aert. «Es frustrante no poder contar con Van Aert, pero es lo que hay. En el equipo también hay otros corredores con gran experiencia», señaló el neerlandés, que preparó el Giro en Denia (Alicante), junto a sus compañeros el italiano Edoardo Affini, el belga Cian Uijtdebroeks y el francés Christophe Laporte (abandonó la carrera en la primera semana por una caída). «Sin Laporte, tengo que improvisar los movimientos en el sprint. En los dos primeras llegadas mavisas del Giro no estaba al 100% y me sentí inferior a los otros velocistas. Ahora, no», dijo el joven y veloz neerlandés tras ganar en Nápoles y que este lunes disfrutó de su primer día de descanso en el Giro.

El debutante Olav Kooij se estrena en la electrizante 'volata' de Nápoles

El debutante Olav Kooij se estrena en la electrizante ‘volata’ de Nápoles

En la liga de los segundones, el equipo Polti Kometa de Alberto Contador marca tendencia. Nadie aprovecha mejor el escaparate publicitario que esta modesta formación. En esta primera semana del Giro de Italia ha conquistado unas valiosas cuotas de pantalla para compensar el desembolso presupuestario. Este domingo, dos integrantes de este grupo, Andrea Petrobon y Mirco Maestri, acapararon enorme protagonismo al meterse en la fuga buena del día. Más de 180 kilómetros con las cámaras de televisión mostrando los nombres y anagramas de sus patrocinadores. Cuando la victoria es una utopía, lo mejor es tirar de pragmatismo.

Nueva plataforma de lanzamiento del Polti Kometa, que el pasado miércoles consiguió que una imagen de Contador se hiciera viral al mostrar su incontenible emoción (gritos, saltos, golpes en la mesa) en la cabina de transmisión de Eurosport al narrar el final de etapa, en Lucca, en la que Pietrobon se quedó a un palmo de vencer con un soberbio golpe de osadía.

La repercusión mediática es esencial. Eso lo sabe muy bien el joven velocista neerlandés Olav Kooij (22 años), que este domingo impuso su punta de velocidad en una de las llegadas con más gancho turístico: Nápoles, con su particular ecosistema urbano, y su cercanía al imponente Vesubio.

Contraataque de Narváez

El corredor del Visma se aprovechó del trabajo realizado por el Trek de Jonathan Milan, que en los últimos 20 kilómetros encabezó el pelotón para emprender dos excelente maniobras de caza. La primera, para neutralizar dos acometidas de un hiperactivo Julian Alaphilippe y la segunda para contrarrestar un espectacular contraataque del Jhonatan Narváez. La ofensiva del ecuatoriano ha sido uno de los grandes momentos de este Giro. Aceleró en el último repecho, desarmó al pelotón y voló por las avenidas Dohrn y Caracciolo. Le sobró el último kilómetro, en el que, sorprendentemente, Pogacar ejerció de lanzador de Juan Sebastián Molano. El esloveno está sobradísimo y se arriesga en exceso.

En esa última pelea emergió la figura de Kooij, que, sin la ayuda de Van Aert, se busca la vida como puede en las llegadas masivas. El neerlandés, debutante en la Corsa Rosa, ya se anotó en esta temporada dos etapas en el Tour de UAE, Clásica de Almería y París-Niza (dos).

Este lunes, primera jornada de descanso, previa a nueva jornada de montaña, con salida en Pompeya y final en el alto de Cusano Mutri, con más de 20 kilómetros de ascensión al 4,6% de desnivel.

Pogacar juega con sus enemigos y vence en la primera etapa de montaña de un Giro que gobierna a su antojo

Pogacar juega con sus enemigos y vence en la primera etapa de montaña de un Giro que gobierna a su antojo

Ganar por inercia, sin alardes, midiendo los esfuerzos como un inteligente gestor. Tadej Pogacar no quería guerra después de la tremenda contrarreloj del viernes y en una faena de aliño se anotó la primera etapa de alta montaña de un Giro que gobierna a su capricho.

Tercera victoria del bicampeón del Tour en la Corsa Rosa en un jornada que para él parecía un entrenamiento de calidad. En la subida a Prati di Tivo, Pogacar jugó con sus enemigos. Superó sin problemas a Daniel Felipe Martínez en un sprint en subida. Antes de levantar los brazos en la cima de los Abruzos dejó que Paret-Peintre, Tiberi y Arensman aceleraran la marcha, dejándoles unos metros de margen para que se ilusionaran con un triunfo imposible.

Sin un desgaste excesivo, Majka y Novak, gregarios de Pogy, neutralizaban las acometidas e imponían el ritmo adecuado para su jefe, que remató la jornada con solvencia, pero sin la autoridad de otras ocasiones. Queda mucho Giro y no precisa agotar el depósito con la vista puesta en el Tour. Piano piano.

intento infructuoso

En las praderas y montes de los Apeninos, el equipo de Pogacar controló una jornada endurecida por el Ineos, que peleó por una escapada en la que metió al colombiano Jonathan Narváez y al estadounidense Magnus Sheffield. El equipo de Geraint Thomas pretendía minar los recursos de UAE y pillar en un renuncio a Pogacar.

Un intento infructuoso, porque en las 22 curvas cerradas de la estación de Prati di Tivo, en una subida de 14,5 kilómetros, al 7% del desnivel, Pogacar escaló sin esfuerzos, sin levantarse del sillín, controlando los movimientos con facilidad. Buen intento de la escuadra británica, que se resiste a presentar pleitesía al fenómeno esloveno. Al Giro no le interesa que Pogacar sentencie la carrera en la primera semana.

El precedente de 2021

Pogacar se anotó su décima victoria de la temporada, la 73ª de su trayectoria, en un territorio conocido. En la estación de Prati di Tivo, también había doblegado a sus rivales en la edición de 2021 de la Tirreno Adriático. Entonces, en la cuarta etapa se anotó la victoria tras superar a Simon Yates. Ese triunfo le sirvió para lograr el liderato de la prueba y cimentar su domino en la clasificación general.

Este domingo, nueva oportunidad para los aventureros y velocistas, con una etapa de 214 kilómetros, con salida de Avezzano y meta en Nápoles.

Pelayo Sánchez, la promesa del ciclismo español tutelada por un campeón olímpico: "Es un llorón, siempre está quejándose"

Pelayo Sánchez, la promesa del ciclismo español tutelada por un campeón olímpico: “Es un llorón, siempre está quejándose”

El asturiano que ha terminado con un lustro de sequía española en el Giro de Italia comparte apellido con su maestro. Pelayo Sánchez (Tellego, 2000), ganador de la etapa del sterrato de la Corsa Rosa, se formó en la MMR Academy que dirige Samuel Sánchez en Oviedo desde 2015. El campeón olímpico de Pekín 2008 moldeó a un corredor con gran talento pero bajo de confianza.

«Pelayo es un llorón, siempre está quejándose. Es muy dubitativo. No te puedes imaginar el montón de mensajes que me ha enviado desde que comenzó el Giro, diciéndome que no estaba bien. Yo le decía que estuviera tranquilo, que se reservara para la etapa del sterrato, que se metiera en una fuga y que tirase para adelante. Me alegro de que me hiera caso», recalca Samuel instantes después del que su ex pupilo derrotara a Julian Alaphilippe y terminara con una nefasta racha de triunfos en la prueba italiana. El anterior ganador fue Pello Bilbao, en 2019.

Pelayo Sánchez permaneció en la MMR Academy cuatro años, desde cadete a júnior. Debutó como profesional en 2021 con el Burgos-BH. «Es un quejica, pero también es un killer del área, sabe ganar y lee muy bien las carreras. Tiene instinto y se crece ante la adversidad, como demostró con su pelea con Alaphilippe [el francés le abroncó por demarrar en un repecho] y Plapp. Es rápido y sube bien, es una caza etapas, muy parecido a Ion Izagirre, pero tiene que aprender a no ser tan negativo», añade Samuel Sánchez.

Sus amigos recuerdan que una vez, cuando era juvenil, se negó a correr una contrarreloj en la Vuelta a Valladolid porque estaba desanimado. Se presentó a la etapa en ropa de calle y su director, el ex ciclista Benjamín Noval y técnico de MMR Academy, le obligó a cambiarse de ropa y a montar en la bicicleta. Tomó la salida y ganó. Y es que a pesar de sus 60 kilos también es un aceptable contrarrelojista.

El nuevo talento del equipo Movistar está estudiando Fisioterapia y vive con su padres y hermana en Tellego, un pequeño pueblo a sólo 13 kilómetros de Oviedo. Todas las semanas, cuando no está con el Movistar, sale a entrenarse con Samu Sánchez por las carreteras asturianas. Pelayo siempre apuntó notables condiciones, pero sus problemas con la alergia le frenaron la progresión. Todo mejoró cuando hace un par de años se operó de sinusitis. En su debut en la Vuelta a España, en 2021, con sólo 21 años, destacó en las etapas de montaña asturianas y gallegas, y especialmente en la dura jornada del Gamoniteiru.

En 2023 se estrenó como ganador de etapa en la última jornada de la Vuelta a Asturias, con final en la calle Uría de Oviedo. En la última Vuelta a España acaparó titulares tras quedar tercero en Guadarrama, sólo superado por Poels y Evenepoel. Esta temporada también sumó el Trofeo Pollença-Port d'Andratx.

Para este chaval de 24 años, el sprint de ayer será imborrable y nunca olvidará el consejo de su maestro: «Desde el inicio del Giro intenté ahorrar energía porque sabía que no estaba en forma para estar delante con los primeros días. Así que me reservé para esta etapa con la intención de meterme en una escapada, pero nunca me imaginé ganar la etapa».

«Ha sido una locura, un sueño. Esto es increíble. No tengo palabras. Durante todo el día traté de estar tranquilo y eliminar a algunos corredores. Al final me quedé con Plapp y Alaphilippe, intenté dejarlos atrás, pero me fue imposible», dice el nuevo dominador del sterrato en esas carreteras de tierra que tanto se parecen a las de su pueblo.

El asturiano Pelayo Sánchez se consagra en la etapa del 'sterrato'

El asturiano Pelayo Sánchez se consagra en la etapa del ‘sterrato’

Actualizado Jueves, 9 mayo 2024 - 17:35

Deslizándose entre la grava de la cautivadora Toscana. Volando en el sterrato, esos tramos de tierra que rememoran aquellos caminos que martirizaban a los heroicos pioneros. Ciclismo con aroma antiguo para el lucimiento de Pelayo Sánchez, el asturiano del Movistar, que logró la primera victoria española en la Corsa Rosa'2024 y también en los últimos cinco años.

''Es increíble, una locura. No me lo puedo creer'', exclamó el corredor del Movistar, que superó en un vibrante mano a mano al francés Julian Alaphilippe, dos veces campeón del mundo. Tadej Pogacar mantiene el liderato.

Una victoria y un rival que sirven para consagrar a un ciclista que sólo tiene 24 años y que atesora un amplio margen de mejora. Este año ya había conseguido un triunfo en la Challenge de Mallorca. En la temporada anterior se anotó una etapa en la Vuelta a Asturias.

Alegría inmensa en el seno del Movistar, que necesitaba un éxito como este para recobrar la autoestima y para enderezar una discreta campaña.

Hermoso escenario para presentación de Pelayo Sánchez. En esa esperada etapa del sterrato, que ahora muchos denominan gravel, que no es otra cosa que la habitual tierra prensada de los caminos forestales. La estrategia para afrontar el sterrato es idéntica al de los tramos de adoquines. Hay que ir con decisión y pelear por entrar en las mejores posiciones. Eso genera dosis elevadas de estrés que provocan enganchones y caídas. Un ejercicio de habilidad y de esfuerzo extremo.

La jornada incluyó tres segmentos para exprimir al máximo el esfuerzo. El primero de poco más de 4.000 metros fue inaugurado por un grupo de escapados en el que figuraba Pelayo Sánchez Alaphilippe y el australiano Lucas Plapp (Jayco), con más de un minuto de renta sobre un pelotón que quedó muy fragmentado en el ecuador de la etapa que transcurrió cerca de Siena, principio y fin de la Strade Bianche.

En los primeros pasos por el sterrato, el Ineos de Geraint Thomas aceleró la marcha, con Thymen Arensman marcando el ritmo. Pogacar, que se quedó sólo con dos gregarios, no colaboró en las operaciones de caza. Al esloveno le interesaba mantener viva la escapada.

En el tercer tramo (2.400 metros de subida), a 16 kilómetros de meta, los nervios se apoderaron del pelotón, con empujones y caídas. Con Ineos, otra vez, al comando, y con una ventaja de 1,15 minutos con Pelayo y sus acompañantes. Los tres fugados no escondieron sus cartas, cada uno de ellos intentó escarpase a falta de 20 kilómetros en carreteras estrechas y en permanente subida, con el pelotón reduciendo distancia. Hasta hubo pequeñas broncas, el francés reclamó al Pelayo, que no le sprintara en un repecho. Los últimos 400 metros fueron pletóricos para el asturiano, que se situó a la estela de Alaphilippe y le superó en el último golpe de riñones. Cara de incredulidad para el francés, derrotado por un español sin complejos y que ya ha justificado toda una temporada.

Este viernes, cambio de escenario, con una contrarreloj de 40,6 kilómetros con final en alto. Filippo Ganna tratará de evitar una nueva victoria de Pogacar.

Ben Thomas sorprende a los velocistas antes de la criba del 'sterrato'

Ben Thomas sorprende a los velocistas antes de la criba del ‘sterrato’

Un póquer de osados derrota a un pelotón desquiciado por una pelea estéril entre los velocistas. El francés Ben Thomas se anotó la victoria en la amurallada Lucca tras aprovechar una escapada en el tramo final de la etapa en la que también se metieron Michael Valgren (EF Education-EasyPost), Enzo Paleni (Groupama-FDJ) y Andrea Pietrobon (Team Polti Kometa). El pistard olímpico galo otorga el primer triunfo al Cofidis en esta temporada.

En la espléndida primavera de la Toscana. Los equipos de los sprinters quedaron en evidencia. Los cuatros escapados se marcharon cuando sólo quedaban un puñado de kilómetros para la clausura, pronto sumaron 45 segundos de renta y a partir de ese momento apareció en descontrol en el grupo perseguidor. Jonathan Milan y sus lanzadores del Trek reclamaban a los integrantes del Alpecin, Soudal y Visma que les relevaran en la punta de lanza. Unos se hacían los sordos, otros se escondían. Cuando se pusieron de acuerdo ya era muy tarde.

Los fugados se compenetraron espléndidamente. Pietriobon lo intentó con un ataque a falta de 600 metros, pero el empuje de Thomas fue insuperable. Primer triunfo del curso para el corredor de 28 años, que el pasado logró una etapa en los Cuatro días de Dunkerque.

El francés acaparó notoriedad en la monumental Lucca, cuna de los compositores Giacomo Puccini y Luigi Boccherini. También es la patria de Mario Cipollini, uno de los sprinters más formidables de siempre, que atesora el récord de victorias en el Giro, 42, una más de Alfredo Binda. Fue el más astuto de una jornada etapa nerviosa, con varios enganchones que provocaron las caídas, entre otros, de Woods, Valter, Milesi y Foss.

Una etapa que precedió a la estresante cita de este jueves, con la presencia del temido sterrato, esa tierra prensada que acelera el pulso de los corredores. Un escenario incómodo en el que Tadej Pogacar siempre ofrece altísimas prestaciones, como ya demostró esta temporada con el apabullante dominio en la Strade Bianche. Un día para los clasicómanos y los rodadores más potentes.

La cita, que sale de Torre del Lago Puccini y finaliza en Rapolano Terme, consta de 180 kilómetros, con un trazado plano hasta el ecuador del ejercicio. Los tres tramos de pista sin asfaltar, con un total de 11,6 kilómetros, están situados en la última parte de la etapa. 50 kilómetros estresantes. El primer desafío aparece en el kilómetro 130 y tiene una longitud de más de 4.000 metros. Sin apenas descanso irrumpe el segundo segmento, en Grotti, que romperá la carrera debido a sus 4,8 kilómetros de subida. El tercero está situado sólo a 16 kilómetros de la meta y tiene una longitud de 2.400 metros, con subida y bajada. Martirizantes obstáculos del polvo y la grava. Trabajo extra para los mecánicos.

Un territorio comanche en el que Pogacar amenaza con divertirse y martirizar a sus enemigos. Un día divertido en el que algún aspirante al podio podría despedirse de sus opciones. Este Giro no ofrece tregua.