Las 22 medallas de Barcelona 92, techo y obsesión: "Cuando conoces la inversión de otros países..."

Las 22 medallas de Barcelona 92, techo y obsesión: “Cuando conoces la inversión de otros países…”

Barcelona 92 fue cumbre y también 'techo de cristal'. Un espejismo olímpico de 22 medallas que desde entonces persigue España como un imposible. Es «la barrera que debemos de romper», en palabras de Alejandro Blanco. El presidente del Comité Olímpico Español (COE), poco de hacer quinielas, no se esconde esta vez. «Por primera vez en la vida me he lanzado. El reto, y cuando hablo con los deportistas lo tienen claro, son las 22 de Barcelona. Mínimo. Las previsiones invitan a ese optimismo», desafía en EL MUNDO a 100 días de París.

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Los Juegos de Barcelona fueron un precioso asterisco en una colección histórica no tan boyante. El ardor patrio de aquella cita y una inversión de los sectores públicos y privados -vía Plan ADO- sin precedentes disparó los éxitos, nada menos que 13 oros, sextos en el medallero. Pero después, la cruda realidad. En las dos últimas citas, Río y Tokio, apenas 17 (y apenas tres doradas en la cita nipona). En deportes de equipo, uno de los puntos fuertes del deporte español, no se gana un oro desde Atlanta 96, por ejemplo.

La regla es sencilla en el medallero. Inversión, habitantes y PIB suelen ser el baremo olímpico. España tiene calidad y cantidad en sus deportistas para soñar con superarse, para dar ese salto necesario, aunque en tantas cosas el deporte nacional siga a años luz de otros. «Es imposible compararnos a Estados Unidos, China, Gran Bretaña... E incluso a otros países de ámbitos más cercanos. Cuando conoces las inversiones de esos países... Siempre digo que en el cociente entre resultados e inversión, somos el primer país del mundo. Los resultados están por encima de los medios. Y ahí destaca la calidad de nuestros deportistas, entrenadores, clubes y federaciones, que son las cuatro patas sobre los que se sujeta el deporte español. Que es el mejor del mundo, lo digo convencido», expone Alejandro Blanco que, sin embargo, pone en valor «el programa del Team España», que, junto a la inversión del CSD, «ha ayudado muchísimo».

Equipos

Pero hay motivos y, sobre todo, nombres propios para pensar que en la capital francesa España puede estar en una cifra similar a la de hace 32 años. «Hemos tenido un ciclo olímpico espectacular y la clasificación de nuestros deportistas para los Juegos está alcanzando récords. Sinceramente, la realidad nos invita a ser optimistas de cara a París», apostilla Blanco. «Sería negar la evidencia. Hay ya nueve equipos clasificados, nos falta el baloncesto masculino [Juega el Preolímpico en Valencia del 1 al 7 de julio] y el rugby. En piragüismo estamos al máximo, la vela también, taekwondo, gimnasia, Carolina cada [Marín] día bate más récords... Es un momento mágico», enumera. Y eso que, por ejemplo, la desaparición del kárate priva de dos éxitos casi seguros con Sandra Sánchez y Damián Quintero.

A estas alturas, ya hay 277 deportistas clasificados y la cifra puede superar los 360 cuando finalicen los ránkings y preolímpicos. Entre ellos, algunas parecen opciones seguras de metal. Hugo González fue campeón del mundo en 200 metros espalda el pasado mes de febrero, como meses antes lo fueron (por partida doble) los marchadores María Pérez y Álvaro Martín (sus opciones en París además se multiplican con la novedad del relevo mixto). Fátima Gálvez en tiro, Adriana Cerezo en taekwondo, Teresa Portela, el K4, Antía Jacomé y María Corbera en piragüismo, Jordi Xammar y Nora Brugman en vela..., especialidades en el que siempre son varias las opciones y que son las que nunca fallan en el deporte español.

Los nacionalizados Jordan Díaz y Yaimé Pérez, que se unen a otras opciones en atletismo como Ana Peleteiro, Fatima Diamé, Adrián Ben... El judo que pide foco después de años de mal fario con Fran Garrigós, Niko Shera, Ai Tsunoda... La gimnasia (Ray Zapata), la escalada con el dorado Alberto Ginés, por supuesto Carolina Marín y Maialen Chorraut (a sus quintos Juegos con 41 años)... Y dos mediáticos con ganas olímpicas como Jon Rahm en golf y Carlos Alcaraz en tenis (ese doble mágico con Rafa Nadal...).

Y, cómo no, los deportes de equipo y esa tradición de competir 'juntos' en la que España brilla como casi nadie en el mundo. «La ilusión, las ganas, el compromiso y el talento» como señas de identidad grupales, que reivindica Alejandro Blanco. Y ahí, por encima de todos, destaca la primera participación de la selección femenina de fútbol (entró en el programa olímpico en Atlanta 96), la histórica campeona del mundo. También la masculina (plata en Tokio) y los dos waterpolos. Quizá perdieron algo de expectación el baloncesto, el balonmano y el hockey.

Adriana Cerezo: "Yo disfruto más que el resto. Esa es la diferencia"

Adriana Cerezo: “Yo disfruto más que el resto. Esa es la diferencia”

Adriana Cerezo es pura adrenalina. Y no sólo sobre el tapiz. Saluda aquí y allá, bromea con unos y otros y deambula eléctrica por el gimnasio Hankuk de San Sebastián de los Reyes como si fuera el salón de su casa. Los minutos previos al entrenamiento resultan una liturgia de vendajes, ánimos, risas, masajes y concentración. "Yo es que a lo que renunciaría es a no venir aquí. Ese sería mi sacrificio. Si tengo algún compromiso y tengo que cambiar los horarios o faltar al entrenamiento, pues me molesta. Y fue así siempre. Cuando tenía 10 años y me coincidía con el cumpleaños de algún amigo del colegio, me fastidiaba. Mi fiesta estaba aquí. Y que dure mucho", presume la menuda taekwondista en su entrevista con EL MUNDO, en la que habla tan rápido como pelea y con igual seguridad que como ejecuta sus patadas.

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Hace tres años, en el Makuhari Messe Hall, un centro de convenciones gigantesco a las afueras de Tokio, una niña de 17 años cautivó a España con su mezcla de ternura y fiereza. Sonreía de camino a cada combate y despedazaba a su rival después. Sólo cayó en la final, contra la tailandesa Panipak Wongpattanakit, por un despiste en los últimos segundos. Y lloró. De rabia porque aquella plata, que era la primera medalla para el país en esos Juegos, no fuera oro. Aunque nadie hubiera contado con ella.

Nadie, menos los que la conocían. "El día que la vi por primera vez pensé: 'Esta es una bestia'. Vino un poco cabizbaja, pero cuando tiró la primera patada...", rememora Jesús Ramal, el entrenador que hizo de esa niña frustrada que acudió a su escuela la mejor del mundo. Pero su plata, la que le cambio la vida, fue también fruto de un guiño del destino. Si para los deportistas más veteranos el retraso de los Juegos a causa de la pandemia resultó un duro golpe, para la adolescente Adriana ese año de margen fue una bendición. "¿Cuántas posibilidades hay de que una pandemia retrase unos Juegos, que los pueda disputar con 17 años...? Una entre un millón. Si hubieran sido en el 2020, tenía la edad muy justa para llegar a Tokio. Tuve más tiempo para aprender, para que la Federación confiara en mí y para que no hubiera ninguna duda, porque venía de las categorías inferiores. No sé qué hubiera pasado si hubiesen sido antes, pero de esta forma no me fue mal. Así que, como fue un regalo, la idea era ir a por todas", dice ella, a la que todos aquí la llaman 'La Bicho'.

Cerezo, durante un entrenamiento en el Hankuk.

Cerezo, durante un entrenamiento en el Hankuk.Ángel Navarrete

¿Cómo recuerda aquel día en el que fue ganando combate a combate hasta plantarse en toda una final olímpica?
Estaba flotando. Siempre hemos afrontado el presente para estar preparados para las oportunidades. Y en el momento en que se dio, la íbamos a exprimir al máximo. En mi cabeza no entraba 'vamos a probar, vamos a ver'. En mi cabeza estaba: 'voy a ser campeona olímpica'. Con esa ilusión y esas ganas afronté ese día. Así que lo que iba sucediendo no nos sorprendía. Esa frescura y esa forma de verlo nos dio un plus. A mí allí sólo me faltaban mi entrenador y mis padres.
Y sonriendo.
Espero que la gente se acuerde de esa sonrisa. Y que en París y en Los Ángeles sea igual. Es la esencia, lo que marca la diferencia. Todos entrenamos mucho, todos queremos ganar, todos damos nuestro 100%, pero yo creo que disfruto un poco más que el resto. Porque a mí esto me encanta, es mi vida.

En París, en el Grand Palais, Cerezo ya no será esa rival a la que nadie conocía. A sus segundos Juegos, la madrileña llega como número uno del ranking olímpico de su peso (-49 kilos), bronce en el mundial de hace un año y con más experiencia, madurez y hambre. "Hemos ido aprendiendo ciertas cosas para afrontar a rivales más altas. No es que las estudiemos mucho, focalizamos la atención en nosotros. Porque si Adriana está bien, ella es imparable. Tiene cosas que...", relata Ramal sobre su pupila, que el próximo mes afrontará el campeonato de Europa como preparación para la cita que centra todas sus atenciones. "Es injusto que los Juegos marquen tanto. Nos encantaría que un campeonato del mundo tuviera tanta repercusión, como pasa en fútbol o en baloncesto. Pero en nuestro caso no es así. Todos los deportes minoritarios tenemos ese pico de exposición y es lo que, a la vez, lo hace tan importante y tan bonito. Así que toca aprovecharlo", reivindica ella.

Adriana Cerezo y su entrenador, Jesús Ramal.

Adriana Cerezo y su entrenador, Jesús Ramal.Ángel Navarrete

¿En qué es mejor ahora?
Simplemente, en el hecho de tener tres años más de trayectoria, de entrenamiento. En nuestro caso es un trabajo acumulativo. Son más cosas mecanizadas, más aprendizaje, más adaptación a las normas... Pero sobre todo, yo venía de categorías inferiores y no había tenido la oportunidad de pelear en grandes eventos ni con gente top. Algo que ahora sí he podido hacer, competir en Mundiales, en Grand Prix, con las mejores. Esa es la experiencia. Aunque muchas veces te estás enfocando en las que están ahí arriba y luego aparece alguien como yo, que no estaba en el mapa...
Ahora ya no va a sorprender.
Pero eso es bonito también. Todos trabajamos para llegar a lo más alto. Y luego, mantenerte. Creo que todavía no soy el objetivo a batir, porque no soy ni la número uno del ránking mundial ni la campeona olímpica. Todavía tengo a alguien a quien perseguir. Pero ojalá llegar a serlo. Espero que sea en estos Juegos y tener que mantenerlo. Se nos va a dar bastante bien.
Cerezo, durante el entrenamiento en Hankuk.

Cerezo, durante el entrenamiento en Hankuk.Ángel Navarrete

A la tailandesa la tendrá ganas.
Sí. Y a una turca que me ha estado ganando un montón de campeonatos, aunque en los últimos dos he podido derrotarla. Pero ese combate sabes que va a ser duro. La china también. El nivel es tan alto que llega un punto en que son detalles. El que más lo disfrute, el que mejor esté... El que ese día se haya levantado con chispa. Pero estamos preparados para atajar a cualquiera.
¿Por qué el taekwondo?
Pues no lo sé. Yo probé un montón de deportes y no me llamaban la atención. Pero fue aquí... No sé. También está el hecho de que a todos nos gusta ser el mejor. Cuando ves que algo se te da bien y vas mejorando... Crece el protagonismo y dices: 'Quiero ser la mejor'. Porque puedo y sé que si trabajo lo puedo conseguir. Es esa ilusión, que la tienes cuando tienes ocho años y quieres ser el mejor de la clase y ahora con 20 quiero ser la mejor del mundo.
¿Sigue viendo películas de artes marciales en honor a su abuelo?
Qué va. Poquísimas. Veo un montón de series, soy muy friki. Obviamente, me he visto Cobra Kai. Soy mucho de ver documentales de grandes deportistas. Jesús está muy metido y me recomienda. Pero películas de artes marciales ya no veo. Los efectos especiales de ahora son tan buenos, que los de antes ya no te los crees. ¡Ya no soy tan niña! Pero tendría que verlo algún día, creo que lo haré.
¿Cómo lleva los estudios de Criminalística?
Estoy en tercero, ahí voy, al día. Espero terminar el próximo año. Mis padres y su exigencia. Para que pudiese venir a entrenar, para tener ese premio, mi fiesta, tenía que ir bien en el colegio. Si no hacía los deberes, si no traía buenas notas, ese día no venía a entrenar. Después, se me ha ido creando una rutina de aprovechar en los viajes, algo que empecé desde muy pequeña. En un avión de 10 horas a EEUU, ahí me llevo los libros. Tiempo sacamos, de donde sea.
Cerezo, durante la entrevista.

Cerezo, durante la entrevista.Ángel Navarrete

Se ve en plan CSI en el futuro...
Me mola mucho el tema de cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Pero yo iba a hacer Bioquímica o Biología Sanitaria. Cambié el mismo día de la preinscripción, hablando con mi madre. Me dijo: '¿Te ves dentro de 10 años en un laboratorio?'. 'Ni de coña', pensé. Me entró una angustia...
¿Lo de Policía le viene de familia?
Qué va. Mi padre tiene su empresa de decoración y mi madre trabaja en marketing. Tengo un tío que es policía local. Simplemente me llama la atención, me gusta mucho la Policía. Siempre ha estado en mi cabeza el tema de opositar. Pero ahora es complicado... Con calma.
¿Sigue practicando el mindfulness?
A diario. Empezamos en 2018. Me tranquiliza. Me viene bien para el taekwondo, pero también para los estudios. Vivimos a 2.000 revoluciones. Sacar 15 minutos, sentarte, respirar y no pensar en otra cosa, me viene bastante bien. Es algo que voy a hacer siempre.
¿Cómo lleva el mal perder?
Es que me enfado mucho conmigo misma. A todos nos gusta fustigarnos un rato, aunque estoy aprendiendo a no hacerlo. A llorar, a otro sitio. Se analiza lo que hemos hecho mal y se replantean las cosas. Quedarse en bucle es pasarlo mal a lo tonto. Ni eres el mejor cuando ganas ni el peor cuando pierdes. Mañana hay que pelear otra vez.
¿Lo peor que ha hecho tras una derrota?
Esto no se lo he dicho nunca a Jesús, ya lo leerá. Una vez perdí contra una tailandesa, la única vez en mi vida que fue por una diferencia de 20, en un Open de Bélgica Junior, en la final. Estaba tan enfadada que le pegué un puñetazo a la pared... Cuando me quite el guante tenía el el puño lleno de sangre.
¿Cómo lleva el tema dieta?
En los deportes de contacto hay mucha gente que hace locuras con el peso. Si yo peso más, soy más fuerte, soy más grande. Pero a mí me gusta entrenar, no dar el peso sudando con una capucha. Nos cuidamos, por supuesto. Pero nuestra filosofía va en dirección contraria. Creo que es un tema que hay que ir cortando, porque lleva a trastornos alimenticios. Mucha gente va a límite, en el boxeo, en el judo... Hay que saber alimentarte para competir, antes y después. La educación nutricional es súper importante y agradezco a Jesús que nos haya dado esa base.
¿Habrá otro tatuaje post París?
En las costillas, en el cuello.... Va condicionado a la experiencia que tenga, no a la medalla. Porque Tokio fue inolvidable. Subir en el ascensor con Pau Gasol, encontrarte en el comedor con Djokovic, que tu vecina sea Mireia Belmonte...
El "volver a las raíces" del Unicaja, líder de la ACB: el 'plan' de Ibon Navarro, la renuncia a la Euroliga y la "fiesta de Dylan"

El “volver a las raíces” del Unicaja, líder de la ACB: el ‘plan’ de Ibon Navarro, la renuncia a la Euroliga y la “fiesta de Dylan”

"Hace tres años ibas al Carpena y la gente se marchaba al descanso porque el equipo no luchaba", recuerda Fran Vázquez. Lo del Unicaja no es sólo el histórico liderato de la Liga Endesa a estas alturas de temporada. Ni la consecución de la Copa del Rey de 2023, un título 17 años después. Ni la clasificación por segundo curso consecutivo para la Final Four de la Champions League, sellada este martes en Patras ante el Promitheas. Lo del Unicaja es un Plan, con mayúscula. "Ibon tiene un plan", cantan las tribunas su mantra, un guiño al entrenador que lo ha cambiado todo, con la sensación de que no sólo lo deportivo es lo que vuelve a funcionar.

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Hace no tanto, el Carpena lucía a medio gas, ni 5.000 espectadores de media. Hoy se agotan los abonos y no hay pabellón en la ACB con más espectadores, encadenando 'no hay billetes'. "Con 10.000 gargantas apoyando es más difícil perder", razona el pívot gallego, que llegó con 18 años a Málaga y vivió tres etapas en el club para convertirse en un histórico. "Para que la pelotita entre hay que favorecerlo. Con el cambio de presidencia hay un antes y un después. Ni nos metíamos en Copa y se estaba un poco lejos de lo que siempre fue Unicaja, de nuestra época", analiza otra leyenda. Carlos Cabezas pone en valor los cambios introducidos en 2021, cuando el ex árbitro Antonio Jesús López Nieto se hizo con las riendas del club reemplazando a Eduardo García. "Lo primero que hizo fue escuchar a la afición, solucionar problemas y ser más cercano. Ha sido un acierto", coincide Vázquez.

El pasado domingo, el Unicaja caía de 20 en el Nou Congost. "Y lo remontan sin Osetkowski [el líder en anotación del equipo]", realza Cabezas sobre un resultado que, horas después con la derrota del Madrid en el Palau, iba a otorgar el liderato a los malagueños. A falta de seis jornadas, con el mejor porcentaje de triunfos de su historia (23-5), empatado con los blancos pero con mejor balance de puntos, depende de sí mismo para igualar lo logrado en 2006 con Sergio Scariolo, el curso en el que después iba a levantar la única ACB de su historia. Hace nueve años, con Joan Plaza, también fue líder en la jornada 28, aunque después perdió cinco partidos y acabó tercero.

"Hay paralelismos, cosas que recuerdan a la mejor época. Son dos equipos ganadores", destaca Cabezas, base de aquel Unicaja que a principios de siglo cosechaba éxitos (la Korac de 2001, la Copa de 2003, la Liga de 2006 y la histórica presencia en la Final Four de la Euroliga de 2007). "Ibon ha logrado algo similar a aquellos tiempos de Scariolo o Aíto: tener un grupo compacto, con buen ambiente en el vestuario y en el que los roles están muy claros. Aquí nadie juega más de 23 ó 24 minutos. Un día le toca a Kendrick Perry, otro a Tyson Carter, el siguiente es Alberto (Díaz), otro Dylan....", pone en valor el sentimiento colectivo el que fuera campeón del mundo con España en 2006.

Navarro, en un partido reciente.

Navarro, en un partido reciente.ACB Photo

Y menciona a Ibon Navarro, la clave de bóveda de todo lo que está sucediendo, de los números y también del estilo, reconocible en su intensidad, en su valentía. "Un entrenador que tira y afloja, que sabe cuando apretar y cuando dejarles más libres. Al que los jugadores escuchan, porque sabe manejar las sensaciones", dice Vázquez. "Es un entregado al trabajo. Venía con un proyecto y unas ganas locas de trabajar en un club como es el Unicaja. Por lo que le conozco y lo que le veo trabajar, es un apasionado", apostilla Cabezas, que destaca la "apuesta por la continuidad" del director deportivo Juanma Rodríguez y del presidente. Con respecto a la plantilla que el año pasado logró la Copa en Badalona, apenas un cambio. La venta de Darío Brizuela al Barça (que dejó en caja más de un millón de euros) y la llegada de Kameron Taylor.

Uno de esos síntomas de comunión entre una ciudad "entusiasmada" y un equipo lanzado fue la "fiesta de Dylan". Cuando ganaron la Copa, el pívot estadounidense prometió invitar a los aficionados, que se lo recordaron cada partido desde entonces con otro cántico ya imprescindible: "¡Paga la fiesta, Dylan!". En septiembre, en la explanada del Carpena, con la plantilla presente, hubo comida y bebida para todos.

Ese "volver a las raíces" y a los éxitos de Unicaja, a la esencia de intentar interrumpir la tiranía de Madrid y Barça (han ganado 17 de los últimos 21 títulos nacionales), tuvo en el origen otra decisión no tan popular pero a la postre efectiva. Cuando López Nieto llegó a la presidencia, el Unicaja renunció a la Euroliga (entonces disputaba la segunda competición, la Eurocup) y se unió a la estructura FIBA para jugar la Champions League. "Se dijo que era un error muy grande. Pero eran momentos de cambios, de mirar presupuestos y más allá. Y se ha demostrado que probar fue un acierto. Porque no es la misma BCL en la que jugué yo hace años. Ahora hay equipos muy fuertes, ha crecido y cada año es más difícil. Muchas veces hay que dar dos pasos atrás para dar uno grande hacia delante. Y a nivel económico era la mejor opción", concluye Vázquez.

Jonas Vingegaard y la gran duda sobre si llegará al Tour: sigue en el hospital y "sólo irá si está al 100%"

Jonas Vingegaard y la gran duda sobre si llegará al Tour: sigue en el hospital y “sólo irá si está al 100%”

De la imagen terrible de Jonas Vingegaard tumbado en posición fetal en la cuneta, inmóvil durante minutos y abandonando después en camilla, con collarín y entubado la curva maldita de la cuarta etapa de la Vuelta al País Vasco, se pasó rápidamente al alivio con el primer parte médico: pese a la espeluznante caída, 'sólo' presentaba una rotura de clavícula y algunas costillas.

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Pero la situación para el ganador de los dos últimos Tours de Francia tampoco es tan optimista para su futuro deportivo a corto plazo. Ingresado en el Hospital Universitario de Araba (Vitoria), al día siguiente las pruebas médicas descubrieron un neumotórax (fugas de aire en el espacio entre los pulmones y la pared torácica). A falta de menos de tres meses para el arranque de la Grande Boucle en Florencia y tras ser pasar por el quirófano, todos está en el aire para el danés.

Este mismo lunes, Merijn Zeeman, director deportivo del Visma Lease a Bike, hizo una actualización del estado de salud de Vingegaard en declaraciones a Het Nieuwsblad tras haber hablado directamente con Trine Marie Hansen, la esposa de Jonas. "Cada día está relativamente mejor, pero todavía está en el hospital. Eso dice suficiente. Por el momento, Jonas no piensa en si llegará al Tour o no", aseguró.

"Jonas seguramente se perderá el training camp en altitud en Sierra Nevada que íbamos a realizar a partir del 6 de mayo. Si va al Tour, tendremos que hacerlo por una ruta diferente. Si no funciona, tendremos que idear un escenario diferente. Sólo irá al Tour si está al 100%", señaló Zeeman. El calendario de Jonas, además de la concentración en Sierra Nevada, incluía su participación en el Criterium du Dauphiné (del 2 al 9 de junio), que ya ganó el año pasado. De momento, nada es seguro.

El director deportivo del Visma también habló sobre su otra estrella herida. Wout Van Aert, ausente en las clásicas de primavera tras la caída en la A través de Flandes en la que se rompió la clavícula, también está de momento lejos de la bicicleta. En el caso del belga, en sus planes estaba su debut en el Giro de Italia. "Está empezando a quedar muy poco tiempo para Wout y el Giro. Esta semana esperamos comprender mejor lo que será posible y lo que no", aseguró Zeeman. "Una cosa está clara. Si empieza en el Giro será al 100%. No envías a un ciclista a una gran vuelta sólo para seguir adelante".

Ricky cambia el Clásico y el Barça deja al Real Madrid sin liderato

Ricky cambia el Clásico y el Barça deja al Real Madrid sin liderato

Unicaja es el nuevo líder de la Liga Endesa, a estas alturas, un mérito terrible. Esa es la conclusión del sexto clásico de la temporada, en el que el Barcelona se sintió poderoso y el Real Madrid irreconocible. Un cambio de síntomas que mucho tiene que ver (o todo) con la aparición de Ricky Rubio, cada vez más pleno. Su temple, su dominio del ritmo y su experiencia marcaron la tarde en el Palau. Después, en la resolución, ahí estaban Vesely (con las dos torres blancas expulsadas por faltas) y la magia de Laprovittola. [85-79: Narración y estadísticas]

Venció de principio a fin el Barça, seguro de sí mismo, agresivo, acertado por momentos y con la cabeza fría siempre. Capaz de golpear de inicio y de aguantar las embestidas del Madrid, que se intentó rebelar en la segunda mitad, pero era "remar" demasiado en ambiente hostil. De nuevo en el Palau vence el Barça (como en el precedente de Euroliga), más triunfo moral que otra cosa, porque se aproxima la hora de la verdad del curso y porque arrebata un bien preciado a su rival directo. Nada menos que el liderato que lucía desde la jornada 1. Igualado con Unicaja (que remontó por la mañana al Manresa), pero con mejor basket average para los malagueños, históricos, que dependen de sí mismos para acabar ahí.

"La manera en la que hemos salido es simplemente vergonzosa, hay que hacérselo mirar". La frase de Llull todavía con el aliento entrecortado, contundente como un puñetazo al mentón, resumió mejor que nada los 15 primeros minutos del Real Madrid en el Palau. Se vienen repitiendo estas autocríticas últimamente en los blancos y eso no es buena señal. El Barça le había pasado por encima como casi nadie este curso (llegó a mandar por 21, 38-17) y sólo una pequeña reacción antes del paso por vestuarios dejaba con vida a los de Chus Mateo.

El Barça fue un pitbull. Su amanecer, como una revancha llena de rabia por lo sucedido en el último clásico, la final copera. El meneo fue aún más evidente cuando Ricky Rubio ingresó en cancha con ocho puntos en dos minutos y junto a Laprovittola golpearon una y otra vez a un Madrid aturdido, que encajó un parcial de 24-2. No permitían los de Roger Grimau ni una canasta sencilla y, en el otro aro, martilleaban con su acierto desde el perímetro (anotaron sus seis primeros triples sin fallo).

Vesely

En semejante crisis, tuvo que salir al rescate el coraje del capitán. Llull espabiló a los blancos antes del descanso con dos triples. Después, un horrible Satoransky y la irrupción de Deck (recordando su versión de hace tiempo) firmaron un parcial de 2-14 que era oxígeno para el Madrid. Fue Ricky, en cancha de nuevo, quien con tres tiros libres de pillo puso un poco de orden.

Esos minutos, tantas veces clave y que tantos equipos desprecian, de antes y después del descanso, iban a resultar un alivio para el Madrid. Porque a la vuelta ya era otro y también el Clásico, que fue elevando su temperatura como no podía ser de otra forma. El Barça ya no encontraba un amigo en el triple y había perdido momentáneamente a Kalinic por faltas. Y el Madrid, con Campazzo a los mandos, se encontraba cómodo en la remontada (llegó a ponerse a tres, 57-54), aunque también vio como Tavares, penalizado por un claro tapón a Willy (de nuevo muy gris, aunque luego lo arregló), se iba al banco con cuatro personales.

El Clásico ya eran detalles. Y el Madrid estaba en la orilla (64-63) cuando su rival tardó tres minutos en anotar la primera canasta del acto definitivo. Un volver a empezar. Pero ahí ya las riendas las tenía Ricky, que no jugaba un partido de este tipo desde 2011, y el Madrid comprobó como todo iban a ser malas noticias. La quinta de Tavares, la irrupción de Vesely (que tanto daño le suele hacer), una técnica al desquiciado Poirier que poco después también abandonaba la cancha y la puntilla de Laprovittola, con los cinco puntos finales (para un total de 25), con esa clase única que posee el argentino, para cerrar la fiesta.

El show de Markus Howard para la remontada del necesitado Baskonia al Madrid

El show de Markus Howard para la remontada del necesitado Baskonia al Madrid

No hay un jugador en Europa como Markus Howard, un anotador de semejante dimensión, un tirador desde cualquier distancia y circunstancia al que no asustan los apuros. El Baskonia se jugaba media vida en la Euroliga en el WiZink y en la primera mitad caída de 15 ante un Real Madrid sin nada en juego -desde hace unas semanas ya sabe que acabará líder-. Pero su genio tenía un saco de puntos en la chistera: los de Dusko Ivanovic estarán en el play in (y podrían ser el rival blanco en cuartos). [91-95: Narración y estadísticas]

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Fue un noche extraña en el Palacio, alocada por momentos, divertida también, frustrante para un Real Madrid que se achicó en la segunda mitad ante el hambre baskonista. Ante la agresividad de Moneke y Costello en la pintura y los lanzamientos como flechas de Howard, que acabó con 35 puntos (es ya el máximo anotador de la competición) -siete triples de 12 intentos- los 10 últimos de los visitantes, que se hicieron fuertes en la recta de meta para sacar un triunfo de los que salvan temporadas.

El duelo estaba marcado por el anuncio en la previa de Rudy Fernández y su retirada. Pero el balear, ovacionado en la presentanción, no disputó ni un minuto. Tampoco Llull pudo alcanzar el récord de triples de Navarro (sigue a dos). El protagonismo inicial fue para Hezonja y Causeur, que despedazaron a un Baskonia que parecía completamente perdido. Tanto como las gafas de Moneke, rotas a las primeras de cambio con un golpe involuntario de Tavares.

Gran inicio blanco

A los ocho minutos, los vitorianos habían encajado 27 puntos, transición tras transición como un boxeador encaja jabs sin enterarse de nada. Incapaces de frenar el ímpetu blanco, se vieron 15 abajo. Un suicidio. Aparentemente.

Primero, porque supieron resistir en el abismo. Y segundo, porque el Madrid desconectó. Y en ese ambiente ya más relajado, fue apareciendo poco a poco Markus Howard, primero en silencio, luego a lo bestia. Iba a decidir el partido.

Tras los primeros acercamientos antes del descaso, el Baskonia completó la remontada en el tercer cuarto. Con la aparición de Musa, reaccionó el Madrid a su vez, con un 11-2 para poner orden (73-67), aunque más fuerte contestó Costello, poderosísimo, para un parcial de 0-13 que iba a resultar clave.

Porque propiciaba que los de Ivanovic entraran a los minutos finales con una ventaja con la que jugar. Y el Madrid, nervioso, se descentró con el arbitraje (especialmente Poirier, Tavares y Hezonja) y con los puntos de Howard, que desquician cualquier defensa, porque tantas veces son inimaginables. Un triple de Hezonja, el mejor de los de Chus Mateo, arrimó al Madrid (81-82), pero una técnica a Tavares y las faltas del propio Hezonja en su defensa individual a Howard acabaron por decidir. Respira el Baskonia, tuerce el gesto el Madrid, que ya ha perdido cuatro de los últimos cinco partidos en el WiZink.

Derek Fisher: "No sabíamos cómo iba a encajar Pau Gasol en los Lakers, pero en el primer partido era como si lleváramos toda la vida"

Derek Fisher: “No sabíamos cómo iba a encajar Pau Gasol en los Lakers, pero en el primer partido era como si lleváramos toda la vida”

A Derek Fisher (Little Rock, EEUU, 1974), Andrés Montes le llamaba El Reflexivo. Un base zurdo, experto defensor y con el carisma suficiente para liderar a los Lakers en dos de sus grandes y recientes periodos históricos. Tras ganar el Three Peat junto a Shaquille O`Neal y Kobe Bryant, sumó dos anillos más ya con Pau Gasol en el equipo. Disputó 18 temporadas en la NBA y sólo LeBron James ha jugado más partidos de playoffs que él. El que fuera presidente del sindicato de jugadores (NBPA) y brevemente entrenador de los Knicks, rememora esos momentos únicos para EL MUNDO.

¿Cómo recuerda su etapa en los Lakers junto a Pau y Kobe?
Fueron momentos muy especiales. Y los que realmente los hicieron así fueron estos dos seres humanos. Pau no sólo es uno de los mejores jugadores que jamás haya jugado al baloncesto, es también una de las mejores personas en la Tierra. Kobe también encarnaba un gran espíritu humano. Lograr grandes cosas en una cancha con estos tipos parte de la base de quienes son y lo divertido que fue trabajar con ellos cada día.
¿Cómo fue la llegada de Pau al equipo en 2008?
Yo había regresado a Los Ángeles en 2007, volvía a unirme a Kobe y a Phil Jackson, estaba Andrew Bynum, un pívot grande y joven que estaba mejorando. Lamar Odom, Luke Walton... teníamos piezas importantes. Cuando llegaron las noticias del traspaso de Pau en febrero de 2008, estábamos emocionados, pero no sabíamos cómo iba a encajar. Y recuerdo vívidamente su primer partido, en Nueva Jersey contra los Nets. Era cómo si hubiéramos sido compañeros durante años, como si hubiéramos jugado toda al vida. La fluidez con la que entró en nuestro sistema y cómo fue capaz de encajar en lo que estábamos haciendo ofensivamente, la forma en la que compartía y pasaba el balón, su capacidad para anotar. Fue un ajuste instantáneo. Con él, de inmediato teníamos una legítima opción de ganar el anillo.
Kobe dijo que usted fue su compañero favorito. ¿Qué era lo más impresionante de él?
Lo que más me impresionaba de la personalidad de Kobe es que nunca dejaba de querer aprender o de tener deseo de crecer. La mayoría de nosotros, cuando sentimos que dominamos algo o lo tenemos resuelto, lo mantenemos, no continuamos elevando el nivel de curiosidad más allá. Estar cerca de él cada día, viendo la forma en la que trató de encontrar formas de mejorar, aunque ya era uno de los mejores jugadores del mundo, fue realmente impresionante.
Gasol, Kobe y Derek Fisher, con los títulos de los Lakers.

Gasol, Kobe y Derek Fisher, con los títulos de los Lakers.AP

Con Shaq y Kobe, además de ganar tres anillos, no se aburriría...
Shaq fue la más feroz fuerza dominante de la historia de la NBA. Y al mismo tiempo, literalmente te hacía reír todos los días de tu vida. Sólo estar cerca de él, encontrarte con formas tontas de hacer reír a la gente y disfrutar estando a su lado.... Cuando piensas en lo que estábamos logrando, en los tres anillos seguidos, la presión y las expectativas eran muy altas. Afortunadamente no teníamos redes sociales en ese momento. El sentido del humor de Shaq nos ayudó a manejar esa presión, todas nuestras emociones. Era como dejar salir un poco el aire para poder seguir peleando por el anillo.
¿Cómo ve a los Lakers actuales [hoy, 21:30 horas, se enfrentan a los Cavaliers, Movistar+ y NBA League Pass]?
Si tienes a dos de los mejores jugadores del mundo en tu equipo tienes una oportunidad de ganar, eso seguro. Anthony Davis se ha mantenido sano y ha jugado de forma consistente como siempre. Cuando agregas eso a la eterna competitivdad de LeBron... Ellos dos se pueden enfrentar a cualquier desafío. Tendrán una oportunidad legítima. El problema es cruzarte contra los Nuggets en playoffs, un equipo que sabe mejor que tú cómo hacer las cosas bien, porque ya han logrado algo juntos. Eso es lo más desafiante. No sé si hay algún equipo más en el Oeste que no sea Oklahoma y Denver que puedan ser mejor que los Lakers. Los Thunder son un equipo joven e inexperto en términos de playoffs y eso puede hacer que los Lakers ganen la serie. Es muy posible que veamos a los Lakers y los Nuggets en la final de conferencia otra vez.
¿Qué opina del impacto de Luka Doncic?
Nunca he jugado con Luka, pero al ver su evolución, me recuerda a los grandes jugadores como Kobe. Tengo curiosidad por la forma en que funciona su cerebro. Es como si hiciera y viera cosas que otra gente no puede y está dispuesto a correr el riesgo de hacer la jugada. Hemos visto su frustración de no poder llevar a su equipo a ganar el título. Mientras se realiza como jugador individualmente aún, él ya quiere ganar. Creo que llega tarde esta temporada a la conversación por el MVP, porque los Mavericks no se fueron tan consistente durante la mayor parte de la temporada. Pero en las últimas seis o siete semanas, han estado jugando como los mejores equipos de la NBA.
Por último, ¿quién es el jugador que más le divierte actualmente?
Shai [Gilgeous-Alexander]. Es un base de la vieja escuela NBA. No tira triples y triples, juega un poco lento, cambia de ritmo muchísimo. Es probablemente el jugador con el que más disfruto.
Ayoub Ghadfa, del bullying y el racismo al boxeo: "Me decían moro de mierda, gordo, orejón... llegaba a casa llorando"

Ayoub Ghadfa, del bullying y el racismo al boxeo: “Me decían moro de mierda, gordo, orejón… llegaba a casa llorando”

Ayoub Ghadfa (Marbella, 1998) desafía al porvenir y se vislumbra de oro en agosto, en la Suzanne Lenglen de París. Pero el púgil también otea el pasado y se proyecta en Uzkudun, en Urtain, en Evangelista y sueña con seguir esa estela rota de los grandes pesos pesados de la historia de España, ídolos de un país en blanco y negro, gigantes que conmueven como nadie sobre un cuadrilátero. Ayoub es ahora imponente, como lo fueron ellos, 195 centímetros, 105 kilos, bíceps como cañones para el asalto olímpico, un billete en juego el próximo mes de mayo en el último Preolímpico de Bangkok. Pero Ayoub no fue siempre así. Y esa infancia de bullying en Marbella la lleva tatuada en el alma con que afronta cada combate.

Para saber más

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«Mi padre estaba harto. '¿Quieres aprender a defenderte?'», recuerda ahora esas palabras que le pusieron contra las cuerdas, no tan lejanas de su infancia. «Me hacían bullying en el colegio. Mi padre me apuntó a kickboxing. Yo estaba gordito, era muy grande. Si jugábamos al fútbol, me ponían de portero. Me excluían, se metían con mis orejas, con mi físico y llegaba llorando a casa», relata esa génesis de lo que ahora es su vida. Pues con el kickboxing como base y una fortaleza física y mental fraguadas en esos abusos, en esos insultos constantes -«me decían moro de mierda, gordo, orejón... de todo»- y en el racismo que le llevaba a preguntar a sus padres, de origen marroquí, que por qué él no era blanco como ellos, devino a su llegada a Madrid -fue descubierto por José Valenciano en su gimnasio del barrio de Argüelles- para estudiar la carrera de INEF en un boxeador de categoría, que no tardó en ser reclutado por el equipo nacional.

«Lo pasé mal, fue una época dura. Siempre eran los mismos. Hace años no estábamos tan mentalizados, se lo decías a los profesores y pasaban. Mis padres me iban a cambiar de colegio. Una vez me amenazaron con un cúter, el chaval decía que me quería matar. Luego le expulsaron. Ahora, con todos ellos me llevo bien. Cuando eres un niño haces cosas que te arrepientes», sigue Ghadfa, que hace unas semanas perdió contra el italiano Lenzi en el preolímpico de Busto Arsizio, una decisión controvertida de los jueces. «El segundo asalto lo gané claro, pero un juez no me lo dio. Era un rival factible e hice una buena pelea, lo suficiente para ganar. Pero no somos perfectos y hay cosas que mejorar. Vamos a trabajar y aprender la lección», reflexiona.

Ayoub Ghadfa.

Ayoub Ghadfa.Angel NavarreteMUNDO

Ayoub forma una hermandad asentada en el noble arte y en la religión musulmana con Enmanuel Reyes Pla y Gazi Khalidov, otros dos púgiles españoles con anhelos olímpicos. Admira la personalidad de Mohamed Ali y la pegada de Mike Tyson. Está enganchado a la lectura, a la trilogía La novia gitana de Carmen Mola. Y cuando sube al ring, no tiene miedo. «Ahí arriba es una mezcla de sensaciones. La tensión, la responsabilidad de no cagarla, de no llevarte un mal golpe. Cuando suena la campana, se dispara la adrenalina. A veces ni te acuerdas de lo que pasa», describe quien fuera plata en el Europeo de 2022 y bronce en el último Mundial, donde se comprobó capaz de estar entre los mejores con su juego de pies y su dominio de la distancia larga.

Ghadfa, licenciado en INEF, se confiesa «obsesionado» con los Juegos. «Te cambian la vida para siempre. Lo quieres, lo quieres y lo quieres. Pero como me dice mi psicólogo, hay muchos factores y no hay que perder la cabeza ni estar ansioso». De momento, ya hay tres españoles con billete a París (José Quiles, Laura Fuertes y Reyes Pla). Ayoub quiere ser el cuarto.

Vingegaard, gravemente herido tras una caída en la Vuelta al País Vasco en la que también se vieron afectados Evenepoel y Roglic

Vingegaard, gravemente herido tras una caída en la Vuelta al País Vasco en la que también se vieron afectados Evenepoel y Roglic

Descendía el pelotón Olaeta, en persecución de los seis escapados del día, en el nerviosismo previo a la resolución de la etapa, la cuarta de la Itzulia entre Etxarri Aranatz y Legutio, a la que restaban 36 kilómetros y un par de puertos. Una curva mortal, una trampa en la que fueron cayendo, de uno en uno, todos los que encabezaban el grupo a gran velocidad. De repente, el drama. Una caída que, a falta de conocer las consecuencias, cambia radicalmente el panorama del año ciclista.

En la acequia se amontonaban los heridos, imagen dantesca. Entre ellos, los favoritos. El más preocupante, Jonas Vingegaard, inmóvil durante minutos, en posición fetal, quien abandonó en camilla, con collarín, entubado, camino del hospital. También Remco Evenepoel, que lo hizo por su propio pie, con la clavícula afectada. Y Primoz Roglic, con magulladuras, aunque afortunadamente sin nada grave a priori (ya sufrió una caída el miércoles).

Entonces, las alarmas y el caos en la prueba vasca. Los jueces decidieron neutralizar la etapa, a la espera de ambulancias que atendieran a los afectados, entre los que también estaban, entre otros (al menos 12), Jay Vine, Cepeda, Sean Quinn, Natnael Tetfatsion... Después tomaron la decisión de que los escapados disputaran hasta el final, aunque los tiempos no se contarán para la general. Y el pelotón avanzara neutralizado.

Rudy Fernández anuncia su retirada: "mucha tralla", una carrera de leyenda y un último objetivo para entrar en la historia

Rudy Fernández anuncia su retirada: “mucha tralla”, una carrera de leyenda y un último objetivo para entrar en la historia

El día de su 39 cumpleaños, a tres exactos de que se cumplan 22 años de carrera profesional desde que Manel Comas le hiciera debutar con 17 en el Joventut en el Raimundo Saporta, Rudy Fernández, sin pronunciarlo -"es una palabra difícil e impactante cuando la escuchas"-, ha anunciado lo obvio: los de estos días están siendo sus últimos partidos. El mallorquín, tras una carrera de leyenda, cumplirá su última temporada con el Real Madrid y se retirará este verano, para el que guarda el último (ahora sí), desafío. Intentará poner un broche para la historia, ser el único jugador de baloncesto en disputar seis Juegos Olímpicos.

"Ya tengo una edad y empiezo a pensar en otras cosas, en la familia. Me quedan unos meses y espero aportar lo máximo. Me he sentido muy querido y esto se está terminando, pero quedan unos meses para seguir disfrutando de mis compañeros", admitió este jueves, en la rueda de prensa previa al partido contra el Baskonia en el WiZink, el que será el 345 en la máxima competición continental (es 12º en esa lista, cuarto en triples con 591, tercero en robos con 364...).

"Cumplo hoy 39 años y me siento muy agradecido de estar vinculado a este club durante tantas temporadas [13], algo que se está terminando, llevo muchos años, mucha tralla física y mental", comentó el alero, que presume de un palmarés único. A nivel de clubes, incluye tres Euroliga (dos veces en el quinteto ideal de la competición), seis ligas, siete Copas (una con el Joventut y tres MVP), una Intercontinental, una ULEB... Y con la selección española, con la que debutó en 2004 (con Mario Pesquera, en la preparación para los Juegos de Atenas) y en la que nadie disputó más partidos que él (255), dos Mundiales y cuatro oros Europeos (más una plata y un bronce), además de tres medallas olímpicas, las platas de Pekín y Londres y el bronce de Río. Colecciona 11 medallas en total, igual que Pau, sólo le superan las 12 de Laia Palau con la femenina.

Rudy, con el trofeo del Mundial, en 2019.

Rudy, con el trofeo del Mundial, en 2019.EFE

Precisamente con la roja de España dirá adiós. Y para ello, para que todo termine como merece, dos condicionantes. La salud que tanto interrumpió su trayectoria -"por desgracia, he tenido lesiones. Cuando tuve la de espalda me dijeron que podría estar tres o, como mucho, cuatro años más de carrera profesional y con el trabajo de los físios y de los preparadores físicos del Real Madrid he podido vivir muchísimos años más. Me siento un privilegiado"- y el billete que los de Sergio Scariolo deberán sacar en el Preolímpico de Valencia el próximo mes de julio, en el que Finlandia, Bahamas, Polonia, Angola y Líbano son los rivales por la única plaza. "Me queda cumplir el sueño que tenía mi padre de vivir otros Juegos Olímpicos", lanzó Rudy, quien escribiría una página única en el olimpismo. Nadie disputó seis (y es probable que nadie lo haga jamás). En la lista de cinco está el balear junto a Pau Gasol, Teófilo Cruz (de Roma 1960 a Montreal 1976), Oscar Schmidt (de Moscú 1980 a Atlanta 1996) y Andrew Gaze (de Los Angeles 1984 a Sydney 2000).

En 20 años, Rudy, "un monumento vivo de la selección" como le define Scariolo, sólo se ausentó un verano de competición, el del Eurobasket 2017. Ni cuando estaba en la NBA (Blazers), ni cuando las lesiones le torturaban (tres operaciones de espalda). Ni cuando era un osado saltarín que irrumpió entre los Gasol, Navarro y compañía, ni cuando era un veterano sabio que lideró el relevo generacional. 17 torneos en total, que serán 18 si logra la clasificación para París. Con momentos inolvidables en lo personal, más allá de los títulos. El mate sobre Dwight Howard en la final de Pekín y sus lágrimas, también en Pekín, cuando levantó el Mundial (ese verano había perdido a su abuelo y su hermana Marta perdió al bebé que esperaba).