Sin alegría ni acierto, pero sin apuros: el Real Madrid vuelve a ganar fuera de casa

Sin alegría ni acierto, pero sin apuros: el Real Madrid vuelve a ganar fuera de casa

Que Bolonia sea el principio de un buen final. Eso pedía Chus Mateo, el sentir general de un Real Madrid permanentemente enredado esta temporada, en una búsqueda de sí mismo que parece como escapar de un laberinto imposible. La primera de las seis finales fue un ejercicio de seriedad y defensa y, por brevísimos momentos, buen baloncesto ante la Virtus. Un trampolín desde el que impulsarse, del que huir de la "frustración" y la "ansiedad" reconocidas. [67-80: Narración y estadísticas]

Hacía dos meses que los blancos no ganaban a domicilio en la Euroliga (cuatro derrotas), hacía más que no se sentían tan dominadores. No se reencontraron con el triple (otra vez porcentajes impropios, cinco de 20), pero tampoco lo necesitaron. Fueron de más a menos y su relajación en la segunda mitad no hizo peligrar en ningún momento un triunfo coral, burocrático y sin héroes.

Apoyado en un amanecer contundente, como un puñetazo en el sofá. Con Dzanan Musa eléctrico e incontenible y secundarios como Usman Garuba, Andrés Feliz y Serge Ibaka aportando lo que se espera de ellos. Poco pero intenso. Bien es cierto que enfrente estaba una Virtus golpeada por las bajas (Clyburn, Pajola, Belinelli) y las derrotas (seis de carrerilla), penúltimo y desahucidado en Europa.

Se rindieron pronto los de Dusko Ivanovic, como si no les alcanzara la motivación para aguantar el ritmo rival. Ayudó al Madrid que Musa acertara con el primer triple. Resultaron determinantes la calma y la circulación con la que se desempeñó en ataque, con Campazzo a los mandos y sin alardes. Garuba dominando la pintura y, desde el banquillo, el empuje de Feliz para aumentar más y más una ventaja que llegó a los 19 puntos en el segundo cuarto (29-48).

Garuba

No había ambiente ni espíritu de remontada en el Virtus Segafredo Arena. Garuba, buscando su mejor momento desde su vuelta de la NBA, aumentó la distancia (35-57, esa fue la máxima) y aunque los italianos, con Tucker, Morgan y un par de triples intentaron animarse, no encontraron resquicio. Apenas un toque de atención para no bajar la intensidad. Y eso que Bruno Fernando deambuló errático, la peor noticia sin duda para Chus Mateo.

La pena fue que la segunda mitad fue bastante pobre y eso no ayudó en la necesidad de confianza que necesita el Madrid. Mezcla de falta de competitividad y de desacierto. Del amor propio de Shengelia y la falta de alegría blanca. Era como si todos estuvieran deseando acabar.

Era, eso sí, una noche para no fallar. Ni siquiera para dudar. Una derrota en Bolonia no sólo hubiera alimentado todas las dudas, hubiera dejado en una misión casi imposible el camino del Madrid. Ahora sigue estando complicadísimo, hasta para el objetivo de mínimos de estar en el play in. Las siguientes dos estaciones son en el Palacio, ante uno de los casi eliminados, el Asvel, la semana que viene y frente al Milan (que este jueves ganó en Belgrado al Estrella Roja), rival directísimo, la siguiente.

Las seis finales del Real Madrid en Europa en mitad de su insólita crisis de acierto: 75 triples fallados y "ansiedad y nervios"

Las seis finales del Real Madrid en Europa en mitad de su insólita crisis de acierto: 75 triples fallados y “ansiedad y nervios”

Al Real Madrid se le agota el tiempo de reacción. El equipo, acostumbrado a las cimas de la Euroliga, se aventura en el tramo final de la fase regular con la incertidumbre de verse con el agua al cuello. El actual subcampeón, ganador de tres de las últimas nueve ediciones, arranca la 29ª jornada de la fase regular en una posición insólita. Es 12º, con la misma cantidad de victorias y derrotas (14) y fuera hasta de los puestos de 'play in', después de haber perdido cinco de los últimos siete encuentros, entre ellos los últimos cuatro a domicilio. Este jueves (20.45 h.), en Bolonia ante la Virtus, sólo le vale ganar, pues después apenas le quedarán ya cinco oportunidades más.

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Una situación estresante en lo clasificatorio, agravada por la reciente pérdida final de Copa en Gran Canaria ante Unicaja (el mismo equipo que le arrebató la Supercopa), y que viene teniendo su reflejo en la propia cancha. Los blancos atraviesan una crisis de acierto como no se recordaba, tan inoportuna como alarmante. En los tres partidos de la semana pasada fallaron 75 triples (16 de 91).

Todos sus tiradores lucen números muy por debajo de lo normal. Mario Hezonja un 3/17, Sergio Llull 5 de 24, Campazzo 1 de 10 y Dzanan Musa tres de 10 (el bosnio acertó los tres que intentó en la apurada victoria del domingo en el Palacio ante el UCAM Murcia). Reaccionar en Europa para cumplir el objetivo de mínimos requiere una mejora radical en los porcentajes. Para Chus Mateo, que este miércoles reconoció "ansiedad y nervios", también el paso adelante debe ser en las propias sensaciones colectivas. "Hay una cierta frustración por no estar un poco más cómodos en la clasificación. Eso te hace jugar a veces con ganas de que todo, de repente, se cambie y aparezcas en puestos de playoff (los seis primeros). Esa ansiedad acabará cuando consigamos el objetivo", expuso el técnico ante de viajar a Bolonia para enfrentarse a uno de los pocos equipos que van por debajo (penúltimos con siete triunfos). "Hay que seguir trabajando situaciones mentales que nos juegan malas pasadas", dijo.

"Hemos de intentar disfrutar un poco más del baloncesto, que no lo estamos haciendo como otras veces. Hay que sufrir un poco menos, en el resultado y en el juego, y disfrutar un poco más", siguió Mateo, que confirmó que seguirá sin poder contar con Gaby Deck pese a que ya entrena con el grupo.

Ganar en Bolonia le acercaría a los puestos de play in y rompería su lastimosa racha a domicilio. Después, al Real Madrid le queda un calendario no tan terrible, con tres partidos en casa (primero Asvel y Armani y después París) y dos visitas a Belgrado; la última jornada ante el Partizan en una noche que será sí o sí de infarto ante un rival directo.

Rubén Domínguez, la explosión del tirador español: "Todos los partidos busco el estado de trance"

Rubén Domínguez, la explosión del tirador español: “Todos los partidos busco el estado de trance”

Unos días antes de que Rubén Domínguez (Puerto Real, Cádiz, 2003) firmara en La Coruña una de las exhibiciones triplistas más asombrosas de la historia de la ACB (ocho aciertos, cinco sin fallo en el último cuarto), Sergio Scariolo había tenido una charla premonitoria con el joven durante la concentración de la selección española a la que fue invitado. «Me habló del don que tengo con el triple, de que se cotiza mucho en el baloncesto moderno. Me dijo que lo explotara a tope. Que tengo aptitudes para ser un gran tirador», desvela el gaditano, una rareza, un tirador nacional.

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Explota Rubén al fin con el Surne Bilbao en su primera temporada completa en ACB (debutó con 17 años con el Estudiantes), todavía 22, aunque tan pregonado. Como si ya hubiera atravesado por varias vidas, pues fue un adolescente privilegiado. Una de las mayores joyas del baloncesto nacional que tuvo que dar un paso a un lado para encontrar impulso. «Ha sido muy duro, la verdad. Siempre se dispararon las expectativas conmigo. Como niño piensas en tus sueños, el draft, la NBA... Se ve cerca. Eres MVP de un Europeo sub 16 en el que está Wembanyama. En el Mundial sub 19, con un año menos, promedio casi 20 puntos. Estaba teniendo unos años increíbles, salgo en listas del mock draft...», se sincera en EL MUNDO, crítico con la situación que vino después en la cantera de un Estudiantes que acababa de descender. «Por lo que sea, no fui la prioridad del club. Lo puedo entender, pero salí muy perjudicado. Estuve dos años sin jugar. No era la situación más idónea. Me salvó el trabajo diario, hacía muchas cosas extra, con entrenadores fuera del equipo. Y cuando se me dio la oportunidad en un equipo serio como Castellón (el año pasado en LEB Oro) lo hice bien», relata.

Aquellos enredos han dado paso a un presente luminoso a las órdenes de Jaume Ponsarnau, un entrenador que le otorga lo más precioso que puede pretender una perla, «confianza y paciencia». «Siempre me dice que si tengo 30 centímetros, tiene que ser un tiro para mí. También me ayudan los compañeros. Ellos saben lo que yo soy, que un tiro mío de tres, no forzado evidentemente, es un buen tiro», afirma quien promedia un lustroso 44,3% de acierto en ACB, donde ha metido ocho de sus últimos 12 (y un 46,7% en la FIBA Eurocup). Y quien ha ido viendo incrementados sus minutos y protagonismo en la rotación.

Rubén Domínguez, durante el partido contra el Valencia.

Rubén Domínguez, durante el partido contra el Valencia.ACB Photo

¿Un tirador nace o se hace? Rubén se recuerda atinado desde niño. «Siempre he tenido una mecánica correcta, la aprendí con mi padre. En mini de primer año, con la selección andaluza, te ponen como una especie de deberes: 200 triples, 300 tiros de dos... Con mi padre hacíamos todos esos deberes y más», hace memoria, y se le viene a la mente un partido con el Unicaja en el Campeonato de España: «Metí muchos triples. No estoy seguro, creo que nueve».

«Repetición, repetición, repetición», dice sobre su secreto. Entrenamientos en los que simula todas las situaciones, hasta tirar desde «pases malos o desequilibrado». El último partido de diciembre, como si todo ese trabajo brotara de repente, eclosionó en La Coruña con ocho triples (para 35 puntos, récord del Bilbao en ACB). La semana pasada le hizo cinco al Girona. Dos victorias clave para que los de negro escapen de las apreturas del descenso. «Son momentos increíbles, con los que todo niño sueña. Pero no es suerte. Es todo fruto del trabajo diario y sigo trabajando para que haya momentos así», dice quien junto a su psicólogo, al que llama después de cada partido, busca lo que llaman «el estado de trance».

Porque Rubén, un gaditano de Puerto Real que vive feliz en Bilbao con su novia y su perro Golden de 35 kilos, quiere ser «algo más». «Tengo un don. El triple es mi arma principal, me siento afortunado. Es algo que no sobra mucho en España. Pero no me identifico 100% con lo de tirador puro. Anotar es relativamente lo más fácil del juego. Lo difícil es quedarte en la pista y sumar en otros ámbitos, en cosas que realmente hacen ganar al equipo. Esto lo estoy consiguiendo últimamente», concluye.

El Real Madrid sobrevive, con polémica, a su alarmante falta de puntería: "Así es imposible competir"

El Real Madrid sobrevive, con polémica, a su alarmante falta de puntería: “Así es imposible competir”

En la última semana, de domingo a domingo, tres partidos, el Real Madrid ha intentado 91 triples y ha fallado 75. Un extraño (y preocupante) apagón. Se quedó en 69 puntos (victoria) en Gran Canaria, en 70 (derrota) en Atenas y no fue capaz de superar los 80 ante el UCAM Murcia, al que derrotó de milagro. Es su 10º victoria consecutiva en ACB, para mantener el liderato. [80-75: Narración y estadísticas]

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No jugó nada bien el Madrid y batalló el UCAM, en la reedición de la pasada final. Hasta prácticamente el último minuto, cuando un triple de Rodion Kurucs todavía daba vida a los visitantes, fue una mañana abierta y sin dueño. Apareció Campazzo, que no atraviesa ni de lejos su mejor momento, con los tiros libres, para que no se escapara el sprint y Sito Alonso, que nunca se muerde la lengua, se quejó duramente de los árbitros: "22 tiros libres menos es descomunal. Es imposible competir así".

Fue más un ejercicio de supervivencia de los de Chus Mateo, completamente perdidos en este periodo de curso en el que les va la vida en Euroliga (el jueves visitan Bolonia). Avanzan a tirones, compitiendo con la lengua fuera, y pierden casi tanto como ganan. El UCAM firmó un ejercicio sólido en el Palacio -sólo arruinado por las pérdidas (21)-, de más a menos, y a punto estuvo de romper su maleficio allí.

Garuba

La primera parte había resultado frenética y extraña. Tanto como el juego de Usman Garuba, como un león enjaulado, buscando aún su encaje en su vuelta al Real Madrid tras su paso por la NBA. Acabó ese tramo con 12 puntos, tres robos y nueve rebotes, protagonista de todo, pero también con un llamativo uno de siete en lanzamientos. No iba a volver a la pista.

Pero era el UCAM el que dominaba, tan valiente como inteligente. El contraste con Garuba era Kurucs, que fue una pesadilla, como los tres triples sin fallo de DJ Stephens y la efectividad de Simon Birgander en la pintura, igual daba que Tavares estuviera enfrente. Cuando el hermano de Antetokoumnpo culminó una contra, la distancia se disparó a los 13 (25-38). El Madrid se había reconciliado con el triple, pero avanzaba a arreones. Le alivió un parcial de 8-0, pero se fue al descanso con sensaciones malas.

Volvió enrabietado de vestuarios, con Dzanan Musa algo más entonado que últimamente y Abalde poniendo la cordura en cada acción. Pero la batalla era feroz. El Murcia no se arredraba. Birgander siguió desafiando a Tavares con sus ganchitos rápidos y, aunque los blancos llegaron a igualar (53-53) tirando de defensa, aún le quedaba mucho si quería ganar el duelo.

Sin que Hezonja fuera capaz de anotar una canasta, iba a resultar complicado. El croata falló sus siete primeros lanzamientos. El tipo que es el sostén ofensivo blanco. La primera (y única) que acertó fue con la que los blancos al fin se pusieron por delante.

Pero los fallos iban a ser la tónica hasta el final. Entre Llull, Campazzo y Hezonja fallaron 18 triples de 19. El menos malo se llevó un duelo de imprecisiones. Polémico y embarrado.

Nunn y Juancho Hernangómez retratan al Real Madrid

Nunn y Juancho Hernangómez retratan al Real Madrid

Europa, lo que antaño parecía su paraíso, es ahora el dolor de cabeza del Real Madrid. Ganar en la pista del campeón es tarea siempre ardua, en ese OAKA que es una caldera, ante un Panathinaikos poderosísimo. Pero los blancos no sólo perdieron, fueron de nuevo retratados, tan lejos de sí mismos. Cayeron de principio a fin en la reedición de la última final de la Euroliga y las seis noches que les restan hasta el final de la temporada regular van a ser puro infarto. Está en un buen lío. [85-70: Narración y estadísticas]

La sensación es de impotencia. Ni siquiera en el triunfo en el clásico de hace una semana el Madrid pareció pleno. Es un grupo lleno de dudas -fallar 23 triples es un síntoma preocupante de falta de confianza-, con varios de sus referentes fuera mentalmente en este tramo tan decisivo. En Europa son cuatro derrotas seguidas a domicilio. Como en las dos de Estambul, en Atenas los blancos fueron un equipo siempre vencido, zarandeado por los caprichos de ese talento llamado Kendrick Nunn (18 puntos, cinco rebotes y cinco asistencias), bien acompañado por Jeremi Grant y Mitoglu, y también por la solvencia de Juancho Hernangómez, 12 puntos, seis rebotes del rey del OAKA, quien lo hubiera dicho.

En la búsqueda de rumbo y soluciones, Chus Mateo sorprendió con el quinteto. Garuba e Ibaka de inicio, dos de los interiores con menos protagonismo de su rotación. También Hezonja, habitual líder de la segunda unidad. Y el croata, que ya estuvo demasiado solo en el triunfo en Gran Canaria, acaparó todo el protagonismo, cómo no. Los siete primeros puntos blancos fueron suyos, pero no era suficiente.

Hezonja

El Panathinaikos tuvo dos minutos de dudas y luego fue ya un ciclón al que sólo algunas pequeñas desconexiones apartaban de la perfección. Juancho está en un momento pletórico, quizá el mejor de toda su carrera. En estabilidad y confianza, sin duda. Aquella final de Berlín le cambió la vida. Ahora es el mejor pretoriano de Ataman. Ese amanecer fue un duelo del español con Hezonja. Pero pronto emergieron dos grandes diferencias. El acierto y un demonio llamado Kendrick Nunn.

El Madrid no metía un triple. Desesperadamente sin puntería, igual daba que sus tiros lejanos fueran liberados o forzados, después de una jugada bien trabajada o tras el más embarullado de los ataques. Así, en la cancha del campeón de Europa, es imposible. Aunque Tavares volviera parecerse al mejor cinco de Europa. Con Nunn desatado, la ventaja local se llegó a disparar hasta los 14 puntos (33-19). Los blancos ya iban a ir a remolque toda la noche.

Campazzo, ante el Panathinaikos-

Campazzo, ante el Panathinaikos-PETE ANDREOUEFE

No ayudó que Andrés Feliz se borrara con dos faltas seguidas más una técnica por aplaudir a los árbitros. Ni que Musa tuviera otro partido más para olvidar. Su estado de forma es más que preocupante. Sí un parcial de 0-10, con el corazón de Llull evitando la rendición. Falló Hugo González (que antes había finalizado con un poderoso mate tras rebote ofensivo) solo en la esquina y contestó Lorenzo Brown en la siguiente jugada. Esa era la tendencia.

El Madrid volvió de vestuarios con ganas de arruinarlo todo (8-0), aunque a continuación lo arregló en parte (0-9). Hezonja y Tavares seguían sumando y sumando y Musa fallando y fallando. Pero la distancia parecía imposible de recortar y así iba a ser.

Toda la segunda mitad fue un tira y afloja, un querer y no poder blanco. En las cuatro derrotas consecutivas a domicilio ha mostrado síntomas idénticos. Por primera vez en años, ha parecido bastante inferior a sus rivales. Llegó a la recta de meta en el OAKA lejos de la rueda del Panathinaikos y pronto la perdió (un triplazo de Grant, la aparición de Mitoglu...). Ni una opción de victoria. Fallando 23 triples, lo más lógico.

Abel Jordán, la nueva estrella de la velocidad española: "Siempre fui más rápido que los que me rodeaban"

Abel Jordán, la nueva estrella de la velocidad española: “Siempre fui más rápido que los que me rodeaban”

El hombre más rápido de España es un chico de 21 años de Alcorcón, alto (1,93 metros) y espigado, que fluye sobre el tartán con la velocidad de los elegidos. "Siempre fui el más rápido de la clase", recuerda cuando se le pregunta por el don con el que sorprendió en el reciente Campeonato de España (oro en 60 metros y plata en 60 vallas, con dos récords de España y uno de Europa sub 23). Pero, cuando se pone las gafas, Abel Jordán (Vigo, 2003) es también un estudiante de Ingeniería Mecánica en la Universidad Estatal de California -lo que más echa de menos en Fullerton es.... "¡el Mercadona!"-, un friki de la Fórmula 1 y con una historia familiar llena de idas y vueltas: "Mis bisabuelos emigraron a Cuba y mis padres regresaron a España sin nada, en una situación precaria", explica en esta entrevista con EL MUNDO antes de afrontar el Europeo short track de Apeldoorn, donde buscará un histórico doblete.

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Ya sorprendió en el pasado Campeonato de España al aire libre (campeón en 100 metros con 10.18 y tercero en 110 vallas con 13.55). ¿En Gallur fue su confirmación?
Llegaba con ganas de hacerlo bien y me fui con dos récords de España, un récord de Europa sub-23, por todo lo alto. Incluso habiendo quedado segundo en las vallas (por detrás de Quique Llopis) fue un fin de semana redondo. Me fui súper contento en general por el hecho de haber sido capaz de competir en ambas pruebas a un alto nivel. Ahora mismo a nivel mundial estoy como en el puesto 19 en ambas, idéntico.
Ya casi nadie dobla. En el Europeo afrontará seis carreras (si todo va bien) en apenas dos días.
Me gusta. Es una buena manera de despejar la mente. Mira, hoy justo hablaba con mi psicólogo y le comentaba la pereza que me daba la universidad con lo bien que me estaban yendo las competiciones. Él me dice que me viene bien para que no todo sea atletismo. Doblar me hace el mismo efecto. Muchas veces en las vallas no me he encontrado bien y siempre tenía el 60 como para despejarme y encontrarme. Y viceversa.
Puede volver con dos medallas, lo que ningún español hizo jamás en velocidad.
Lo afronto con las mismas expectativas que el Campeonato de España. Con las ganas de demostrar que soy bueno en los dos. No pienso tanto en medallas, lo que más contento me pondría es ser finalista en ambas. En el 60, por ejemplo, parto como colíder (tiene 6,54). Pero del tercero al octavo están todos en 6,56. Es una competición que se mide por detalles mínimos y que la suerte influye.
¿Qué medalla le haría más ilusión?
En vallas, claramente. No sólo por la técnica, sobre todo porque llego noveno. A nivel objetivo, soy contendiente a la medalla en el 60 lisos, en las vallas no estoy ni cerca. Si lo logro, es que habré hecho una competición excelente.
¿Cuándo se dio cuenta de que tenía el don de la velocidad?
Siempre fui el más rápido de mi clase. Siempre he sido más rápido que los que me rodeaban. Si teníamos que dar tres vueltas a la urbanización, no ganaba. La resistencia no era lo mío. Pero a una, hasta a los mayores. Eran pinceladas y decía 'tío, soy rápido'. Por todo eso me metí al atletismo y ya dentro, descubres tu prueba. Desde pequeño yo sabía que era rápido.
Abel Jordán, en acción en Gallur.

Abel Jordán, en acción en Gallur.SERGIO ENRIQUEZ-NISTALMUNDO

¿Cómo fueron sus primeros pasos?
Probé todos los deportes. Y fue gracioso, porque el conserje de mi urbanización me veía siempre corriendo de lado a lado. Era un niño muy inquieto que necesitaba gastar energía. Se lo dijo a mis padres, que ya estaban viendo que yo no estaba motivado con el fútbol. Tengo un buen recuerdo. Empecé por la tontería de 'soy muy rápido, seguro que se me da bien'. A los dos años creo que quedé cuarto de Madrid en los 60 metros. Hice longitud, peso, combinadas y a los 13 años probé las vallas. Me gustó bastante. Eran como un reto a superar, cada año eran más altas. Los entrenamientos eran divertidos. Ves cualquier entreno de un atleta de 400 y dices, no quiero hacer eso ni de broma.
¿Qué le queda por mejorar?
Un montón. En fuerza. No necesito demasiada, porque rompería el balance de mi cuerpo, peso menos y empujo más. Pero algo me vendría bien. Y luego, aprovechar mi velocidad en las vallas pero sin comérmelas. Aspectos técnicos muy pequeños, picar entre vallas, pasitos cortos con la velocidad que tengo.
Cuando escuchas que eres el hombre más rápido de España...
Sí, soy el hombre más rápido de España. Pero hoy. Y mañana ya veremos. Nadie me conocía el año pasado, así que mañana puede aparecer otro chico, hay un montón de calidad en las categorías inferiores en velocidad. El segundo del Campeonato de España es sub 20 (Jorge Hernández). Tengo que seguir trabajando.
¿Por qué eligió estudiar Ingeniería Mecánica?
Me gusta mucho el mundo del Motorsport, la Fórmula 1, Nascar... Lo más próximo es Ingeniería de Automoción, pero en mi Universidad no había. Por eso elegí Mecánica. Ir a EEUU fue idea de mi padre. A las muy malas, siempre podía volver. Me fui con 18 años, el primer año de Universidad lo hice en España, Industriales en Madrid, porque me pilló el año covid y casi no había becas.
Abel Jordán celebra su victoria en la prueba de 60 metros en los Campeonatos de España.

Abel Jordán celebra su victoria en la prueba de 60 metros en los Campeonatos de España.SERGIO PÉREZEFE

¿Cómo es Abel Jordán?
Un chico muy muy tranquilo, es difícil quitarme la paz. Cualquier problema siempre pienso que se va a solucionar. Eso quizá hace que en los tacos me cueste salir: soy demasiado tranquilo. Me cuesta ponerme nervioso o ansioso. Mi hobbie es la Fórmula 1, tengo un volante en mi casa con el que juego a la Play, porque me lo paso súper bien. También soy un poquito lo que llamarían friki: me gustan los datos frikis de todo tipo, sobre todo lo relacionado con ingeniería y matemáticas. O de aviones. Y eso que odio volar.
¿Tiene una historia familiar bastante peculiar?
Si tiras para atrás, sí que somos españoles. Mi madre se apellida Prats, que es muy catalán. Mi padre Uribe Etxebarría, que no puede ser más vasco. Por parte de mi madre, que es la historia que mejor me sé, mis bisabuelos emigraron a Cuba. Allí nacieron mis abuelos, mis tíos, mis primos... Mi abuela fue la primera en regresar, porque consiguió un trabajo en España como pianista, del que se retiró hace dos años. Mis padres fueron a vivir con ella en 2002 y por eso yo nací en Galicia. Vinieron sin nada, era una situación precaria. Mis padres conservan el acento cubano, él es ingeniero informático. Y mi madre trabaja en marketing, aunque estudió Derecho.
¿Cómo se ve España desde EEUU?
No estoy muy al tanto de todo lo que pasa aquí (la entrevista se hizo en Gallur, antes del Indoor Tour Gold). Pero ves similitudes. La batalla continua que hay en España entre izquierdas y derechas, también pasa en EEUU. Está todo muy politizado, allí con Trump y Kamala. No somos tan peculiares en nuestros problemas.
Lester Lescay, otro prodigioso saltador para España: "Quería vivir, no iba a pasar mi juventud en Cuba"

Lester Lescay, otro prodigioso saltador para España: “Quería vivir, no iba a pasar mi juventud en Cuba”

Viendo pasar su carrera como si mirara por la ventana de un tren en marcha, con la sensación de que tantos de sus saltos en los entrenamientos a las órdenes de Luis Felipe Méliz en la pista Fuente de la Niña de Guadalajara eran medallas que ganaban otros (sus 8,35 metros de 2024 hubieran sido bronce en los Juegos de París), Lester Alcides Lescay (Santiago de Cuba, 2001) esperó con la paciencia del que sabe que un destino le aguarda y con la determinación de quien tuvo claro que «no iba a saltar más por Cuba», su país natal.

El caso del saltador de longitud recuerda al de su compatriota Jordan Díaz, con quien de niño compartía entrenamientos y competiciones en la isla, y va por el camino de acabar igual, con gloria y éxitos para el atletismo español. AirLester, como se lee en su estado de whatsapp, debuta este fin de semana con la selección en el Europeo short track de Apeldoorn (unas molestias en el isquio le impidieron hacerlo hace unos días en el Campeonato de España en Gallur), con ambición y ganas acumuladas durante tres largos años. Aunque su DNI no llegó por vía de Consejo de Ministros. Él lo consiguió por su matrimonio con Beatriz.

Sobrino de la triplista Mabel Gay, plata mundial en Berlín 2009, Lescay cuenta su historia vital en EL MUNDO con simpatía y un discurso tan enérgico como sus saltos.

Desde el pasado 12 de enero puede, al fin, competir por España. ¿Ganas, ansiedad?
Simplemente estoy concentrado en lo que tengo que hacer. En entrenar, en cuidarme, en la dieta, en esas cosas. Si me presiono... En Tokio (diploma) me pasó. Tenía tantas ganas que luego no me fue bien, por la ansiedad. Así que ahora pienso en el camino, en hacer bien lo que tenga que hacer y cuando llegue la competición, resolver. Queda el dolor ese de no haber podido participar. La primera vez fue peor, pero te vas adaptando. También creces mucho mentalmente. El año pasado me perdí los Juegos. Me sentía súper bien, sabía que allí podía dar todo de mí. Fue duro, pero lo importante era que se resolvieran los papeles.
¿Cómo se ven por la tele unos Juegos sabiendo que uno podría ganar esa medalla olímpica?
A lo mejor hubiera ganado una medalla o a lo mejor no. Verlos por la tele me dolió en ese momento, pero es como te digo, ya estaba acostumbrado. Lo que sí que no iba a hacer es saltar más por Cuba. Fue una decisión que tomé y ya no había nada más. Y no es porque ellos me hayan hecho nada.
¿Cómo era su vida en Cuba? ¿Por qué decidió que no volvía?
A mí en Cuba nunca me faltó de nada. Sí que había cosas, pero mi mamá fue una mujer muy luchadora, siempre estaba en el extranjero y trabajaba mucho. Ella es médico. Yo era uno de los más privilegiaditos en Cuba. Algunos compañeros eran pobres, no tenían zapatos o les faltaba ropa. Yo gracias a mi mamá tenía esas cosas. Vivía súper bien comparado con mis amigos. Un pelín por encima del cubano pobre pobre, un poquitico. Las carencias las empecé a ver de verdad cuando empecé a cobrar. Dices, 'coño, si yo cobro esto que soy deportista y la gente en la calle cobra menos, ¿cómo hacen?'. Hablaba mucho con mi papá y mis amigos y sabía que eso no estaba bien. Mis padres están separados, son familias distintas, y mi papá no vivía tan bien. Yo quería vivir, no quería pasar mi juventud allí.
Lester Lescay ejecuta un salto, en Guadalajara.

Lester Lescay ejecuta un salto, en Guadalajara.RAFAEL MARTIN SOLANOAraba

¿Cómo recuerda el momento, a principio de 2022, en que decidió quedarse en España?
Fue en enero, cuando supuestamente no hice la marca para el Mundial de Belgrado. Era algo que ya tenía muy pensado y decidido. Aunque cuando llegó el momento, tuve muchos nervios. Es la adrenalina más grande que he sentido en mi vida. Ni Juegos ni nada.
Era no volver a tu país, pasar ocho años sin ver a tu familia.
Yo sabía que no iban a pasar ocho años sin verlos. Que en cuanto tuviera un dinero los iba a sacar de allí. Me lo prometí a mí mismo. Y en dos años lo pude hacer, gracias a Puma, por el contrato que me dieron.
A Beatriz, la que ahora es su mujer, ya la conocía por entonces.
Fue en una concentración antes de los Juegos de Tokio. Ella trabajaba en el Eurohotel en Castellón. Y el típico chico que va allí... Quedábamos, hablábamos y eso. Boberías. Cuando me fui a Cuba seguimos hablando. Y cuando regresé a España en invierno me quedé en su casa de Burriana.
¿Qué siente cuando le critican por cambiar de país?
No le presto atención. Yo me hice español por mi esposa, qué me van a decir, qué me pueden cuestionar. ¿Que me regalaron la nacionalidad? No, fue por mi esposa, con exámenes, a través de la justicia. Ha sido complicado. Cuando no tienes un enchufe o algo así... ¿Que un negrito va a representar a la bandera española? ¿Cuántos hay? No me pueden criticar.
Lestes Lescay.

Lestes Lescay.RAFAEL MARTIN SOLANOAraba

¿Cómo recuerda su infancia? ¿Cómo empezó en el atletismo?
Mi mamá fue la que me apuntó. Pero no empecé a destacar hasta octavo grado. Era malísimo. Me costó mucho ser campeón de Cuba. En el primer nacional quedé último, imagínate. Poco a poco, con disciplina... Los que eran mejores que yo lo fueron dejando y fui creciendo hasta llegar al equipo nacional. El primer año fui plata mundial y el segundo oro en los Juegos de la juventud. Y al siguiente, con 17 años, ya salté 8,03. Ahí fue la primera decepción que tuve con Cuba. Me mandaron para casa y me dijeron que había estado mal. Fue una desilusión. En mi último juvenil salté 8,28 y luego ya los Juegos. Pero ya no me sentía cómodo, no tenía motivación, no quería estar ya más en Cuba. A mí nadie me hizo nada, pero sabía que no iba a crecer mucho allí.
¿Quién fue su ídolo?
Siempre fue Dayron Robles (campeón olímpico en 2008 y ex plusmarquista mundial de 110 metros vallas). Lo fue hasta el día que le pasó lo del isquio en los Juegos de Londres. Yo era un niño y no sabía por qué se había parado. De niño no sabes ni lo que es un músculo, cómo se va a romper. 'Eres un pendejo', le dije. Me desilusioné mucho con él. Hasta que me pasó a mí lo del isquio, claro.
¿Le gusta que le comparen con Jordan Díaz?
Es un espejo para mí, claro. ¿Quién no quiere hacer lo que hizo Jordan en su debut con España? Fue lo más grande. Estamos juntos desde niños. En las categorías inferiores los dos hacíamos triple. Lo que pasa es que a mí no me gustaba mucho. Él era otro nivel. Con 16 años saltaba 17,30. Sin duda, fue lo mejor que vino a España. Miro los deportistas que se han quedado y de los fichajes que ha hecho España, ese muchacho es lo mejor.
Su tía es Mabel Gay.
Me ayudó mucho. En Cuba no es como aquí, que cuando eres niño compras un par de camisetas y ya está. A mí no me faltó de nada. Y ella también siempre me dio muchos consejos, cuando empezaba en el equipo nacional. Si no fuera por ella, no hubiera llegado hasta aquí tampoco.
¿Cómo es tu vida en España?
Entre Guadalajara y Castellón. Soy un chico de lo más normal. Me gusta caminar, coger el sol ahora en invierno, juego a la Play, veo mucho el teléfono. Hace poco me saqué el teórico del auto y ahora tengo que ver qué me pongo a estudiar para no pensar mucho en el deporte en los tiempos libres. Un chico súper simple.
¿Cuál es su sueño?
Mi objetivo es ser medallista en un Mundial, por lo menos. El tiempo y la disciplina dirán. Pero sé que lo voy a conseguir. Algo, aunque sea un bronce. Algo tengo que coger. Tengo que hacer algo. Algo, algo (repite). No sé si será hoy o mañana. Al Europeo llegaré al 100%.
¿Qué le sorprendió de España?
Lo que más me gustó cuando llegué es que en verano se hace de noche muy tarde, casi a las 11. Eso en Cuba no es normal. Cuando lo vi dije: 'Guau, ¿así todo el año?'. Me pareció muy curioso y muy bonito. Y la comida. La comida es muy buena.
¿Sueña con el salto perfecto?
Antes sí. Soñaba tanto que me fue perjudicando. Ahora espero a que salga. Tengo claro lo que tengo que hacer: centrarme en lo mío, mantener la disciplina fuera de casa, tratar de estar al 100% cuando llegue el momento. Si llego con salud, ya. Cuando era muy chico, iba caminando por una acera recta y sólo veía un pasillo de salto, enseguida me daba por correr, por saltar. Me volvía loco. En Cuba no hay tanta diversión como aquí, solo saltar, y me enfoqué tanto... mi mente solo estaba en eso, me agoté. Dije, a partir de ahora viviré la vida.
Sólo Hezonja brilla en la oscuridad de Gran Canaria

Sólo Hezonja brilla en la oscuridad de Gran Canaria

Pocas veces el Real Madrid se va a encontrar un triunfo más cómodo en sus visitas a las islas. Sin brillar, sin llegar ni siquiera a los 70 puntos, sin hacerlo "bonito" en palabras de Chus Mateo, pero con defensa y eficacia, los blancos sumaron su novena victoria consecutiva en ACB para mantener su liderato en solitario. El Dreamland Gran Canaria, raquítico en ataque, no fue rival. [54-69: Narración y estadísticas]

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Fue un Real Madrid de entreguerras, con la resaca del clásico y la vista puesta en su visita al OAKA del jueves, en esa Euroliga en la que tanto trabajo le queda por hacer. No pareció en ningún momento apretar el acelerador, entre otras cosas porque tampoco lo necesitó. Dominó desde el amanecer, aguantó el envite amarillo del regreso del descanso y sobrevivió a su poco acierto y a la tristísima actuación de Dzanan Musa (dos puntos en 11 minutos y -6 de valoración).

En contraste con Mario Hezonja (14 puntos y ocho rebotes), que fue esta vez ese líder que tanto quiere ser. Sin alardes, certero y poderoso desde el banquillo. Bien acompañado por Bruno Fernando y con Hugo González y Llull animando el cotarro.

Como un aviso de lo que venía, resultó una pobrísima primera mitad en el Gran Canaria Arena, el reciente escenario de la Copa. No es que se impusieran las defensas, es que nadie parecía con suficiente clarividencia como para hacer fluir el baloncesto. Especialmente los locales, que no pudieron contar por unas molestias físicas con su máximo anotador, Caleb Homesley. Pero es que tampoco atraviesan precisamente por su mejor momento del curso.

Horrible Musa

Cayeron en semifinales de Copa con el Madrid y en ACB vienen de cuatro derrotas en los últimos cinco duelos. Al descanso habían fallado 14 de los 15 triples intentados -paradójicamente, entró el de Brussino desde su campo justo cuando sonaba la bocina- y se quedaron en unos míseros 18 puntos, nueve por cuarto. Así, el Madrid, a poco que se entonó Hezonja, se fue en el marcador con demasiada facilidad.

Chus Mateo recuperó a Eli Ndiaye en el quinteto -se quedó fuera esta vez Ibaka y Rathan-Mayes ni jugó-, pero su equipo también empezó desatinado, fallando los 11 primeros triples. Fue cuestión de defensa, de dominio del rebote y de Mario Hezonja.

Nada podía seguir así, con esa atonía. Si en el arranque del partido al Granca le costó casi cuatro minutos estrenarse, a la vuelta de vestuarios ya había anotado 14 puntos en ese mismo tiempo (14-3 fue el parcial), tres triples incluidos, para cabreo de Chus Mateo y desesperación de un Musa totalmente fuera del partido. Al poco, los de Lakovic ya habían empatado (36-36). Hasta que volvió Hezonja.

Y todo quedó en un fogonazo de un Gran Canaria apático, desacertado, gris. Como si su mente estuviera en el partido de entre semana, donde se juega la vida en Eurocup ante el Reyer Venezia. Con el croata liderando, Bruno Fernando y Hugo González dejando buenos detalles y con Tavares y Campazzo descansado más de lo normal, el Madrid no tuvo ningún problema en sumar su novena de carrerilla y en mantenerse en lo alto de una ACB donde le aprietan bien Unicaja y Tenerife.

El no 'Proceso' de Joel Embiid: del MVP de 2023 a un posible "retiro médico"

El no ‘Proceso’ de Joel Embiid: del MVP de 2023 a un posible “retiro médico”

Cuando jugaba en la Universidad de Kansas, un año después de llegar a Estados Unidos y dos después de empezar a jugar al baloncesto en su natal Yaoundé (Camerún), Joel Embiid hacía creer a sus compañeros que con seis años tuvo que «entrar en la jungla, matar un león y cargarlo en la espalda hasta mi aldea para demostrar que era un hombre». Eso fue poco antes de comenzar lo que él mismo bautizó como El Proceso. Desde que fue elegido en el número tres del draft del 2014 hasta su debut en la NBA tuvieron que pasar 853 días (más de dos años), dos operaciones de tobillo mediante.

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Eso, las lesiones, han sido la pesadilla del gigante africano, que se ha perdido más de 400 partidos en la liga hasta que esta semana los Sixers anunciaron lo que todo el mundo temía: no iba a jugar más en el resto de la temporada por sus problemas, ahora, en la rodilla izquierda, la misma que también se operó en febrero de 2024 (y mucho antes, en 2017, lo que le impidió ser nombrado rookie del año). Fue después de que el alero de los Warriors Jonathan Kuminga le cayera encima. Quizá en el momento de más dominio de toda su carrera, pues hasta ese día , Embiid había anotado más puntos que minutos jugados, algo que ningún jugador había logrado desde Wilt Chamberlain hace más de 60 años.

Desde entonces, parones, cirugías, descansos, inyecciones y un estado físico bastante precario que, evidentemente, repercutió en su rendimiento. Hasta la alarmante preocupación de ahora. Se diría que todo el futuro de Embiid está en el aire. «Estamos trabajando con expertos médicos para determinar el plan de tratamiento exacto», informó la franquicia de Pensilvania. Pronto se deslizó que incluso valora seriamente intentar el «retiro médico», una decisión que debe tomar un médico seleccionado por la propia NBA y la Asociación de Jugadores, y un mecanismo que le permitiría ahorrarse parte de la boyante extensión de contrato que le firmó hace sólo unos meses: tres años más por 193 millones de dólares (para un total de 301 en cinco). Embiid, que cumplirá 31 años en unos días, asoma como un negocio ruinoso: le deben 248,1 millones durante las próximas cuatro temporadas.

Embiid, en el banquillo de los Sixers.

Embiid, en el banquillo de los Sixers.Matt SlocumAP

Los Sixers lo hicieron pensando en los cielos alcanzados por el chico que creció formándose para ser profesional del voleibol, pateando un balón de fútbol y soñando con jugar en el Real Madrid (del que es un fanático, hasta viajar a alguna de sus recientes finales de Champions League y celebrar cada triunfo blanco con euforia en las redes sociales), siete veces All-Star y MVP de la NBA en la temporada 2022-2023 -para destronar a Nikola Jokic promedió 33,1 puntos, 10,2 rebotes y 4,3 asistencias, aunque en sólo 66 partidos-, un año después de ser el primer pívot desde Shaquille O'Neal en dominar la liga en anotación. Desde aquel cénit todo ha sido una travesía en el desierto y no sin polémicas, desde su atribulada elección para jugar con el USA Team los pasados Juegos Olímpicos (se había comprometido con Francia) a su sanción de tres partidos este comienzo de curso por empujar a un periodista. Al parecer, el columnista de The Philadelphia Inquirer hacía mención a Arthur, el hermano de Joel fallecido a los 13 años en Camerún en un trágico accidente de tráfico.

Embiid, en acción contra los Raptors.

Embiid, en acción contra los Raptors.Matt SlocumAP

Aquel lejano Proceso, que también incluía al equipo de Filadelfia -estuvo seis años sin pisar unos playoffs-, tampoco culminó en lo colectivo. Pese a las expectativas, no logró no acercarse a unas Finales (como en 2001 con Allen Iverson). Y lo que debería ser presente vuelven a ser cuentas de futuro. Con el curso arruinado (en verano se habían hecho con Paul George), los de Nick Nurse pierden y pierden y ya piensan en el siguiente draft, en la posibilidad de que ahí les caiga ese fenómeno que viene llamado Cooper Flagg. Para eso, la lotería del draft les tiene quedar una de las seis primeras elecciones; si acaban del siete en adelante, será para los Thunder en una acuerdo que se arrastra desde 2020, cuando Al Horford fue enviado a Oklahoma Danny Green.

La racha del Real Madrid en los clásicos y la polémica de siempre: "Mira la estadística"

La racha del Real Madrid en los clásicos y la polémica de siempre: “Mira la estadística”

Todos los clásicos, cuatro, de esta temporada, han acabado igual. Con victoria del Real Madrid en partidos más o menos igualados. Es una racha preocupante para el Barça, pues se une a las tres de la pasada semifinal de la ACB para acumular siete consecutivas. Una tendencia que presenciaron en primera fila hasta siete jugadores de la primera plantilla de fútbol, Bellingham, Vinicius, Brahim y Alaba en un fondo, y Modric y Mbappé en un lateral.

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Esta vez la presión era para ambos, titubeantes en la Euroliga, fuera de los puestos de playoffs. Y tras el fiasco copero mutuo, uno en la final, el otro en cuartos. El Barça, además de jugar a domicilio y tener un triunfo de ventaja, tenía la 'excusa' de su plaga de lesiones (y su política de no fichajes). Sin Laprovittola, Vesely, Punter ni Juan Núñez, el último en caer. Y con dos canteranos en la convocatoria de un Joan Peñarroya que tuvo que meter al base Raúl Villar ya en el primer cuarto.

Por entonces, el técnico catalán ya había visto una técnica y se iba a pasar desquiciado con el arbitraje toda la noche en el Palacio. Como Juan Carlos Navarro y, sobre todo, Mario Bruno Fernández al lado del banquillo. En rueda de prensa, Peñarroya se mordió claramente la lengua. Su equipo había lanzado 20 tiros libres menos que el rival. "Mira la estadística. Fui de los primeros sancionados de la competición y no tengo ganas de volver a estar sancionado. Pero vamos... es igual», despidió una rueda de prensa en la que se lamentó de perder otro partido igualado, una lacra para el Barça en lo que va de temporada.

Porque, con el desempeño de Jabari Parker, Chimezie Metu, Darío Brizuela y, sobre todo, un excepcional Joel Parra, el Barça aguantó el tipo hasta llegar igualado a la orilla. "¿Sabes qué pasa? Que hemos perdido algunos partidos ya así. Competimos bien, pero también hay que exigir hacer bien las cosas en los momentos importantes para sacar victorias en partidos así", reflexionó.

Chus Mateo estaba más calmado. Habló de la importancia del triunfo. "No es el mejor partido que hayamos jugado este año, sin duda. Ha sido de carácter. Nos da confianza. Ojalá sea el primer paso del sprint final. Estoy contento por la victoria. Viene un calendario muy duro", admitió. Y se sinceró sobre la importancia de reenganchar jugadores para el tramo que viene. Tipos como Usman Garuba y Xabier Rathan-Mayes, titulares ante el Barça tras no aparecer en la Copa. "Necesito enganchar a más gente. Que vayan sumando y se vayan sintiendo partícipes. No puedo ir perdiendo vagones", confesó.

Si hubo un protagonista en el Palacio, ese fue, sin duda, Alberto Abalde. Omnipresente, encendido. Quizá no hubo en su carrera un momento así. 16 puntos, cinco asistencias y dos robos, "absolutamente fundamental" el gallego. "¿Cuántas veces hemos dejado fuera de rotación a Abalde? Hasta de los 12. Ha peleado, luchado. Ha hecho cambiar la opinión de su entrenador y de sus compañeros a base de trabajar. Siento muchísimo orgullo. Ha estado callado cuando ha tenido que sufrir. Y encima no falla un tiro", se rompió en elogios Chus Mateo hacia su pretoriano.