Dos aficionados del Valencia CF, retenidos en Singapur por protestar ante la casa donde vive Peter Lim

Actualizado Martes, 8 octubre 2024 - 09:37

Una pareja de aficionados del Valencia CF se encuentran retenidos en Singapur por protestas ante la casa del máximo accionista del club, Peter Lim. Dani Cuesta y su mujer viajaron al país asiático de luna de miel y mostraron en sus redes sociales cómo exhibían la pancarta amarilla de 'Lim go home' ideada por el colectivo Libertad VCF.

Uno de estos lugar fue un edificio que creyeron era un hotel propiedad del máximo accionista del Valencia pero que resultó ser su domicilio. En los vídeos publicados en redes sociales se observa cómo, además de mostrar la pancarta, colocan una pegatina en una de las puertas de los muros exteriores.

Ambos aficionados, que celebraron su boda el último fin de semana de septiembre, fueron retenidos cuando se disponían a abandonar el país y fueron reconducidos al hotel en el que se habían alojado, donde según la asociación Libertad VCF, se les retiró el pasaporte y donde se han tenido que costear cuatro noches más de hotel. Al parecer, este martes deben prestar declaración.

La asociación Libertad VCF reclaman su "liberación inmediata" además de la intervención de "las autoridades políticas y diplomáticas" porque sólo ejercieron "pacíficamente su derecho a la libertad de expresión".

Libertad VCF hizo un llamamiento "a todo el valencianismo" a manifestar "su repudio a quienes no respetan los principios fundamentales de convivencia. De hecho, acusan a Peter Lim de "orquestar" este "abuso" y recuerdan que Singapur es "un Estado que figura entre los principales violadores de derechos humanos a nivel mundial, lo que aumenta el riesgo para ellos" Por eso demandan una respuesta urgente de las instituciones españolas.

El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Valencia, Borja Sanjuán, calificó en redes sociales de "barbaridad" la situación y pidió "hacer valer" los derechos de ambas personas y dijo que espera que el Ministerio de Exteriores "esté trabajando en poder ayudarles lo antes posible".

De la Fuente recupera a Pau Cubarsí, Pedro Porro y Mikel Merino para los duelos de España ante Dinamarca y Serbia

De la Fuente recupera a Pau Cubarsí, Pedro Porro y Mikel Merino para los duelos de España ante Dinamarca y Serbia

Las bajas por lesión y las sanciones han sacudido la lista del seleccionador Luis De la Fuente para la segunda fecha de la Nations League en la España se enfrenta a España con Dinamarca en Murcia el próximo sábado 12 y a Serbia en martes 15 en Córdoba. Sin embargo, el seleccionador no deja a mirar a jugadores que ya conoce y no hay debutantes.

Pau Cubarsí, Pedro Porro y Mikel Merino son las principales novedades de una convocatoria a la que vuelve Álvaro Morata después de cumplir su partido de sanción y recuperarse de un problema físico y en la que se mantiene Dani Carvajal, que no podrá jugar ante Dinamarca por sanción. El defensa del Barça entra por la lesión de Le Normand, mientras que el lateral derecho es llamado por segunda vez por el seleccionador ante la escasez de jugadores en esa demarcación, que se agudiza por el castigo a Carvajal.

Si bien repiten Aleix García y Óscar Mingueza de la anterior citación es llamativa la ausencia de Ayoze Pérez, que ha arrancado la temporada con seis goles en el Villarreal. Ni Sergio Gómez ni Samu Omorodion, otros dos jugadores en un gran momento, han tenido hueco para dar el salto a la absoluta en esta ventana internacional.

La entrada de Mikel Merino, recuperado de la lesión en el hombro, mitiga la lista de bajas, entre las que están jugadores clave para De la Fuente como Unai Simón, Rodrigo, que se perderá toda la temporada o Dani Olmo.

Porteros: Raya, Remiro y Robert Sánchez.

Defensas: Cucurella, Grimaldo, Laporte, Pau Torres, Cubarsí, Vivian, Mingueza, Pedro Porro y Carvajal.

Centrocampistas: Zubimendi, Aleix García, Fabián, Merino, Pedri, Álex Baena.

Delanteros: Yeremy Pino, Lamine Yamal, Nico Williams, Ferran Torres, Morata, Joselu y Oyarzabal.

De rodillas ante Emery: del aplauso de Henry a la 'táctica secreta' para tener al Aston Villa colíder en Champions

De rodillas ante Emery: del aplauso de Henry a la ‘táctica secreta’ para tener al Aston Villa colíder en Champions

A Unai Emery le encomendaron una tarea muy específica cuando cogió la riendas del Aston Villa hace justo dos años: construir un equipo competitivo. «Que pelee por los cuatro primeros puestos en la Premier y compita por títulos europeos», confesaba en una entrevista a El Mundo cuando ya había dado el primer paso de llevar a los villanos a Europa después de 13 años. El miércoles ante el Bayern dio otro mayúsculo que acabó con Villa Park rendido a sus pies.

El Aston Villa volvía a la Liga de Campeones 21 años después y se estrenaba en casa con los bávaros bajo el recuerdo de aquella final de 1982 que los ingleses ganaron, el mayor tesoro del club. El momento histórico no se lo perdieron ni el Príncipe Guillermo ni Alexander Ceferin que entendieron, como todo el estadio, que el artífice de esta segunda victoria que tiene al equipo entre colíderes de la nueva competición es Emery.

El gol nació de dos de sus apuestas y de la capacidad su análisis de análisis de los rivales. Pau Torres sabía que debía buscar en largo a Jhon Durán y al colombiano Emery le había puesto mil vídeo de cómo a Neuer le gusta jugar adelantado. Por eso no dudó en probar una vaselina que enloqueció al estadio, como las paradas del Dibu Martínez. "Es el entrenador más importante de mi carrera", admite.

Monchi y Vidagany

Nadie duda de que ese gen competitivo y metódico es lo que Unai Emery ha inyectado a su club, en Europa y en la Premier, donde está a dos puntos del líder, el Liverpool, y sólo el Arsenal ha sido capaz de derrotarlo.

Quien recuerda su etapa como gunner reconoce que le faltó apoyo y tiempo para construir. Hasta el propio Henry lo admite y le aplaude en público. También Emery aprendió de aquel «sufrimiento» y en dos años ha construido una guardia pretoriana encabezada por Monchi y Damià Vidagany que le permite centrarse sólo en el rendimiento del equipo «y olvidarse de todo lo que hay alrededor».

«Está muy entregado, muy motivado, volcado en hacer cada día mejor al equipo», cuenta su entorno. Un ejemplo es el propio Durán, fichado en enero de 2023 que se ha convertido en este arranque de temporada en el máximo goleador sub-20 de las cinco grandes ligas, por delante de Lamine Yamal. «Eligió venir a Birmingham desde los Chicago Fires porque Emery le convenció. Y, aunque le costó adaptarse, ha tenido paciencia para cuidarlo y ha acabado explotando», explican. El resultado son seis goles, cuatro saliendo desde el banquillo para sustituir a Ollie Watkins. 17 millones de euros que ya son una ganga frente a los 40 en los que está tasado.

Octavo presupuesto de la Premier

El valor de la plantilla del Villa, «más profunda, más joven y más atlética», analizan, es de 615 millones de euros, más del triple (180) que la que el vasco se encontró y de la que han salido 20 jugadores en dos años. Algunos, como Douglas Luiz, rentabilizando su momento más dulce para recoger, en total, 145 millones frente a los 176,20 que han invertido en fichajes este verano como el del pivote belga Onana al Everton por 60 millones o el lateral neerlandés Ian Maatsen al Chelsea por 44,50.

¿Cuál es el objetivo entonces? ¿Se puede mirar alto? «Estar en Europa», simplifican. El resto, si viene, se peleará porque Emery no renuncia a nada. No lo hacía cuando empezó su carrera ni lo hace ahora desde la madurez que le convierte en uno de los mejores entrenadores de Europa.

No es un mensaje conformista cuando el presupuesto del Aston Villa es el octavo de la Premier League y apenas supera los 300 millones. Sólo el Manchester United, su próximo rival, se va por encima de los 700 y le mira a una distancia de seis puntos en seis partidos. Eso sí, siempre hay un David para Goliat.

Raphinha invita al Barça a un festín europeo ante el Young Boys

Raphinha invita al Barça a un festín europeo ante el Young Boys

La sensación de control es la más poderosa en la vida y en el fútbol. Sólo desde la convicción de que todo fluye como se planea se puede crecer y desatar el talento. Se suelta lastre y se vuela, que es justo lo que hizo el Barça ante el Young Boys. Se olvidaron los golpes en Europa, el vapuleo en Pamplona y la retahíla de bajas para disfrutar ante un rival que le sirvió la goleada en bandeja. [Narración y estadísticas (5-0)]

Hansi Flick ha hecho de psicólogo de un equipo que, pese al talento que acumula, se empequeñecía ante la adversidad. Su Barça aún no es perfecto porque ni siquiera está armado, pero se ha despojado de ataduras con dos líderes del descaro, Raphinha y Lamine Yamal que acaban contagiando al resto. Esta vez el técnico alemán dejó a un lado el excel de minutos y puso sobre el césped a sus mejores peloteros, buscando cómo hacerles hueco a todos.

Antes de que el Young Boys asimilara que estaba en Barcelona, ya se vio con un gol en contra en una jugada perfecta en la que intervinieron todos ellos. De primeras buscó Casadó a Ferran, que en un toque se apoyó en Lamine para, sutilmente, dejar a Raphinha en posición de trazar un centro al segundo palo donde apareció Lewandowski. La pelota fue de bota en bota hasta el fondo de la portería como si hubiera una máquina de pinball sobre el césped.

Defensa transparente

Se sacudieron la tensión los jugadores y fueron empujando a los suizos, alejándolos de Peña, escrutado por la mirada desde el palco de su rival Szczesny. El partido se jugó en 50 metros, con el Barça encontrando con facilidad los huecos que dejaba una defensa transparente que se sabía expuesta a un vendaval. Suelto Pedri, alimentaba a Lamine, que vive en un duelo permanente, y a Ferran, que probó sin fortuna con un disparo raso. Escaneando las debilidades suizas andaba siempre Raphinha, asumiendo con soltura su capitanía y un liderazgo de estreno que le sienta como un guante.

Entre tanto, el Young Boys no era capaz de superar la línea de medios. Su primera ocasión llegó a la media hora con un centro de Blum que Colley remató sin fe para que se paseara por el área. Ese aviso desató aún más al Barça y afiló el colmillo del brasileño del Barça, alejado de la banda pero igual de desequilibrante.

De un saque en corto con Lamine, buscó a Pedri para que armara su tiro, lo salvó de cabeza Itteri y aún lo cazó el capitán para marcar el segundo tanto. Tres minutos después, Iñigo Martínez apareció para cabecear un falta telegrafiada con la maestría de Pedri. Era imposible que los suizos salieran con vida de Montjuïc, y eso que su guardameta Keller evitó el cuarto de Ferran y le ganó un mano a mano a Lamine, algo forzado, para no irse al vestuario humillados. Sólo era cuestión de tiempo.

Con el viento a favor

En el arranque de la segunda mitad, Raphinha volvió a agitar su zurda para pone un córner al segundo palo que, si bien no remató Iñigo Martínez, lo empujó Lewandowski. El duelo, absolutamente inclinado, le daba a Flick la oportunidad de mirar al banquillo y rescatar a Ansu Fati, al que llevaba semanas buscándole hueco. Se lo hizo en el lugar que también ha inventado para Pedri: en el centro del campo junto a Casadó. Eso sí, ante un rival como los suizos, con libertad para asomarse al área.

Lewandowski anota el 4-0, el martes en el Lluis Companys.

Lewandowski anota el 4-0, el martes en el Lluis Companys.AP

No asomó de nuevo la gallardía del campeón de Suiza, hoy penúltimo en su liga, hasta el minuto 66, cuando Monteiro logró escaparse por banda y estrellar la pelota en el larguero y que Casadó salvara el rechazo casi bajo palos. No era un partido para perdonar las pocas ocasiones que le dejó crear un Barça que no alzaba el pie del acelerador.

Con el viento a favor, Flick empezó a gestionar descansos y encendió las luces largas. El duelo, cómodo, iba a tener un segundo propósito: acelerar la dinámica de juego de algunas piezas que serán claves. Primero fue Fati, después Frenkie De Jong. El neerlandés volvió a un terreno de juego después de cinco meses de lesión dando un respiro a un centro del campo magullado en este inicio de campaña. Fue la primera ocasión para encandilar a un entrenador que ha demostrado que es capaz de resucitar a jugadores con necesidad de encontrar su mejor versión, nunca vista como azulgranas.

Eso es lo que ha logrado Raphinha con una regularidad desconocida. Fue el brasileño quien sirvió el festín europeo al que puso la guinda el gol en propia puerta de Camara para culminar el despropósito de su equipo, que sólo marcó en el añadido y fuera de juego.

La Real Sociedad encuentra su cura goleando al lacrimógeno Valencia

Actualizado Sábado, 28 septiembre 2024 - 21:12

Diez minutos fueron suficientes para que la Real Sociedad engordara su ego a costa del Valencia con algo más que la victoria y los tres puntos. Se curó de sus dudas en un duelo donde, liderados por Sergio Gómez, supieron hurgar en los agujeros de un rival que se vuelve lacrimógeno cuando se aleja de Mestalla. Si los donostiarras no ganaban desde mayo, justo en la visita valencianista, no tuvieron demasiadas dificultades para endosarle una goleada que daña la imagen y el amor propio. [Narración y estadísticas]

Si el plan del Valencia pasaba por jugar con su ansiedad no le pudo salir peor. No espabila. En el minuto 8, Kubo le sacudió a su equipo las dudas en una jugada que desnudó por completo a su rival en tres movimientos: un cambio de juego de Zubimendi para encontrar en la banda izquierda a Barrene, la escapada de Sergio Gómez hasta la línea de fondo a servir una pelota y la visión de Oyarzabal dejando pasar el centro tenso porque aparecía el japonés a la carrera al segundo palo. Habían hurgado en todos los agujeros que les había mostrado el Valencia. "Me irrita porque esto sabíamos que podía pasar y lo entrenamos bastante", confesó Baraja.

Respiraba el Reale y cogía vuelo una Real que sólo había marcado un gol en las primeras partes desde el arranque de temporada. Hacerse dueña del partido no le costó nada. Manejaba la pelota y se estiraba a placer mientras el Valencia apenas podía perseguir sombras. Había optado Baraja por dejar en el banquillo al jugador que más equilibrio le había dado en las últimas jornadas, el argentino Enzo Barrenechea, y por devolverle los galones en ataque a Hugo Duro tras la lesión, pero lo único que consiguió fue que acumulara kilómetros en las piernas sin apenas oler la pelota.

Aun así, Remiro evitó el empate en el minuto 25 atajando un cabezazo picado de Mosquera en un saque de esquina. Fue el único peligro en el área txuri-urdin para enfado valencianista, que vuelve a diluirse cuando se aleja del calor de Mestalla.

El duelo iba madurando y Barrene pudo abrir más hueco si no hubiera cruzado en exceso el disparo que le fabricó Kubo, especialmente activo y obligando tanto a Jesús Vázquez que acabó lesionado. Mientras el Valencia necesitaba ir al vestuario a recomponerse, Aguerd estrenó un balón en el travesaño en un remate acrobático tras un libre directo que cogió por sorpresa a toda la zaga valenciana. Otro error no forzado.

Al inicio de la segunda mitad dieron los valencianistas un paso al frente porque, pese a las sensaciones, el marcador era corto. Por eso probó Pepelu con un disparo lejano que salvó Remiro y también Luis Rioja, muy activo pero poco acertado. Empujaban y Tárrega tuvo el empate cuando se encontró rematando casi sin querer un saque de esquina.

Por si crecía el Valencia, Imanol buscó pólvora con Brais Méndez y el islandés Óskarsson. No pudo elegir mejor. Primero probó Aguerd con un chut lejano que atajó Mamardashvili y ya se percibía que la Real crecía de nuevo mientras Baraja trataba de apuntalar el centro del campo renovando la sala de máquinas. No le pudo salir peor. Sergio Gómez le cogió la espalda a un blando Thierry, encontró a Brais para la carrera y el gallego le regaló el mano a mano su compañero islandés. La respuesta de fue un disparo tímido de Sergi Canós.

El golpe hundió al conjunto valenciano, incapaz de sobreponerse a sus propios errores, despojado de alma y de espíritu y predispuesto a sufrir el tercero cuando, otra recuperación de Sergio Gómez a la contra acabó con un doblete de Óskarsson para hundir a Baraja al fondo de la clasificación.

Valencia y Osasuna empatan a nada: sin riesgos y sin goles

Actualizado Martes, 24 septiembre 2024 - 21:28

Mestalla acudió a la llamada de auxilio del Valencia se encontró de bruces con las carencias que su equipo no puede superar. Sin goles no hay victorias y punto a punto es difícil escalar y salir del atolladero. Lo que para Osasuna fue sumar un punto de oro en un fortín, a la parroquia valencianista les hubiera sabido a nada de no ser por la necesidad de sumar como sea.

Este Valencia es un equipo romo que lleva demasiado tiempo sin nadie que huela el gol. De Hugo Duro tiró Baraja en los minutos finales buscando que el asedio tuviera premio. Mientras, Rafa Mir, superado el castigo por su indisciplina, miraba desde el palco. Fue el riesgo que el entrenador quiso correr para evitar que todo lo que pasó aquella madrugada en su casa no salpicara más a a la salud del equipo desviando la atención de la grada del objetivo: empujar. Eso ocurrió y no fue bastante. A afición, aunque sea fiel y entregada, no marca goles.

Tampoco es que el primer paso, que es generar peligro. Valencia y Osasuna consiguieron que, durante muchos minutos, no pasara nada, como si el objetivo fuera lanzar una moneda al aire en la última media hora.

Querían mandar los valencianistas y hacer correr a Osasuna, lo que no significó que pisaran área. Encontraban el camino, pero se les apagaba la chispa cuanto más cerca veían a Sergio Herrera. Apenas dos remates del Valencia en la primera parte y ninguno entre los tres palos. El más peligroso lo armó Pepelu a los cinco minutos en una jugada que nació de un saque de esquina. Para ver el siguiente hubo que esperar al 44 en una asistencia de Rioja que Almeida, desde el punto de penalti, no aprovechó. Apenas hubo más. El mal consuelo era que los navarros sólo veían a Mamardashvili cuando sacaba de puerta y en algún saque de esquina que la defensa valenciana les concedió. No generaron peligro y no fue por la exigencia local. Se notó en exceso que el punto que tenían en el bolsillo era suficiente al menos hasta los instantes finales.

Los valencianistas dieron pasos al frente por la necesidad de sumar, pero aunque Almeida, suelto, trataba de encontrar la grieta, Diego López de desbordar y Rioja iba a mil por hora buscando la portería, el riesgo sólo parecía asumirlo Enzo Barrenechea, el elegante 5 cedido por el Aston Villa que nunca se esconde ni se sacude el balón sin criterio.

El arrebato que tocó Baraja en el descanso sirvió para que Dani Gómez casi rebañara un centro de Almeida. Entonces Vicente Moreno buscó a Rubén García y Budimir para que tocaran la campana. Creció Osasuna con tres balones embarullados que logró salvar un Valencia que se la tuvo que jugar poniendo en el campo a Hugo Duro, que no tuvo opción de remate. Sí Budimir en un testarazo casi sin fe. Y es en el minuto 85 ambos miraban más lo que podían perder que la ganancia posible.

El Valencia despierta ante un Girona lento que olvidó su fútbol

Actualizado Sábado, 21 septiembre 2024 - 21:00

Las pesadillas se acaban con un despertar, no son eternas. Basta con un detalle para que salir de un doloroso letargo. En Mestalla, ente el Girona, fueron dos los que permitieron al Valencia ver reconocido su esfuerzo, resoplar y soltar la piedra que siempre lastra los pies del colista. Seguirá abajo, siendo un equipo que se hace pequeño, pero de él ya pueden tirar sin temblar las casi 41.000 personas que le rescatan siempre desde la grada. [Narración y estadísticas (2-0)]

No quería vestir Baraja el partido de decisivo y lo hicieron sus jugadores. Lo encararon responsabilizados, ordenados, batalladores, algunos incluso incombustibles en los duelos ante un Girona espeso, lento, con tantos recursos como dudas y sin la pátina que le hizo brillar hace pocos meses.

Su derrota tuvo tanto de merecimiento como de desgracia. En dos minutos, entre el 56 y el 58, Pepelu recuperó dos balones que abrió sus extremos. Fue primero Rioja quien, cansado de intentar centros en balde, probó un disparo que desvió Juanpe para desgracia de Gazzaniga. En la banda contraria se reprodujo el ataque y, esta vez, el capitán gironí lo que no pudo es desviar lo suficiente el tiro de Dani Gómez. En dos zarpazos el Valencia había despertado.

Antídoto contra el veneno

No fue un duelo de ida y vuelta desde el arranque y apenas se pisaron las áreas. Ambos equipos parecían incapaces de recordar lo que fueron hace pocos meses. El Girona se olvidó del fútbol con el tuteó a las elites del campeonato y el Valencia de la capacidad de asestar golpes definitivos a sus rivales con una velocidad endiablada. Se alternaron el control pero, como si hubieran pactado una tregua, no lograban amenazarse.

El plan valencianista era sostenerse en busca de un triunfo que ejerciera de antídoto al veneno que le condena en la clasificación. Ganar pasaba por no equivocarse ante un rival que no suele perdonar. Eso lo logró, con Tárrega y Mosquera desesperando dejando sin balón a Abel Ruiz y haciendo desaparecer a Miovski, con Barrenechea siempre vigilante en las ayudas y Thierry frenando en seco el poder destructor de Danjuma. Hasta Javi Guerra parecía tener un partido a su medida que no se lanzó a aprovechar hasta el paso por el vestuario.

Donde el Valencia encalló fue arriba. Sin Hugo Duro, es un equipo romo. Nadie apareció para cazar un centro de Guerra que se paseó por el área en la primera parte, como tampoco el de Diego López que acabó en las manos de Gazzaniga, a quien Dani Gómez estuvo a punto de sacarle los colores. Fueron sustos, pero más que los del Girona, que ni siquiera probó a Mamamardashvili.

Seis meses después

El paso al frente lo dieron en la segunda parte, lanzando más a sus extremos y encontrando en ellos la vía del gol. Cuando llegaron y la ventaja fue cómoda en un pispás, el equipo fluyó.

El pueblo de Mestalla, que no celebraba desde marzo, empujó. No llegaron más goles, ni siquiera ocasiones claras, pero no hubo sufrimiento pese a la revolución de un contrariado Míchel. Eso sí, Mamardashvili salvó con su vistosidad habitual un testarazo de Misehouy para confirmar que la victoria tenía dueño.

Los números que explican el abismo del Valencia: sin inversión, con 163 millones en ventas y una plantilla jibarizada por los ingresos por televisión

Los números que explican el abismo del Valencia: sin inversión, con 163 millones en ventas y una plantilla jibarizada por los ingresos por televisión

Colista con un punto. El Valencia vive de nuevo al borde del abismo demostrando que la holgura con la que logró la salvación la temporada pasada, e incluso el sueño de volver a Europa, fueron un espejismo en el desierto. No es la primera vez que el equipo es último, pero sólo en siete temporadas de las 92 que encadena en Primera División ha llegado a la sexta jornada al fondo de la tabla. La mirada lejana hacia Mestalla advierte que aún es pronto, que la temporada acaba de arrancar y hay margen de mejora -«es un poco dramático hablar ya de finales», advertía Baraja de cara al duelo ante Girona-, pero el valencianismo sabe quién le ha puesto el tobogán al equipo para que resbale y que el riesgo de descenso vuelve a estar muy presente.

El Valencia no gana desde el 15 de abril, 12 partidos en el tránsito de dos temporadas y una racha que no encadenaba desde aquella que le llevó a Segunda en 1986. Son los síntomas de una enfermedad que desde 2020 hace que el 40,8% de sus partidos sean derrotas. La razón es el abandono de Peter Lim.

El máximo accionista no quiere seguir sosteniendo al club. En diciembre de 2022 hizo su última aportación: otro crédito de 35 millones que se suman un total de 190 desque que compró la mayoría accionarial en 2014, y que ha ido capitalizando. Sin asistencia, con un 60% de la cifra de negocio destinada a pagar deuda y un déficit de 24 millones para arrancar cada año, la inversión deportiva casi ha desaparecido y eso se refleja en el campo. Estranguladas las cuentas, el equipo se ha jibarizado.

El Valencia es el club de LaLiga con mayor balance entre ventas y compras en los últimos cinco años: 162,90 millones de beneficio. Le sigue a mucha distancia el Betis con 99,95. Si bien el valor de su plantilla es el sexto por la irrupción de canteranos como Javi Guerra, Diego López o Mosquera y el crecimiento de apuestas como Mamardashvili, es cada año más barata en costes y se ajusta escrupulosamente a los ingresos por televisión: de los 84,6 de la temporada 20/21, ya sin Europa, se ha pasado a los 60 actuales. Aún así, es insostenible.

Mientras históricos rivales como el Atlético de Madrid se catapultan gracias a encadenar participaciones en Champions y a ampliaciones de capitales que suscriben sus máximos accionistas, el Valencia sólo ha jugado tres veces la máxima competición desde que llegó Peter Lim: en la 2015/16 con Nuno y las dos a las que le llevó Marcelino García Toral, la 17/18 y la 18/19. Ambas fueron las de presupuestos más altos y plantillas más caras.

Ahora el club no puede ni acercarse a aquellas cifras, ni siquiera soñar con firmar futbolistas como aquellos. Su realidad le debería llevar a moverse entre el noveno y el undécimo, pero si resbala el precipicio se acerca.

La pregunta que el pueblo de Mestalla se hace es ¿cuánto durará este "plan de contingencia"? Lo que Peter Lim tarde en encontrar un comprador a su paquete mayoritario o, en el caso de continuar al frente, sus ejecutivos en Valencia calculan que sólo se podrá incrementar la inversión dos años después de inaugurado el nuevo estadio.

Si el Valencia pone en marcha las obras del campo el próximo 12 de enero, como tiene comprometido con el Ayuntamiento para no perder las licencias y los beneficios urbanísticos, serán 30 meses de construcción y podría estar operativo para la temporada 27/28.

Antes el club debe conseguir 120 millones de financiación para reestructurar su deuda y hacer frente a los costes de la obras. Para ello se ha puesto en manos, como el Barça, el Betis o el Sevilla, de Goldman Sachs.

El grifo de Singapur está cerrado y se sobrevive a base de ventas que el mercado no pone fáciles. Eso se traduce en que no hay fichajes. Esta temporada se ha cerrado la venta en diferido de Mamardashvili al Liverpool, pero se ha vendido como un logro retener a Mosquera o a Javi Guerra, pese a que tuvo un pie en el Atlético de Madrid.

Por eso sólo se ha invertido en Luis Rioja (alrededor de dos millones) y en las cesiones del extremo Germán Valera (Atlético), el medio argentino Barrenechea (Aston Villa) y el desconocido central belga Maximiliano Caufriez (Clermont Foot).

La incorporación estrella, por perseguida y deseada por Rubén Baraja, fue la de Rafa Mir, cuya detención por presuntos abusos sexuales ha sacudido al vestuario en el peor momento posible.

Respaldo a Baraja

Los pobres números y el riesgo se que avecina no merma la confianza en Baraja. Por convicción y por pura necesidad. El técnico renovó por dos temporadas el pasado mes de junio y en las cuentas del club no cabe un despido. Además, como leyenda valencianista, Mestalla cree en el técnico y eso sirve de escudo. Baraja es la principal voz que se escucha y, aunque es realista, no se alza nunca contra la propiedad.

El reto que afronta es el más complicado desde que se sienta en un banquillo. Necesita conseguir que sus futbolistas, una plantilla muy joven y poco vareada, recuperen la confianza para empezar a sumar puntos. Hace dos años obró el milagro, ahora tiene dos oportunidades en una semana ante Girona y Osasuna para empezar a enderezar el camino ante de la que la grada tiemble más.

Lamine Yamal no es suficiente para salvar al Barça de perder las alas en Champions

Actualizado Jueves, 19 septiembre 2024 - 23:20

Lamine Yamal es genio, descaro y gol, todo lo que el Barça necesita para emocionar pero como rescatador necesita ayuda. Solo no puede sumar todos los puntos. Vuela el equipo en la Liga y soñó con que la temporada fuera así, un continuo ascenso hacia el sol sin que apareciera una sola nube... hasta que pisó la aristocracia Champions. [Narración y estadísticas (2-1)]

Hansi Flick había tocado la tecla para soltar el talento de jugadores atenazados por el dilema del peso del estilo. Les quitó las riendas, les dejó ser salvajes y brillaron incluso más de lo que nadie hubiera imaginado. Sin embargo, con un arranque de calendario cómodo en Liga, en la exigente Europa entró con el pie izquierdo. El Mónaco le cortó las alas en seco. Le bastaron diez minutos para bajar a los azulgranas a la tierra y descoserles casi por completo espoleados por la superioridad numérica. La expulsión por roja directa de Éric García casi sin romper a sudar fue la primera prueba de madurez del Barça alemán.

Flick dibujó un partido enfajando su once en la medular con el central reconvertido en centrocampista de contención junto a Casadó y empujando a Pedri asomarse al área ahora que Dani Olmo mira desde los palcos. Era la oportunidad del canario, que no aprovechó, y lo único que cambiaba en un Barça que sigue apretando a sus rivales en su campo, pero que sabía del gusto de su rival por emplearse de la misma manera. A la carrera.

Como ante el PSG en Montjuïc

Así encontró el Mónaco la primera ocasión del partido en el minuto 7 cuando Ben Seghir se escapó por la orilla y probó a Ter Stegen. La siguiente decisión del guardameta alemán la pagó cara el Barça. Sus dudas en la salida de balón por la presión monegasca obligaron a Éric a reaccionar en el borde del área para frenar a Minamino y provocaron que el colegiado Lindhout no tuviera ninguna duda de que el japonés encaraba portería. Otra inferioridad que ponía cuesta arriba el camino en Champions, como hace unos meses ante el PSG en Montjuïc. Otra vez la competición se amargaba.

Pudo paliar ese regusto Raphinha pero se durmió para rematar una asistencia de Lewandowski tras una contra dirigida por Pedri. El Mónaco olió la sangre y se lanzó al área de Ter Stegen. No pudo Embolo batirle, pero encontró el joven Akliouche un pasillo en la orilla izquierda de su área que aprovechó para recortar a Balde y a Pedri, que le siguieron con la mirada, hacerse hueco y ajustar su zurdazo al palo.

Fueron momentos de apretar los dientes para que no se desatara un vendaval. El gigantón suizo Embolo retaba a Iñigo Martínez, suerte que casi siempre en fuera de juego, pero alguna enganchó entre los tres palos. Parecía cuestión de tiempo que el Mónaco hurgara para hacer más grande el descosido. No ocurrió porque así lo quiso Lamine Yamal.

Akliouche festeja el 1-0 en el Louis II.

Akliouche festeja el 1-0 en el Louis II.AFP

El Barça tiene un futbolista que espanta los nubarrones y que, como buen adolescente, no piensa piensa en las consecuencias, sólo vive y juega. Por eso no dudó en retar a Akliouche y sacar de su pierna izquierda otro cañonazo ajustado al palo ante el que no pudo reaccionar Köhn. Lo había lanzado Casadó a la espalda de Singo para retar a Salisu, batirle y convertirse en el segundo jugador del Barça más joven en marcar en Champions. No hay temor a encomendarse a él.

Crecieron los blaugranas con el oxígeno que le proporcionó el empate, al que el Mónaco quiso responder a balón parado, pero fue Balde quien erró la ocasión de darle la vuelta al marcador antes de enfilar el túnel de vestuarios.

A la espalda de Iñigo

Reestructuró Flick en en el descanso el plan de partido y el Barça volvió despojado de presión, tanto que complicó a un Mónaco valiente en ataque pero con sus propios demonios en defensa. Eso sí, Ter Stegen, que no estaba en su mejor noche, tuvo la orden de no arriesgar y sus golpeos se convirtieron en un arma de ataque. Raphinha empezó a aparecer sin llegar a aprovecharse de las asistencias en carrera de Lamine o de un centro de Koundé que no pudo rebañar.

Proponía el Barça sin dejar de mirar de reojo a su espalda porque Adi Hütter ya buscaba poner en el campo pulmón y velocidad. El disparo de Vanderson hizo volar a Ter Stegen y Minamino mandó la pelota a acariciar el larguero.

Como el Barça no hincaba la rodilla y Lamine se convertía en una amenaza constante, el técnico monegasco optó por doblar el lateral para desesperarlo. Antes de que se pudiera evaluar su apuesta ya había conseguido el premio en una pelota larguísima de Vanderson a la espalda de Iñigo Martínez que se acomodó a la carrera Ilenikhena para encarar y batir la meta azulgrana. De ese golpe ya no se alzó a pesar de que el VAR le libró de un penalti.

Un 'multazo' y la decisión deportiva, en manos de Baraja: lo que el Valencia pudo y no pudo hacer con Rafa Mir

Un ‘multazo’ y la decisión deportiva, en manos de Baraja: lo que el Valencia pudo y no pudo hacer con Rafa Mir

Rafa Mir no va a dejar de ser jugador del Valencia. El club le va a imponer una sanción económica "histórica" y dejará que sea el técnico Rubén Baraja quien maneje la sanción deportiva que, por el momento, se resume en apartarle de los entrenamiento con el grupo y mandarle a la grada, al menos, los próximos dos partidos. El club, tras una semana de consultas jurídicas y laborales, entiende que tiene las manos atadas y no puede ir más allá.

Todas las opciones, incluidas la del despido o la de rescindir la cesión firmada con el Sevilla, estuvieron sobre la mesa en las primeras horas tras las detención, con el jugador en el calabozo y la incertidumbre de lo que que había ocurrido. Sin embargo, cuando la juez decretó su libertad, con cargos y medidas cautelares, lo que el Valencia podía o no podía hacer con el futbolista se fueron aclarando.

Se sucedieron las consultas, se valoró la situación y se concluyó que, tras la decisión de la juez con el visto bueno del Ministerio Fiscal, el club no podía imponer al jugador un castigo mayor al judicial despidiéndole. No existen razones legales que lo justifiquen, en este momento, como procedente y, aunque se asumiera como improcedente -lo que abriría la puerta a una demanda del deportista-, los consejos legales advertían de que podía ser una vulneración de la presunción de inocencia. Despedir a Rafa Mir se entendería como declararlo culpable, y eso el club no iba a hacerlo.

Con lo que ocurrió en la casa del jugador en Bétera como objeto de investigación en el juzgado y las revelaciones que van apareciendo, el único ámbito de actuación que quedaba a la entidad era en el ámbito laboral y deportivo. La dirección del Valencia propuso entonces al consejo de administración aplicar el convenio colectivo firmado entre la Liga y la AFE, el sindicato de futbolistas, para castigar lo que está en su ámbito: la salida nocturna del futbolista hasta altas horas de la madrugada y el daño reputacional que su conducta ha generado al Valencia. De hecho, el club llamó personalmente a los principales patrocinadores para explicarles su postura y en todos encontró comprensión.

La propuesta de sanción, que tendrá que aceptar el jugador o presentar alegaciones, es imponerle una multa de entre el 6,67% y el 10% de todo lo que supere los 100.000 euros del salario mensual del futbolista, según el punto 7.3.2.6 del Anexo 5 del convenio. De los primeros 100.000 euros, la cuantía se puede ir hasta el 25% del salario. Se trata de una sanción histórica en el Valencia por la cuantía que va a alcanzar y que, por la actitud de arrepentimiento por estos hechos mostrada por el futbolista, podría aceptar.

Lim no, el consejo sí

Esta decisión se transmitió a Singapur para que fuera validada por el consejo de administración, del que forma parte el hijo de Peter Lim, Kiat Lim. El máximo accionista no tuvo intervención ni la presidenta, Laychoon Chan, le informó a pesar de que la decisión podía tener una trascendencia económica. Es la versión que sostiene el club: Lim no se ha pronunciado sobre la situación de Rafa Mir.

En este escenario, esta multa la pretende convertir el club en un "toque de atención" al resto de jugadores que, de momento, no le tendrá como compañero en el césped. Esa decisión la tomará Rubén Baraja. El club ha dejado en manos del entrenador la rehabilitación deportiva de Mir, si la considera oportuna.

El entrenador le manifestó al jugador su "profunda decepción" por lo ocurrido y fue muy duro en la reunión que mantuvieron el lunes. Aún así, la idea de dejarlo en la grada más allá de los dos primeros partidos tiene una vertiente jurídica. Después de haber sido titular en los tres primeros partidos de Liga y haber jugado el segundo, descartarlo de manera indefinida podría provocar que el futbolista alegue "falta de ocupación efectiva", aunque en este caso, si es decisión de Baraja que no vuelva a jugar, el club la respaldará. De momento, los abogados de Rafa Mir, con quienes el Valencia está en permanente contacto, no han presentado ninguna queja ante el hecho de haber sido apartado de manera temporal.

¿Qué ocurrirá si Mir vuelve al campo? Se someterá a un juicio público que el club ni puede ni quiere valorar. Confía en que demuestre fortaleza mental basada en la convicción que viene manifestando desde el inicio del caso en que es inocente. Si afecta o no a su rendimiento deportivo es algo que también debe valorar el cuerpo técnico.

De momento, el Valencia, con estas decisiones, pretende castigar hasta donde le compete al futbolista y respetar un proceso judicial del que le mantiene al día pero del que no piensa en ningún caso formar parte a la espera de que la investigación avance.

La acción de la justicia, de las demandantes y de la defensa del jugador, puede alargarse en el tiempo y, si alcanza al mes de junio, el problema ya será del Sevilla porque la cesión habrá acabado y la opción de compra será difícilmente ejecutable.