Mariona, el 'fuego amigo' que amenaza la cuarta Champions League del Barcelona

Mariona, el ‘fuego amigo’ que amenaza la cuarta Champions League del Barcelona

«Es una sensación extraña». No se oculta Mariona Caldentey (Felanich, 1996) y lo confiesa con naturalidad. Aquella niña que quería calzarse las botas de Ronaldinho y que vivió el sueño de hacerse futbolista en La Masía, donde sus ídolos, hoy es la principal amenaza para que el FC Barcelona, su Barça, pueda levantar la cuarta Champions y agrandar una leyenda de la que ella ha formado parte, «un equipo único, histórico, no sólo por ganar sino por cómo se ganaba», decía ella misma cuando, entre lágrimas, hace un año anunció que se marchaba.

Lo hizo en busca de nuevos retos y eligió el Arsenal. Allí ha sido elegida mejor jugadora de la temporada Women's Super League y, con sus ocho goles en Champions y los de Alessia Russo (8), ha impulsado a una final que solo pisó y ganó en 2007. Pese a las inversiones millonarias de los últimos años, ningún equipo inglés se ha proclamado campeón de Europa en casi 20 años. Por eso están ante un sueño que no puede desaprovechar.

Mariona es el 'fuego amigo' que amenaza la cuarta corona europea, que permitiría al equipo de Pere Romeu acercarse un poco al mítico Olympique de Lyon, con ocho trofeos y cuatro de ellos consecutivos, y colocarse en el segundo peldaño junto al Eintrach de Frankfurt. Además, sería completar un círculo porque en 2012 fue el año del debut blaugrana en la Copa de Europa ante las gunners. Con aquella goleada se inició un camino de 100 partidos en los que ha nacido una voracidad que le puede llevar esta temporada a ganar los cuatro títulos que disputa. En el bolsillo, Liga F y Supercopa, y el póquer lo puede completar la Champions y la Copa del Reina ante el Atlético.

Mariona sabe lo que buscan sus amigas, con las que ha dejado de cruzar mensajes hace pocos días, «para controlar la emoción», confiesa. Ella sólo quería al Barça en la final y para llegar a ella el Arsenal tuvo que remontar al Real Madrid en cuartos de final y también al Olympique de Lyon en semifinales. «Por eso vamos a ganar, no a vivir la experiencia», deja claro la jugadora que, si marca, "no lo celebraré".

Si su entrenadora, Renée Slegers, necesitara informes -que no es así porque desde que llegó al banquillo tras el cese de Jonas Eidevall solo ha perdido tres partidos-, Mariona podría diseccionar a su ex equipo con precisión. «El Barça no es invencible», recuerda. Las miradas estarán en las doble Balón de Oro, Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, pero a quien ella sacaría del campo es a Patri Guijarro. «Hace muy fácil que el equipo funcione», explica desde Londres. Tampoco le quitaría ojo a Claudia Pina, una jugadora con la que peleaba el puesto hace un año y que ha crecido desde su marcha.

Si la balear sabe cómo daña el Barça y dónde puede flaquear, también es consciente de las limitaciones de su equipo, que define como «de chispazos», capaz de marcar mucho pero también de recibirlos.

En tareas defensivas ella se involucra, pero fue fichada para «elevar el nivel» con su «inteligencia táctica», como reconoce su entrenadora. En Lisboa, Mariona perseguirá un sueño con una camiseta muy distinta a que le hizo soñar desde niña.

El Valencia exige a Netflix una rectificación por el contenido del documental de Vinicius

Actualizado Lunes, 19 mayo 2025 - 17:11

El Valencia ha exigido a Netflix una rectificación en el documental que emite la plataforma sobre Vinicius por contener un relato que "no se corresponde con la realidad" de lo ocurrido en el Valencia-Real Madrid del 21 de mayo de 2023.

Aquel día tres aficionados hicieron gestos despectivos y lanzaron insultos racistas a Vinicius durante el partido. El jugador brasileño los señaló, fueron identificados, expulsados por el club de manera inmediata y detenidos. Un año después fueron juzgados y condenados a ocho meses de prisión y la prohibición de entrar a un campo de fútbol durante dos años. No será Mestalla, porque el Valencia los expulsó de por vida.

Aquel incidente dio la vuelta al mundo no sólo por los insultos al jugador, sino por la interpretación que se hizo del comportamiento de toda la grada. Vinicius, que amagó con abandonar el partido por los insultos recibidos, no lo acabó porque fue expulsado por agredir a Hugo Duro y se marchó del campo haciendo gestos despectivos a una afición que se estaba jugando la permanencia en Primera. Eso provocó que hubiera un cántico masivo de "¡Tonto, tonto!". Sin embargo, fue Carlo Ancelotti el primero en difundir que toda la grada le había cantado "¡Mono, mono!". El propio jugador subió a sus redes sociales un vídeo subtitulando así el cántico, que nunca existió, como reconoció y rectificó días después el entrenador italiano.

El impacto de aquellas imágenes y de otros incidentes que había vivido Vinicius esa temporada llevó a Netflix a interesarse por aceptar la producción de un documental sobre su vida, en el que aparecen este partido, considerado un antes y un después en la lucha contra el racismo del jugador. Sin embargo, vuelven a aparecer las imágenes de los cánticos de la grada tal cual las subió el jugador a sus redes.

Eso ha provocado que el Valencia haya remitido el documental a sus servicios jurídicos y haya anunciado que "ante la injusticia y falsedades cometidas con la afición del Valencia CF," han solicitado a la productora del documental "una rectificación inmediata" de la explicación de lo ocurrido en Mestalla, "que no se corresponde con la realidad".

"La verdad y el respeto a nuestra afición deben prevalecer. El Valencia CF se reserva las acciones judiciales que en derecho le asistan", insisten.

El club ya tomó la decisión la pasada temporada de no aprobar la entrada de las cámaras de Netflix en Mestalla la pasada temporada cuando lo solicitaron para rodar partes del documental.

Un gol de Berenguer deja a Mestalla sin fiesta de despedida

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 21:13

Al Valencia la temporada le pesa ya demasiado, tanto que Mestalla no fue una fiesta ante el Athletic, y no solo por la derrota que le endosó Berenguer con un gol por la escuadra imposible para Mamardashvili. Liberado de la tensión, el desgaste dejó al equipo de Corberán sin ideas y sin reservas para intentar el milagro de verse en la pelea de Europa. Cerrará el año ante el Betis para agarrarse a la mitad de la tabla, una posición para la que fue concebido. El resto fue una pesadilla y un sueño. [Narración y estadísticas: 0-1]

No es fácil jugar un sinfín de partidos a la vez y los valencianistas no supieron hacerlo. Necesitaban una carambola para seguir a la cola de Europa y empezó por mostrarse incapaz de cumplir con la premisa inicial: vencer al Athletic.

Ninguno anduvo relajado, pero tampoco la bajo tensión de deparara un duelo vibrante que activara a la grada. Los leones ya tienen la Champions en el bolsillo y ni siquiera miraban de reojo lo que hacía el Villarreal en Montjuïc. Lo único que les queda en juego es la honra agarrar la cuarta plaza que han tenido casi todo el año . Eso sí, Valverde no alineó a Iñaki Williams de inicio pero sí recuperó el colmillo de Sancet para que arrancara inquietando a Mamardashivili, coreado y emocionado en su último partido como valencianista antes de marcharse a Liverpool.

La respuesta fue un tiro cruzado de Rioja que salvó Unai Simón y, de ese saque de esquina en jugada ensayada, casi saca oro Tárrega. El Valencia intentaba manejar el juego, con tantas imprecisiones que permitía al Athletic dejar que se asentara con comodidad. No había quien quebrara la igualdad porque los duelos estaban equilibrado. Gayà frenaba a Berenguer y le obligaba a vigilancias y Barrenechea, vigilado desde la grada por Unai Emery, recuperaba con un ojo en Sancet y otro en la pelea con Beñat Prados.

A partir de los 20 minutos, los leones empezaron a enseñar las garras. Lo hizo Guruceta con un taconazo a un centro de Lekue que a punto estuvo de sorprender al meta georgiano. Lo mismo le ocurrió a Unai Simón, esforzado en frenar a un Diego López endiablado a la contra. Dos ocasiones creó el Athletic antes del descanso, un remate alto de Sancet, muy forzado, un falta desde la frontal que estrelló en la barrera. Sin embargo, la parada de la tarde fue la de Unai en una mano al testarazo a bocajarro de Diakhaby a remate de córner.

El descanso no cambió el partido. Las escaramuzas seguían apareciendo... y los errores. Si entre Rioja y Sadiq forzaron a Yuri a evitar que el nigeriano fusilara a Simón, Mamardashvili salvó un derechazo de Guruceta, cómodo, desde la frontal.

Berenguer celebra el gol marcado a Mamardashvili.

Berenguer celebra el gol marcado a Mamardashvili.EFE

No había chispa en el duelo y los técnicos miraron a los banquillos. Aunque Sadiq andaba muy impreciso, Corberán prefirió sacar del campo a Diego López buscando el control de Iván Jaime. Valverde buscó su revolución con Unai Gómez e Iñaki Williams. Parecía que nada iba a cambiar cuando apareció Berenguer, cambiado de banda y, desde la izquierda fue perfilándose hasta llegar a la frontal para soltar un derechazo a la escuadra imposible de Mamardashvili. El Athletic ya había encontrado premio para enfado de Mestalla. Por momentos se olvidó el estadio de lo mucho que se había sufrido y reclamó algo más a sus jugadores. Y es que Unai Gómez obligó de nuevo al portero valencianista en un remate a centro de Iñaki.

El final del partido lo que desató fue la nostalgia. El golpe de realidad de que el Valencia perderá a su mejor portero en los últimos años, un guardameta que ha sumado muchos puntos, y también a uno de sus capitanes. Jaume Domenech acaba su etapa en el Valencia con el recuerdo de su figura subido al larguero de la portería del Villamarín tras ganar la Copa del Rey en 2019. La plantilla le manteó y Mestalla le ovacionó.

Joan Jordán, de polémico penalti, ata al Alavés a Primera ante un Valencia que no alcanza Europa

Actualizado Miércoles, 14 mayo 2025 - 21:17

Cerró los ojos, respiró hondo y miró a Mamardashvili. No pasó por la mente de Joan Jordán ni por un instante aquel lanzamiento a lo panenka que le adivinó Batalla hace unas semanas para enfado de Coudet. Quería chutar el penalti que les había servido el bandeja la polémica decisión de Gil Manzano. Era su forma de resarcirse un momento histórico. Sumar una victoria cuando el Leganés caía goleado en Villarreal significaba atar al Alavés a Primera. Eso era lo único que importaba. [Narración y estadísticas: 1-0].

Fue capaz del conjunto vitoriano incomodar a un rival desdibujado, que se apagó y en nada recordó al equipo capaz de encadenar diez jornadas sin perder. El Valencia tuvo que agarrarse a Mamardashvili para sobreponerse a las dentelladas que daba un Alavés con hambre de permanencia. Si bien las dos primeras, y tímidas, ocasiones del partido las generó Luis Rioja y no llegaron a rematarlas ni Hugo Duro ni Diego López, a los 15 minutos, y en solo cinco, se vio el georgiano obligado a levantar un muro en su portería.

Atajó un testarazo a bocajarro de Guridi tras un saque de córner que Facundo, desde la frontal, colgó para el remate del guipuzcoano. Después fue Tenaglia quien lo forzó a parar en dos tiempos su disparo cruzado y también tuvo que volar para evitar que el zurdazo de libre indirecto de Aleñá se le colara hasta el fondo de la red. Solo vestirá dos jornadas más la camiseta del Valencia, pero este portero será recordado siempre en Mestalla por emerger de un ofrecimiento por correo electrónico para sostener al equipo justo cuando más lo necesitaba.

El empuje del Alavés no cesó, ni siquiera mientras la grada celebraba los tres goles del Villarreal al Leganés en la Cerámica. Era un alivio, pero no suficiente. Tenían que insistir en complicar al Valencia el control del juego, porque cuando Enzo Barrenechea se adueñaba, el Valencia fluía. Lo hizo con el argentino llegando al área, apoyándose en Diego López para que le filtraba un pase al corazón del área sin precisión para que pudiera armar el remate ante Sivera.

Pepelu, en disputa con Kike García.

Pepelu, en disputa con Kike García.EFE

Tras el descanso tampoco afloró en el Valencia el colmillo necesario para buscar plaza europea. Es más, fue quedando a merced del Alavés. Buscó Coudet mantener esa presión con Joan Jordán y replicó Corberán con Sadiq. No sirvió de nada. Tárrega tuvo que aparecer dos veces para bloquear a Kike García y evitar un cabezazo de Mouriño. Era el minuto 70 y los babazorros apretaban a Mamardashvili, que volvió a ser protagonista.

Primero despejando un tiro lejano de Antonio Blanco y después arrollando a Mouriño en un mala salida, un lance del juego en el que Gil Manzano vio penalti. Le llamó el VAR, lo vio pero no rectificó. Desde los 11 metros, Joan Jordán sostuvo al Alavés a Primera División. Coudet protegió el tesoro y el banquillo del Valencia, que reclamó otro penalti por agarrón y derribo de Gayà en el último segundo, intentó sin éxito reactivar a un equipo que sumó su cuarta derrota de la era Corberán cuando nadie lo esperaba.

Los números del Valencia que colocan a Corberán a la altura de Benítez, Marcelino o Cúper

Actualizado Martes, 13 mayo 2025 - 22:37

«No me siento un héroe, no lo soy». Carlos Corberán sigue siendo el mismo «extraterrestre», como le define su entorno, que llegó a Paterna el 27 de diciembre con el Valencia penúltimo con 12 puntos. No se alteró entonces por coger al borde del abismo a un equipo histórico, el de su abuelo, en el que jugó de portero siendo niño, ni lo hace ahora que le ha catapultado a la pelea por Europa. Han sido 18 partidos en los que ha sumado 33 puntos en nueve victorias, seis empates y solo tres derrotas. El Valencia ha encadenado diez jornadas sin perder, la cuarta mejor racha de las cincos grandes ligas que iguala el Nápoles, que pelea por el título en la Serie A, y superan el Estrasburgo (12), que busca plaza Champions, el Barça (17) y encabeza la Roma de Claudio Ranieri, que perdió con Atalanta tras una racha de 19 partidos (14 victorias y cinco empates) que le sacó del pozo de la clasificación en una vida casi paralela con este Valencia.

La racha de ex técnico valencianista ha acabado, la de Corberán está pendiente de que el equipo logre ampliarla ante el Alavés, Athletic y Betis. La pelea empezará en Mendizorroza ante un rival que se juega la permanencia, pero al entrenador los retos no le alteran. Sigue su camino sin pronunciar la palabra Europa, aunque con ella en mente. «Este equipo no negocia competir. En este partido no se pueden ganar cuatro puntos. Se pueden ganar tres como máximo y mi ambición es que el equipo los sume», aseguraba.

No depende el Valencia de sí mismo para alcanzar un objetivo en el que le llevan ventaja el Celta y el Rayo, pero quiere estar al acecho de un error -hay un enfrentamiento entre ellos en la penúltima jornada- y porque tiene al alcance acabar con estadísticas de campeón.

Si los valencianistas suman los 9 puntos en disputa, alcanzarán los 42 desde que Corberán se sienta en el banquillo. Como uno de ellos lo sumó antes de que acabara la primera vuelta, se quedaría solo un punto por debajo de los números que hizo el equipo con Rafa Benítez en la segunda vuelta de la temporada 2001/02, la primera del entrenador madrileño en la que conquistó el título de Liga tras 31 años de sequía. Desde entonces, nadie ha logrado ese rendimiento. Con Nuno se sumaron 39 en la 14/15 y con Marcelino 38 en la 18/19. En ambos casos, el Valencia se clasificó entre los cuatro primeros y jugó Champions. Con 36 acabó Héctor Cúper la temporada 99/2000, que llevaría de nuevo al club a la máxima competición y a su segunda final consecutiva.

Jugadores clave

La proeza de Corberán es volver a colocar al Valencia en ese rendimiento, que lastra una primera vuelta horrorosa que dejó solo 13 puntos. ¿Cómo lo ha logrado? A través de la mejora del juego colectivo y, en especial, del rendimiento de algunos jugadores.

La incorporación de Sadiq y Enzo Barrenechea en el mercado de enero, cedidos por la Real Sociedad y el Aston Villa, ha sido determinante. Los cinco goles del nigeriano se convirtieron en puntos que encarrilaron la salvación y permitieron al equipo sobrevivir a la ausencia de Hugo Duro, renacido tras superar una lesión en enero. El equilibrio del argentino en el centro del campo permitió al equipo interpretar la propuesta que el entrenador quería para su bloque: no huir de control del balón pero tampoco renunciar al arma de las transiciones rápidas.

Y ahí ha sido esencial el despertar de Javi Guerra, que no estará por sanción ante el Alavés, y el olfato de Diego López. El centrocampista ha pasado de no encontrar su hueco en el once a ser catalizador del juego y pieza imprescindible en la identidad que busca Corberán. Ha emergido un futbolista incluso más completo que el que se vio en su aparición en Primera hace dos temporadas.

En el caso del asturiano, sus registros goleadores se han recuperado. Hasta estas últimas diez jornadas había marcado tres, a los que ha sumado cinco más. De hecho, es el tercer jugador de la Liga con más goles generados por detrás de Álex Baena y Lamine Yamal.

Ante este giro completo que ha experimentado el Valencia en apenas cinco meses, Corberán se esfuerza en que se le dé valor, que el valencianismo disfrute haber llegado a los últimos tres partidos sin sufrir, que es el mayor premio, lo que no significa relajación. Todos quieren más.

Sorloth, un pistolero de leyenda que destroza récords y a la Real Sociedad en media hora

Sorloth, un pistolero de leyenda que destroza récords y a la Real Sociedad en media hora

A un vendaval no se le puede poner freno y eso debió pensar Alexander Sorloth cuando fue encontrando el gol, uno tras otro y sin demasiado esfuerzo, cuando apenas había arrancado a sudar ante la Real Sociedad. Cada balón que rozaba su bota acababa en el fondo de la portería de Remiro. Y ese duende no había que dejarlo escapar. En un santiamén, mutó en el pistolero más rápido de la Liga, tumbando récord de otro fútbol que lleva vigente 84 años, y encarriló la victoria del Atlético antes de la media hora de partido. A sus compañeros les bastó con surtirle de balones. Daba igual un centro por la derecha o por la izquierda, un pase en profundidad o una contra en solitario. Todo lo que tocó Sorloth acabó reflejado en el marcador.[Narración y estadísticas: 4-0]

El primero se lo preparó Barrios, conduciendo una contra en el carril derecho y con un centro su carrera que solo tuvo que tocar de puntera para batir la meta realista. Sorloth era titular por la sanción de Julián Álvarez y en siete minutos ya había visto puerta. En tres más llegó el segundo. Esta vez se bastó solito. Samu Lino robó, se apoyó en su caída a la banda y el noruego alzó la vista, pero al no encontrar compañía en el área, se la jugó con acierto. Apenas había sacado de centro la Real cuando se encontró el tercero. Giuliano colgó un balón desde la derecha que rechazó Jon Martín al cuerpo de Martín Zubimendi, convertido en asistente involuntario para el hat-trick del noruego.

Tres goles en los 11 primeros minutos que son los más tempraneros de la historia de LaLiga. 15 había necesitado el valencianista Mundo en 1941 para endosarle los mismos al mismo rival, la Real Sociedad. Pero el estallido en las estadísticas que provocó el gigantón no se quedó ahí. Sus tres tantos los firmó en tres minutos y 57 segundos, lo que le ha convertido en el pistolero más rápido de la historia. Cuatro minutos y 45 segundos había necesitado Kevin Gameiro también con el Atlético en Gijón y tres segundos más David Villa con el Valencia.

Tanto partido quedaba por delante y tal era la excitación del Atlético que a la media hora cayó el cuarto, también de Sorloth para completar el póker en su noche mágica. Esta vez le asistió Javi Galán desde la orilla izquierda, no acertó Elustondo a despejar y apareció el noruego para el castigo.

A la Real Sociedad, deshecha, se le abrían vías de agua por todas partes. Era incapaz de mantener siquiera la pelota tiritando de desconfianza. O se quitaba de encima el pegajoso y arrollador dominio o la goleada sería histórica. Eso sin pensar que esta losa complica mucho su regreso a Europa, el último servicio que quería prestar Imanol Alguacil antes de su marcha.

Un centro de Take Kubo desde el carril izquierdo que no pudo cazar al segundo palo Zubimendi fue la única ocasión de los donostiarras en la dolorosa primera parte. Por eso en la segunda parte su banquillo se movió buscando solidez desde la que crecer, aunque eso supusiera el sacrificio de Kubo y Oyarzabal.

Lejos de esa reacción, lo que se encontraron fue a Sorloth estrellando con violencia en el travesaño el balón que al punto de penalti le centró Marcos Llorente. Los cuatro goles que le sientan en la mesa de Cristiano, Messi o Luis Suárez no eran suficientes para saciar al noruego.

Sin embargo, la excitación fue bajando en las filas rojiblancas. Alzó el pie y pasó de la verticalidad que destrozó a la Real a un control cómodo sobre un rival grogui y con la mirada perdida. Tampoco le hacía falta más y Simeone empezó a repartir esfuerzos pensando Osasuna y Betis. El equipo tiene atado el tercer peldaño en LaLiga, pero en el horizonte asoma el Mundial de Clubes y hay que sostener los esfuerzos.

Protegió a Barrios, con molestias, y poco a poco fue mandando al campo a balas que podían ser letales. Griezmann, la zurda de Lemar -que se lució en una falta al borde del área- o el pulmón de Gallagher. También echó mano de Correa, letal y al que Remiro le birló el quinto gol. Pero esta vez ese cambio tenía una intención diferente de la habitual: hacer que Sorloth saliera de su mágico partido ovacionado por el Metropolitano.

El Valencia libera sus sueños endosando una goleada al Getafe

Actualizado Sábado, 10 mayo 2025 - 15:59

No había caras tensas ni miedo en Mestalla. El Valencia se transformó hace unas jornadas en un equipo fiable que acabó con el sufrimiento de su parroquia, que ahora sí libera su sueño de verse de nuevo en Europa. El duelo ante el Getafe fue desde el inicio un premio, una fiesta, una goleada en medio de un baño de sol en un estadio donde muchas veces reinó la oscuridad. [Narración y estadísticas: 3-0].

El gol de penalti de Pepelu liberó un deseo contenido que nadie se atrevía a verbalizar. Primero, permanencia, después... lo que venga. Y eso es hacer cábalas para comprobar lo cerca o lejos que están la Conference y la Europa League. Las desató un pase de Javi Guerra a la orilla derecha por donde corría Luis Rioja para centrar al área pequeña para Hugo Duro, al que trabó Alderete sin miramientos. Despojados de la ansiedad de vivir en el alambre, Pepelu, que sumaba su segunda titularidad consecutiva, miró a Soria, aguantó y puso el balón ajustado al poste. En cinco minutos, el partido parecía bajo control. En los siguientes 40, resuelto.

Intentó el Getafe sacudirse el aturdimiento con una falta de Alderete desde la frontal que hizo volar a Mamardashvili para desviar a córner y salvar a bocajarro el remarte posterior. El duelo se tensó con faltas que encendían las protestas de Mestalla y costaba que apareciera la fluidez en el juego, que reclamaba una y otra vez Corberán desde la banda. Había que igualar la agresividad de los azules, pero en el librillo del técnico valenciano está escrito que eso se hace con dominio.

En esa tarea aparecía una y otra vez Javi Guerra. Su pelea por Milla hasta la línea de fondo acabó provocando un mal despeje del madrileño convertido en una asistencia a Diego López que en el área es infalible. Armó un zurdazo que tocó la mano de Soria sin poder evitar que se colara en su portería. En 18 minutos, el Valencia se había inclinado el partido con una confianza imposible de imaginar aquella noche del 13 de diciembre en Valladolid cuando, con 12 puntos, se hundió en el fondo de la clasificación.

Nadie se olvida de aquello y se traduce en gritos de 'Peter, vete ya', con el mismo dolor de siempre pero menos ansiedad, porque el equipo se ha agarrado a Primera y ambición. Quizá no le alcance, porque el lastre de la primera vuelta fue excesivo, pero la persigue incluso superando fallos como el de Almeida en su mano a mano con David Soria. Lo había lanzado Diego López solo ante el portero y el portugués erró en el disparo.

No pasaron ni dos minutos para que el Valencia lo enmendara y acabara la primera parte con la goleada amarrada. Se escapó Hugo Duro en una contra en ventaja contra Domingos Duarte que le hizo penalti jugándose la expulsión. Se la perdonó Cordero Vega y el VAR, pero el pichichi del Valencia batió a Soria para desatar minutos locos del Valencia en los que manejó a un Getafe absolutamente desfigurado, al que solo intentó rescatar un testarazo de Peter Federico que salvó un inspiradísimo Mamardashvili.

No es de extrañar que el valencianismo mirara la clasificación en el descanso y reinterpretara la letra de Karol G que sonaba en el campo: ¿Qué hubiera sido si antes hubieran conocido a Corberán? Desde que arrancó 2025 bajo sus órdenes son 33 puntos, nueve victorias, seis empates y solo tres derrotas en 18 partidos.

Esa fiabilidad es la que explicó que el Getafe apenas pudiera reaccionar en la segunda parte pese a los cambios de Bordalás. Se protegió de expulsiones sacando del campo a Alderete y reforzó la banda izquierda con Coba. Retrucó el banquillo valencianista con un cambio de sistema y tres centrales para lanzarse por los carriles. Sin embargo, el partido se ensució con faltas y parones como el que provocó la conmoción y el cambio de André Almeida.

Al Valencia le costaba acercarse al área y al Getafe las piernas le daban para apretar con más tesón que acierto. Los entrenadores ya miraban a la jornada intersemanal y en el césped aparecían las amonestaciones y apenas ocasiones. Por eso la grada, protestona ante el goteo de decisiones de Cordero Vega en las faltas, prefirió festejar. No vivía en un cómodo 3-0 desde septiembre de 2023 y se entretuvo coreando a Corberán por primera vez en la temporada y reclamando a Enzo Barrenechea, cedido por el Aston Villa, que se quede en Mestalla.

Ésa es la tarea que ahora se inicia en un club que siempre acude a los mercados con telarañas en los bolsillos, aunque este entrenador y estos jugadores que han activado un sueño merezcan mucho más.

El Betis sabe a gloria y jugará ante el Chelsea la primera final europea de sus 118 años de historia

El Betis sabe a gloria y jugará ante el Chelsea la primera final europea de sus 118 años de historia

Nadie puede negar que el Betis tiene arte de sobra para hacer historia. En Florencia afloró en un saque larguísimo de su portero que cazó Aitor Ruibal, disfrazado de delantero, para lanzar a Antony en la derecha mientras Abde asomaba por la izquierda para esperar el centro del brasileño que llevaba a los verdiblancos a la gloria. La final de Breslavia será la primera de la historia de un club y allí estará los béticos, como dice su himno, apiñados como balas de cañón. [Narración y estadísticas: 2-2]

Querían empezar a escribir su leyenda europea y para ello tuvieron que recuperar la ventaja labrada en el Villamarín, que se le escurrió entre los dedos. Y eso que tuvo ocasiones para convertirla en un abismo. Buscó Pellegrini desconcertar a los italianos, que dudaran entre perseguir a Antony, maniatar a Isco o controlar a Lo Celso, sin olvidarse del carril izquierdo en el que mandaba Fornals.

Un centro del castellonense, que tocó De Gea antes de que embocara Isco en el segundo palo, fue el primer aviso. Enmendó la Fiorentina los primeros desajustes y empezó a aparecer Moise Kean. Tocado por una varita, suma 26 goles para convertirse en un ogro que intimida defensas liderando contras con su potente zancada. En la primera, Isco corrió medio campo para incomodarle lo justo y que la pelota se perdiera por encima del larguero. No hizo más daño, aunque empezaba a costarle a los verdiblancos sujetar a un rival que quería jugar su tercera final de Conference League y al que bajo los palos primero Sabaly y luego Bartra birlaron el primer gol.

Lejos de temblar, el Betis siguió a lo suyo, con Cardoso robando y lanzando a la carrera de Antony para que enroscara un disparo que buscaba la base del poste y salvó la mano De Gea. En el primera ganó el meta madrileño; en la segunda, el iluminado brasileño. No midió la Fiorentina el daño de frenar en falta a Lo Celso casi en el borde del área. Isco amagó con el golpeo, descolocó un pasito al portero y Antony soltó un zurdazo que caminó hacia la escuadra besando el poste y el fondo de la portería. El Betis estaba un pasito más cerca del sueño.

Fue entonces cuando mostró su talón de Aquiles. Cinco saques de esquina cedió y dos acabaron en gol con una facilidad pasmosa gracias al indetectable Gosens. El alemán cabeceó el primero en el 34 para igualar el partido y lo remontó en el 42 con otro testarazo, dos jugadas que el Betis no supo leer, a las que siguieron otro remate de Kean que se perdió por encima de la portería. Recibía el Betis un duro castigo cuando Cardoso acaba de estrellar el segundo tanto en el larguero.

Irrupción de Abde

Volvió la Fiorentina al campo tras el descanso para que su estrella de la noche, Gosens, diera otro susto voleando un centro de Moise Kean. El Betis necesitaba intimidar y Pellegrini mandó llamar a Abde. Quedaba media hora para buscar la primera final de la historia. Se lo recordó el marroquí a los viola con una carrera, dos recortes en el área para sentar a Pongracic y la aparición de Comuzzo para desviar su chut.

Al tiempo que aparecía el miedo no cesaron las escaramuzas, las de Isco o un Antony con Ranieri de guardaespaldas a quien le robó un balón en el 88 que tuvo que sacar De Gea con una doble parada. Fue en la prórroga cuando el Ingeniero inventó colocando a Ruibal como delantero. Incluso no se asustó cuando la lesión de Bellerín llevó al debut del joven Pablo García, que hasta galopó para regalarle a Isco un remate franco que el malagueño no enganchó de puro cansancio. El duelo ya estaba decantado y aún pudo cerrarlo Abde con un remate escupido por el poste. Las lágrimas de Antony y el estallido en la Feria de Sevilla demostraban que el Betis acababa de abrir otra página en sus 118 años de historia.

El nuevo Isco y el sueño de la primera final europea del Betis: "Quería este desafío, con rendimiento y liderazgo"

El nuevo Isco y el sueño de la primera final europea del Betis: “Quería este desafío, con rendimiento y liderazgo”

Cuatro Champions, tres Ligas, un Copa del Rey y un puñado de Supercopas lucen en el palmarés de Isco Alarcón, pero fueron éxitos casi de otra vida, en los que no siempre tuvo una participación decisiva. Por eso sueña con ganar la Conference League con el Betis, lo que pasa por estar de Breslavia el día 28 de mayo dejando en el camino a la Fiorentina. Ése es el reto que tiene «engorilado» al nuevo Isco: llevar al equipo que le resucitó a su primera final europea.

En él confía ciegamente un beticismo que le recibió con cierto escepticismo tras su polémico paso por el Sevilla pero al que se ha metido en el bolsillo. Es un estandarte fuera del campo, pero sobre todo su liderazgo lo ejerce en el césped. Con 11 goles y ocho asistencias desde diciembre, el malagueño está viviendo «una segunda juventud» a los 33 años y puede que el segundo momento más dulce de su carrera. Hay que remontarse a su segunda temporada en el Real Madrid, la 16/17 bajo las órdenes de Zidane, para encontrar una incidencia similar. Fue entonces cuando Sergio Ramos e Iker Casillas le apodaron 'Magia', un título que lleva tatuado en el bíceps.

En esta resurrección hay dos factores esenciales: su propio convencimiento y el de Manuel Pellegrini. Con el chileno explotó en el Málaga hace 12 años, en una temporada en la que marcó 12 goles y seis asistencias. «Me lo quise llevar al Manchester City, pero se metió el Real Madrid», confesaba el Ingeniero, un entrenador que, como valora Isco, «sigue apostando por esa figura del mediapunta». «Es mi padre futbolístico», no duda en proclamar.

Cambio físico

Pese a esta fe, Pellegrini quizá no hubiera convencido al Betis para firmarlo en el verano de 2023 si no fuera por la transformación que vivió el jugador. En 2022 sale del Real Madrid para firmar por el Sevilla por expreso deseo de Lopetegui, que antes de acabar la primera vuelta es cesado. Un encontronazo con Monchi provoca que se active su salida al Unión Berlín en el mercado de enero, pero el acuerdo se rompe el último día, el 31 de enero y se queda sin equipo.

Isco se vuelca entonces en una transformación física que ya había comenzado como sevillista. Fueron meses de largas sesiones de entrenamiento en el gimnasio y sobre el césped en las instalaciones que le cedía el CD San Fernando o en el jardín de su casa. No se permitió un respiro y se convirtió en un jugador más rápido: cuatro segundos cada 100 metros. Ese recurso hizo que su magia indiscutible con el balón aflorara con más intensidad.

Isco y Pellegri, durante una reciente rueda de prensa.

Isco y Pellegri, durante una reciente rueda de prensa.EFE

Ni el Betis, que el firmó en el verano de 2023, lo esperaba. Por eso le ofreció un año de contrato con opción a otro si jugaba un mínimo de 45 minutos en 25 partidos. Pellegrini, sí: «Cuando hablé con él me di cuenta de que quería este desafío y lo demostró, no solo por su rendimiento futbolístico, sino porque se involucra en la parte física y de liderazgo».

Apenas seis meses después, convertido en estandarte del equipo, el club le amplió el contrato hasta 2027. Incluso parecía que se le podían abrir las puertas de la Eurocopa de Alemania. Pero en mayo se rompió en peroné en un partido ante Las Palmas. Para entonces llevaba 9 goles y siete asistencias, cifras que no alcanzaba desde 2018.

En septiembre, tuvo que volver a pasar por quirófano y eso le ha llevado a perderse las 15 primeras jornadas de Liga y toda la fase de grupos de la Conference. Volvió a jugar el pasado 7 de diciembre, ante el Barça y en enero ya era titular indiscutible. Isco se ha hecho más fuerte, ha encontrado su lugar perfecto en el mundo y vuelve a disfrutar. "Ojalá hubiese venido antes", reconoce un jugador. Un ciclo de vida que quiere cerrar llevando al Betis al primer título europeo.

Cruel castigo al Barça de Lamine: el Inter será finalista de la Champions tras un duelo épico

Cruel castigo al Barça de Lamine: el Inter será finalista de la Champions tras un duelo épico

Las noches de hundimiento del Barça tienen un escenario europeo más, Milán, pero en nada se parecerá a cualquier otro naufragio. Esta vez fue un castigo cruel y por momentos injusto para el equipo primaveral y descarado que ha ensamblado Hansi Flick. Se encontraron con el primer gran obstáculo y pelearon con convicción toda la eliminatoria, sin miedo, guiados por un Lamine Yamal en la persecución de un sueño que les arrebató el Inter justo cuando vivían inmersos en un estado de felicidad sostenida. Parecían quedar atrás los breves estallidos que habían alimentado la última década, en la que el Barça no creó memoria y ni recuerdos europeos, a veces por deméritos otras por falta de suerte. Cuando pareció que este equipo, comandando por un juvenil y bajo el gobierno de Pedri, lo tenía todo, los italianos se cobraron primero los errores, después le sobrevivieron y acabaron resistiendo para someter la alegría feroz de esta generación culé en una eliminatoria épica. [Narración y estadísticas (4-3)]

El Barça encontró con la necesidad de masticar un duelo que tardó en saber interpretar, tuvo en su mano y lo vio escapar. No lograba generarle dudas a un rival que echó mano de veteranía, esa misma que hizo de Dimarco buscara intimidar a Lamine a base palitos. Nada que pudiera castigar Marciniak, pero suficiente para desquiciar. Aún así se sostuvo el de Rocafonda para tirar de un Barça que se refugió solo en él para intimidar, sin que eso le permitiera sacar a pasear su don.

En los primeros minutos, ambos equipos buscaron dañarse por los flancos. Si Lamine estaba juguetón, Dumfries anduvo siempre preparado para buscarle las cosquillas a Gerard Martín. Fue la caldera del Giuseppe Meazza la que encendió el partido cuando el Inter encadenó tres saque es de esquina consecutivos e impuso su pizca de locura. Se durmió Olmo en la salida de balón y apareció Dimarco para robar, buscar a Dumfries y que el neerlandés asistiera a Lautaro Martínez para abrir el marcador. El argentino había apurado para llegar al duelo y fue determinante durante muchos minutos.

Cubarsí y el VAR

La ventaja le dibujó al equipo de Inzaghi el escenario que quería. Sin necesidad de arriesgar, entregó el control a los azulgrana, demasiado imprecisos ante Sommer. Ni Ferran ni Lamine, en alianza con un solvente Éric García en funciones de lateral, eligieron bien y Olmo y Raphinha ni aparecían.

Al Inter le bastaba con estirarse a la contra, buscando inquietar en cualquier despeje como la bolea que probó Mkhitaryan o el zurdazo de Çalhanoglu. Se sostenía el Barça en esa mínima desventaja cuando Cubarsí se lanzó a los pies de Lautaro frenando su mano a mano con Szczesny. Se jugó el penalti y el VAR lo cazó. El argentino, a medio gas, había marcado un gol y dejado en bandeja el segundo a Çalhanoglu desde el punto de penalti con la primera parte cumplida. El 2-0 era un mazazo que Flick tendría que buscar enmendarlo en el vestuario.

Aunque solo la habilidad en el fuera de fuego les libró del tercer tanto, al alemán no le hizo falta ni mover el banquillo porque el héroe inesperado lo tenía en el césped. Se activaron Lamine, Pedri y Raphinha, pero fue Gerard Martín el que puso un centro lateral que Eric García enganchó para enviar a la escuadra. Ese gol recordó que no hay desaliento cuando está en juego una final. Tuvo el empate el improvisado lateral en una contra de manual con Gerard y Pedri, pero su disparo lo adivinó Sommer, todo reflejos.

Frattesi festeja el 4-3 del Inter, el martes en el Meazza.

Frattesi festeja el 4-3 del Inter, el martes en el Meazza.AFP

Nada pudo hacer el suizo con otro centro llovido desde la izquierda para el testarazo de Dani Olmo. El Barça había revivido y el Inter temblaba. Tanto que cuando el VAR convirtió en falta al borde del área la entrada de Mkhitaryan a Lamine que Marciniak vio como penalti, todo el estadio resopló de alivio.

La superioridad culé era aplastante y, como no podía ser otro, Lamine tuvo la ocasión de romper el empate con un latigazo desde la frontal del área que salvó la mano de Sommer. Entonces apareció Raphinha. Necesitó probar con la izquierda, que salvara Sommer y recoger el rechazo para ajustar un derechazo a la base del poste para poner rumbo a Munich. Nada parecía poder frenar a este Barça y hasta Lamine estrelló el cuarto en el palo. Sin embargo, el Inter revivió para aguar la fiesta culé. Cuerpeó Dumfries con Gerard y le ganó para poner un centro que Acerbi convirtió en el empate que condenaba a la prórroga.

Con el partido loco, en el tiempo extra los errores se pagaron mucho más caros. El de Araújo dejando escapar a Thuram en el lateral del área para asistir a Frattesi fue determinante. Otra vez el Barça estaba eliminado. Bajo la intensa lluvia de Milán, faltaba el gol de Lamine que, por más que lo buscó de manera incansable, no apareció.