La última polémica de Carlsen: el Mundial de Ajedrez más controvertido del siglo termina con la corona partida

La última polémica de Carlsen: el Mundial de Ajedrez más controvertido del siglo termina con la corona partida

Actualizado Miércoles, 1 enero 2025 - 10:39

2023 fue el año de las (falsas) bolas anales y de la demanda de Hans Niemann contra Magnus Carlsen por llamarlo tramposo sin demostrarlo. La temporada parecía imposible de superar, pero la serie de intriga en la que se ha convertido el ajedrez mundial, no exenta de toques de comedia, ha estirado los límites de lo posible. En el Mundial de partidas relámpago que ha terminado en Nueva York hace apenas unas horas, justo después de las campanadas para los seguidores españoles, dos ajedrecistas han compartido la corona por primera vez en la historia. Lo ocurrido dejó estupefactos a comentaristas, grandes maestros y espectadores y fue idea del vigente campeón. Después de siete partidas sin ser capaz de doblegar a Ian Nepomniachtchi, aunque llegó a llevar dos puntos de ventaja, Magnus Carlsen tuvo la idea de repartirse el título con el ruso. La FIDE, todavía escarmentada por el escándalo de los pantalones vaqueros, no supo negarse.

Hay precedentes en el salto de altura y el salto con pértiga, pero en ajedrez no se había visto nunca nada parecido, y eso que los tableros han sido testigos de grandes dramas en el pasado: Florencio Campomanes suspendió el Mundial de 1985 entre Karpov y Kasparov por motivos de salud y Bobby Fischer, después de no presentarse a una partida en el de 1972, accedió a volver tras convencer a la FIDE y a su rival, Boris Spassky, de jugar en una sala sin público ni cámaras. La jugada de Magnus puede compararse a estos dos antecedentes todavía no explicados. El noruego hizo feliz a Nepo, por fin campeón del mundo, pero frustró a decenas de miles de aficionados y despertó las críticas de destacados grandes maestros.

El propio Niemann fue de los más agresivos. "El mundo del ajedrez es oficialmente una broma", escribió. "Esto no se ha hecho nunca en la historia. No puedo creer que el organismo oficial del ajedrez sea controlado por un jugador por segunda vez esta semana. ¡Solo puede haber un campeón del mundo!". El americano aludía al cambio de reglamento aplicado en el código de vestimenta después de que Carlsen fuera castigado por llevar pantalones vaqueros en el Mundial de Rápidas. Gracias a esta modificación de las normas, y a intensas negociaciones en las que participó el patrocinador, el noruego accedió a regresar para jugar el campeonato de partidas relámpago. Poco importó que 24 horas antes hubiera insultado a los responsables de la FIDE: "Que os jodan", les dijo, minutos después de abandonar el torneo.

La negociación posterior fue vista como una reconciliación positiva, pero dejar que el número uno pusiera fin a la final saltándose el reglamento ha sido una decisión más controvertida, aunque tampoco faltan entusiastas defensores de esta demostración de deportividad en fechas navideñas. El conocido árbitro estadounidense Chris Bird, por ejemplo, lo considera "el final más apropiado", "teniendo en cuenta todo lo que ha pasado esta semana". La ajedrecista alemana Elisabeth Paehtz, sin embargo, está con los críticos: "Entonces, ¿Carlsen decide sobre el formato, el código de vestimenta y las reglas para el título?".

"Estábamos cansados y nerviosos"

El propio Magnus explicó su postura sin demasiado entusiasmo: "La gente entiende que estábamos cansados y nerviosos. A algunos les gustará, a otros no. Así son las cosas". Otros participantes, como el estadounidense Daniel Naroditsky, que se quedó fuera de la final a ocho pese a haber empatado a puntos con los clasificados, expresó su disconformidad: "Si hubiera sabido que las reglas eran flexibles, habría presionado para que los 10 jugadores que empataron en el primer puesto fueran incluidos. Si podemos tener dos co-campeones, ¿por qué no 10?".

Lo cierto es que la fase final del Mundial de Blitz fue muy duro para el número uno. En cuartos de final, sufrió lo indecible para superar a Niemann, el único jugador que parece capaz de ponerlo nervioso. El americano se adelantó y tuvo contra las cuerdas al campeón, quien dio lo mejor de sí mismo para remontar la eliminatoria. Después, barrió al polaco Jan-Krzysztof Duda en semifinales y vivió un carrusel de emociones en la final contra Nepo. Ganó las dos primeras partidas, perdió las dos siguientes contra todos los pronósticos imaginables y fue entonces cuando llegaron tres tablas de infarto en la muerte súbita. Agotado y al borde del abismo, fue cuando se le ocurrió proponer a su rival partir la corona. Para el público, que estaba vibrando con el duelo y la lucha a muerte entre dos genios, este abrupto final supuso una decepción inmensa.

El resultado contrasta además con lo que ocurrió en el Mundial femenino, en el que la china Ju Wenjun y su amiga y compatriota Lei Tingjie hicieron seis tablas seguidas, antes de que la primera se anotara por fin el séptimo juego. Si hubieran imaginado que era posible, seguro que también habrían compartido el título. Y con toda seguridad habían sido criticadas por el resto del universo ajedrecístico.

Carlsen hace las paces con la Federación Internacional: participará en el Mundial de Blitz... Y en vaqueros

Carlsen hace las paces con la Federación Internacional: participará en el Mundial de Blitz… Y en vaqueros

Actualizado Domingo, 29 diciembre 2024 - 23:24

La partida parecía perdida, pero Arkady Dvorkovich, presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), le ha dado la vuelta en solo 24 horas, con la ayuda del patrocinador del torneo, Timur Turlov, y de Henrik, padre de Magnus Carlsen. El ajedrez mundial afrontaba un nuevo cisma después de que el noruego abandonara el Mundial de Rápidas, indignado tras ser sancionado por jugar con vaqueros. El número uno y vigente campeón de la especialidad no toleró bien el castigo, se negó a cambiar de pantalones en mitad de la segunda jornada y acabó diciendo palabras muy fuertes contra la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), que se resumen en una frase: "¡Que se jodan!".

En un giro radical de la situación, Carlsen ha anunciado este domingo que participará en el Mundial de partidas relámpago -también es el vigente campeón-, que se disputará en Wall Street los días 30 y 31 de diciembre. Serán 13 partidas con una emoción añadida y, si todo va bien para Carlsen, tampoco serán las últimas para él en un torneo oficial este año, ya que los ocho primeros pasarán a la fase final. Esta se jugará en Nochevieja bajo un formato de eliminatorias: cuartos de final, semifinales y final. "Ayer estaba a punto de reservar mis billetes de avión y salir de aquí, pero mi padre me dijo que tal vez deberíamos esperar hasta la mañana antes de tomar una decisión para poder hablar con el presidente de la FIDE, con quien tenemos una buena relación. Sabemos que podemos razonar con él".

La noche antes, Magnus también había hablado con el gran maestro indio Viswanathan Anand, un hombre respetado y querido por casi todos en el mundo del ajedrez, que también ayudó a suavizar todas las asperezas. Con todo, el actual número uno sintió que la buena voluntad de Anand no llevaba a ningún sitio y siguió pensando que abandonaría Nueva York al día siguiente. Más fructíferas fueron después las conversaciones con Dvorkovich y con TimurTurlov, un magnate de las finanzas que está invirtiendo mucho dinero en el ajedrez y que ya ha patrocinado importantes torneos de la FIDE. Turlov nació en Rusia, pero renunció a dicha nacionalidad y ahora vive en Kazajistán.

Sí a los vaqueros

Este domingo, una vez concluidas las fructíferas negociaciones, Magnus hizo su anuncio en una entrevista con Levy Rozman (el 'youtuber' más famoso del ajedrez, más conocido como Gotham Chess) y Dvorkovich difundió en las redes sociales una carta abierta dirigida a los jugadores. En ella admitía que la dureza con la que fue tratado Carlsen por jugar con vaqueros pudo ser "desproporcionada". El presidente de la FIDE también anunció que los ajedrecistas podrán usar esta prenda en el Mundial de partidas relámpago, siempre que mantengan un mínimo de elegancia.

En realidad, la disputa por los pantalones era una excusa que se les había ido de las manos a ambas partes. Los argumentos de Carlsen para explicar por qué se presentó a jugar con vaqueros después de ser multadocon200 dólares el día anterior son muy débiles. El noruego también admitió que sus palabras en el apogeo de su enfado "no fueron muy precisas", aunque las mantiene respecto a algunas personas de la Federación, que no citó, e insistió en que estas "manejaron muy mal la situación".

Dvorkovich, por su parte, tuvo palabras de elogio hacia Carlsen y se mostró de acuerdo en que hay que modernizar el ajedrez, pero no aludió al conflicto de fondo que los ha enfrentado recientemente, la creación de un circuito de FreestyleChess, una modalidad en la que se sortea la posición de las piezas y que amenaza con socavar el dominio del ajedrez clásico.

Los aficionados aún se mantienen fieles al juego de toda la vida, pero la variante "libre", que ya defendía BobbyFischer en los años setenta, está impulsada por un magnate alemán que promete premios mucho mayores que los de la FIDE. En la escalada de declaraciones, Emil Sutovsky, CEO de la federación, había acusado a Carlsen de mentir cuando dijo que le habían amenazado con tomar represalias si participaba en el circuito de Freestyle.

Sobre el conflicto de los vaqueros, Magnus se mantiene en sus trece. Insiste en que no rompió ninguna norma y se queja de que los árbitros "básicamente son robots que no pueden pensar por sí mismos" y se limitan a aplicar unas reglas. "Decían que los vaqueros generalmente no están permitidos. Eso significa que debe de haber excepciones", añadió ante Rozman.

Cuando se despertó, Carlsen empezó a reconsiderar su postura, según explicó, al ver que había hablado con algunas personas más razonables y que, además, le encanta jugar partidas 'blitz'. "Quiero darles a los aficionados la oportunidad de ver esto", agregó. En las partidas relámpago, los ajedrecistas tienen tres minutos, más dos segundos de incremento cada vez que mueven. Comparado con las dos horas que recibe cada ajedrecista en una partida clásica, aquí no son posibles las largas reflexiones, por lo que el instinto y la velocidad de cálculo del noruego suelen ser suficientes para derrotar a casi todos.

¿Qué se pondrá Magnus Carlsen para jugar? "Como cuestión de principios, definitivamente voy a jugar en vaqueros mañana", anunció.

Ajedrez geopolítico

Actualizado Domingo, 15 diciembre 2024 - 18:30

Rusia dispone de unas 6.000 cabezas nucleares. No puede utilizar ninguna por excesiva e injustificable en un conflicto convencional. También posee ingentes recursos naturales y energéticos que le sirven de sobra para financiarse, pero no para prosperar. Un maniatado, contradictorio, inabarcable coloso en decadencia en manos de un autócrata-dictador "pálido, frío y viscoso" (Madeleine Albright "dixit"). Por los medios clásicos no ha podido aplasta

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¿Quién es Gukesh Dommaraju? El primer campeón del mundo adolescente, un ajedrecista con una revencha en mente

¿Quién es Gukesh Dommaraju? El primer campeón del mundo adolescente, un ajedrecista con una revencha en mente

Actualizado Viernes, 13 diciembre 2024 - 11:03

Cuenta Ding Liren que no advirtió su error fatal en la última partida hasta que vio la cara de Gukesh. El indio lo sintió por su rival, pero antes miró al cielo y dio gracias en silencio. Alegrarse hasta el infinito y sentir piedad por su enemigo no eran sentimientos incompatibles en su corazón. El nuevo campeón del mundo de ajedrez, el primero adolescente, no se parece demasiado a los chicos de su edad que podamos conocer.

Creyente y trabajador hasta un extremo incomprensible en Occidente, como toda la generación de jóvenes prodigios surgidos al amparo de Vishy Anand, Gukesh Dommaraju añadía a estos ingredientes el hecho de saberse depositario de una misión. Anand, por cierto, era uno de los miembros secretos (hasta cierto punto) de su equipo, según reveló este jueves el nuevo campeón.

Gukesh y Anand eran casi vecinos. Se conocían del barrio, en Chennai, antigua Madrás, una localidad con más de seis millones de habitantes. Por si esa casualidad no bastara, en 2013 el Mundial se celebró en su ciudad. Dommaraju era un chiquillo, pero se le quedó grabada la afrenta de ver perder a su ídolo contra Magnus Carlsen. Se dijo que sería bonito recuperar la corona para su país. "Yo estaba entre el público, miraba al otro lado del cristal -una protección para que no molestar a los ajedrecistas- y pensé que sería genial estar dentro algún día. Quiero ser yo quien devuelva el título a la India, pensé. Ese sueño que tuve hace más de 10 años ha sido lo más importante en mi vida".

R.SATISH BABUAFP

La memoria embellece los recuerdos, pero en este caso hay pruebas de lo que cuenta el gran maestro. Hay un viejo vídeo casero en el que se ve a Gukesh, con 11 años, decir en alto que quiere ser campeón del mundo. En realidad, lo fue poco después. Su primer título lo ganó en el Mundial sub 12, en Santiago de Compostela, días antes de convertirse en gran maestro, con 12 años, 7 meses y 17 días. Le sobraron esos 17 días para ser el más joven de la historia, un récord sabroso, pero mucho menos relevante que el que acaba de conseguir en Singapur.

Su entrenador mental

Gukesh siempre habla del camino recorrido y de la gente que lo acompaña. Es también un deportista con una cabeza privilegiada, reforzada por la práctica del yoga y la meditación y por su intenso trabajo personal con Paddy Upton, uno de sus últimos fichajes. El sudafricano tiene un gran prestigio como entrenador mental personal y ha ayudado a otros deportistas en disciplinas tan distintas como el fútbol, el cricket y el rugby. Con el ajedrecista ha trabajado una vez por semana en los últimos seis meses.

Pese a todo, Gukesh ha acusado su inexperiencia y perdido algunas oportunidades en un duelo frente a un único ajedrecista. Se trata de un formato muy distinto del que está acostumbrado en los torneos, incluido el Candidatos, donde cada día se sienta ante un rival distinto. Su respuesta, en el peor de los casos, ha sido ejemplar. Se recuperó de la derrota del primer día, el momento más crítico, y ni siquiera después de recibir ese palo volvió a dudar del camino trazado: una y otra vez, eligió siempre el más alejado de las tablas, aunque a veces fuera el más incierto y peligroso. Su labor de desgaste, silenciosa e implacable, acabó por dar sus frutos.

Tibor IllyesAP

En realidad, Gukesh ya venía entrenado del torneo de Candidatos, donde también perdió una partida que parecía esencial, pero luego destapó algunas de sus mejores cualidades. Después de malograr una gran actuación contra Alireza Firouzja, digirió la derrota y no volvió a caer: "Era mi momento. Lo asimilé y me sentí muy bien. Fue doloroso, pero me sentía en mi mejor estado", explicó tras su remontada final.

Y qué sería de un chico de 18 años sin sus padres. Por supuesto, Gukesh no ignora sus sacrificios. "Cuando comencé a mostrar interés en el ajedrez y algo de talento, llegaron a tales extremos por mí que no entendí bien todo lo que hacían. Ahora miro hacia atrás y veo que simplemente están locos. No puedo agradecerles lo suficiente, han sido el mayor apoyo en todo mi viaje. Esto no es solo para mí, es para ellos. Los quiero".

Tragedia en Singapur: Ding Liren regala el Mundial a Gukesh con un error que ya está en los libros de historia

Tragedia en Singapur: Ding Liren regala el Mundial a Gukesh con un error que ya está en los libros de historia

Actualizado Jueves, 12 diciembre 2024 - 15:18

El ajedrez es un deporte mágico y complejo, también brutal, que se puede decidir en el último segundo, más aún cuando los nervios son el factor esencial. El drama vivido este jueves en Singapur, con los dos grandes maestros llorando por motivos muy diferentes, es el más grande que se recuerda en un Campeonato del Mundo. Como si necesitara aditivos. Gukesh Dommaraju, de 18 años, se ha coronado con una precocidad nunca vista en el tablero, con cuatro años menos que un mito como Garry Kasparov. Para ello tuvieron que ocurrir muchas cosas, que se resumen en una: Ding Liren, el vigente campeón, tiró la corona, la estampó contra el suelo en un único movimiento, cuando menos cabía esperar un desastre así.

Fue un error de principiante, en posición muerta, cuando todos los cronistas y aficionados se relamían ante la emocionante jornada del viernes, que ya nunca veremos, en la que se debían jugar las partidas rápidas de desempate. Nadie pensaba ya en otra posibilidad. La partida 14 transcurría plácida por los caminos esperados: ligera presión de las blancas, conducidas por Ding, quien por supuesto no quiso arriesgar. El gran maestro chino podía verse por primera vez ligeramente favorito en un ritmo de juego que le favorece más que el clásico, donde quizá hay demasiado tiempo para pensar.

Cualquiera que haya jugado al ajedrez sabe lo devastador que es perder una partida por un error tonto. Hacerlo en la partida decisiva de un Campeonato del Mundo supone un dolor inimaginable, sobre el que es preferible no hacer comparaciones porque mucha gente no lo comprendería. Ding Liren reconoció que tardó unos instantes en darse cuenta de su pifia monumental. Todos pudieron entonces ver a un hombre destruido. La partida siguió unos segundos, pero ya no había la menor esperanza para él. «No me arrepiento de nada. Di lo mejor de mí», acertó a decir en la rueda de prensa, de la que salió entre aplausos de admiración y compasión, porque todos intuyen el infierno por el que ha pasado el campeón en los últimos dos años, acosado por problemas de salud mental.

Gukesh: «Ding es un verdadero campeón»

Al otro lado del tablero, el aspirante tardó un poco más en derrumbarse, él de forma incontenible, pero feliz. «Es el mejor momento de mi vida», «el final de un viaje de diez años». Gukesh confesaba que había cumplido su sueño mucho antes de lo que cabía esperar. Hace nada veía estas competiciones desde fuera y, sentirse dentro por primera vez, en la primera partida, ya fue algo muy especial.

Las primeras palabras del indio fueron para reconocer la calidad de su rival, sin embargo: «Todos sabemos que Ding es uno de los mejores jugadores de la historia. Aquí he podido ver cómo soportaba la presión y era capaz de luchar a un altísimo nivel. Es un verdadero campeón. En los últimos meses no estaba en su mejor forma, pero ha venido aquí y ha luchado como un auténtico campeón. Lo siento mucho por él». Un día más, campeón y aspirante, ahora reconvertido también en campeón, han dado una lección de deportividad y de espíritu de lucha, dejando en evidencia a sus detractores.

Fue precisamente esa lucha constante la que le dio el premio inesperado a Gukesh. Él fue quien tuvo más problemas en la partida número 14, como suele ocurrir con las piezas negras. Logró resolverlos y, en lugar de buscar rápidamente las tablas, siguió presionando y haciendo las jugadas que podían prolongar un poco más la batalla, como ha hecho un día tras otro, con una tenacidad y una valentía que a la postre le han dado el título.

A su favor jugó que Ding se mostró demasiado ansioso por llegar al empate, hasta el punto de consentir entrar en un final con peón de menos, sabedor de que las tablas eran cuestión de técnica. Y técnica no le faltó, pero su cabeza, todavía lejos de su mejor estado, lo traicionó cuando parecía imposible que ocurriera. El menos confiado de los ajedrecistas, que siempre se apuraba de tiempo por su empeño en repasar todas las posibilidades, cometió un descuido imperdonable que entra en los libros de historia por la vía directa, sin trámites ni discusiones.

La caída de Ding

Este final del campeonato será aún más recordado que su mayor momento de gloria, aquel final contra el ruso Nepomniachtchi, en abril del año pasado. No han pasado ni dos años, pero en la vida de Ding ha supuesto un viaje mucho más largo que el de Gukesh, del cielo al infierno. Ojalá se recupere y siga jugando, como prometió.

FIDE

Sobre el tablero, si acaso importa un análisis final, Gukesh D fue capaz de hacer las mejores jugadas, pero Ding entendió mejor que el ajedrez es un juego de planes y estrategia. Se vio sorprendido una y otra vez por la preparación de su rival y, sin embargo, fue capaz de desactivarla luego sobre la marcha. No le sirvió de nada, porque en toda competición el mayor nivel intervienen otros factores, pero demostró que, incluso herido, puede competir al mayor nivel.

De Gukesh se esperan ahora grandes cosas e incluso la consecuencia indirecta de poder ver un duelo contra Magnus Carlsen, si el número uno considera que el reto está a la altura. El indio solo tiene 18 años y está aún lejos de su mejor nivel, por lo que quien quiera derrocarlo haría bien en darse prisa. Dentro de dos años sabremos quién es el próximo aspirante para un título que vuelve a la cuna del ajedrez, al lugar donde Vishy Anand, primer campeón indio, creó una tradición que tiene visos de seguir viva durante mucho tiempo.

Gukesh, valiente, juega como un ciclón y luego desperdicia otra gran oportunidad

Gukesh, valiente, juega como un ciclón y luego desperdicia otra gran oportunidad

Actualizado Miércoles, 11 diciembre 2024 - 16:59

Vishy Anand cumple hoy 55 años. El ex campeón, todavía en activo, es la gran inspiración del ajedrez indio, que ha estado a punto de celebrar otra jornada histórica en la penúltima partida del Mundial de Ajedrez. Gukesh Dommaraju venía de perder el día anterior, pero su entrada en la sala de juego -"como un ciclón", según los testigos directos- hacía presagiar una lucha a muerte. Así fue.

Con un margen para la reacción cada vez más pequeño, el campeón del mundo, Ding Liren, se agarró al estrechísimo camino hacia la salvación que supo encontrar en sus eternos apuros de tiempo. El gran maestro chino demostró una vez más lo engañosa que es su fragilidad exterior. Acabó "muy cansado", pero mañana tendrá una oportunidad de oro, con blancas, para mantener la corona en su poder. "No creo que veamos unas tablas rápidas", anunció un tipo que no se caracteriza por decir ni una palabra de más.

En todo caso, la partida número 14 será la primera sin vuelta atrás. El marcador refleja un empate a 6,5 y para ganar el título solo hay que llegar a 7,5 puntos. Quien venza se proclamará campeón. En caso de tablas, se disputarían cuatro partidas rápidas de desempate al día siguiente, con 15 minutos para cada jugador más un pequeño incremento por jugada. El ritmo estipulado por el nuevo reglamento es casi el doble de rápido que en campeonatos anteriores. Huelga decir que tanto en la partida de mañana como en los probables desempates, la fortaleza mental será el factor determinante.

Optimismo a prueba de balas

En ese sentido, cada uno en su estilo, ambos han demostrado que merecen el título de campeón. Ding Liren porque, a pesar de todos sus problemas, nunca tira la toalla. Sus recursos defensivos son extraordinarios, aunque este miércoles no atinó con los mejores planes de la defensa francesa, que por fin se atrevió a afrontar Gukesh. El indio, de sólo 18 años, ya es un ajedrecista de récord por estar en la final, donde exhibe cada día una valentía como no se ha visto en las últimas décadas.

El aspirante es un gran maestro con un optimismo a prueba de balas y lo demuestra de varias maneras distintas. En primer lugar, ataca siempre que puede, porque siempre piensa que su posición lo permite. Cuando la situación es igualada, tampoco se conforma con las tablas. Piensa que no está en peligro y que puede seguir intentádolo, pese a los inevitables riesgos. Por último, después de estrellarse contra el muro de Ding, no se viene abajo. Sabe mejor que nadie que se la ha escapado una oportunidad de oro, pero hoy ha vuelto a declararse satisfecho por su juego. Lejos de lamentar no haber resuelto antes el campeonato, celebra tanta emoción: "Es apropiado que el Mundial llegue a la última partida, porque ambos hemos demostrado mucho espíritu de lucha y jugado un ajedrez muy entretenido".

Lo cierto es que las máquinas pensaron que ganaría, pero el indio eligió mal entre dos opciones que parecían equivalentes. La respuesta de Ding, que encontró un recurso defensivo increíble pese a la enorme presión del reloj, probó que Gukesh se había equivocado al elegir ese camino. Cualquier otro habría perdido igual, pero contra el chino solo se puede triunfar sin cometer ni un error.

Ding, durante la decimotercera partida en Singapur.

Ding, durante la decimotercera partida en Singapur.FIDE

¿Qué ocurrirá en la última partida? Gukesh podría arriesgar, pese a llevar las negras, si considera que es cierto que no sería el favorito a un ritmo más rápido. Es improbable que Ding se la juegue, pese a jugar con blancas. Magnus Carlsen sentó un precedente cuando en situación similar jugó a hacer tablas contra Fabiano Caruana, sabedor de su superioridad aún mayor cuando hay menos tiempo en el tablero. Pero como se comenta más arriba, Ding no espera unas tablas rápidas. Quizá su mejor opción sea plantear una lucha compleja y confiar en que su menos experimentado rival colapse antes que él.

Pase lo que pase, la recuperación del campeón es una gran noticia. Se había dicho que si perdía la corona abandonaría el ajedrez, pese a que sólo tiene 32 años, una edad ideal para estar en la cúspide de su carrera. Ayer aseguró que seguirá jugando, aunque quizás participe en menos torneos. Y como Carlsen, elegiría más competiciones de partidas rápidas y relámpago y menos duelos a cinco horas. Como sabe bien Carlsen, en esos niveles el ajedrez clásico es una trituradora.

Ding Liren resucita, aplasta a su rival e iguala el Mundial de ajedrez

Ding Liren resucita, aplasta a su rival e iguala el Mundial de ajedrez

Actualizado Lunes, 9 diciembre 2024 - 15:48

¿Cuántas vidas tiene Ding Liren? El domingo parecía muerto, después de que Gukesh Dommaraju gananara la undécima partida, tras una sucesión de siete tablas. El indio se había metido medio Mundial en el bolsillo. Hoy, el campeón aplastó a su rival, casi con furia. Le dio una lección de estrategia cuando lo tenía todo en contra y da la sensación de haber recuperado tres cuartos de la corona. El marcador solo habla de igualdad: 6-6 a falta de dos partidas. Si se mantiene el equilibrio, se jugarán cuatro rápidas de desempate, un ritmo que en teoría favorece al campeón, pero a estas alturas la teoría es un concepto demasiado etéreo.

Los periodistas presentes en Singapur repetían una y otra vez la misma pregunta, con pequeñas variaciones. ¿De dónde saca las fuerzas Ding Liren para levantar tantas bolas de partido? El gran maestro Anish Giri, uno de los mejores del mundo, confesaba su estupor: "Simplemente, no entiendo lo que está pasando con Ding... Es un gran misterio para mí. Ayer parecía tan roto y ahora juega de manera absolutamente increíble".

Llueve sobre mojado, porque cuando ganó el título, Ding Liren hizo lo mismo contra Ian Nepomniachtchi, ¡hasta en tres ocasiones! Contra el ruso remontó por última vez justo en la partida 12. Antes de abandonar la sala de prensa, el campeón recordó el domingo ese dato, como para darse ánimos a sí mismo, más que para convencer a una audiencia escéptica.

El 17, su número favorito

Este lunes le preguntaron al gran maestro chino si cree en la numerología y aseguró que, en todo caso, su favorito es el 17, que no le sirve de mucho porque en el Mundial solo se juegan 14 partidas. En realidad, si son necesarios los desempates, sí llegaremos a ese número. Como curiosidad, en Kazajistán Ding le ganó la 18 a Nepo y se aseguró el título de campeón, que quizá le dure más de lo esperado.

El propio Ding Liren no se explica del todo su fortuna cuando más la necesita. Él dice que ni siquiera altera sus costumbres. "Ayer continué con la rutina normal, cené y me fui a dormir pronto, antes de una partida tan importante". Luego añadió que además de recuperar fuerzas en la cama, en el desayuno se tomó dos cafés, que lo llenaron de energía. El chino es una persona sencilla, cuyo aspecto frágil solo es un trampantojo que ya solo engaña a los más inocentes de sus rivales.

Gukesh lo tenía todo de cara. Su rival preparó una línea, por supuesto, pero no la llegó a materializar porque el indio se adelantó con una sorpresa, con lo que parecía llevar la partida a su terreno. Se jugó una inglesa que derivó en una defensa neocatalana, sutilezas modernas en las que no hay que buscar paralelismos políticos. De cualquier modo, algo falló en la preparación del aspirante, porque su procés fue a peor. Ya en la jugada 20, Vishy Anand, pentacampeón del mundo, anunciaba con pena que no veía esperanzas para su compatriota.

Ding, que si ha pecado de algo en este Mundial es de pesimismo, no lo vio claro hasta la 23, justo después del único error obvio de Gukesh. Lo más sorprendente de la partida fue precisamente que el indio no cometió grandes errores. Simplemente, fue superado centímetro a centímetro. La fuerza invisible que genera Ding lo aplastó sin violencia, pero sin compasión. El chino se negó a revelar sus verdaderos secretos, si acaso los tiene, y se limitó a explicar que la posición encajaba muy bien con su personalidad.

En un juego tan racional como el ajedrez, sorprenden estos factores misteriosos. Hay algo inexplicable en el estado mental que alcanza el campeón cuando lo necesita. En un momento dado, pudo capturar una torre con su caballo, lo que suele representar una ventaja de material insuperable. Los comentaristas especulaban sobre los motivos que llevaron a Ding a ignorar esa posibilidad. Parecía un lujo o un adorno innecesario, impropio de un jugador nada exhibicionista. La verdad era mucho más prosaica según comentó: "Simplemente, no vi que me podía comer la torre". Así es Ding, no se da cuenta de jugadas al alcance de cualquier aficionado, pero ve cosas que muchos maestros no pueden ni soñar.

Para Gukesh, el golpe es devastador. Ahora tiene que partir de cero, en mucha peor situación que si las dos últimas partidas hubieran terminado en tablas. El indio reconoció que se sentía "muy decepcionado", pero que intentaría recuperarse y jugar bien las dos partidas que faltan. Su discurso no daba para más y la mera presencia de este chico de 18 años en la rueda de prensa ya era una demostración de entereza, porque al final de la partida se quedó hundido, sin poder despegarse del tablero, con aspecto de que podía romper a llorar en cualquier momento.

Por suerte o por desgracia, porque pensar demasiado también puede ser contraproducente, mañana hay jornada de descanso. El aspirante necesita un milagro como el de Ding, encontrar su fuerza interior con ayuda de la meditación y la exterior que le pueda proporcionar su equipo. Liren contó otra cosa, quizá más fácil de imitar: "Mi madre también me ayudó. Me dio confianza y me dijo que podía volver a conseguirlo".

El campeón del mundo colapsa y entrega media corona del Mundial de ajedrez a Gukesh

El campeón del mundo colapsa y entrega media corona del Mundial de ajedrez a Gukesh

Actualizado Domingo, 8 diciembre 2024 - 17:23

Aunque Ding Liren se acabara de bajar de la proa del Titanic con Kate Winslet en sus brazos, la derrota que ha sufrido este domingo en Singapur amenazaría con sumirlo en los peores pensamientos. El campeón del mundo, que además no vive sus años más felices, ha caído derrotado en la undécima partida del Campeonato del Mundo de Ajedrez después de cometer un error grosero, de los más graves que se han visto en una cita por el título. El indio se ha puesto por delante y solo quedan tres partidas.

En ajedrez, los fallos rara vez se producen por casualidad. El gran maestro chino estaba muy presionado por el reloj y en posición delicada, después de un encuentro del todo atípico, en el que los dos jugadores gastaron océanos de tiempo en las primeras jugadas. Ding necesitó 38 minutos para una de ellas y Gukesh empleó más de una hora en otro movimiento poco después. De hecho, puede que hayamos visto la partida más lenta de la historia en un Mundial. Había mucho en juego y el planteamiento de las blancas los había alejado a ambos de los terrenos más conocidos.

Seis minutos para la historia

En esa circunstancia de presión extrema, Gukesh Dommaraju, el jovencísimo aspirante de 18 años, demostró mayor estabilidad, aunque también pasó algunos momentos de zozobra. De hecho, llegó a abandonar la sala durante seis minutos larguísimos, porque ya no le quedaban tantos. Los aprovechó para tratar de recomponerse. El indio confesó después que estaba muy enfadado consigo mismo por meterse en problemas muy difíciles de resolver, pero que en esos instantes logró tranquilizarse y recuperar la concentración. "De algún modo funcionó", dijo, y es verdad que desde ese momento jugó muy bien, presionando a un rival que tampoco estaba nada seguro de sus posibilidades. La fortaleza mental fue el factor clave de una partida capital. Gukesh logró ser un témpano, el iceberg contra el que se estrelló Ding Liren.

Difícil recuperación

La salida del campeón del escenario, cabizbajo y en silencio, reflejó la dureza del momento. Pese a todo, diez minutos después compareció en la rueda de prensa, donde con una delicadeza que se agradece le permitieron responder primero las pocas preguntas que le hicieron, antes de huir en busca de una recuperación para la que solo tendrá unas horas.

En sus análisis de la partida, Ding volvió a mostrar que a veces es demasiado pesimista y no es consciente de sus posibilidades. Pese a todo, por momentos jugó realmente bien y tuvo a Gukesh al borde del abismo de la desesperación. Una partida de ajedrez se parece mucho a una de tenis, en ese aspecto. La fuerza mental es clave, solo que en el tablero un solo error puede ser el definitivo, no es solo un punto, y hay menos oportunidades para recuperarse. Al menos, Ding Liren tiene ahora tres juegos para tratar de remontar el set y el Mundial.

La undécima partida tuvo una complejidad bestial y reflejó de muchas maneras distintas la riqueza y la belleza del ajedrez. Después de solo cinco jugadas, se llegó a una posición que no aparecía en las bases de datos de partidas entre grandes maestros, al menos entre las jugadas al ritmo clásico. Gukesh contó que la receta fue idea de sus ayudantes, cocinada apenas unas horas antes. El indio se siente en deuda por todo el trabajo que hace su equipo. Le han dado varias oportunidades y él había desperdiciado la mayoría. Esta vez no dejó escapar al campeón, por lo que tenía motivos para sentirse "feliz y aliviado".

Como siempre, Ding resolvió sus problemas bebiéndose el tiempo, pero con tanto acierto en sus decisiones que esta vez fue su enemigo el que batió el récord de parsimonia en una sola jugada, más de una hora de reflexión. Gukesh reconoció ante la prensa que ya no sabía ni lo que estaba calculando. Hay una vieja anécdota de Mijail Tal, campeón del mundo en 1960, que una vez pensó un sacrificio de pieza durante 40 minutos. Los analistas daban por hecho que estaba calculando todas las variantes. Él admitió después que, llegado un momento, un hipopótamo imaginario atascado en un pantano se había colado en sus pensamientos. Casi todo lo que hizo en ese tiempo fue resolver el problema de cómo rescatar al animal. Cuando vio que era imposible y que se le escapaba la victoria, lo abandonó sin piedad -"¡Pues que se ahogue"-, sacrificó su caballo y, por supuesto, ganó la partida.

En Singapur, la undécima partida estuvo plagada de sutilezas y alternativas, con algún que otro hipopótamo en la sala de juego. En la jugada 9, muchos pensaban que Gukesh tenía medio título ganado. Dos movimientos después, el favorito era Ding. Al final se impuso quien parece el más fuerte, pero nada está decidido todavía, aunque el ajedrecista chino deberá recobrar la serenidad en tiempo récord.

Mañana tendrá la primera de sus dos oportunidades con blancas. De entrada, debe decidir si lanzarse ya al cuello del aspirante o cortar primero la hemorragia con unas tablas tranquilas, como recomiendan los clásicos. Este lunes también comprobaremos de qué pasta está hecho el indio de 18 años. Nadie sabe si le temblarán las manos, ahora que está a punto de verse en los libros de historia como el campeón más joven de todos los tiempos.

El campeón reinventa el ajedrez sin damas

El campeón reinventa el ajedrez sin damas

Actualizado Sábado, 7 diciembre 2024 - 16:10

Sin entrar en polémicas históricas entre ciudades o países -Valencia y Salamanca se disputan el honor, dentro del nuestro- la dama fue introducida en el ajedrez en tiempos de Isabel la Católica. Fue el último gran cambio de un juego que nació en la India, pero que fue evolucionando y se modernizó con la incorporación de la pieza más poderosa. Las partidas se hicieron más ágiles e interesantes con esta nueva arma de destrucción masiva. En los últimos años, gracias a la inteligencia artificial, sabemos además que el viejo consejo de no sacar la reina a pasear demasiado pronto puede eludirse con un poco de cuidado. Con la dama en el tablero, el ajedrez es un juego más bonito, con mayor espacio para la creatividad.

Aquí es donde llega Ding Liren, campeón del mundo, un hombre que lleva meses con problemas para conciliar el sueño y que se enfrenta a un joven agresivo con ganas de quitarle el trono. El gran maestro chino tiene como ayudante a Richard Rapport, un jugador que destaca por su creatividad, pero el plan trazado por ambos parece incluir una idea nociva para el espectáculo: llegar a posiciones en las que las damas se hayan marchado del tablero. La idea es minimizar los instintos agresivos de Gukesh Dommaraju, quien además partía como claro favorito en el Mundial.

En la décima partida, celebrada este sábado, Ding volvió a jugar sin disimulo "a dos resultados". Quien no arriesga puede que no gane, pero en su caso tampoco pierde. Cuando estaba en su pico de forma, el chino logró un récord impresionante, luego superado por Carlsen: jugó cien partidas en la élite sin perder ninguna. Sin damas en el tablero, derrotarlo es aún más difícil, no digamos con las piezas blancas. Gukesh tampoco puede perder la cabeza cuando lleva las negras, aunque los expertos empiezan a pensar que ya no es el favorito. El peligro para él es ponerse nervioso, porque quedan cuatro partidas y solo en dos de ellas jugará con blancas. Pese a su fachada de seguridad inquebrantable, mucho más sólida en apariencia que la de Ding, las dudas pueden hacer mella en su fe, sobre todo si sospecha que no es tan favorito en las partidas rápidas de desempate.

Sin favorito claro en el desempate

Es cierto que Gukesh, un optimista incorregible, bien puede sentirse ganador también en las partidas rápidas y que, como apuntó el gran maestro Miguel Santos en la retransmisión de Chess.com, está mejor preparado en las aperturas, lo que puede ser otro factor decisivo cuando hay menos tiempo en el reloj.

Criticar a Ding por explotar sus opciones tampoco sería justo. Jugar a no perder en espera de los desempates ya lo hizo Magnus Carlsen, número uno del mundo y sin el menor problema de inseguridad. A Sergey Karjakin y a Fabiano Caruana les ganó el título así, al segundo después de terminar todas las partidas de ajedrez clásico en tablas.

Dicho esto, la décima partida no ofreció grandes emociones, aunque como suele suceder en estos casos, el porcentaje de precisión fue altísimo. Ni siquiera hubo grandes apuros de tiempo, como en ocasiones anteriores. Ding y Gukesh fueron intercambiando piezas, hasta que decidieron repetir jugadas para no castigar al público con la obligación de llegar a la jugada 40. Partidas así le dan la razón a Carlsen, cansado del ajedrez clásico, en el que conseguir ventaja al más alto nivel es realmente complicado.

El marcador refleja un empate a 5 y se espera que Gukesh invente mañana alguna forma de hacer daño al campeón. Lo ha logrado en unas pocas partidas, que al final han sido las más interesantes. Los nervios irán a más, porque cada vez hay menos tiempo para rectificar; solo quedan cuatro partidas. En todo caso, el aspirante asegura que no suele perder la calma, aunque obviamente, el peso de las emociones aumenta cada día que pasa.

Huelga a la japonesa en el Mundial de Ajedrez: partida perfecta, larga y... aburrida

Huelga a la japonesa en el Mundial de Ajedrez: partida perfecta, larga y… aburrida

Actualizado Jueves, 5 diciembre 2024 - 17:00

Gukesh Dommaraju y Ding Liren han sido apaleados desde antes incluso de llegar a Singapur. Kasparov despreció su nivel, dijo que no consideraba que fuera un campeonato del mundo y que el último campeón legítimo había sido Magnus Carlsen. Con el juego empezado, otro excampeón ruso, Vladimir Kramnik, aseguró que la calidad del duelo era una broma. Sin quejarse de nada ni de nadie, el campeón chino y el aspirante indio siguieron a lo suyo. Empezaron de forma espectacular y luego no lograron superarse el uno al otro, pero en las dos partidas anteriores nos regalaron dos tablas espectaculares, dejándose la piel y arriesgando en varios momentos más allá de lo razonable. Entonces, los censuraron por cometer errores, como siempre ocurre cuando los jugadores se exponen para ganar.

Es improbable que este viernes se pusieran de acuerdo, pero la novena partida pareció la escenificación de una huelga a la japonesa. El juego fue largo, perfecto hasta la obsesión (99,2% de precisión frente a 99,3%) y, como consecuencia de todo ello, muy aburrido en su segunda mitad. Para el aficionado, supuso un bajón tan grande como la selección española de fútbol cuando se contentaba con encadenar mil pases sin disparar a puerta.

En definitiva, la igualdad sigue agarrada como una lapa al marcador, 4,5 a 4,5. A falta de cinco partidas, Ding tendrá la ventaja de jugar tres de ellas con blancas, aunque Gukesh dijo hoy en la rueda de prensa que los colores no están siendo un factor importante en este Campeonato del Mundo. Al menos según los datos, eso también es verdad, pero salvo en una ocasión, con negras le ha hecho muy poco daño a su rival.

La catalana, apertura centenaria

En huelga o no, los dos contendientes destacaron el nivel de perfección que habían logrado. Como siempre, el campeón se peleó también contra su reloj, pero esta vez ni siquiera tuvo que correr después. Gukesh volvió a conseguir una ventaja mínima después de plantear la apertura catalana, pero luego omitió una idea de su oponente y las inevitables tablas empezaron a divisarse con 30 jugadas de antelación. Sin la regla impuesta en este Mundial de que los jugadores no pueden ofrecer el empate antes del movimiento número 40, la lucha habría acabado allí mismo. En su demostración a la japonesa, Gukesh y Ding siguieron moviendo madera más allá de lo exigido, hasta el movimiento 54, cuando los reyes se quedaron solos en el tablero. Tablas por extinción.

La catalana, por cierto, no es tan antigua como la española, pero tiene casi un siglo. En realidad, ya se había practicado antes en alguna ocasión, pero fue bautizada así en 1929 a partir de un encargo de la organización de la Exposición Universal de Barcelona. Sus responsables querían rendir homenaje al ajedrez catalán y le pidieron una apertura nueva a Savielly Tartakover, algo así como el Oscar Wilde del ajedrez, porque se le atribuyen casi todas las citas sobre el juego.

Nacido en Rusia, Tartakover tiene una biografía fascinante. Fue ciudadano polaco y más tarde francés. Nunca ganó el título mundial, pero su influencia en el juego fue destacada. Además de algunas frases que no son suyas, se apropió también de este planteamiento flexible, que mantiene su vigencia casi un siglo después pese al examen feroz de la inteligencia artificial.

Nada más terminar, a los jugadores les preguntaron un día más por el advenimiento de las partidas de desempate, si son incapaces de romper el equilibrio antes. Gukesh afirmó que han vivido algunas partidas muy interesantes y que espera que les queden varias más. Él y Ding Liren también hablaron de cómo sus respectivos equipos los mantienen con el ánimo elevado. Como chanza del día, se enfrentaron a una especie de prueba: "Si hubiérais podido mirar por un momento el ordenador para ver cuál era la evaluación que hacía de la posición, ¿qué momento habrías elegido para consultar?". El indio se ganó los aplausos: "Yo no querría hacer trampas en ningún momento". El chino se quedó con las risas: "Hoy no he tenido ninguna oportunidad de ganar, así que me guardaría la opción para el futuro".

Mañana habrá jornada de descanso, así que tendrán la oportunidad de repasar sus armas y revisar la estrategia para lo que queda de Mundial. En caso de empate a 7 final, el título se decidiría en partidas rápidas, más azarosas, en las que paradójicamente Ding Liren se puede sentir más fuerte. Los apuros de tiempo son su talón de Aquiles en el ajedrez clásico, pero si lo obligan a mover rápido desde el principio, tiene más Elo y, por tanto, mayor nivel que el aspirante, al menos en teoría. Los dos son muy duros de doblegar.