El Real Madrid espera recuperarlo para la disputa de la Supercopa de España en Riad el próximo 10 de enero.
Carvajal en un lance en el duelo contra el Granada.Jose BretonAP
El español Dani Carvajal, lateral derecho del Real Madrid, sufre una lesión en el sóleo de la pierna izquierda que le mantendrá alejado de los terrenos de juego durante un mes.
“Tras las pruebas realizadas a nuestro jugador Dani Carvajal por los Servicios Médicos del Real Madrid se le ha diagnosticado una lesión en el músculo sóleo de la pierna izquierda. Pendiente de evolución”, informó el comunicado del Real Madrid.
El gran objetivo, según pudo saber EFE de fuentes del club, es que Carvajal esté recuperado para la disputa de las semifinales de la Supercopa de España el próximo 10 de enero en Riad (Arabia Saudí) frente al Atlético de Madrid.
Hasta entonces, el lateral derecho español se perderá los encuentros frente a Real Betis, Unión Berlín -Liga de Campeones-, Villarreal, Alavés y Mallorca.
Carvajal sufrió la lesión en el sóleo durante la primera mitad del partido del sábado frente al Granada después de tres titularidades de forma consecutiva, dos con el Real Madrid y una con España.
La ausencia del español se suma a las otras siete con las que cuenta el técnico italiano Carlo Ancelotti. Luka Modric ha sido baja en los dos últimos encuentros por una una fuerte sobrecarga de la que en el club esperan que se recupere para el encuentro del sábado frente al Betis.
Las otras ausencias son: Thibaut Courtois y Eder Militao, bajas de larga duración por lesiones de rodilla; Vinícius Junior y Arda Güler por roturas musculares; Aurélien Tchouaméni por una fractura en el dedo de un pie y Eduardo Camavinga por la rotura del ligamento lateral externo de la rodilla derecha.
Giulia Manfrini, de 36 años y natural de Venaria Reale (Italia), recorría el mundo persiguiendo las olas. Aunque había establecido su base en el Algarve, al sur de Portugal, en el Océano Atlántico, siempre estaba en movimiento, desde Cantabria hasta Maldivas, buscando constantemente la mejor ola. El viernes encontró la muerte en Indonesia.
"Inesperadamente, el pez le saltó encima y le atravesó el pecho", explicó Lahmudin Siregar, responsable de la gestión de accidentes de las islas Mentawai. "Lamentablemente no se pudo hacer nada". Según el padre de Giulia, el impacto del pez aguja que le causó una herida de cinco centímetros en el costado izquierdo.
No está claro si Giulia estaba sentada sobre la tabla, de pie o cerca del barco. Lo que es seguro es que los primeros en socorrerla fueron dos surfistas que estaban con ella, Massimo Ferro y Alexandre Ribas, quienes la llevaron de regreso a la orilla antes de trasladarla al centro de salud de Pei Pei Pasakiat Taileleu, donde lamentablemente no pudieron salvarla.
Precisamente, uno de los surfistas que acompañaba a Giulia compartió una fotografía tomada 24 horas antes del accidente. Giulia muestra su hermosa sonrisa y, detrás de ellos, el sol está a punto de ponerse sobre el Océano Índico. «¿El último atardecer podría ser mejor que este? Adiós, Giù».
A la espera de noticias sobre la repatriación del cuerpo a Italia, en Venaria, el alcalde Fabio Giulivi le rindió homenaje en nombre de toda la comunidad: "Nos sentimos impotentes ante la tragedia que ha arrebatado a Giulia de la vida. A su madre Chiara y a su padre Giorgio, un abrazo de toda la ciudad". Para el mundo entero, Giulia será recordada como "la italiana de la sonrisa eterna", tal como la recuerdan en la escuela de surf en Cantabria: "La única consolación es que te has ido haciendo lo que más amabas".
"Era buena en todo lo que hacía"
Licenciada en derecho en Turín, campeona de snowboard, surfista de nivel internacional, instructora de apnea, influencer y cofundadora de una agencia de viajes, Giulia Manfrini era muchas cosas, imposible encasillarla en una sola "etiqueta".
Nacida en Turín el 11 de agosto de 1988, hija única del abogado civilista Giorgio Manfrini y de Chiara Pittarello, una conocida médico de familia de Venaria, siempre practicó deportes a un gran nivel competitivo, desde que era niña.
"La recordamos bien cuando iba a hacer equitación con sus padres", cuentan en el bar de debajo de su casa, frente al Ayuntamiento, a dos pasos del Palacio de Venaria. "Era bellísima, adoraba los caballos y era buena en todo lo que hacía. Se notaba que Venaria le quedaba pequeña".
Entre el surf y el snowboard
La pasión por la tabla la conquistó cuando tenía 15 años y, en 2003, decidió dedicarse por completo al snowboard. Bajo la guía de su primer entrenador, Alessio Vivanet, tres años después ganó la Copa Italia de snowboardcross juvenil y el campeonato regional de eslalon. Y en la siguiente temporada debutó en la Copa de Europa, participando también en los campeonatos mundiales junior de snowboard.
"Giulia era la vida en persona", recuerda emocionado Vivanet, su mentor, quien con la voz entrecortada añade: "Tenía energía, inteligencia y una determinación fuera de lo común. Tuve la suerte de entrenar a una atleta con cualidades técnicas y humanas únicas. Apenas se subió a la tabla de snowboard cuando empezó conmigo en San Sicario y ya se veía su talento. Estoy desconsolado, aún no puedo creerlo".
En el Mundial Junior de 2008, quedó en la vigésima segunda posición y al año siguiente participó en sus primeros Juegos Universitarios en Harbin, China, donde compitió en halfpipe, snowboard cross y eslalon gigante. Después vinieron otros Juegos Universitarios en Turquía y Trento, las pruebas para convertirse en instructora de snowboard de segundo nivel, que superó con facilidad, y la licenciatura en Derecho en 2013: "Giulia eligió esa carrera para seguir los pasos de su padre", cuenta Federico, un viejo amigo, "pero siempre tuvo claro que su vida sería otra. Con el surf fue amor a primera vista y ya vivía entre el Atlántico y el Pacífico".
De hecho, dependiendo de la temporada, pasaba con facilidad de un continente a otro. Para continuar cultivando sus pasiones, había fundado una agencia de viajes para aficionados al surf y la montaña.
Ahora, su muerte ha conmocionado a sus amigos repartidos por todo el mundo, desde Portugal (donde vivía desde el año pasado) hasta Australia, pasando por España y Maldivas. «Querida, fuerte e increíble Giulia, no debía ocurrir algo así», escribe Mary. «Te llevaremos siempre en el corazón. Sigue surfeando en la inmensidad».
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LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Domingo,
10
diciembre
2023
-
23:44No existe un protocolo de actuación ante situaciones como la que...
Ni una sola de las 15.000 personas que abarrotaron la Philippe Chatrier este lunes se atrevió a moverse de su silla antes de que Rafa Nadal entrara en el túnel de vestuarios y abandonara la pista central de Roland Garros quién sabe si para siempre. Un pleno de manos rompiendo en ruido para despedir al tenista más grande que ha visto el lugar. Casi ajeno a ello, sereno ante tantísima emoción, el 14 veces campeón se acercó al centro de la pista, saludó a todos y se marchó sin más. Unos pocos minutos antes, la directora del torneo, Amelie Mauresmo, le había pedido que se quedara a responder unas preguntas, un hecho fuera del protocolo, la única rareza en la jornada.
Unos pocos minutos antes más, Nadal había caído en primera ronda ante Alexander Zverev por 6-3, 7-6(5) y 6-3 en tres horas y cinco minutos de lucha. "No sé si será mi última vez, pero si lo es, he disfrutado. Hay un gran porcentaje de opciones de que no vuelva, pero no puedo decir que es un 100% porque me estoy divirtiendo", comentó con la intención de normalizar los sentimientos a su alrededor, la piel de gallina, las lágrimas de la gente, incluso de su gente. Seguramente Nadal se calmaba con la certeza de que habrá más días así, de que no es el final. Como había pedido, no hubo una despedida oficial, ni mucho menos un homenaje; hubo un partido de tenis, un muy buen partido de tenis, y eso ya es mucho.
Después de más lesiones de las que ha sufrido cualquier otro tenista, de dolores en decenas de músculos y más ligamentos, Nadal quiso ganar de nuevo y podría haberlo hecho. En otras condiciones y, sobre todo, ante otro rival, seguiría ante la posibilidad de levantar su decimoquinto título en París. Seguramente Alexander Zverev era el peor a quien enfrentarse en este momento y seguramente el día, muy frío, pesado, lluvioso, tampoco era el mejor.
EMMANUEL DUNANDAFP
Pero Nadal convirtió una ceremonia nostálgica en un duelo disputado, es decir, consiguió lo que buscaba. Como habían hecho antes los aficionados de Barcelona, Madrid y Roma, el público francés fue a verle para agradecer y recordar, pero acabó aplaudiéndole por su juego, ya está. El primer punto del español en el partido, un error no forzado de Zverev, fue celebrado por la Philippe Chatrier con la melancolía de los regresos a los escenarios de los grupos de música divorciados. Pero poco a poco volvieron los intercambios vencidos, los puños al aire, las celebraciones de verdad.
Especialmente apoteósico fue el segundo set, el mejor momento de Nadal. Con 2-1 en contra en el marcador y dos bolas de break para Zverev, el español desplegó los golpes prohibidos, un revés cruzado, un ace, una derecha paralela y se lanzó con todo a por el periodo. Llegó a romperle el servicio al alemán, pero éste se revolvió y llevó la resolución al tie-break.
La dureza de Zverev
En las semanas previas, dejó dicho Nadal que si tenía que morir lo haría aquí, en la pista central de Roland Garros, en los instantes decisivos, y entonces lo hizo. Con dos horas de meneos en las piernas seguía con respuestas para el bombardeo continuo de Zverev, sólo falló la estrategia. Para contrarrestar la potencia que le llegaba del otro lado de la pista, decidió probar con un par de dejadas y ambas fueron fallidas.
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Luego, en el tercer set, empezó con un break a favor y tuvo opción de otro más, pero el saque de Zverev era incuestionable. Un argumento demasiado grande a favor de su victoria. Igualmente después, hasta el final, Nadal dejó toda gota de esfuerzo y momentos de antología, entre ellos passing shots muy propios que hicieron saltar al público francés. El que es, no el que fue. Porque nada tiene que ver cómo se marchó el español este lunes de la Philippe Chatrier a cómo llegó, casi dos décadas atrás.
El público francés, entregado
Los abucheos, por ejemplo, en su derrota ante Robin Soderling en 2009 se convirtieron en una exaltación de su figura, desde su enorme escultura que luce en la entrada del recinto a la expectación ante cualquiera de sus pasos. Ante Zverev quedó claro que, Roland Garros ha entendido que Nadal no es sólo el campeón de 14 ediciones, si no que es su imagen, su emblema, su mito. Que no sea francés ya no importa o importa poco: Roland Garros es Nadal, Nadal es Roland Garros.
En el boulevard d'Auteuil, entre el Parc des Princes y la Philippe-Chatrier, este lunes se agolpaban los reventas para hacer su primer agosto, pues luego vendrán los Juegos Olímpicos. "¿Cuánto?", preguntaba el periodista. "3.000", contestaba el más joven de ellos, aunque luego era capaz de bajar hasta los 2.000 euros. En todo caso, un precio que probablemente no alcanzará la final del torneo del próximo 9 de junio, la juegue quien la juegue.
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"¡Allez, Rafa!", se escuchaba como nunca en la Philippe Chatrier, entre muchos '¡Vamos, Rafa!" con marcado acento galo y una banda de música con banderas tricolor que adaptaba todos sus cánticos al español. En la parte superior, lejos de los palcos donde estuvieron Novak Djokovic, Carlos Alcaraz o Iga Swiatek, se llegaron a lanzar olas de apoyo al ganador de 22 Grand Slam: "Raaaaaaafaaaaaa".
En ese ambiente, con tamaño palmarés, Nadal podía haber entendido de una vez que lo ha logrado todo y nadie le exige más, pero su manera de ver el deporte nada tiene que ver con la percepción de otros. Para poder dormir tranquilo en el futuro, cuando vengan los años, necesita saber que lo dejó todo sobre la pista, lo que tenía y lo que no. Ahora está más cerca de alcanzar esa paz. Este domingo, quiso ganar de nuevo y podría haberlo hecho. El tiempo casi cae derrotado por primera vez.