Más motor
El piloto madrileño, que conducirá un vehículo híbrido, se mostró sorprendido porque la carrera anime a las marcas a ir hacia la sostenibilidad con su reglamento.
“Estamos más animados, más contentos, con menos dudas y más ambición”. De esta manera resumió Carlos Sainz, triple ganador del Dakar, como afronta su participación en la edición de 2023, donde conducirá un Audi RS Q e-tron E2 con Lucas Cruz como copiloto.
“Afrontamos este rally con más optimismo y tranquilidad que el año pasado, que se llegó muy justo, sin ninguna carrera, con muchas preguntas que no se podían confesar”, afirmó el piloto madrileño, de 60 años, en la rueda de prensa celebrada en el Carlos Sainz Karting de Las Rozas (Madrid). La carrera comenzará el sábado 31 de diciembre en Arabia Saudí. Serán catorce etapas hasta el domingo 15 de enero, con una jornada de descanso el día 9.
“Estamos ya con ganas de llegue el Rally. Ya queda poco y queremos pensar que tenemos un coche para luchar por la carrera” deslizó en referencia al Audi RS Q e-tron E2 , que calificó de “copia y pega, en el buen sentido” del que usaron del año pasado. La gran diferencia son los 90 kilos menos que pesa, pero Sainz recalcó que, por reglamentación, llevarán “100 kilos más que los demás”. “Somos el único coche con tecnología híbrida. El año pasado se igualaba todo, pero este año para los híbridos nos han subido a 2.100 kilos. En cualquier caso nos hubiese costado mucho bajar esos 100 kilos. No animar vía reglamento a las marcas a ir hacia ese camino de la sostenibilidad con ciertas ayudas me sorprende”, aseguró.
Sainz, campeón en 2010, 2018 y 2020, recalcó que no quiere “polemizar con la reglamentación” . “Es un coche muy complejo tecnológicamente, Audi ha sido muy valiente al ponerlo en una carrera tan complicada como el Dakar. Es como de ciencia ficción. Es un reto tecnológico brutal y eso hace que sea especial. ¡Quien me iba a decir a mí hace 40 años que iba a utilizar esta tecnología!”, comentó.
El piloto madrileño no se consideró favorito – “lo es el campeón del año pasado”, dijo- pero sí cree que tienen un coche para luchar por la carrera y apostaría por Audi como vencedor. “Los test han ido bien, el coche se ha comportado bien, está muy a mi gusto. En el Rally de Marruecos, cuando analizas los tiempos, nosotros no éramos los más rápidos, pero ya íbamos con 30kw menos, los que tendremos en el Dakar”, manifestó.
A su entender, la parte más complicada será la de los waypoints escondidos. Estos puntos de control , colocados por la organización a lo largo de la ruta para trazar su camino y que deben seguirse de forma obligatoria para que nadie emplee atajos, fueron polémicos el año pasado. Sainz y un buen número de pilotos no pudieron encontrar el sexto waypoint de la primera etapa y, en su caso, cedió dos horas frente al líder, el qatarí Nasser Al-Attiyah, quien acabría ganando la carrera. “Son nuevos y si no están muy bien elegidos, al estar escondidos, a veces lo ponen en una pista muy poco marcada y es imposible de encontrar. No es que no lo cojamos nosotros, es que es difícil cogerlos“, aclaró.
“Como no pasaban cosas, la organización las ha ido añadiendo. Por ejemplo el road book [el libro de carrera] lo dan por la mañana y también nos han puesto cámaras dentro en el coche para evitar que nadie saque un teléfono”, declaró. Con todo, no considera que la inclusión de los puntos de control “quiera decir que estamos todo el rato dando vueltecitas“. “El ADN del Dakar sigue intacto y este año será muy duro. Confío en que presenten una navegación lógica y no estemos hablando de una gymkana”, concluyó.