Carlos Alcaraz dio un nuevo paso en el Masters 1.000 de Shanghai tras imponerse en un duro partido contra el francés Gaël Monfils (6-4 y 7-5) y ya se encuentra en cuartos de final. El número dos del tenis mundial no empezó nada cómodo, y tampoco especialmente fino: Monfils, 46º de la ATP, machacaba con su saque y, en el quinto punto, el español cometió errores que casi le hacen conceder una rotura, tirando de casta para evitarlo.
Un ‘ace’, aplausos y el primer “¡vamos, Carlitos!” de la tarde en la pista central de Qizhong, que vibró con el gran tenis que dejaron dos jugadores eléctricos.
No obstante, el murciano acabaría logrando un ‘break’ en el noveno juego para decantar finalmente de su lado el primer set, algo que no desanimó a Monfils, que siguió plantando cara en la segunda manga pese a que el martes había asegurado que se veía solo con “un 1 %” de posibilidades de alzarse con la victoria.
Alcaraz, que sacaba petróleo subiendo a la red, rompió por fin el saque de Monfils en el undécimo juego de ese segundo set, en el que el galo se había puesto 0-40 rápidamente. El veterano tenista resistió hasta en tres ocasiones, pero a la cuarta fue la vencida, y su rival supo cerrar el triunfo a la hora y 27 minutos.
Antes de hoy, el balance del joven tenista español frente al veterano Monfils (38 años) era favorable con 2 victorias y una derrota, pero esta última se produjo en el último enfrentamiento entre ambos, en los dieciseisavos del Masters 1.000 de Cincinnati.
Alcaraz se enfrentará ahora en cuartos de final al ganador del duelo entre el estadounidense Tommy Paul (13º del ‘ranking’ internacional) y el checo Tomas Machac (33º).
El año pasado, a Alcaraz se le atragantaron los octavos de final de Shanghái, cayendo eliminado en esa ronda a manos del búlgaro Grigor Dimitrov.
En la presente edición, entes de su duelo contra Monfils, el de El Palmar superó en las dos primeras rondas a jugadores locales: primero, a Shang Juncheng (6-2, 6-2), y luego, a Wu Yibing (7-6 (5), 6-3).
Corre, corre, corre. Desde que salió de la pista del Inalpi Arena de Turín, Carlos Alcaraz inició una carrera contrarreloj para meterse en la cama de su habitación del hotel Principi di Piemonte lo antes posible. La única parada obligatoria fue la bicicleta estática, donde estuvo apenas 15 minutos. Antes ventiló las entrevistas con las televisiones a toda prisa y después hizo lo mismo con las radios y la prensa escrita. En lugar de la conferencia habitual, con un protocolo fijo y todos sentados, la organización improvisó unas preguntas en zona mixta.
Al final, tras pasar por la ducha, Alcaraz salió del pabellón antes de la medianoche, cruzó la ciudad en un coche oficial en apenas 15 minutos, cenó y se echó a dormir. El objetivo era acostarse antes de que la madrugada se le echara encima. Conseguido. Este domingo (18.00 horas, Movistar), ante Jannik Sinner, en la sexta final del año entre ambos, necesitará estar lo más descansado posible para levantar su primer título de las ATP Finals.
El enésimo enfrentamiento entre ambos permite centenares de análisis distintos, factores a favor de uno y de otro, pero Alcaraz proclamó este sábado que el favorito es su rival generacional. Esta vez, que a él no le presionen. "Jannik juega mejor en pista indoor y estaremos delante de su público, así que es el favorito", aseveró el español, que pese a ello no renunció en absoluto al triunfo: "Eso no quiere decir que no pueda ganarle. Si pensara que voy a perder ni siquiera saltaría a la pista. No me jugaría el físico, no me jugaría nada. Sé de lo que soy capaz y sé que será complicado, las dos cosas. Veremos qué pasa".
ALESSANDRO DI MARCOEFE
Ambos han demostrado que el recuerdo de sus enfrentamientos pasados no les influye, aunque en los momentos tensos Sinner quizá recuerde que ya perdió cuatro veces esta temporada. No fue con intención —seguro que no lo fue—, pero este sábado Alcaraz apareció en el calentamiento de su semifinal ante Felix Auger-Aliassime con una camiseta que evocaba su épica victoria en el último Roland Garros.
El tercer español
Los precedentes son una buena herramienta para decantar la previa. Porque el español se presentará en la final con un gran hándicap: el público. Ya le ocurrió en Roma, donde venció, y esta vez será peor. Más de 15.000 italianos se entregarán a animar a Sinner mientras que por Alcaraz solo estarán sus amigos recién llegados de Murcia. "No es ningún secreto, el público juega. Jannik ha hecho mucho por Italia y es normal que se lo devuelvan. Si yo cometo un error, le ayudarán a venirse arriba. Por eso debo ponerlo todo sobre la mesa", analizó Alcaraz, que podría ser el tercer español en entrar en el palmarés de las ATP Finals.
Desde que se empezó a disputar en 1970, solo Manolo Orantes (1976) y Álex Corretja (1998) se proclamaron campeones, mientras que otros —Carlos Moyà, Juan Carlos Ferrero, David Ferrer y Rafa Nadal, dos veces— se quedaron a las puertas. "En la última parte del año he trabajado muy duro y me he concentrado especialmente para llegar en forma a este torneo. Levantar el trofeo significaría mucho para mí. Estar en la misma lista que Orantes y Corretja sería genial", finalizó Alcaraz antes de despedirse con prisas.
MARCO BERTORELLOAFP
Sabía el español que Sinner llevaba ya horas descansando en el mismo hotel después de ganar su semifinal con la placidez con la que siempre derrota a Álex de Miñaur. Como Alcaraz, el italiano no sufrió lo más mínimo para vencer, aunque durante el partido hubo un instante que alertó a los periodistas de su país. Los aficionados apenas se dieron cuenta, pero en la tribuna de prensa hubo incluso quien se llevó las manos a la cabeza. A medio partido, Sinner se echó una toalla a la cara, como si estuviera jugando en verano a pleno sol. La calefacción del Inalpi Arena funciona bien —a veces demasiado bien—, pero la única razón por la que el número dos del mundo podía sentir tanto calor era que estuviera constipado.
"¿Yo? ¿Resfriado? No, no, solo lo hacía para refrescarme porque hay mucha humedad en el pabellón. No me he sonado la nariz ni una vez", respondió Sinner, sorprendido por la alarma encendida entre la prensa. Este domingo habrá duelo entre Sinner y Alcaraz, el sexto del año, y los dos llegan en sus mejores condiciones.
Fue en el Masters 1000 de Paris-Bercy, en noviembre de 2022, cuando Rafael Nadal y Carlos Alcaraz confluyeron por última vez en un torneo ATP. Entonces, el ganador de 22 títulos del Grand Slam cayó de entrada ante Tommy Paul. El murciano se lesionó cuando perdía contra Holger Rune en cuartos y no volvería a jugar hasta el año siguiente. El Mutua Madrid Open reúne de nuevo a ambos jugadores, después de que Alcaraz se bajase del Conde de Godó por las molestias en el antebrazo derecho que ya le impidieron jugar en Montecarlo y aún le aconsejan entrenar con una protección y cuidar su golpe de derecha, como hizo este lunes en su primera sesión en la Caja Mágica.
Pentacampeón de un torneo que ganó por última vez en 2017, Nadal regresa a Madrid tras su ausencia el pasado año, en el que no volvió a jugar tras la lesión sufrida en la segunda ronda del Abierto de Australia contra Mackenzie McDonald. El zurdo, que reapareció a principios de curso en Brisbane y se lesionó de nuevo en cuartos de final, volvió en el Conde de Godó, cayendo ante Alex de Miñaur tras superar de inicio a Fabio Cobolli. Sería precisamente el australiano su adversario también en segunda ronda si supera a Darwin Blanch, de 16 años, en un debut ya señalado para el jueves a las 16.00 h. (Teledeporte y Movistar).
«Rafa llegó justo a Barcelona. Le falta físico. Si tiene la suerte de no lesionarse de aquí a Roland Garros puede coger la forma», comenta a este periódico Jordi Arrese, plata olímpica en los Juegos de Barcelona y comentarista televisivo. «Madrid, por la altura, no conlleva un gran gasto físico. Incluso puede favorecerle no pasar muchas rondas en los torneos previos a París». Uno de los problemas más inquietantes para Nadal es el descenso en la velocidad de su servicio debido a los problemas que ha padecido en la zona abdominal. "Si ese déficit persiste, no va a tener opciones, dado que le provocará mayor desgaste y la posibilidad de contingencias físicas. Hay que esperar a su evolución física. En principio, le veo con más opciones en los Juegos Olímpicos, con mayor tiempo de por medio para entrenar con continuidad y al mejor de tres sets, que en Roland Garros, pero es el mejor de siempre en tierra y de él todo se puede esperar."
Dos citas en la Caja Mágica
Dos de los tres partidos oficiales entre Nadal y Alcaraz se han jugado en el Masters de Madrid. En 2021, el jugador de El Palmar, en el día que alcanzó la mayoría de edad, cayó por 6-1 y 6-2 en segunda ronda. Un año después, en el camino hacia el primero de sus dos títulos en la Caja Mágica, Alcaraz, que puede convertirse en el primer jugador que gana el torneo en tres ocasiones consecutivas, se impuso por 6-2, 1-6 y 6-3. En las semifinales de Indian Wells de 2022 venció Nadal en tres parciales. El pasado marzo se midieron en una exhibición en Las Vegas, con victoria del murciano en tres sets.
Alcaraz, junto a su equipo, entrenando en Madrid.Europa Press
«Carlos no necesita mucho. Y menos en las condiciones de Madrid, donde el saque y la derecha le vuelan. Mirando globalmente la temporada, no hay grandes especialistas sobre tierra. Tsitsipas y Ruud son buenos, pero Carlos les supera. Al margen de Nadal, de quien se puede esperar todo, creo que él y Djokovic serán los favoritos en Roland Garros», agrega Arrese. "Nole es el mejor de la historia y el defensor del título. Ha cambiado a buena parte de su equipo y no está en su mejor temporada, pero estoy seguro de que lo hará bien. Bien es cierto que Carlos se tensó demasiado en la semifinal de 2023, pero después le ganó en Wimbledon, en su territorio". Alcaraz, que pasa directo a segunda ronda, jugará contra el vencedor del partido entre Arthur Rinderknech y Aleksandr Shevchenko.
Tsitsipas y Ruud han disputado consecutivamente las finales de Montecarlo y Barcelona, con triunfo del heleno en el Principado y el noruego en el encuentro del pasado domingo. Ambos estarán también en el Masters de Madrid, que sólo tiene a Djokovic como baja sensible.