‘Bienvenido, Ricky Rubio’: vuelve a jugar un año después

'Bienvenido, Ricky Rubio': vuelve a jugar un año después

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El español regresó en la victoria de los Cavaliers ante Portland. Jugó 10 minutos y 27 segundos en los que logró 9 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia.

Ricky Rubio, con el balón en su regreso ante Portland.Getty Images via AFP

Los Cleveland Cavaliers salieron a calentar con unas camisetas negras que proclamaban la gran noticia de la noche: “Bienvenido, Ricky Rubio”. En ellas podía leerse también un deseo que ayuda a situar al catalán en el vestuario. “Los caminos más difíciles siempre llevan a destinos maravillosos”. Después de 380 días trabajando para superar la segunda rotura en el ligamento anterior cruzado de la rodilla izquierda, Ricky volvió a jugar.

El momento llegó a 3:38 para el final del primer cuarto. Ricky Rubio había empezado el partido sentado junto al cuerpo técnico, el jugador más cercano a la mesa de cambios. Como si no pudiera esperar más. Que 380 días ya eran suficientes. Y después de unas primeras posesiones precavidas, empezó a soltarse. Una falta provocada en defensa y otra en ataque. Un tiro libre fallado, y otro anotado. Y al fin la primera canasta en juego.

El entrenador de los Cavs, JB Bickerstaff, se ajustó al plan marcado. Ricky Rubio jugó 10 minutos y 27 segundos repartidos en tres periodos. Incluso recurrió a él en un momento en que su equipo empezó a perder el balón de más. El catalán terminó la noche con 9 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia, aunque con la restricción de minutos no participó en el último cuarto, donde Cleveland culminó la remontada frente a Portland (113-119).

“Ha sido un día de muchas emociones. He trabajado muy duro todo el año para lograr estar sano, así que estoy muy agradecido de volver a jugar al baloncesto”, resumió Ricky Rubio, que recibió el elogio de su entrenador en rueda de prensa.

“[Ricky] nos da calma. Nos da estabilidad. Hace a todos mejores. Y es valiente”, resaltó Bickerstaff. “Ha anotado dos triples muy importantes para traernos de vuelta al partido. Ayuda a todo el mundo, organiza, pone a todos en el sitio correcto y simplifica el juego para todos”.

Flores que se añaden a las que ya le habían lanzado antes del partido. “Creo que nunca he visto un jugador con el espíritu que tiene Ricky. Es único. No tiene un solo gramo de egoísmo en su cuarto. Todo lo que hace, lo hace para ayudar a los demás”.

“Ganas. Emoción. Miedo. Intriga”

Hace unos días, cuando le preguntaron en El Reverso qué pasaba por su cabeza según veía acercarse este momento, Ricky respondió con una ráfaga de sensaciones. “Ganas. Emoción. Miedo. Intriga. Pero lo que sobresale es la ilusión”. Miedo porque a los 32 años es consciente de su mortalidad deportiva. La primera vez que se rompió el ligamento anterior cruzado de la rodilla izquierda, tenía 21 años, el mundo a sus pies y toda una carrera por delante. Ahora cualquier recaída acercaría irremediablemente un final en la NBA que en todo caso no ve tan lejos. “Quizá dos o tres temporadas”, calcula.

Y ante todo ilusión porque después de tantas idas y venidas, ha encontrado su sitio en estos Cavaliers. Ricky, aseguran todos, ha sido vital para crear una cultura ganadora en un equipo inexperto y hundido desde la salida de LeBron James. Pero tan importante como su papel de mentor de un vestuario joven, fue su gran rendimiento en esos dos meses previos a la lesión. Quizá el más alto que ha tenido en la NBA, y por ascendente en el equipo, el más parecido a su versión con la selección española.

El sentir es recíproco, y así como Cleveland llamó a su puerta cuando fue agente libre a pesar de la lesión, también la prioridad de Ricky Rubio era volver. De hecho, cuenta que este verano, cuando surgió la oportunidad de negociar por Donovan Mitchell, el general manager de la franquicia, Koby Altman, llamó para pedirle opinión. El base catalán había compartido con él vestuario y complicidad en los Utah Jazz, y nadie mejor que él sabía si encajaría en el equipo. Su llegada ha acelerado el paso de unos Cavs que han pasado de sensación ‘adolescente’ a mirar a la parte noble del Este.

Entre él (26 puntos) y Darius Garland (20), dos estrellas que señalan a Ricky como uno de sus mentores, neutralizaron la descomunal actuación de Damian Lillard (50). Y pusieron la guinda al regreso del catalán con una victoria.

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