LaLiga Santander
Barcelona 1 Espanyol 1
Un gol de penalti de Joselu igualó un derbi que los de Xavi no habían logrado cerrar. El colegiado dinamitó el final del choque con sus decisiones y sus continuas amonestaciones. Alba y Vini, expulsados
Ni Robert Lewandowski ni Joselu. Al final, el gran protagonista de un derbi entre el Barça y el Espanyol que acabó en tablas fue Mateu Lahoz. Y no por la jugada del penalti que le permitió al goleador blanquiazul igualar el tanto inicial de Marcos Alonso. La actitud del colegiado, capaz de llevarse a Ansu Fati a un exagerado aparte para llamarle la atención, responder con una aparente carantoña a Xavi tras una protesta y acabar expulsando a tres jugadores, uno de ellos finalmente salvado por el VAR, encendió los ánimos del Camp Nou y acabó por marcar un partido en el que los azulgrana, a decir verdad, no supieron aprovechar su mayor control del duelo para hacerse con los tres puntos. [1-1: Narración y estadísticas]
Por parte blanquiazul, además de la garra de su gran referente en punta, brilló también su portero, Álvaro Fernández. Justo, cuando ese puesto sigue estando muy en entredicho. El empate, eso sí, les permite a unos mantener el liderato, por su mejor diferencia de goles general con el Real Madrid, y a otros dejar los puestos de descenso.
El Barça casi monopolizó el balón a lo largo de los primeros 45 minutos, pero esa superioridad en la posesión no se plasmó en el marcador. Al llegar al descanso, vencía por 1-0, gracias a una acción con participación de Lewandowski de por medio tras un córner en la que Marcos Alonso acabó enviando el balón al fondo de la red con un remate de cabeza casi sin oposición. Los azulgrana llegaron con frecuencia al área del Espanyol. Y encontraron una y otra vez el remate. No así, en cambio, el camino del gol. Por parte visitante, mientras, toda la falta de contundencia que, por momentos, denotaba su zaga fue todo lo contrario en posiciones de vanguardia. Allí, puntualmente, los delanteros blanquiazules exhibieron más mordida, bien para aprovechar el error en el pase del rival o bien para tratar de hacerse con el esférico. Sus intentos, con todo, lograron poco premio.
Rapinha
En el otro lado del campo, quien más aparecía era Raphinha. Ansu Fati y Lewandowski, mientras, a pesar de sus esfuerzos, tenían más dificultades para entrar en contacto con el esférico. El brasileño, precisamente, con un disparo que el meta blanquiazul desbarató como pudo, en la recta final del primer tiempo, y de nuevo Marcos Alonso, con un remate a bocajarro tras un centro de Jordi Alba, cuando apenas se habían jugado los primeros 20 minutos del duelo, fueron de hecho los que firmaron las acciones más claras para un Barça que se marchó a los vestuarios con ventaja, pero dejando resquicios para que el Espanyol, pese a sus carencias, pudiera pensar aún con la opción de arrancar algo de su visita al Camp Nou.
Tras el descanso, el Espanyol buscó dar un paso adelante para aprovechar esa bocanada de aire que el Barça había insistido en regalarle a lo largo de la primera parte. Y encontró su oportunidad a través de un penalti cometido por Marcos Alonso sobre Joselu que el delantero blanquiazul envió al fondo de la red para poner el 1-1 en el marcador con algo más de 15 minutos para el término del duelo. La jugada, muy protestada por la grada, a pesar de su claridad, encendió hasta el extremo los ánimos contra un Mateu Lahoz que ya dejó claro en el Mundial que le encanta ser protagonista. Los pitos y gritos, quizás, le llevaron a acabar por perder los papeles. Tanto, que incluso acabó expulsando por doble amarilla a Jordi Alba, desatando aún más las iras de los barcelonistas. La absoluta pérdida de control del partido por parte del colegiado quedaría aún más clara con una roja directa a Cabrera por un choque con Lewandowski que se quedaría al final en nada tras consultar el VAR y la expulsión por doble amarilla de Vinicius Souza.
El Barça, con este nuevo panorama, se volcó en ataque, pero se encontró en todo momento con un Álvaro Fernández erigido en muro para guardar como oro en paño el empate. El final del partido, que tuvo hasta nueve minutos de tiempo añadido, fue un acoso y derribo del área blanquiazul por parte barcelonista, sin éxito, y en el que Mateu Lahoz, con decisiones muy protestadas por ambos lados, insistió en seguir acaparando gran parte del protagonismo y acabó siendo despedido por una sonora pitada.