El Juez Único de Competición de la Federación Española de Fútbol ha atendido las peticiones de clubes como el Valencia y ha decidido volver a aplazar los partidos de la primera ronda de la Copa del Rey que se debían haber disputado este miércoles tras un primer aplazamiento la semana pasada a causa de las terribles consecuencias de la DANA en la provincia de Valencia.
Así las cosas, el partido entre el Parla Escuela y el Valencia ha sido programado para el miércoles 26 de noviembre, a las 19.00 horas, y el Pontevedra-Levante se disputará una semana antes, el día 19, en este caso a las 20.00 horas. La extrema dificultad de los desplazamientos de y hasta Valencia, así como la complicadísima situación social que vive toda la provincia ha propiciado esta decisión, que también afecta a otros partidos.
El Ejea-Hércules se jugará el día 14 a las 18.00 horas. El Manises-Getafe compartirá día y hora con el Parla Escuela-Valencia (día 26 a las 19.00 horas) y el Jove-Real Sociedad es un partido que espera fecha por los compromisos europeos del equipo donostiarra. Varios partidos más, de la Copa de la Reina (AEM SE-Villarreal y Cacereño-Valencia) así como de la Copa del Rey de fútbol sala (Picassent-Sporting La Nucia y Cobisa-Alzira) también han sido reprogramados.
La pregunta ahora es si Valencia y Levante podrán y querrán jugar la jornada de Liga del próximo fin de semana. El Valencia debería desplazarse al campo del Espanyol para jugar el sábado a las 18.30 horas, mientras que el Levante debería viajar a Tenerife para jugar al día siguiente, el domingo 10, también a las 18.30 horas.
El fútbol valenciano va a dar un acelerón para recuperar la actividad tras la dana del 29 de octubre que arrasó con las instalaciones de 37 clubes de la provincia de Valencia. 24 campos quedaron impracticables, convertidos en campas de acopio de enseres y vehículos, obligando a los equipos a buscar nuevos lugares donde entrenar y jugar. Dos meses y medio después, la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana (FFCV) quiere dar un acelerón en la recuperación y reclama los fondos públicos comprometidos por las instituciones porque, hasta el momento, su único y gran apoyo ha sido la Fundación Trinidad Alfonso, que forma parte del Mecenazgo de Juan Roig.
"Sin Trinidad Alfonso, muchos clubes no hubieran empezado a jugar. En el convenio que tenemos para facilitar material deportivo y transporte a los afectados ha destinado 472.642 euros, un máximo de 10.000 euros por cada concepto a cada club", explicó el presidente de la FFCV, Salvador Gomar, en un diagnóstico de la situación del fútbol en la 'zona cero'.
"Contaba más con la ayuda pública que con la privada que hemos recibido, pero ahora toca apretar a las instituciones porque queremos acelerar. Ahora vamos a correr", añadió Gomar, que ya maneja un presupuesto para recuperar todo lo daño: diez millones de euros. "Entramos en un momento clave para que todas esas instituciones públicas y privadas que se comprometieron den el paso definitivo. De momento ayudas públicas no ha habido ninguna", destacó.
Dos millones de esos diez a los van a aportar Trinidad Alfonso y el Villarreal. "Van a recuperar cinco campos en Aldaia, Algemesí, Beniparrell, Catarroja y el barrrio de La Torre de Valencia, zonas que están listos para que empiecen los trabajos. El resto, empezará a estarlo a partir de ahora. Por eso los fondos, si bien no se requieren de forma inmediata, sí son necesarios", aseguró.
Ese apretón lo dará al Gobierno, para reclamar los dos millones que comprometió el CSD, a la Dirección General de Deportes de la Generalitat o a la Diputación de Valencia, que anunciaron ayudas sin concretar dotación económica.
La RFEF, junto a la LaLiga, tendrá que aprobar sus ayudas que, de momento, se ciñen al dinero que se pueda recaudar con la celebración de los partidos de la Selección Española masculina y femenina el próximo mes de marzo en Valencia. A eso se sumarán 200.000 euros comprometidos por la Mutualidad de Futbolistas y 500.000 prometidos por FIFA y UEFA.
Además, la FFCV abrió una cuenta de bizum que recaudó 19.252 euros. De ellos, 17.000 fueron recaudados por la Federación de Fútbol Insular de Las Palmas y el Valencia CF tiene 1,1 millones disponibles para activar. Incluso hay futbolistas especialmente implicados, como Álvaro Morata, que activó su Fundación para ayudar a la reconstrucción de algún campo.
"Quedan ocho millones por cubrir y se valorará esta semana cuáles se puede acometer, porque algunos sigue siendo imposible", reconoció el presidente.
La dana afectó a 20.000 licencias, el 15% de fútbol valenciano, y 39 árbitros. La FFCV, que tiene un campo en propiedad afectado en Paiporta, hasta el momento se ha hecho cargo de pagar el transporte de los afectados para entrenar y jugar y los arbitrajes. En total, hasta el 9 de enero ha supuesto 43.589 euros hasta el 9 de enero, aunque el total previsto para toda la temporada es de 201.300 euros.
Dos años de recuperación
Todos los clubes han retomado la actividad, aunque no todos los equipos, pero la viabilidad está por ver porque Gomar considera que la "plena normalidad" no llegará hasta la temporada 26/27.
"Los clubes tienen temor a desaparecer si no tienen instalaciones. La mayoría te dicen que se plantean tener el campo en agosto para que no se les escape talento. Desde la FFCV el plan estratégico para las próximas dos temporadas va a estar marcado por la dana como puntal estratégico. Por eso me doy dos años para recuperar la normalidad, como si no hubiera ocurrido nada", puntualizó.
Fuera de la dana, la FFCV está centrada en que Valencia sea sede del Mundial. "La RFEF tiene interés y lo celebro. El CSD tiene el libro de la candidatura, la FIFA va a venir a ver las sedes y puede que alguna candidatura caiga o que se necesite una instalación más. Ser sede puede beneficiar a la zona dana", sentenció Gomar.
Había llegado desde Linares sin sus padres, sólo unos meses antes, con el sueño anticipado de una vida mejor. Tenía 14 años y aún no había completado los estudios básicos, así que tendría que trabajar en lo que saliera. Junto a su abuela y sus tíos, José Urtiaga se instaló en La Serreta. Desde allí arriba divisaba buena parte de las casas de Rubí, uno de los pueblos de Barcelona que por entonces acogía a oleadas de emigrantes. La ubicación de aquella barriada, cosas del destino, iba a salvarle la vida. Porque el 25 de septiembre de 1962 una devastadora riada se llevó por delante a un millar de personas en el Vallés Occidental. Sin embargo, aquella tragedia también sembraría el germen de un equipo de fútbol. O más que eso. Un símbolo de la esperanza. El Juventud 25 de Septiembre, club de barrio, orgullo, inspiración, resistencia.
«Lo primero que dieron a los damnificados fueron casas fabricadas en madera. Luego tardaron unos dos años en levantar el barrio. Como homenaje a las víctimas, lo llamaron 25 de Septiembre. En 1968 nació el club de fútbol con el mismo nombre, gracias un grupo de chavales que sentían la inquietud del balón», relata Urtiaga a EL MUNDO, con un deje charnego inmune al paso del tiempo. A estas seis décadas desde aquella catástrofe hidrológica, desatada en menos de tres horas, cuando se registraron precipitaciones de más de 200 litros por metro cuadrado. La crecida de los ríos Llobregat y Besós arrasó las precarias viviendas instaladas en las rieras secas de Rubí, Terrassa, Montcada, Sabadell, Cornellá y Gavá.
Urtiaga ha ejercido en el Veinti como jugador, entrenador, coordinador de la cantera, directivo y presidente. De 1976 a 2010. Por eso no hay nada en su historia que se le escape. Desde la fundación, en un bar de Rubí llamado Los Cazadores, hasta hoy mismo. Porque Saúl, uno de sus nietos, forma parte del primer equipo, que compite en la Primera Catalana, séptimo escalón de nuestro fútbol. Con un presupuesto anual de 45.000 euros para la primera plantilla. Una suma, casi irrisoria, que emparenta con sus propios orígenes. «Al principio, los chicos recibieron el apoyo de quienes regentaban algún negocio, alguna tienda, lo que fuera. Ni siquiera disponían de un campo de juego, así que tenían que alquilar el de la UE Rubí», añade Urtiaga.
«nadie se ha sentido desplazado»
Eran tiempos de reconstrucción tras las inundaciones. La dictadura había regado Rubí con 50 millones de pesetas en concepto de indemnización y otros 250 millones en obras a fondo perdido. Cantidades fabulosas para la época. Mientras el aparato de propaganda pregonaba la visita del Caudillo a la zona, los viñedos dejaban paso a la metalurgia y la industria química. José compaginaba el fútbol con sus ocho horas en Cremalleras Relámpago. En aquella gran fábrica, reducida hoy a su mínima expresión, conoció a Ana, quien sigue siendo su esposa.
Para asombro de ella, empleaba muchos domingos haciendo por el Veinti lo que jamás se permitió en su propia casa. Lavadoras. Llenas de camisetas, pantalones y medias de sus futbolistas. A finales de los 70, el club ya contaba con su propio rectángulo de juego. «Se aprovecharon unos terrenos abandonados. De un estercolero hicimos un campo de tierra. Y era la envidia de nuestros rivales porque desaguaba mejor que ninguno». Ese carácter familiar dotó de una idiosicransia integradora al equipo, donde a juicio de Urtiaga «nadie se ha sentido desplazado». «Siempre hemos aportado algo para la formación de los niños. Y eso, tarde o temprano, te lo terminan devolviendo».
La fiesta del 25 de Septiembre, tras el ascenso a Primera Catalana.
Cuatro décadas después, el Veinti anda embarcado ahora en la reforma integral de su estadio. Cada mañana, Esteban Camino abre las instalaciones. A última hora, después de los entrenamientos, también echa la llave. Es conserje y director deportivo. Supervisa las obras y realiza labores de scouting. Tras abandonar su anterior trabajo, quiso establecerse a tiempo completo en el equipo de su vida. «Este es un club muy humilde, nacido en una barriada obrera. Al principio todos los jugadores procedían de las casas de aquí al lado y eso le otorgaba un carácter muy familiar. Ahora intentamos mantener ese vínculo participando en todos los eventos organizados por la asociación de vecinos». Y no sólo se trata de una paella popular el primer fin de semana de julio, fiesta mayor del barrio.
«Nuestros padres y abuelos nos contaron muchas historias y hoy nos sentimos muy identificados con Valencia»
Esteban Camino
Cada 25 de septiembre, una delegación del club se acerca a una plazoleta del barrio para el minuto de silencio y la ofrenda floral con la que Rubí homenajea a sus muertos. Jóvenes y mayores, representantes políticos, entidades locales. Todos aferrados a un sentimiento. «Recordar la rierada también es recordar la solidaridad y la resiliencia de la ciudad. Porque de aquellos hechos terribles, Rubí también supo aprender», proclamó en 2023 la alcaldesa Ana María Martínez (PSC). Si aquellas enseñanzas sirviesen hoy para Valencia...
«En el barrio hay consternación con los desastres de la DANA. Nuestros padres y abuelos nos contaron muchas historias y hoy nos sentimos muy identificados. Sobre todo, desde el pasado lunes, cuando nos saltaron las alarmas en los móviles, porque por aquí también estábamos en alerta roja. Afortunadamente, todo quedó en un susto», detalla Camino. En su Veinti, recién ascendido a Primera Catalana, no hay un minuto de tregua. Ni en la competición, ni en la cantera. «En un sitio como este, tan modesto, no puedes venir a lucirte ni a dártelas de nada, sino a trabajar», zanja Urtiaga.
El 25 de Septiembre, en una imagen de finales de los 70.
Antes de jugar con las inferiores de España y debutar con la absoluta de Ecuador, Diego Almeida dio allí sus primeros pasos como central. En su banquillo también se sentó Santi Fernández, campeón de la Superliga y la Copa de la Reina con el Espanyol (2006). «Aunque no se formase aquí no quiero olvidar el apoyo que nos brinda Víctor Sánchez», concluye sobre el ex volante perico, natural de Rubí y con 302 partidos en Primera.
La actual plantilla refleja la diversidad étnica de una ciudad de 80.000 habitantes, situada a apenas 20 kilómetros de Barcelona. Los apellidos españoles conviven con los senegaleses y marroquíes. «Tenemos que acoger a todo el mundo porque cuando alguien tiene una necesidad hay que ayudarlo», sostiene José, con la severidad de quien sufrió los rigores de la emigración. Urtiaga vive desde 1964 en el 25 de Septiembre. Su barrio, su club, su vida. «En mi escalera somos ocho vecinos y aún quedamos seis que llevamos allí desde el inicio. Las otras dos familias son de origen latinoamericano y marroquí. Gente maravillosa».
Y el 12 de noviembre, llegó el frío a Madrid. Seguramente a muchos más lugares de España, pero a Madrid, a Las Rozas, que está al norte de Madrid, más bien cerca de la sierra, llegó el frío. Mucho. Muchísimo. Y como resulta que en noviembre, sea el día que sea, a las siete de la tarde es de noche, ese cóctel, frío y noche, deslució un poco el homenaje que la Federación, a través de la selección absoluta, le hizo a las víctimas de la DANA en Valencia y Albacete. Alrededor de 300 personas se abrigaron como pudieron para ver el primer entrenamiento del equipo de Luis de la Fuente en Madrid (sólo hará dos, el otro es hoy).
Fran, un chaval de Las Rozas de unos 12-13 años, acompañado de sus amigos, trataba de entrar en calor a grito pelado . «¡Samu, Samu!». Samu es Samu, el futbolista del Oporto, la gran novedad de la lista, un armario empotrado que va camino de ser el delantero de la próxima década en la selección. Pero eso será otro día. La muchachada, acompañada por los padres más valientes, también enseñaba pancartas para Bryan Gil, y para Nico Williams, cómo no, que a falta de Lamine Yamal es el que más atrae a los jóvenes.
Morata es otro que despierta pasiones, de las buenas y de las malas, pero esta tarde no se ha unido al resto del grupo entrenar porque, según marca el protocolo FIFA, los entrenamientos posteriores a un golpe en la cabeza han de ser sin contacto para evitar otro golpe. Así que ha estado solo haciendo unos ejercicios con los preparadores físicos. Tras el percance del jueves pasado en un entrenamiento con el Milan, es preferible esperar. O bien hoy o mañana ya entrenará con el equipo.
«Jugamos por vosotros»
«¡La madre que me parió, qué frío!», se le escuchaba, entretanto, a un Guardia Civil, que estaba allí no para ver a la selección, sino trabajando, y claro, no es lo mismo. Todo, el Guardia Civil, los policías locales, el público y la selección, dejaron en el aire un duro minuto de silencio por las víctimas antes de comenzar la sesión. «Jugamos por vosotros», es el lema que ha encontrado la Federación, y con la que ha empapelado la Ciudad del Fútbol, para mostrar su apoyo a los damnificados por la catástrofe de hace 15 días. Todos los que ayer pisaron Las Rozas fueron conminados a hacer un BIZUM al 10687 para colaborar en las tareas de reconstrucción. El próximo domingo, en Tenerife, la selección volverá a abrir el entrenamiento para poder recaudar más fondos.
Aunque de donde de verdad saldrá el dinero para ayudar al fútbol valenciano será del Comité de Crisis que ha montado la propia Federación, como si fuera Yolanda Díaz, juntando a la patronal (LaLiga y Liga F) y a los sindicatos (AFE y Futpro). La primera reunión tuvo lugar ayer por la mañana en Las Rozas, y hechos los cálculos (37 instalaciones deportivas afectadas, 15 de ellas campos de fútbol devastados, más de 20.000 licencias y más de 20.000 partidos), se acordó pagar los gastos de desplazamiento y arbitrajes de los equipos afectados desde este fin de semana y, después, proceder a la reparación de todas esas instalaciones.
«Es que es una pena, y todo lo que se pueda hacer, bienvenido», concedía Almudena, la mamá de uno de los adolescentes que gritaban «¡Samu, Samu!», la encargada de traer a unos cuantos en su coche. Menos de una hora después de empezar, los jugadores se retiraron a sus aposentos, no sin antes firmar un montón de autógrafos y hacerse un montón de fotos.