En cinco años en la NFL, el running back acumuló 1.997 yardas
Alex Collins, en su etapa como running back de los Baltimore Ravens.Rick OsentoskiAP
Alex Collins, ex running back de Seahawks y Ravens, falleció este lunes a la edad de 28 años por causas que no han sido divulgadas.
“Con gran pesar, lamentamos el fallecimiento de Alex Collins. Alex siempre será recordado por la luz y el amor que trajo a tantas personas en su vida”, anunciaron los Ravens.
Baltimore informó de la muerte del jugador que iba acumplir 29 años el próximo 26 de agosto, aunque no compartió las causas.
Seattle Seahawks seleccionó a Collins en la quinta ronda del Draft de la NFL de 2016. De ahí pasó a Baltimore con los que tuvo su mejor temporada en 2017, en la que corrió para 973 yardas y seis touchdowns, antes de volver a Seattle.
El entrenador de los Ravens, John Harbaugh, también lamentó la pérdida del jugador: “Fue un placer estar cerca de Alex, alguien cuya luz brillaba intensamente. Siempre lo recordaré por ser un gran compañero de equipo que tenía un espíritu edificante que impactó a todos los que conoció”.
El actual mariscal de campo de Seattle, Geno Smith, quien jugó con Collins en los Seahawks, se unió a los mensajes: “La vida es tan loca… Vuela alto muchacho, hasta que nos volvamos a encontrar”.
El ex mariscal de campo de Seattle Sehawaks Russell Wilson se sumó a las condolencias con un mensaje a través de sus redes sociales: “Esto es para uno de mis compañeros favoritos. Trajiste alegría a cada grupo que compartimos. Sigue bailando en el cielo. Te amo y te extrañaré por siempre “.
Los Arkansas Razorbacks del fútbol colegial, en los que Collins brilló, compartieron el dolor por la partida del corredor.
“Estamos muy tristes por el repentino y trágico fallecimiento de Alex Collins. Era un Razorback legendario y una persona aún mejor. Su amor por los Razorbacks y el deseo de ser un Hog era innegable. Lo extrañaremos mucho. Nuestros pensamientos están con su familia y seres queridos durante este momento difícil”, lamentó la institución.
En cinco años en la NFL Collins acumuló 1.997 yardas.
Dos muertos, más de 550 detenidos, más de 700 incendios y más de 260 vehículos incendiados es el balance de las "celebraciones" de la victoria del Paris Saint-Germain en la Champions. El júbilo inicial dejó paso a disturbios y enfrentamientos con la policía en la capital y en varios puntos de Francia. Los sucesos han empañado la victoria y el desfile previsto inicialmente para el domingo por la tarde en los Campos Elíseos.
Los alrededores del Arco del Triunfo, acordonados por la policía, fueron uno de los "campos de batalla" a lo largo de la noche de sábado, junto a las inmediaciones del Parque de los Príncipes, donde 40.000 hinchas siguieron el partido en pantallas gigantes y tuvieron que ser dispersados por los antidisturbios con cañones de agua y gases lacrimógenos.
En Dax, en el País Vasco francés, un adolescente de 17 años murió apuñalado durante un tumulto. En París, el conductor de un patinete eléctrico falleció arrollado por un coche en las celebraciones callejeras. Más de 20 policías resultaron heridos en todo el país (uno de ellos estaba el domingo en coma inducido), entre acusaciones enfrentadas por la agresividad con la que las fuerzas del orden intentaron contener la avalancha.
Las drásticas medidas de seguridad incluyeron la prohibición de pantallas gigantes en el exterior y el "blindaje" de los Campos Elíseos. Los hinchas se estrellaron ocasionalmente contra las vallas de la policía y los muros de los antidisturbios. Ante la imposibilidad de una espacio "natural" para celebrar la victoria, la masa eufórica se trasladó durante la noche a puntos como la Bastilla y la plaza de la República.
El ministro de Interior, Bruno Retailleau, denunció "la presencia de bárbaros en las calles de París" incluso antes de que terminara el partido. Jordan Bardella, líder de la extrema derecha y presidente de Agrupación Nacional, arremetió contra la "gentuza" que aprovecha cada fiesta popular: "No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".
"Campeones, mi hermano", escribió en su cuenta de X el presidente Emmanuel Macron, que podría recibir a Luis Enrique y a su equipo en el Elíseo en las próximas horas. "Día de gloria para el PSG. Bravo, todos estamos orgullosos. París, capital de Europa esta noche".
"PSG, orgullo de nuestro país, alegría colectiva, inolvidable", escribió por su parte el primer ministro François Bayrou, que pidió inútilmente calma a la población: "Que la fiesta sea bella y que cada uno vele por la seguridad de todos. Pensad en las fuerzas del orden".
"¡Qué partido tan fantástico, qué mentalidad sobre el terreno de juego y qué felicidad para París!", se pronunció la alcaldesa Anne Hidalgo. "París está en el techo de Europa después de esta victoria magnífica", sentenció la ministra de Cultura Rachida Dati.
Desde lejos, Kylian Mbappé, que tantas veces se quedó a las puertas de Europa con su viejo club, extendió su enhorabuena a ex compañeros de equipo: "El gran día llegó por fin. Con la victoria y la manera de todo un club".
El presidente de la Liga de fútbol profesional, Vincent Labrune, celebró finalmente el triunfo como "una inmensa fiesta para el fútbol francés y una recompensa a la exigencia, el trabajo y la ambición de un club que durante más de un decenio ha rivalizado para estar entre las más grandes instituciones del fútbol europeo".
La pasión por Ferrari se percibe en cada rincón del circuito Gilles Villeneuve, el trazado que lleva el nombre de uno de los grandes pilotos en la historia de Maranello. Lejos de Italia, no hay otra sede del Mundial donde la Scuderia se sienta tan arropada. Este fin de semana, ese entusiasmo va a canalizarse, por vez primera, en torno a Lewis Hamilton, el piloto con mejor palmarés en el GP de Canadá. Siete victorias suma el británico, las mismas que Michael Schumacher. Y no termina ahí la cabalística, porque los tifosi saben que este año Montreal acoge, por 44ª vez en la historia, una carrera de F1. La cifra fetiche de Hamilton, con su eterno dorsal 44 recortado ahora sobre fondo rojo. Sin embargo, ni el fervor popular ni la magia de los números pueden enmascarar la coyuntura de Hamilton y Ferrari, inmersos en una calamitosa crisis de resultados.
Hace dos semanas, tras su sexto puesto en Montmeló, Hamilton reconoció haber protagonizado la "peor carrera" de su vida. El pasado jueves, los tres medios más influyentes de la prensa italiana desvelaron al alimón del hartazgo de la cúpula de Ferrari con Fred Vasseur, su team principal. Tres noticias que infectaron el ambiente durante la rueda de prensa oficial de la FIA. "No es bonito saber que este tipo de historias circulan por ahí. Acabo de empezar en un proyecto a largo plazo y no hay dudas sobre lo que estoy trabajando. Así que, por favor, dejad de inventaros cosas", replicó Hamilton, obviando lo que todos saben en el paddock. Las citadas informaciones de Corriere della Sera, Gazzetta dello Sport y Motorsport se construyeron gracias a filtraciones de la propia Scuderia.
A los 40 años, después de 105 victorias y 104 poles, Hamilton vive su peor momento en la F1. No sólo por su sexta posición en el Mundial, a 115 puntos de Oscar Piastri tras nueve carreras, ni por verse superado en el duelo particular ante Charles Leclerc, que le domina tanto los domingos (7-1) como en las sesiones clasificatorias (7-2). Lo más preocupante es su escasa motivación al volante del SF-25 y su nula adaptación al particular ecosistema de Ferrari. Después de toda una vida en Mercedes, donde manejaba a su antojo en compañía de Toto Wolff, Hamilton se siente hoy fuera de sitio en Maranello.
Disparidad de criterio
Los tifosi vienen siguiendo con estupefacción las constantes discusiones por radio entre Hamilton y Riccardo Adami, su ingeniero de pista. También la disparidad de criterio entre Sir Lewis y Vasseur respecto a los objetivos a corto plazo con un monoplaza que pierde cuatro décimas por vuelta frente a McLaren. En Ferrari aún escuece el no de Adrian Newey, a quien se daba por fichado, y la marcha de Enrico Cardile, también en dirección a Aston Martin.
A Hamilton se le nota superado, fuera y dentro del coche. Quiso rodearse de un entorno seguro, recuperando a dos de sus colaboradores de estricta confianza: Angela Cullen, su inseparable fisioterapeuta en Mercedes y Marc Hynes, el mánager de sus comienzos. Sin olvidar a Anthony, su padre, que acaba de recibir un cargo oficial dentro de la FIA o a Ella, su nueva jefa de prensa, reclutada desde Project 44, la fundación con la que potencia el papel de las mujeres negras en la F1. Sin embargo, nada todo se tambalea ahora su alrededor.
La debacle resulta proporcional a las expectativas generadas por el fichaje más importante en la historia reciente de la F1. Ni las llegadas de Alain Prost a Ferrari (1990), Ayrton Senna a Williams (1994) o Sebastian Vettel a Ferrari (2015) tuvieron tanta repercusión mediática. El pasado 20 enero, horas antes del debut de Hamilton en un test, el alcalde de Maranello pidió refuerzos policiales para garantizar la seguridad en Fiorano. Hace dos semanas, el heptacampeón admitió en Montmeló no haber aprendido "absolutamente nada" tras el triplete europeo (Imola, Mónaco, Barcelona). Durante las últimas vueltas del GP de España fue adelantado por el Sauber de Nico Hulkenberg. Cuando le preguntaron por sus planes para Montreal simplemente dijo: "Me voy a casa".
Hamilton, el jueves, durante la rueda de prensa oficial de la FIA.EFE
No se trata de un declive esporádico, sino de la confirmación de lo apuntado durante su última temporada con Mercedes, cuando fue superado por George Russell en carrera (15-9) y en qualy (19-5). Semejante bajón los sábados resultaba especialmente traumático. Aquel piloto que desataba todo su talento a una vuelta no logra una pole desde hace casi dos años (GP de Hungría 2023). Este curso ha caído dos veces en la Q2 (Imola y Miami) y su mejor resultado se reduce a una segunda fila (cuarto en Mónaco). Por no mencionar las nueve décimas que se dejó frente a la pole en Australia, Bahrein y Arabia Saudí.
De modo que este fin de semana, el horizonte se dibuja otra vez oscuro en Montreal. La pista donde no respetó un semáforo en el pit-lane para chocar contra Kimi Raikkonen (2008) y donde sufrió un accidente con Jenson Button, su compañero en McLaren (2011). Ayer, terminó octavo en la FP2, a 53 centésimas de la cabeza. Otra jornada aciaga para Ferrari, porque Leclerc había destrozado su monoplaza por la mañana contra el muro de la curva 4 y ni siquiera pudo participar en la sesión vespertina.
El circuito Gilles Villeneuve también fue escenario de la primera victoria de Hamilton en la F1 (2007), con 22 años y 154 días, el mismo domingo en el que Fernando Alonso fue adelantado por el Super Aguri de Takuma Sato. Hoy, el asturiano, tres años mayor, muestra cada fin de semana un rendimiento y una motivación muy superiores a su gran adversario.