Conde de Godó
Se impuso por 7-6 (5) y 6-4 después de un espectacular partido
La cuarta semifinal del año llegó por un camino escarpado. Carlos Alcaraz se vio exigido por un valiente Alejandro Davidovich, que perdió por 7-6 (5) y 6-4, en dos horas y 10 minutos, después de un duelo muy vivo. Será el murciano quien busque este sábado ante el vencedor del partido entre Francisco Cerúndolo y Daniel Evans seguir defendiendo el título conquistado en 2022 en Barcelona. Campeón en Indian Wells y en Buenos Aires, finalista en Río y semifinalista en Miami, el número dos del mundo salió airoso de un encuentro intenso, en el que no exhibió la autoridad de la que ha venido haciendo gala desde su estallido en el circuito.
Merece el debido reconocimiento Alejandro Davidovich, cuyo juego y actitud contribuyeron a un atractivo partido de tenis. El malagueño nunca le perdió la cara a la confrontación, en la que empezó cediendo su servicio. Es Davidovich uno de esos tenistas que sabe disfrutar de los grandes desafíos. Y lo era medirse en la central del Real Club de Tenis Barcelona, que no había pisado, al defensor del título, a un rival que, a diferencia de su duelo de octavos contra Roberto Bautista, esta vez se mostró más reconocible, aun cometiendo demasiados errores.
Davidovich devolvió el equilibrio al marcador con un extraordinario resto de revés sobre primer servicio, que suponía la igualada a tres. De nuevo, al igual que este miércoles, Alcaraz reaccionó de inmediato para volver a tomar el mando. Finalista en 2022 en el Masters 1000 de Montecarlo, donde sorprendió a Novak Djokovic, Davidovich se ha caído hasta el puesto 38º en el ránking al tropezar en esta edición de inicio sobre la tierra monegasca, pero no ha perdido la disposición y la alegría que le caracteriza.
Durísimo primer set
La confluencia de dos jóvenes que proponen y pueden buscar soluciones alternativas derivó en un espectáculo por momentos magnífico. El primer set se fue hasta la hora y cuarto, porque el malagueño volvió a reestablecer la igualdad y sólo perdió el pulso en un exagerado golpe de derecha que le costó el desempate.
Son muchas las experiencias por las que ha pasado ya Alcaraz, un campeón del Abierto de Estados Unidos con dos estancias en el número 1, el protagonista de la mayor revolución en este deporte desde que irrumpió Rafael Nadal. Ese bagaje pesó a la hora de definir el parcial. A ratos atropellado, Alcaraz se manejó mejor en el trance que acabó por decantar el set, como lo hizo en el tercer juego del segundo parcial, cuando levantó seis envites sobre su servicio.
Davidovich se dio el gusto de dilatar su presencia en la cancha, placer compartido por los aficionados. No sólo compitió en el marcador sino que planteó incluso una confrontación estética: si Alcaraz gasta maneras de prestidigitador, no iba a ser menos el campeón júnior de Wimbledon de 2017, que regaló una volea cortada de revés con billete de ida y vuelta a su propio lado de la cancha, como improvisado homenaje a la memoria de Manolo Santana. Ganó Alcaraz, no sin verse exigido por un rival ejemplar, que recibió el homenaje compartido de la grada.