El español optará al número uno del ranking el domingo frente a Medvedev tras deshacerse sin brillantez del italiano por 7-6 y 6-3
Tiene el número uno del ranking a un solo paso. De nuevo. Y si todo va de cara el domingo ante el ruso Daniil Medvedev, se anotará el tercer Masters 1.000 de su carrera, su primer Indian Wells, el “quinto grande” del circuito, con solo 19 años.Carlos Alcaraz sigue escribiendo su particular historia de grandeza a pasos agigantados. Apenas hay tiempo para digerir lo logrado. El sábado por la tarde se deshizo de un rival siempre complicado, Jannik Sinner, con menos drama del previsto en un partido feo y carente de ritmo. Poco importa. Está en su primera final del desierto californiano. Otro logro monumental, aunque ya no lo parezca.
El 7-6 y 6-3 con el que se acabó cerrando la semifinal frente al gigante italiano es un resultado engañoso. Alcaraz no estuvo del todo fino. Firmó su actuación menos vistosa en este torneo, sin los relámpagos característicos en pista hasta casi el final del encuentro. Pero supo hacer lo que Rafa Nadal dice que sólo logran los grandes: ganar incluso jugando mal. No se firman faenas redondas todas las tardes.
Partía Alcaraz como favorito. Es cierto que en el duelo particular entre ambos han caído dos victorias de cada lado, pero la última se la llevó el español, una batalla épica a cinco sets en cuartos de final que le sirvió para llevarse el US Open, su primer Grand Slam. Además, el italiano no ha pasado del número 9 del ranking, instalado en el puesto 13 actualmente, y de sus 7 títulos -los mismos que Alcaraz- ninguno es de envergadura. El de El Palmar ya tiene dos Masters 1.000 en el zurrón, a un paso del tercero el domingo.
Sinner era consciente de ello y comenzó a sentir la presión en el quinto juego sobre su servicio. Trató de buscar el ace incluso con el segundo saque, una estrategia de riesgo que terminó por costarle el break. Juan Carlos Ferrero, el entrenador del murciano, se dio cuenta de inmediato del bajón del rival y animó a su pupilo a aprovechar para poner tierra de por medio, incluso sin estar desplegando su mejor tenis.
Lo logró, pero fue un espejismo. El 4-2 se esfumó en unos minutos tras un parcial de 10-0 a favor del italiano de 21 años, en un choque lleno de altibajos y sin brillantez. Alcaraz firmó más errores no forzados en el primer set que en casi todo el resto del torneo: 23. Tan mal estaba jugando, con imprecisiones constantes, que entró en una fase de mera supervivencia para no regalar un parcial que minutos antes parecía encarrilado.
Tuvo que salvar una bola de set antes de forzar el tiebreak. Las sensaciones no mejoraron demasiado, manteniendo el tanteo a duras penas y engordando su ya abultada cuenta de errores no forzados y escasos golpes ganadores. Por suerte para el murciano, Sinner tampoco estaba teniendo su tarde, incómodo sobre la pista central de Indian Wells, y no pudo evitar que el español, a trancas y a barrancas, instalara el 7-6 en el marcador.
La ventaja parcial le ayudó a mejorar sensiblemente, tanto en tenis como en su lenguaje corporal, más bien sombrío hasta ese momento. Empezó a funcionar su primer servicio y a dominar más los puntos, buscando la profundidad y el ritmo que no tuvo en la primera hora de juego. Le entraban hasta las dejadas que le habían dado la espalda en el primer set. Bastó una sola pelota de ruptura para poner el 2-0 y la sensación de que ya no se le iba a escapar la ventaja.
Así fue. Una victoria trabajada en casi dos horas de juego que le abre las puertas de otro logro importante. El año pasado Nadal le apartó de la final tras una poderosa batalla en tres sets. Tiene pinta de que esta vez no se le escapa.