El español, tras recibir el trofeo que le acredita como líder de la ATP, debutará el miércoles ante Yoshihito Nishioka.
En su octava semana en el techo del mundo, Carlos Alcaraz recibió el reconocimiento oficial de la ATP, protocolo habitual en Paris-Bercy cuando se estrena un nuevo número 1 del mundo. El español apareció en la central acompañado por Andrea Gaudenzi, presidente de la ATP, para recibir la bola del mundo con la que se le distingue por tamaños méritos contraídos. “Saludos a todos”, se atrevíó a empezar en francés, antes de pasar al inglés. “Todo ha sucedido muy deprisa. Estoy muy feliz de compartir este trofeo con todos vosotros y de jugar aquí como número 1”, prosiguió.
Camiseta negra, pantalón largo blanco y la sonrisa casi perenne que le distingue. El más joven de la historia en asomarse a lo más alto, con 19 años. El ganador del Abierto de Estados Unidos, cuya conquista coincidió con el asalto a los cielos. El vigesimoctavo jugador que luce el dorsal más preciado desde que se creó el ránking allá por 1973.
Pruebas en una rodilla
Alcaraz, que se medirá este miércoles al japonés Yoshihito Nishioka, deberá pelar por defender su posición hasta el final de la temporada. Tiene a sólo 630 puntos a Rafael Nadal, que también estará en la capital francesa y a partir del día 13 en las ATP Finals de Turín, donde se dilucidará quién cierra el curso en cabeza.
Campeón en Río, Miami, Madrid y Barcelona, además de la espectacular victoria en Nueva York, el murciano podrá jugar en Paris-Bercy después de someterse a unas pruebas para comprobar el estado de su rodilla, que empezó a molestarle en la semifinal de Basilea perdida el sábado ante Felix Auger-Aliassime.