Alcaraz cae en una final épica en Cincinnati ante Djokovic

Alcaraz cae en una final épica en Cincinnati ante Djokovic

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El murciano tuvo una bola de partido, en un choque que rozó las cuatro horas y que se llevó el serbio por 5-7, 7-6 y 7-6, un mes después de perder en Wimbledon

Alcaraz, durante la final que disputó en Cincinnati contra DjokovicGetty

La semana de altibajos en su tenis quedó reflejada con crudeza en la final de Cincinnati. En un partido dramático que tuvo ganado, Carlos Alcaraz sucumbió ante un Novak Djokovic que parecía entregado mediado el segundo set, sofocado por el calor, sin piernas, sin argumentos. El murciano contó con break a favor y punto de partido, pero no supo rematar a su rival, que se llevó el choque en tres mangas (5-7, 7-6 y 7-6) y casi cuatro horas. Inesperadamente monumental.

El serbio llegará revitalizado al US Open que arranca en unos días tras apuntarse el Masters 1000 número 39 de su carrera, más que nadie. Suma además 95 títulos, superando en ese capítulo a Ivan Lendl y en victorias a Rafa Nadal, lesionado desde hace meses.

Alcaraz propició un drama innecesario. Tuvo su primer título en Ohio en el bolsillo, jugando bien y adaptándose mejor que su rival a las altas temperaturas. Sin embargo, una cadena de errores no forzados con 4-3 y servicio en el segundo set abrieron la puerta a su moribundo oponente, que vagaba por la pista con la sensación de andar buscando el final de su agonía.

Aún tuvo la oportunidad de rehacerse y soñar con la remontada, levantando un break en el set final y forzando un tiebreak donde su cuerpo ya no dio para más, exhausto y con aparentes calambres en las manos. Se queda así a las puertas del que hubiera sido su quinto Masters 1000, registrando su primera derrota en una final en esta clase de torneos.

“He intentado hacerlo lo mejor que he podido”, dijo al terminar. “Ha sido un partido muy apretado pero he aprendido mucho de un maestro como tú”, le dijo a Djokovic con lágrimas en los ojos. Poco importa la diferencia abismal de recorrido entre ambos, entre el que apenas acaba de comenzar su recorrido y el que ya ha hecho Historia con creces. Ha nacido un clásico en el tenis, aunque sea tardío.

El actual número uno del mundo salió muy serio y dispuesto a no ceder el primer set como en las dos rondas anteriores. Remontar contra Djokovic se antojaba una montaña mucho más difícil de escalar que contra el resto. Pero le pesaban las condiciones de la pista: mucho calor -sensación de 37 grados centígrados– y una velocidad de pelota muy superior a las de la tierra batida y la hierba, las dos superficies en las que hasta ahora se había batido con el vigente campeón de Australia.

Sentado en su banco, con una toalla cargada de hielo al cuello para combatir las altas temperaturas, se lo hizo notar a su entrenador, Juan Carlos Ferrero. Acto seguido se vio con tres pelotas de ruptura en contra que le costaron el sexto juego. El murciano reaccionó de inmediato para recuperar la igualdad y volver a llevar al serbio al límite en el undécimo de juego, donde convirtió la tercera pelota de ruptura que forzó (6-5). Ahora, el asfixiado por el calor era Djokovic, caminando como un alma sin pena de punto a punto y expuesto a la furia de los golpes del campeón de Wimbledon, que remató la faena de la primera manga con un revés demoledor.

El serbio se refugió en el vestuario para recuperarse del agobio momentáneo. No pareció surtir efecto. Parecía derrotado físicamente mucho antes del desenlace final. Cometió dos dobles faltas en el tercer juego que dejaban la contienda muy favorable para Alcaraz, con break arriba y sin inquietudes aparentes al servicio. El problema llegó cuando el murciano le dio aire. Cometió siete errores no forzados en los siguientes tres juegos que abrieron la puerta a una remontada en la que no creía nadie minutos antes.

Djokovic se plantó en el tiebreak con otro semblante mientras Alcaraz lamentaba no haber rematado al gigante cuando estaba dormido. Tuvo bola de partido que no convirtió y su rival se lo hizo pagar con un tercer set, el quinto de esta semana. Alcaraz no podía ocultar el cabreo.

La contienda se equilibró en el parcial definitivo, con mejores sensaciones para el serbio, que dispuso de cinco bolas de ruptura con 3-3 que terminó de convertir en ruta hacia un nuevo título, su tercero en Cincinnati. Faltaba, sin embargo, el penúltimo giro de guión. Alcaraz, que parecía abocado a entregar el partido, levantó cuatro bolas de partido para igualar a 5 juegos tras una secuencia maratoniana de puntos, una proeza que puso en pie al público, abonado al drama que estaban presenciando.

No cabía otro desenlace que un tiebreak final para un encuentro desquiciado a esas alturas. Alcaraz apenas podía sujetar la raqueta, con tirones en la mano derecha, resistiendo a duras penas en otro final de infarto. Ahí quedan otras casi cuatro horas de tenis tan intenso como insólito en muchos compases entre las dos mejores raquetas del mundo. Es muy posible que vuelvan a verse las caras en Nueva York.

kpd