Alberto Urraca, la bacteria desconocida que casi le mata y el deseo de volver a correr sin pies: “Lo recuerdo como un sueño”

Alberto Urraca, la bacteria desconocida que casi le mata y el deseo de volver a correr sin pies: "Lo recuerdo como un sueño"

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Hace dos años, una infección de origen incierto le provocó una sepsis, le tuvo 15 días en coma y perdió los dos pies. Hoy mantiene una campaña para conseguir unas prótesis deportivas.

Urraca posa para EL MUNDO días atrás.JAVIER BARBANCHO

“Todo empezó hace justo dos años. Pasé unos días con mal cuerpo, con fiebre muy alta, con mucha sed y fui al Hospital 12 de Octubre de Madrid, donde me dijeron que podía ser covid. Pero me hicieron la prueba y no lo era. Y con las horas empeoré, me debilité y acabé en la UCI. Estuve 15 días en coma inducido, padecí una sepsis, mis órganos vitales fallaron e incluso dijeron a mis familiares que se despidieran porque tenía pocas opciones de sobrevivir. Por suerte gracias a una máquina que se llama ECMO mi corazón siguió funcionando y con los antibióticos finalmente mejoré. Cuando desperté no me podía mover, no veía, no escuchaba, fue agobiante. Aún hoy lo recuerdo como un sueño, algo raro”, relata Alberto Urraca y las palabras se le amontonan. Habla rápido, tiene prisa. Quiere superar la parte más dura de la narración.

“Fui recuperando la conciencia y poco a poco me fueron contando lo ocurrido. Por el fallo multiorgánico, la sangre había dejado de circular por mis extremidades y se me habían necrosado manos y pies. Pudieron salvar las manos pese a perder algunas falanges, pero los pies era imposible. Me amputaron. Y tras 45 días en la UCI y 45 días en planta salí del hospital y empecé otra vida”, recuerda.

Urraca no sabe qué bacteria le noqueó ni dónde la cogió. El estudio que le hicieron acabó inconcluso. Lo único que sabe hoy es que tuvo “suerte”. “Al principio sentía mucha frustración, claro, no entendía por qué me había pasado lo que pasó, pero ahora pienso que podrían haberlo pillado mis hijos y hubiera sido peor”, reconoce con un objetivo en mente fácil y dificilísimo: “Quiero recuperar la normalidad”.

JAVIER BARBANCHO

Y a sus 36 años, la normalidad pasa por volver a andar, algo que está consiguiendo al mismo ritmo que aprende su hijo pequeño, de dos años. Pasa por volver a trabajar, ahora a media jornada como community manager de la empresa JustGame; el cuerpo no le permite recuperar su trabajo como técnico de la Concejalía de Juventud de Rivas, en Madrid. Y pasa por volver a correr. Porque Urraca, con tantos miles de aficionados, era un corredor popular y quiere serlo de nuevo. Y para ello pide ayuda.

“Sería el final del proceso”

“Con las prótesis actuales es imposible, no se puede. Ya me costó mucho aprender a andar porque me provocaban muchísimo dolor en los muñones y la rehabilitación es complicada. Ahora puedo caminar, incluso hacerlo deprisa, puedo subir algunas escaleras, pero no puedo impulsarme para correr, no tengo tobillo, me caigo si acelero mucho. El sueño es conseguir unas prótesis de correr, con palancas, y volver a trotar algún día. Sería como el final de un proceso que empecé al salir del hospital en silla de ruedas, con la necesidad de utilizar una grúa para levantarme, sin poder girarme siquiera, y ojalá acabe saliendo solo por Madrid Río”, desea Urraca, que sabe que no será fácil.

En primer lugar y más importante, por el dinero que cuestan unas prótesis especializadas. Los modelos deportivos ascienden a algo más de 15.000 euros y a través de la campaña de GoFundme que empezó hace unos meses el madrileño suma 6.600 euros, una cifra insuficiente. Con la ortopedia que le asesora y la empresa fabricante, Ottobock, está negociando una rebaja, pero aún le faltaría un empujón.

JAVIER BARBANCHO

Si lo consigue, igualmente después le quedará la adaptación. El encaje de las prótesis con los muñones suele ser complicado y el aprendizaje tampoco es fácil. A su favor, eso sí, los consejos de Desirée Vila, saltadora y velocista paralímpica con quien contactó a través de Instagram, y unas ganas locas de retomar su deporte de siempre.

“Tampoco quiero competir, mi objetivo no es llegar a los Juegos Paralímpicos. Antes de la infección, salía a correr una horita unas tres veces por semana y eso me daba la vida, me quitaba el estrés. Me encantaría volver a hacerlo. Simplemente eso. Luego ya si pudiera ponerme un dorsal… A veces veo carreras populares que antes corría por Rivas, o la San Silvestre, o la media maratón de Moratalaz, y lo pienso. Con eso estaría más que satisfecho”, finaliza Urraca que habla de los nervios de una salida, pero también de jugar al pilla-pilla con su hija mayor, de los trotes de los domingos por la mañana. De recuperar la afición que una bacteria, nadie sabe cuál, le arrebató.

kpd