El español se aprovechó de la retirada del hasta ahora líder de la general, el saudí Jazeed Al Rajhi, clavado tras volcar sobre las dunas
Sainz, durante la etapa de este jueves.Andrew EatonEFE
Carlos Sainz amansó las dunas de la primera parte de la etapa reina del Dakar, dividida en dos jornadas para recorrer más de 550 kilómetros sobre el Empty Quarter y que ya se cobró la primera víctima, el hasta ahora líder de la general, el saudí Jazeed Al Rajhi, retirado tras volcar sobre las dunas.
Sainz, al que le salió todo de cara este jueves, se puso líder virtual de la general tras ese abandono. A su excelsa conducción se le unieron la retirada de Al Rajhi y el mal inicio del vigente campeón y gran rival por el título, el catarí Nasser Al-Attiyah, que tuvo que abrir pista sobre el desierto y que se dejaba más de siete minutos pasados los primeros 50 kilómetros.
De hecho, en el campamento C, el último de los siete ubicados en el desierto por el que pasaron todos los ‘top ten’ de la carrera, Sainz sacaba 24 minutos y 26 segundos a Al-Attiyah, sexto, y 5 minutos y 29 segundos al sueco Mattias Ekström, que acabó segundo.
Los Audi dominaron en esta primera parte de la etapa, que se acortó por la falta de gasolina en las dunas. De hecho, Ekström se unió a la pugna por el Dakar, pues ya es segundo y está a 16 minutos del madrileño tras arrebatar la segunda plaza a Al-Attiyah, que terminó el día a unos 21 minutos de Sainz en la tabla general, aunque son provisionales, a falta de que este viernes acabe la etapa.
Así, los de Audi hicieron primero y segundo, y sólo el francés Sébastien Loeb estuvo cerca, a 5 minutos y 53 segundos, en esta etapa que recorre más de 550 kilómetros durante este jueves y este viernes por la zona más inhóspita del Empty Quarter, se retomará este viernes desde las 6.15 horas de la mañana, lo que terminará de desvelar la general tras la primera semana del Dakar 2024, que se cobró este jueves la retirada de Al Rajhi.
En el desierto de Arabia, Laia Sanz y su copiloto, Maurizio Gerini, se pasaron la madrugada del pasado sábado al domingo haciendo reparaciones en su Century CR6, remendando el chasis, arreglando piezas, para seguir adelante en el Dakar. En la primera etapa se habían topado con una piedra y habían recorrido 70 kilómetros sin navegación ni marchas, pero consiguieron llegar al campamento. En principio, estaban salvados. Con chapa y pintura podían continuar en el rally. Pero antes de que empezara la segunda etapa apareció un comisario de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y les envió para casa.
La barra de seguridad de su coche tenía una desviación de dos milímetros y eso, según la normativa del raid, suponía la descalificación. «Sufrimos mucho para poder reparar el coche, llegamos a la salida y nos quedamos fuera por dos milímetros. Obviamente duele», proclamó Sanz que, al mismo tiempo, asumió su adiós en pos de la seguridad: «En caso de vuelco no hubiera pasado también, pero también entiendo que la FIA no quiera asumir responsabilidades. Es un marrón».
La expulsión de Sanz en la primera etapa parecía el colmo de la desdicha, tan pronto que era, tan inflexiva la normativa, pero en realidad era sólo el inicio de una tendencia que ha marcado este Dakar. Carlos Sainz en la segunda etapa y Sebastian Loeb en la tercera, también fueron descalificados por daños en sus vehículos, lo que ha generado un debate en la carrera. ¿Aventura o seguridad?
Sainz abre el debate
Sin cambios específicos en la normativa, en la presente edición la FIA ha aumentado los controles para evitar que haya coches dañados por el desierto. El resultado: tres figuras del Dakar, eliminados de entrada. Después de lo ocurrido, algunos pilotos aseguraban que ahora vigilan más en los tramos rocosos para evitar golpes y desde las marcas se proclama que el año próximo no volverá a pasar la mismo: o la FIA modifica el reglamento o se harán estructuras más rígidas para que no haya abolladuras.
«Es un debate que debe abrirse», reclamaba Sainz después de ser eliminado de un Dakar en el que defendía el título. En su caso, un accidente en la primera jornada de la etapa 48 Horas provocó un «sutil» problema en la jaula antivuelcos de su Ford Raptor y los comisarios consideraron que así no podían correr. La normativa estipula que un fabricante puede reparar ese elemento y Ford aseguraba que podía hacerlo, pero la FIA no lo permitió.
Christophe EnaAP
«El equipo decía que era muy sencillo de arreglar, pero la FIA no ha querido tomar ningún riesgo. Debería haber sido más flexible, más teniendo la garantía de una marca como Ford. Hay que encontrar el equilibrio. Si miras el coche apenas se ve que la barra está doblada», comentó Sainz, que no valoró presentar una reclamación para seguir compitiendo. El margen de tiempo era inexistente y la FIA raramente rectifica en una de sus decisiones, más si tienen relación con la seguridad.
La lucha de Dacia
De hecho, Dacia, la marca de Loeb, apeló su descalificación y al mismo tiempo aceptó su retirada. Como Ford, consideraba que podía reparar los problemas del Sandrider y así lo expresó a la FIA, pero el piloto no pudo tomar a tiempo la salida de la siguiente etapa. Su reclamación era simbólica, más que otra cosa.
«Los cálculos para verificar el estado de la jaula de seguridad concluyen que aunque una sección está deformada, no afecta a la rigidez de la estructura y, por tanto, no afecta a la seguridad del vehículo», comunicaba la empresa francesa, que como medida especial pedía que Loeb se pudiera reincorporar a la prueba sin opción de luchar por la general, pero sí de vencer en las siguientes etapas. El Dakar cuenta en el nuevo Campeonato del mundo de rally-raid y allí Loeb sí podría luchar por el título. En todo caso, regrese o no el francés, la polémica seguirá viva en el desierto de Arabia.