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Rayo 0 Valencia 1
El gol de Sergi Canós activa al equipo de Baraja que, con diez jugadores por expulsión de Thierry, se sacude el dominio de los locales, que no aprovecharon sus opciones
Mirar al descenso con casi una decena de puntos de ventaja. Así sale el Valencia de Vallecas, con una victoria batallada ante un Rayo que no sabe ya qué hacer para ganar como local. Se acercó, lo buscó, pero se fue deshinchando hasta quedarse sin premio. [Narración y estadísticas. 0-1]
“Espera, espera, espera”. Es lo que gritaba Sergi Canós en el minuto 60 tras colocar de un derechazo al palo largo el gol valencianista en la escuadra de la portería de Dimitrievski. Demasiado tiempo sin buenas sensaciones después de haber peleado por estar en el equipo de su vida. Se pasó la pretemporada esperando la llamada del Valencia y pagó como precio una lesión que le ha impedido agradecer sobre el césped los brazos abiertos con que le recibió Mestalla. Su tanto fue una inyección de energía que el equipo, que encadenaba cinco jornadas sin ganar, supo administrar incluso con diez jugadores. Un signo de madurez más del equipo de Baraja, que sufrió para sostener el empate en la primera parte.
Las dinámicas de los dos equipos no invitaban a que fuera un duelo vistoso y no lo fue. Al Valencia le cuesta arañar lejos del calor de Mestalla y la afición del Rayo sólo ha visto a su equipo ganar al Alavés, y fue cuando iban al estadio en manga corta, el 15 de septiembre. Por eso Francisco forzó desde el inicio, inquietando con Raúl de Tomás y Camello y obligando al rival a tener que amoldarse a su exigencia.
El primer golpe lo salvó Mamardashvili, que se agigantó para sacarle un mano a mano a Isi Palazón en el minuto 10. Después fue Lejeune quien probó desde la frontal. La conexión a chispazos de De Frutos, Isi y Camello hizo arremangarse a los valencianistas y un tímido disparo de Diego López fue la única inquietud que tuvo el meta vallecano. Poca pelota, pocas ocasiones y ni un solo córner.
En la segunda mitad quiso el Rayo mantener su presión, pero fue cediendo y el Valencia oliendo esa debilidad. Probó primero Canós armando la pierna desde la banda derecha y obligando a Dimitrievski. El premio lo tuvo un minuto después apareciendo por el lateral contrario del área. Allí lo encontró Diego López y el castellonense, con infinitas ganas de reivindicarse, ni lo pensó. El gol era su forma de pedirle al valencianismo que le espere.
Deshizo Francisco su apuesta por los dos delanteros que más minutos acumulan sin ver puerta. Dejó a RdT pero mandó a Camello al banquillo para buscar la fuerza de Nteka. El Valencia se supo manejar ante la incertidumbre de los locales con Baraja respondiendo al órdago del entrenador vallecano. Hugo Duro cabeceó un córner que salvó Pathé Ciss y Lejeune atajó la carrera de Fran Pérez cuando encaraba puerta.
La duda era si el Valencia, que esta temporada ha perdido ventajas en un suspiro, aguantaría la presión de un Rayo que, pese al bloqueo emocional, iba a lanzarse sobre Mamardashvili. En uno de esos acelerones, Thierry frenó a Álvaro García en la misma línea de la frontal del área. Alberola Rojas mostró la amarilla pero el VAR le invitó a expulsarle con roja directa por ser último hombre, aunque existía la duda de que llegara Diakhaby. Los misterios del videoarbitraje que quizá desvelen, o no, sus conversaciones.
Agarrado a la épica y con continuas escaramuzas, no pudo el Rayo tumbar a un Valencia que suma los tres puntos que le saben muy rico.