Sporting Braga – Real Madrid (1-2)
Vinicius, estelar, asiste a Rodrygo y Bellingham para el pleno del Madrid en Champions. Djalo metió el miedo en el cuerpo a los blancos (1-2).
Ubicado en las ruinas de una antigua cantera de granito, el Municipal de Braga es una fusión entre la piedra de la montaña y el hormigón de la obra levantada para la Euro 2004. «Es difícil distinguir dónde acaba la piedra y dónde empieza el hormigón. Lo uno soporta lo otro», dice su arquitecto. Y el Madrid fue piedra y hormigón. Castigó la espalda de un Sporting tan valiente como inocente con un Vinicius estelar en los goles de Rodrygo y Bellingham. [Narración y estadísticas (1-2)]
Ancelotti no entiende este Madrid sin rotaciones y volvió a agitar su árbol. Sentó a Alaba, Mendy, Tchouaméni y Kroos, e iba a dar descanso también a Rodrygo, pero Joselu se encontró indispuesto durante la tarde. El italiano introdujo a Nacho, Fran, Camavinga y Modric, suplentes todos en el Pizjuán. No cambió su idea de juego. Cuatro centrocampistas, la voluntad de presionar la salida de balón rival y de buscar la espalda de la defensa en ataque a la mínima oportunidad. Y lo consiguió.
Para saber más
Cafeína para Rodrygo antes del clásico
El Sporting, un equipo valiente y con ganas de morder, fue quizás demasiado inocente en su bravura. Artur Jorge, su técnico, situó a sus cuatro defensas en una posición alta para intentar evitar el juego entre líneas del centro del campo y la delantera madridista, pero ofreció espacio a su espalda, donde Vinicius se hizo gigante explotando lo que mejor sabe hacer. Correr y ser vertical.
El gol de Rodrygo
Después de un primer cuarto de hora de cierta calma tensa, con el Braga dominando la posesión y el Madrid impreciso en las combinaciones, Nacho encontró a Vinicius a la espalda de uno de los centrales. El brasileño le ganó la carrera a Saatci, le aguantó, le regateó hacia la línea de fondo y encontró un pase perfecto a Rodrygo, que atacó el área pequeña. Llegó antes Niakate, pero el rebote lo pescó el brasileño para marcar por primera vez desde el 12 de agosto. Fin a una racha que preocupaba al atacante y daba dolor de cabeza en Valdebebas.
El gol dio tranquilidad a un Madrid que empezó a visualizar el clásico del sábado en su cabeza. Ancelotti probó con un plan defensivo de dos líneas de cuatro, con Bellingham acostado a la izquierda, quizás pensando en la necesaria ayuda defensiva a las arrancadas de Cancelo. Brilló y se vació el inglés, generoso siempre en el esfuerzo hacia su propia portería.
El Braga amenazó la portería de Kepa con centros laterales, la mayor debilidad merengue, pero apenas inquietó en estático a un Madrid bien plantado sobre la cantera de granito. Los blancos se hicieron con la posesión y jugaron a varios rondos hasta encontrar huecos a la espalda. Pudo marcar otro Rodrygo, pero su gol lo anuló el árbitro por fuera de juego de Vinicius en la arrancada. El ex del Flamengo fue el mejor de la primera parte y estuvo a punto de marcar tras un buen pase de Bellingham. Encontró el pico del área y buscó el palo izquierdo de Matheus, pero éste voló para evitar el 0-2. Vini, de nuevo, repitió oportunidad al sorprender con una carrera tras saque de banda de Carvajal, pero no atinó a enviar el balón a la red.
Los nervios al final
Tras el descanso, el Madrid se hizo con el control absoluto del partido. Aburrió a la hinchada local, silenciosa durante posesiones eternas, y encontró oro en el jugador del momento: Bellingham. El británico avisó primero con una volea que hizo volar a Matheus y puso el segundo de la noche al culminar un contraataque marca de la casa. Valverde encontró al hueco a Rodrygo, que aceleró hasta tener un pase fácil en horizontal a Vini. Se le fue largo, pero el ‘7’ reinició la jugada y asistió a Bellingham, que con un disparo suave, con el interior, tocó la red inferior izquierda del guardameta.
El tanto, que parecía la sentencia, durmió al Madrid y fue un pellizco para los locales. En la siguiente jugada, Djalo apareció a la espalda de Fran García y puso el 1-2 en el primer disparo a puerta de su equipo en todo el encuentro. Ancelotti no se lo podía creer. Ahí empezaron algunos minutos de agobio madridista, con el Braga volcado. Kepa salvó el empate ante Horta y Abel Ruiz tuvo el empate en el último suspiro mientras el Madrid perdonaba el tercero.
Nueve puntos en tres partidos de Champions y las molestias de Bellingham como única preocupación antes del clásico del sábado.