«No voy a dimitir». Hasta cinco veces pronunció esa frase Luis Rubiales ante el auditorio de la Asamblea General del fútbol español. El presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) cogió por sorpresa no sólo a toda la sociedad española, sino
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La andadura de España en la Nations League como campeón de Europa arranca con novedades. Luis de la Fuente mantiene el grueso del grupo que le llevó al título en Alemania pero ha recuperado a jugadores que ya han formado parte de anteriores convocatorias y ha echado mano de Óscar Mingueza y el valencianista Pepelu para debutar en la lista que se enfrentará a Serbia en Belgrado el próximo miércoles 5 y a Suiza en Ginebra el domingo 8.
La baja de Unai Simón en la portería la cubrirá el guardameta del Chelsea Robert Sánchez, que vuelve a la selección como también Pau Torres. De la Fuente ha dejado fuera a Nacho tras su fichaje por Al-Qadsiah saudí. La marcha a Arabia no ha pesado, como ya ocurrió con Laporte, para que Joselu vuelva a ser convocado.
Mingueza debuta en una citación por el extraordinario arranque de Liga y ante el adiós de Jesús Navas, que ya anunció en Alemania que serían sus últimos partidos con la camiseta nacional.
En la lista no falta Rodrigo, que ejercerá de capitán ante la ausencia por lesión de Morata. Aún no ha jugado con el City y será baja ante Serbia por la sanción que le impuso la UEFA tras de denuncia de Gibraltar por sus cánticos durante la celebración de la Eurocopa.
Fermín, con la Sub-21
No estará en estos partidos Mikel Merino ni Baena ni Fermín. El navarro recién aterrizado en Londres y el jugador del Villarreal tendrá descanso, pactado con su club, tras encadenar el campeonato de Europa por los Juegos Olímpicos. Esto le ha abierto la puerta a Aleix García, que cambió Girona por el Bayer Leverlussen, y al pivote del Valencia Pepelu, que llevaba varias ventanas en la prelista del seleccionador.
La ausencia de Fermín es llamativa porque si bien tampoco tuvo descanso en verano, no parará sino que se marcha con la Sub-21 de Santi Denia, que arranca la clasificación para el Europeo de 2025.
Al ataque regresa Yeremy Pino, uno de los jugadores en los que siempre ha confiado De la Fuente y que sufrió una lesión grave la pasada temporada.
Lista
Porteros: David Raya, Álex Remiro y Robert Sánchez.
Defensas: Carvajal, Mingueza, Le Normand, Vivian, Laporte, Pau Torres, Cucurella y Álex Grimaldo.
Lamine Yamal es genio, descaro y gol, todo lo que el Barça necesita para emocionar pero como rescatador necesita ayuda. Solo no puede sumar todos los puntos. Vuela el equipo en la Liga y soñó con que la temporada fuera así, un continuo ascenso hacia el sol sin que apareciera una sola nube... hasta que pisó la aristocracia Champions. [Narración y estadísticas (2-1)]
Hansi Flick había tocado la tecla para soltar el talento de jugadores atenazados por el dilema del peso del estilo. Les quitó las riendas, les dejó ser salvajes y brillaron incluso más de lo que nadie hubiera imaginado. Sin embargo, con un arranque de calendario cómodo en Liga, en la exigente Europa entró con el pie izquierdo. El Mónaco le cortó las alas en seco. Le bastaron diez minutos para bajar a los azulgranas a la tierra y descoserles casi por completo espoleados por la superioridad numérica. La expulsión por roja directa de Éric García casi sin romper a sudar fue la primera prueba de madurez del Barça alemán.
Flick dibujó un partido enfajando su once en la medular con el central reconvertido en centrocampista de contención junto a Casadó y empujando a Pedri asomarse al área ahora que Dani Olmo mira desde los palcos. Era la oportunidad del canario, que no aprovechó, y lo único que cambiaba en un Barça que sigue apretando a sus rivales en su campo, pero que sabía del gusto de su rival por emplearse de la misma manera. A la carrera.
Como ante el PSG en Montjuïc
Así encontró el Mónaco la primera ocasión del partido en el minuto 7 cuando Ben Seghir se escapó por la orilla y probó a Ter Stegen. La siguiente decisión del guardameta alemán la pagó cara el Barça. Sus dudas en la salida de balón por la presión monegasca obligaron a Éric a reaccionar en el borde del área para frenar a Minamino y provocaron que el colegiado Lindhout no tuviera ninguna duda de que el japonés encaraba portería. Otra inferioridad que ponía cuesta arriba el camino en Champions, como hace unos meses ante el PSG en Montjuïc. Otra vez la competición se amargaba.
Pudo paliar ese regusto Raphinha pero se durmió para rematar una asistencia de Lewandowski tras una contra dirigida por Pedri. El Mónaco olió la sangre y se lanzó al área de Ter Stegen. No pudo Embolo batirle, pero encontró el joven Akliouche un pasillo en la orilla izquierda de su área que aprovechó para recortar a Balde y a Pedri, que le siguieron con la mirada, hacerse hueco y ajustar su zurdazo al palo.
Fueron momentos de apretar los dientes para que no se desatara un vendaval. El gigantón suizo Embolo retaba a Iñigo Martínez, suerte que casi siempre en fuera de juego, pero alguna enganchó entre los tres palos. Parecía cuestión de tiempo que el Mónaco hurgara para hacer más grande el descosido. No ocurrió porque así lo quiso Lamine Yamal.
El Barça tiene un futbolista que espanta los nubarrones y que, como buen adolescente, no piensa piensa en las consecuencias, sólo vive y juega. Por eso no dudó en retar a Akliouche y sacar de su pierna izquierda otro cañonazo ajustado al palo ante el que no pudo reaccionar Köhn. Lo había lanzado Casadó a la espalda de Singo para retar a Salisu, batirle y convertirse en el segundo jugador del Barça más joven en marcar en Champions. No hay temor a encomendarse a él.
Crecieron los blaugranas con el oxígeno que le proporcionó el empate, al que el Mónaco quiso responder a balón parado, pero fue Balde quien erró la ocasión de darle la vuelta al marcador antes de enfilar el túnel de vestuarios.
A la espalda de Iñigo
Reestructuró Flick en en el descanso el plan de partido y el Barça volvió despojado de presión, tanto que complicó a un Mónaco valiente en ataque pero con sus propios demonios en defensa. Eso sí, Ter Stegen, que no estaba en su mejor noche, tuvo la orden de no arriesgar y sus golpeos se convirtieron en un arma de ataque. Raphinha empezó a aparecer sin llegar a aprovecharse de las asistencias en carrera de Lamine o de un centro de Koundé que no pudo rebañar.
Proponía el Barça sin dejar de mirar de reojo a su espalda porque Adi Hütter ya buscaba poner en el campo pulmón y velocidad. El disparo de Vanderson hizo volar a Ter Stegen y Minamino mandó la pelota a acariciar el larguero.
Como el Barça no hincaba la rodilla y Lamine se convertía en una amenaza constante, el técnico monegasco optó por doblar el lateral para desesperarlo. Antes de que se pudiera evaluar su apuesta ya había conseguido el premio en una pelota larguísima de Vanderson a la espalda de Iñigo Martínez que se acomodó a la carrera Ilenikhena para encarar y batir la meta azulgrana. De ese golpe ya no se alzó a pesar de que el VAR le libró de un penalti.
«Entendemos la frustración». Lo repitió Kieran Trippier varias veces después del decepcionante empate de Inglaterra ante Eslovenia. Ningún aficionado se explica cómo una selección que tiene en Alemania a jugadores que han marcado 186 goles esta temporada acaba ganando sólo un partido en la fase de grupos de la Eurocopa y marcando dos tantos. Las estadísticas apuntan a una razón: la lentitud con la que arman sus ataques. Si en la Premier los jugadores de Southgate son liebres en sus equipos, en esta Eurocopa con la camiseta de los Three Lions son tortugas.
«Hemos tenido el 70% de la posesión», recordaba el seleccionador al término del partido, pocos minutos después de que sus aficionados le mostraran su enfado desde la grada, e incluso le lanzaran cervezas, ante la pobre imagen que está dando Inglaterra.
Con ese porcentaje de posesión, se esfuerza en mover el balón de manera paciente, pero no acelera conforme se va acercando al área, lo que convierte su dominio en estéril y se lo pone fácil a los rivales que les esperan ordenados. Algún destello de Saka, apenas unas carreras de Phil Foden y poco más ha servido para tratar de acelerar al equipo más cerca del portero.
Ningún equipo de esta Eurocopa mantiene un ataque tan lento, según los datos de métrica recogidos. Inglaterra avanza hacia campo contrario a una velocidad de 1,24 metros por segundo, el peor índice del campeonato e incluso por debajo del equipo más lento de la Premier la pasada temporada, que fue el Manchester City. Ahora bien, los hombres de Guardiola meten una marcha más en el último tercio del campo. Esto es lo que intentan hacer España, que se mueve a 1,49 metros por segundo, Alemania o Portugal, que lo hacen a 1,47. Son equipos que quieren mandar en el juego y generar los espacios con paciencia, pero mucho más eficaces que Inglaterra. El top de los equipos más rápidos en ataque está Croacia (1,69), ya eliminada, Suiza (1,68) y Dinamarca o Francia (1,66). Su estilo es mucho más vertical que lo mostrado por los ingleses.
Atasco en goles
La diferencia de los pross con el resto es la soledad de Harry Kane en el ataque. El equipo no da un paso adelante para aproximarse al área. Ni por bandas, donde sólo Saka lo intenta, ni por el centro, porque ni Rice ni Callagher o Alexander-Arnold estiran al equipo ni Foden.
No hay extremos que corran con la pelota o sin ella para forzar una aceleración que deshaga los duelos. Por eso, la crítica a Southgate de los analistas británicos, y de algunos ex jugadores como Alan Shearer, es que la posesión sólo le está sirviendo a Inglaterra como arma de defensa en el peor grupo de la Eurocopa en balance ofensivo, donde sólo ha habido una victoria y siete goles.
Necesitan mejorar mucho los ingleses para el cruce de octavos. Los primeros días lo harán sin Phil Foden. La Federación Inglesa informó en la tarde de ayer que el extremo había abandonado la concentración de manera urgente por un asunto familia. Según la BBC, ese asunto es que va a nacer su tercer hijo.