Por detrás de Max Verstappen, que estuvo más cerca que nunca, el español firma un adelantamiento para el recuerdo ante su mayor rival histórico.
Llegará mañana y alguien se preguntará quién fue el mejor. Lewis Hamilton cuenta con siete Mundiales de Fórmula 1, Fernando Alonso con dos y es probable que ambos se retiren con esos números. Cómo defender al español en ese duelo de leyendas entonces. Su candidatura parece imposible ante una estadística tan elemental, tan histórica, tan clara. Pero entre muchas otras cosas en el bando de Alonso quedarán dos adelantamientos de este año, en marzo en Bahréin y este domingo en Montreal, para esgrimir como arma. Al menos nadie podrá negar un argumento: el crepúsculo del español es el más luminoso de la historia. A sus 41 años, Alonso volvió a superar a Hamilton, de 38, en una acción de habilidad, con monoplazas parecidos, sin estrategias mediante.
En la vuelta 22 de las 70 planeadas en Canadá, el español dibujó un adelantamiento para el recuerdo en la última chicane del circuito canadiense. Al final de la recta se enganchó a Hamilton, le superó por dentro en tan lentísimas curvas y logró frenar su Aston Martin delante de manera milagrosa. Antes había fallado en la salida, cediendo su segunda plaza al británico, y había estado a centímetros de superarle en el primer paso por el garaje. Después, con el segundo paso por boxes, aguantó el ritmo de Hamilton hasta dejarle tres segundos por detrás en meta. Por segunda vez esta temporada, acabó segundo. Por sexta vez este curso, terminó encima del podio. Un éxito más para Alonso que pudo ser incluso mayor, el mayor posible.
Verstappen, más cerca
“Quiero ganar la carrera, tío”, reconocía el líder de Aston Martin a su ingeniero de pista a falta de 20 vueltas para el final. No era el deseo de un iluso. Para nada era una utopía. Durante algunas vueltas, el indudable Max Verstappen estuvo en duda. Durante algunas vueltas, Alonso disfrutó de una opción real de victoria en Montreal. Esta vez no fue la lluvia de Mónaco, no fueron las características del circuito y ni tan siquiera fue un error de Verstappen: pudo ganar o al menos intentarlo. Con cinco segundos de desventaja sobre el holandés, Alonso se lanzó al ataque y le recortó varias décimas, pero en ese momento su monoplaza le falló. En la última chicane, allí donde había hecho arte ante Hamilton, se pasó de largo. En esa conversación con su ingeniero, el español pedía permiso para estrujar los frenos y ése permiso nunca llegó.
Al acabar la carrera, por la radio de Alonso se escuchó un lamento: “Sin ese problema nos podríamos haber acercado a Max”. Aunque ni el piloto ni el equipo ofrecieron detalles, en cierto momento los frenos del Aston Martin se sobrecalentaron y el piloto estuvo obligado a controlar. Pese a ello el segundo puesto fue suficiente para mantener la evolución de esta temporada. Desde aquel estreno en Bahrein que ya sufrió Hamilton, Alonso se aproxima, se aproxima y se aproxima a la victoria número 33 de su carrera y su equipo le ayuda con nuevas piezas como las instaladas este fin de semana. La decepción de Montmeló, donde los dos pilotos de Mercedes fueron más veloces, se quedó en un susto. El triunfo llegará si se despista Verstappen o incluso si no lo hace.
La remontada de Ferrari
Detrás tampoco amenaza nadie. En Montreal se confirmaron los problemas, los muchos problemas, que sobrevuelan a muchos de aquellos pilotos que deberían optar a los podios que disfruta Alonso. Por un lado, ‘Checo’ Pérez se sumergió en la crisis que lo ha apartado de la batalla por el título y por el otro, los Ferrari disfrutaron de una realidad que es más bien preocupante. Después de unas primeras carreras en las que el mexicano parecía un aspirante al Mundial, otro Red Bull que dominaba, un piloto portentoso, en Canadá quedó claro que no está a la altura de Verstappen y que sufrirá por llevarse el subcampeonato ante Alonso. Desde su duodécima posición en la parrilla pudo remontar hasta terminar sexto, pero fue mérito de la estrategia, nunca se mostró superior al resto.
Algo parecido le pasó a Ferrari. El cuarto puesto de Charles Leclerc y el quinto de Carlos Sainz serán motivo de celebración en Maranello -salían décimo y undécimo-, pero qué dirá el futuro. La buena gestión de los ingenieros del único safety car en la carrera de Canadá no puede tapar que los dos pilotos del equipo estuvieron varias vueltas atascados en el pelotón y sufrieron para abrirse camino.
