Dreamland Gran Canaria 81 Real Madrid 89
Los blancos, liderados por Tavares, Musa y Sergio Rodríguez, derrotan al Gran Canaria y se las verán con el Joventut
Desde aquella noche de Belgrado, un mayo para viajar a la Luna. Desde aquella victoria agónica ante el Partizan, a la que seguirían otro puñado de agonías más hasta la Undécima, un Real Madrid disparado. En Gran Canaria, cómo no, cerró mayo con otro triunfo, el undécimo del mes, el que le da acceso a las semifinales de la Liga Endesa por la vía rápida. Allí aguarda el Joventut, que dio la campanada y le quitó del camino a un Baskonia con el que no hubiera gozado de factor cancha. [81-89: Narración y estadísticas]
El campeón de la Eurocup volvió a sucumbir ante los blancos, por tercera vez en este mayo loco, por segunda consecutiva. Esta vez vendió su piel más cara que en el WiZink, pero no le valió para mantenerse vivo en la serie. Musa había sido un tormento y Sergio Rodríguez y Llull acabaron decidiendo, quién si no.
La primera parte fue un bonito tobogán. Parciales por aquí y por allá. Los de Jaka Lakovic se sobrepusieron a los primeros intentos de fuga de los visitantes con un 11-0 aprovechando el descanso de Tavares (Poirier sigue siendo baja). Pero pronto contestó el Madrid con la irrupción de Llull. A Hezonja le dio tiempo de sobra en 3,7 segundos para recorrerse toda la cancha y cerrar la primera parte con un imponente coast to coast (37-39).
Los triples del Chacho
El tercer acto iba a resultar clave. De nuevo porque los parciales del Madrid eran demasiado para la esforzada resistencia amarilla. Logró ponerse por delante el Granca (54-53) y Musa, que ya era un ciclón ofensivo, disparó a matar. Un 2-14 coronado con un triplazo del Chacho sobre la bocina (ocho metros, tras robo), que sonó como un mazazo. A la vuelta, otros tres triples más de Sergio Rodríguez -encadenó 13 puntos de carrerilla-, otro de los que ha renacido increíblemente en mayo, fue más sentencia todavía (61-77).
O eso parecía, porque el Gran Canaria se revolvió con el enésimo parcial para morir con la cabeza bien alta, para despedir con honor una temporada que, pese a la eliminación, ha sido histórica para el club claretiano con el primer título europeo de su historia y un billete para la Euroliga. Un impresionante 18-2 inaugurado por Nikolic, la última incorporación (por el lesionado Bassas) y coronado por un triple de Slaughter y otro de Miki Salvó. Lo tuvo que parar Chus Mateo, pulsar F5 y encarar la recta de meta de forma adecuada. Ahí aparecieron los nervios y los errores. Y Llull. Sin canastas milagrosas esta vez, pero con el temple de los ganadores.