El jugador aseguró en ‘The Athletic’ que el último año de su carrera será con él. “Donde quiera que esté Bronny, ahí estaré. Haré lo que haga falta para jugar con él. Ahí lo importante ya no será el dinero”.
En un momento de su discurso de entrada en el Salón de la Fama, mientras pasaba por penúltima vez facturas que guarda desde hace décadas, Michael Jordan hizo un alto para dirigirse a sus tres hijos mayores. “No me gustaría estar en vuestra piel por todas esas expectativas con las que os toca lidiar”. Imagina que tu padre es LeBron James, que compartes nombre con él, y que quieres dedicarte al baloncesto. Imagina ahora que tu padre, leyenda en activo, lleva años declarando a los cuatro vientos que el mayor logro de su carrera sería compartir equipo contigo en la NBA. Bienvenido a la vida de Bronny James.
LeBron verbalizó este sueño en 2018, en vísperas de sus octavas Finales seguidas de la NBA. La declaración chocaba con la confidencia que había hecho meses antes, cuando admitió que se arrepentía de haberle puesto su nombre al chaval. “Cuando era pequeño yo no tuve padre. Yo no quería darle solo mi nombre, sino hacer por él todo lo que ese hombre no hizo por mí”. Hacerse responsable del chico como no lo había sido su padre. Era 2004, aún no había empezado su segunda temporada en la NBA, y no podía saber el peso que le haría cargar.
LeBron James Jr. cambió su nombre por Bronny cuando comenzó el instituto. Es lo más que puede alejarse de la sombra de su padre, de forjar una identidad que venía marcada de antemano. No había otra razón para que las mejores universidades del país quisieran ficharlo con 11 años, para que Amazon haga un documental de su paso por el instituto, o para tener más de seis millones de seguidores en Instagram con solo 18 publicaciones. Su carrera se escribe a cuatro manos.
De hecho, hace unos meses, LeBron James ató su futuro al de su hijo, y aseguró en ‘The Athletic’ que el último año de su carrera será con él. “Donde quiera que esté Bronny, ahí estaré. Haré lo que haga falta para jugar con él. Ahí lo importante ya no será el dinero”. LeBron ya acompasa su carrera al futuro de su hijo: este verano amplió un año más su contrato con Los Angeles Lakers, pero podrá ser agente libre en 2024. El primer año que Bronny podría entrar en la NBA.
¿Pero quién es Bronny?
El volumen alrededor de Bronny James ha vuelto a subir antes de su último año en el instituto. El mes pasado, ‘Sports Illustrated’ publicó un reportaje de LeBron con sus dos hijos varones. La estrella de los Lakers llevaba una camiseta estampada con la portada de la revista que inició el mito en 2002, cuando él mismo era adolescente -‘The Chosen One’- y subía la apuesta: no descarta siquiera jugar con el más pequeño, Bryce, de 15.
Una semana más tarde, Bronny publicaba en Instagram unas fotos con la equipación de Ohio State, la universidad en la que habría jugado su padre de no haber dado el salto a la NBA. Bronny advertía de que no estaba anunciando su fichaje. Que solo era un juego. Solo ruido.
Coincide también con un momento en que la NBA y el sindicato de jugadores negocian rebajar la edad de entrada a los 18 años, como era hasta 2005, aunque en los últimos días han recordado que, por pronto que llegue, ya no dará tiempo a que la norma entre en vigor antes del draft de 2023. El primero al que habría podido presentarse Bronny. ¿Pero es tan bueno como para presentarse tan pronto?
La respuesta corta es que no. La más larga admite algún pero. Los especialistas sitúan a Bronny James entre los 40 mejores jugadores de su generación. Hablan de un base “con buena mano y un pasador fantástico”, un buen defensor con un físico muy notable (cosa de los genes). Como mínimo tiene madera para ser jugador profesional. Queda por ver a qué lado del charco, aunque ser hijo de LeBron le ponga un pie en la puerta de la NBA.
Un logro sin precedente
Los Golden State Warriors ganaron las últimas Finales con cuatro hijos de exjugadores en plantilla. Stephen Curry (Dell), Klay Thompson (Mychal), Andrew Wiggins (Mitchell) y Gary Payton II. Las sagas familiares son cada vez más comunes en la NBA, pero hasta ahora nunca han coincidido sobre una pista. Sería el último capítulo del legado de LeBron James. El primero en la carrera de Bronny.
Cómo (y cuándo) llegue dependerá también del camino que elija a partir de la próxima temporada. Desde el año pasado, la NCAA (el organismo que rige el deporte universitario en Estados Unidos) permite al fin que sus atletas exploten sus derechos de imagen, una década con la que intentarán poner fin a décadas de sobornos y pagos bajo cuerda. Los expertos consultados por ‘Sports Illustrated’ calculan que, solo con patrocinios, Bronny James podría ganar hasta seis millones de dólares.
La otra ruta es la G-League, la liga de desarrollo de la NBA, que desde 2020 cuenta con un equipo exclusivo para formar a jugadores recién salidos del instituto, y con un sueldo inimaginable en Europa o Australia -los mejores alcanzan el millón-.
Es la próxima decisión que deberá tomar Bronny James, atrapado en esas expectativas que aviva su padre. LeBron, que en unos meses superará a Kareem Abdul-Jabbar como máximo anotador histórico de la NBA, que ha ganado cuatro anillos y dos oros olímpicos, insiste: su mayor logro sería compartir equipo en la NBA con su hijo.