Una familia de Ramales, en Cantabria, subasta por internet una Pinarello original del cinco veces ganador de la ronda gala. Las pujas acabarán el domingo y ya van por 39.000
“Yo trabajaba precisamente en Banesto, en la oficina de mi pueblo, de Ramales, en Cantabria, y un día me llamaron de Madrid. ‘Oiga que le ha tocado la bicicleta de Indurain a uno de sus clientes y debe usted entregársela’, me dicen. Pregunto por el nombre del cliente y resulta que era mi padre. Desde entonces entre todos la hemos guardado como la joya que es”, explica Domingo Galarreta sobre cómo consiguió su bien más preciado, una de las bicicletas Pinarello con las que Miguel Indurain ganó en 1994 su cuarto Tour de Francia. Estos días, hasta el domingo a las 19.00 horas, en una subasta online en la web CataWiki que ya va por los 39.000 euros se decide por cuánto la perderá, a su pesar, pese al beneficio económico.
“Realmente la bici es de mi padre, pero tiene 92 años, y entre toda la familia decidimos que era un buen momento para venderla. En los últimos tiempos ya no sabíamos qué hacer con ella, nos angustiaba que alguien se la llevara y la pusimos en un trastero con seguridad. Me da pena, pero lo mejor es que la compre alguien y la exponga donde quiera”, comenta Galarreta, viral, de alguna manera.
En los foros ciclistas la subasta se ha convertido en un fenómeno que se sigue con expectación, con la cifra final como máximo interés. Según el experto de la plataforma CataWiki la venta podría alcanzar los 75.000 euros, pero los precedentes prueban que esa cantidad podría quedarse pequeña. Hace un par de años en Ebay se pedían 150.000 euros por una de las Espada de contrarreloj del propio Indurain y hace unos meses Tadej Pogacar vendió 116 réplicas de la Colnago con la que ganó el Tour de 2020 por más de 25.000 euros. Cierto es que éstas contaban con la última tecnología, que pueden utilizarse para competir, pero el valor histórico de la Pinarello de Indurain es mucho mayor. Por ser una bicicleta original, no réplica, y por haberse sido usada durante la prueba francesa.
“Tengo los papeles del sorteo de Banesto de 1994, pero por si eso no sirvieran hace unos meses me puse en contacto con Pinarello. Me pidieron fotos, sobre todo de detalles, y el número de bastidor que estaba debajo de la caja del pedalier. Y me contestaron rápido: ‘No hay duda de que se trata de una bicicleta original, hecha para Miguel ‘Miguelón’ Indurain. ¡Enhorabuena!'”, relata Galarreta, ciclista aficionado y con historial en la familia. Su hermano Carlos fue profesional entre 1990 y 1995, de equipos como el Lotus-Festina, y llegó a ganar una Vuelta a Murcia precisamente con Indurain en tercer puesto.
- ¿Nunca tuvo la tentación de salir a rodar con la bicicleta de Indurain?
- No, no. Sabía que era una joya y que había que cuidarla. Además, Miguel era muy grande, la bici es enorme, una 57 creo. Sabía que algún día podría valer un dinero. De hecho hace unos años me hicieron una oferta, por 15.000 euros, y dije que no.
Al contrario que ahora, que las bicicletas ganadoras del Tour de Francia suelen ir directamente a museos o colecciones privadas, antes su destino era incierto. Del resto de bicicletas que usó Indurain en sus éxitos en la ronda gala sólo se sabe que regaló una Razesa de su primera victoria, en 1991, al Rey Juan Carlos I, y que donó una Pinarello de su segunda victoria, en 1992, a una rifa benéfica para restaurar la Iglesia San Juan, en Cabra, Córdoba. En museos, como el Museo del Deporte o el Museo Rafa Nadal, se exhiben Espada, pero no Pinarello originales de sus últimos cuatro Tour. “Ésta tiene roces en las calas, pequeños desconches debajo del cuadro, los platos están algo desgastados… se nota que ha sido utilizada. Incluso tiene el cuentakilómetros que utilizaba Miguel”, descubre Galarreta, también intrigado por qué ocurrirá con su subasta.
En cuanto contactó con la web CataWiki y los expertos revisaron la bicicleta empezó una aventura que no se esperaba. Hace unos días, de hecho, tuvo que llevar la bicicleta a París para formar parte de una exhibición de 100 artículos de lujo para coleccionistas, junto a cuadros, relojes…
“Ya nos ves a mi hijo David y a mí por el metro de París con la bicicleta. Me ha sorprendido la expectación que se está creando. Hemos recibido pujas del extranjero, hay gente que me dice que incluso hay deportistas en activo interesados en pujar… A ver cómo acaba. Sólo espero que quien la compre la cuide bien y que, con un poco de suerte, la enseñe al público, a los amantes del ciclismo”, finaliza Galarreta.