Campeonato de Europa de pista cubierta
Fue cuarto en el 400, igual que Esther Guerrero en el 1.500, donde hizo mejor marca personal. Mechaal, Llopis, Ben, Ibarzabal… opciones para la jornada final
El cielo de las medallas tendrá que esperar al domingo. Todo a una última carta en la jornada postrera. “Rien ne va plus”. Ni el posible Óscar Husillos (400 metros), ni las menos probables Esther Guerrero y Águeda Marqués (1.500), únicos finalistas el sábado, pudieron abrir el cofre de los metales preciosos. Husillos y Guerrero, cuartos, probaron el amargo sabor del chocolate, material del que, según Carmen Valero, está hecho el cuarto puesto. Marqués fue séptima. Las chicas se comportaron. Hicieron marca personal. Guerrero, 4:04.86. Marqués, 4:08.72. Laura Muir (4:03.40) se mostró intratable.
A Husillos se le facilitaron las cosas con la ausencia de uno de sus rivales. Quedaban cinco hombres para tres recompensas. Óscar iba por la calle dos. No es la mejor, pero tampoco la peor. Sonó el disparo. Partieron los aspirantes. Karsten Warholm ocupó la cuerda tras pasar a la calle libre. Óscar no iba ni bien ni mal. O sea, iba regular. Eso podía significar una medalla (plata o bronce) o un cuarto puesto (el quinto parecía, afortunadamente, descartado). Fue cuarto y, vaya por Dios, con una de sus escasas marcas por encima de los 46 segundos (46.24). Acusó la fatiga de tantas carreras en tan poco tiempo. En su descargo hay que decir que
también Warholm estaba cansado y casi le sorprende el belga Julien Watrin (45.44). Pero, incluso fatigado hasta arrojarse, sorprendido y apurado, contra la meta y besar el suelo, el noruego es un prodigio y ganó con un gran registro: 45.35.
Husillos, defensor del título, soportaba una responsabilidad individual y otra colectiva. La primera, inherente a su condición de campeón. La segunda, provocada por la necesidad del equipo de empezar a sumar metales y no dejarlo todo al albur de una última jornada que, después de todo, se anuncia favorable.
Es verdad que Fátima Diamé (longitud), Xenia Benach (60 vallas), Daniel Rodríguez (60 metros), Daniel Cisneros (60 vallas) y Javier Mirón (800) se quedaron en la cuneta en su camino hacia las finales. Pero Adel Mechaal produjo una magnífica impresión para enfrentarse, sin complejos, en los 3.000, a Jakob Ingebrigtsen. Y Adrián Ben se impuso en su semifinal de los 800 y trepó al acto supremo con el mejor tiempo de la tropa (1:46.82). El mismo escenario de 800 en el que se incrustó, con el tercer mejor crono (2:01.25), la debutante Lorea Ibarzábal.
Y Jaime Guerra agotará su objetiva oportunidad en el salto de longitud. Y Quique Llopis es, probablemente, el máximo favorito en los 60 vallas. Jorge Ureña (heptatlón) estaba muy pesimista or la mañana tras sus marcas: 6.96 en los 100 metros; 7,25 en la longitud y 13,58 en el lanzamiento de peso. Pero, por la tarde, tras superar los 2,01 en el salto de altura, se encontró más animado. Las últimas pruebas, los 60 vallas, el salto con pértiga y los 1.000 metros se le dan bien. Va séptimo, pero no tiene tan lejos el bronce.
Los relevos 4×400, que tantas ilusiones despertaban, se desinflaron con las lesiones de Iñaki Cañal y Manuel Guijarro. La actuación de Husillos tampoco invita al optimismo. Pero Óscar, optimista pese a todo, más Lucas Búa y los jóvenes Markel Fernández (20 años) y David García (¡17!) merecen un voto de confianza.
Fuera de nuestro foco, Femke Bol ganó los 400 bajando de nuevo de los 50 segundos (49.85). Y el campeón olímpico de los 100, Lamont Marcell Jacobs, algo lesionado, cedió (6.50) el oro en los 60 a Samuele Ceccarelli (6.48). Doblete, pues, italiano.