Y, de repente, Saúl

Y, de repente, Saúl

Osasuna 0 Atlético 1

Actualizado

El canterano resuelve con un golazo en El Sadar en el mejor partido de la temporada de De Paul. Osasuna lo intentó, pero se encontró con Oblak

Saúl remata en la acción del gol del Atlético en El Sadar.EFE/Jesus DigesEFE

Y, de repente, Saúl. Y, de repente, De Paul. Dos tipos a los que el Atlético tanto echó de menos en este calvario de malos resultados y reveses que ha sido hasta ahora su temporada, resolvieron una tarde áspera y gélida en Pamplona. El día después del cruel adiós copero en el Bernabéu, Simeone encontró alivio en lo único que ya le queda. Se levantó su equipo con más orgullo que fútbol, aunque también con sufrimiento: como siempre, Oblak evitó males mayores. [0-1: Narración y estadísticas]

En Pamplona, partido de pico y pala, el Atlético fue perro mordedor y no ladrador. Un golazo eléctrico cuando más ahogaba Osasuna y un puñado de ocasiones al limbo. Pero, al fin, una sonrisa con la que seguir persiguiendo a los tres primeros. Porque de poco le sirve enredarse en los últimos acontecimientos, en esta temporada sin opción de título aún en enero, algo insólito en la era Simeone. Nada le ayudan los lamentos. Resta casi media Liga y, además de la dignidad, está la misión de acabar en puestos Champions, de pelear ya cada punto sean cuales sean las circunstancias.

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Y en El Sadar, rival pujante y, al contrario que el Atlético, con el subidón de colarse en las semifinales de Copa, tocaba esquivar frustraciones. Y no resultó sencillo, porque la chispa y el fútbol no acuden por arte de magia. La primera mitad fueron dos púgiles bien plantados pero sin tomar riesgos. También se dejaba notar el cansancio de las prórrogas de entre semana. Abde era un puñal por la izquierda, pero no hería. Y Griezmann intentaba cambiar el tono, pero no encontraba aliados. Con Correa en el once, la profundidad se resiente. Un remate de Giménez en el corazón del área pequeña, a la salida de un córner, fue lo más cerca que estuvo de cantarse un gol en ese tramo.

Dos años después

Las buenas intenciones a la vuelta de vestuarios le duraron un suspiro al Atlético. Carrasco sustituyó a Lemar, por eso de aumentar la mordiente. Y llegaron 10 minutos de aluvión visitante, con dos disparos de Griezmann como prueba de los nuevos aires.

Pero no se alargó demasiado ese dominio, porque Jagoba Arrasate reaccionó moviendo el banquillo. Y vaya si hubo respuesta. Un cabezazo del Chimy Ávia y, sobre todo, dos paradas de Oblak que iban a resultar fundamentales. La primera, a una llegada en el segundo palo de Moi Gómez para el centro, cómo no, de Abde, que es un demonio. Y, al poco, un zurdazo de Diego Moreno que, desviado, obligó a otro alarde de reflejos del esloveno.

Osasuna empujaba y el Atlético caminaba en alambre de otro drama. Y, entonces, un tipo condenado al olvido, de nuevo en medio de rumores de traspaso, se iba a destapar en una de esas viejas acciones que le hicieron tan fundamental. Saúl Ñíguez tiró un desmarque eterno que pilló a toda Pamplona en la merienda. Con tan buena fortuna que De Paul se la puso de manera estupenda, tanto como lo fue su control y su remate con la derecha. Como un boxeador agazapado, los de Simeone habían sacado un gancho demoledor para mandar a la lona a Osasuna.

Hacía dos años exactos que Saúl no marcaba para el Atlético. Hacía mucho tiempo que el campeón del mundo De Paul no lucía. Fue una tarde para la doble reivindicación. Aunque el Atlético iba a sufrir otro ratito porque no fue capaz de cerrar el partido. La tuvo Griezmann a pase del propio De Paul. La tuvo Giménez de cabeza y Morata en una llegada que salvó Moncayola. La falta de pegada…

Esta vez le valió, una para encadenar, después de mucho tiempo, dos victorias seguidas en Liga. Para que su depresión sea un poco menos.

kpd