Serena Williams, la mejor tenista de la historia: de admirarla en YouTube a rival en una final

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Cuando era niña, antes incluso de llegar a España, ya sabía quiénes eran las hermanas Williams, especialmente Serena. Siempre me fijé en ella: en su tenis y en su carácter. No puedo contar la cantidad de horas que pasé viendo vídeos suyos en YouTube, observando su técnica, intentando copiar algunos movimientos. En muchas conversaciones con mis entrenadores salía su nombre: “Haz esto para sacar como Serena“. Aunque creo que, al final, lo que más me quedó fue su actitud. Hasta mi madre me la ponía como ejemplo para que aprendiera a sacar el puño, a mostrar mi garra, a intimidar a las rivales.

Siempre fue una referente muy importante para mí y así viví mi primer partido contra ella. Perdí por 6-2 y 6-0 en segunda ronda del Open de Australia de 2013. Pero lo peor fue lo que viví en el encuentro anterior. Estuve taquicárdica desde el sorteo, desde que vi que podía tocarme jugar contra ella. En mi debut en el torneo podría haber ganado con más facilidad, pero al final lo hice de milagro. Tenía miedo de enfrentarme a Serena. Dejé de moverme en la pista; casi me moría de los nervios. Luego, contra ella, fue como fue. No hice mucho.

Por eso, al año siguiente, en Roland Garros, me lo tomé de otra manera. Decidí que no me volvería a pasar. Entré en la pista con la mentalidad de jugarle de tú a tú, y al final pude ganar por un doble 6-2. A partir de entonces nos cruzamos cuatro veces más. Me ganó la final de Wimbledon 2015, le gané la final de Roland Garros 2016, y nuestro balance quedó empatado: tres victorias para cada una. Para mí es un dato muy bonito.

Serena fue la rival más importante de mi carrera y una contrincante contra la que me sentía cómoda. Me costaban más las jugadoras que utilizaban golpes cortados o dejadas, pero con Serena podía pelotear, golpear duro. Recuerdo que una vez dije que, si llegaba a la final de un Grand Slam, quería jugar contra Serena. Toni Nadal me dijo que no dijera eso, que tendría que desear enfrentarme a la peor rival posible. Pero para mí ganar un grande contra Serena valía doble.

Serena es la mejor tenista de la historia, un antes y un después en nuestro deporte. Cambió la manera de jugar, cambió la velocidad y, entre muchas otras cosas, cambió el techo del tenis femenino. Cuántos aficionados empezaron a ver tenis femenino gracias a Serena. Todo en ella supuso una revolución: sus orígenes, su color de piel, su tenis, su agresividad, incluso sus looks.

Curiosamente, nunca hemos podido hablar más de uno o dos minutos. Las conversaciones más largas que tuvimos fueron los breves intercambios en las ceremonias de entrega de trofeos de los Grand Slam. Realmente me encantaría hablar con ella, pero siempre fue muy reservada. Recuerdo que, en el circuito, era la única jugadora a la que no podías medir porque no entrenaba con nadie, siempre era muy discreta; nunca sabías si llegaba en buena forma. Podamos o no hablar el día de mañana, siempre le estaré muy agradecida por el ejemplo que supuso para mí y por todo lo que aportó al tenis.

kpd