Open de Australia
Se impuso por 7-5, 6-1 y 6-2 y encadena 27 victorias consecutivas en el torneo, ya una más que Agassi. Peleará por su décimo título en Melbourne. El ganador del título relevará a Alcaraz en el número 1
Quién sabe si Stefanos Tsitsipas, vencedor en la primera semifinal al imponerse en cuatro sets a Karen Khachanov, podrá presentar mayor oposición a Novak Djokovic en el intento del serbio de ganar su décimo Abierto de Australia e igualar los 22 grandes de Rafael Nadal. Lo cierto es que Nole llega a la final una vez contrastado ante Tommy Paul su poder de aniquilación, el que ha venido manifestando a lo largo del torneo, sin importarle la cualificación de su oponente. Venció al norteamericano por 7-5, 6-1 y 6-2, en dos horas y 20 minutos.
Nadie ha ganado a Djokovic en el Abierto de Australia desde que lo hiciera el coreano Chung Hyeon en los octavos de 2018. Nadie le ha derrotado este año en el circuito, después de hacerse con el torneo de Adelaida y encadenar ya 27 victorias consecutivas en su torneo favorito desde aquel tropiezo de hace un lustro, ya un triunfo más que la secuencia de Andre Agassi en Melbourne entre 2000 y 2004.
Da la impresión de que el peor enemigo de Djokovic puede ser el propio Djokovic, el jugador que discute con el juez de silla reclamando más tiempo para el servicio cuando sirve con 5-1 y deuce para ganar el primer set y da vida a un adversario hasta entonces sometido como todos los que habían desfilado frente a él con anterioridad en la presente edición del torneo. Una vez replicados con suficiencia los argumentos de sus oponentes, el serbio tiende a veces a crearse sus propias complicaciones.
Vía inesperada
En su primera semifinal de un torneo del Grand Slam, Tommy Paul, que saltará este lunes del puesto 35º al 19º, encontró una vía inesperada para igualar a cinco, pero cedió su servicio cuando buscaba el desempate y permitió a Nole sembrarle otra vez el camino de espinas. Con un único título, en Estocolmo, en 2021, el de Nueva Jersey ha encontrado a los 25 años un punto de inflexión en su carrera, dentro del repunte del tenis estadounidense. Rápido, con buen servicio, una heterodoxa derecha liftada y sin apenas fisuras en su juego, queda por ver si sus armas son homologables para contar con él en las últimas rondas de los grandes torneos.
A salvo del enredo del set inicial, Djokovic recobró la cordura y el tenis que le había llevado hasta las semifinales, una estancia que es sinónimo de éxito definitivo en su ya formidable trayectoria en el Abierto de Australia. Aún con un vendaje protector en el muslo izquierdo, dolencia con la que convive desde el inicio del torneo, tal vez sin el punto de aniquilación mostrado en los dos encuentros precedentes, contra Alex de Miñaur y Andrey Rublev, el balcánico, que volverá al número 1 del mundo si gana el titulo, no dio más opciones al esmerado Paul, otra víctima más en el regreso a su escenario favorito tras el controvertido y fútil paso de 2022 por su renuencia a vacunarse contra el covid.
Nole tiene un 10-2 favorable en el cara a cara ante Tsitsipas, a quien levantó dos sets en la final de Roland Garros de hace tres años, una experiencia que todavía figura entre las peores pesadillas del heleno, que también aspira a relevar a Alcaraz en lo más alto si se hace con la copa y se mantiene invicto en lo que va de temporada.