No puede ser verdad. Tan fiable, tan serena. Agresividad, orden, sacrificio y en la portería, una tapia. Defensa y control. No puede ser España, esta España, con esta solidez, después de una década de crisis, de impagos, de emigración. Son sólo 19 jugadores y viven en ocho países distintos. Uno de ellos, Joan Cañellas, lleva siete mudanzas en los últimos 10 años. ¿Cómo mantienen el nivel?¿Cómo mantienen el carácter? En cada campeonato, el mismo asombro, en cada campeonato es más asombroso.
Muchas veces dicho, no deja de sorprender: un deporte arruinado, semiprofesional, prácticamente sin liga, disfruta de una selección que pelea por todos los Juegos, todos los Mundiales y todos los Europeos. Los pronósticos de hace unos años, que -con toda lógica- predecían la desaparición de la élite, no podían estar más errados. El próximo miércoles España volverá a jugar los cuartos de final de un Mundial -no falla desde 2009- y lo hará después de actuación maestra ante Eslovenia (26-31), otra más.
Era el partido en el que hacerlo. El domingo, la selección se enfrentará a Francia por un liderato de grupo simbólico e inútil. Gane quien gane hasta el día siguiente nadie conocerá el rival, en cualquier caso podrá ser Alemania o Noruega. Después de cuatro partidos trampa en este Mundial ante Montenegro, Chile, Irán y Polonia, la selección disputaba este viernes el encuentro decisivo, el más trascendental, y el resultado fue inmejorable.
Desde la defensa, desde esa sorprendente solidez, España se lanzó en la segunda parte y abrió un abismo (del 19-19 al 21-26) que Eslovenia, talento, talento y talento, quizá incluso el equipo con más talento de los dos, nunca pudo saltar. Un dato: la selección lanzó 46 veces por sólo 37 de su adversario. Una diferencia fruto de la contundencia, del sistema, del trabajo detrás. En el periodo mágico sobresalieron en ataque las carreras de los extremos, especialmente Kauldi Odriozola y Ferran Solé, y de ahí sus números: seis goles para uno y cuatro para otro.
Carlos Alcaraz nunca ha ocultado su afición por la Fórmula 1. Más allá de felicitar a Fernando Alonso y Carlos Sainz por sus éxitos, ha utilizado expresiones propias como el "undercut de manual" con el que celebró una victoria en el Masters 1000 de Canadá de 2023 y ha jugueteado en redes sociales con el 33, número esencial en el vocabulario alonsista. Pero hasta este septiembre nunca había vivido un Gran Premio en persona. El calendario ATP no da respiro y, por motivos logísticos, es imposible que un Grand Slam y una carrera coincidan en la misma ciudad, incluso en el mismo país. Por eso para visitar el Gran Circo el español tuvo que esperar a una derrota, la que sufrió en segunda ronda del US Open ante el holandés Botic van de Zandschulp, y volar hasta Italia, al circuito de Monza. Ahí, entonces sí, el pasado domingo 1 se estrenó como espectador en la Fórmula 1 y, entre el olor de la gasolina, respiró.
Después de un verano en el que encadenó Roland Garros, Wimbledon y Juegos Olímpicos de París, Alcaraz aprovechó su tropiezo en Nueva York para pasar unos días con los amigos en Murcia, disfrutar de su afición por el automovilismo y por fin desconectar. Un descanso, un respiro. Seguramente aún sienta la carga de la temporada, pero ya puede afrontar su recta final con otra cara. "Se trataba de hacer cosas que me gustaran y me divirtieran, tuve unos días para calmar mi mente", aceptó ya de vuelta.
Opciones de que juegue el dobles
Este miércoles Alcaraz regresará a las pistas como líder de España en la fase de grupos de la Copa Davis que se disputará en Valencia hasta el domingo. Por segunda vez en el torneo después de su debut en 2022 -sumó dos victorias y una derrota-, el ya ganador de cuatro Grand Slam buscará un éxito que la selección no celebra desde 2019, entonces con Rafa Nadal como referente.
Kai FörsterlingEFE
"Tengo muchas ganas de sentir el cariño de la gente, de vivir otra Davis, ya que no he podido jugar muchas. Mentalmente estoy con muchas ganas y motivado para seguir mejorando. Físicamente he hecho un buen trabajo desde que perdí en Nueva York para estar a un nivel óptimo para afrontar esta competición y lo que viene", comentó el español que después de la Fórmula 1 retomó sus entrenamientos a las órdenes de su entrenador, Juan Carlos Ferrero. Primero en la Academia Equelite de Villena y después ya en La Fonteta, sede con pista dura de la Copa Davis, el número tres del ranking mundial se preparó para una fase en la que será doblemente exigido.
En individuales deberá jugar todos los partidos y en dobles también podría aparecer. Como pareja de Marcel Granollers, el número uno del mundo en la especialidad, Alcaraz posiblemente repetirá la experiencia que ya vivió en los últimos Juegos Olímpicos junto a Nadal y así podrá ganar para España los puntos más difíciles. Serán necesarios. Porque el equipo lo tendrá complicado para clasificarse para la fase final que se disputará en Málaga del 19 al 24 de noviembre.
Mala suerte con el grupo
"Nos ha tocado el grupo más difícil de todos, lo sabemos", reconocía David Ferrer, el capitán, antes de la batalla. En el nuevo formato de la Copa Davis, la fase previa la forman cuatro grupos de cuatro países y se clasifican los dos mejores para la fase final. Los enfrentamientos son al mejor de tres partidos, dos individuales y un dobles, y todo se juega en la misma semana. Por ejemplo, España se mide a República Checa este miércoles, a Francia este viernes y a Australia este domingo.
Con el ranking ATP en la mano, el equipo español es favorito gracias a la presencia de Alcaraz, a la experiencia de Granollers en el dobles y a la variedad de opciones en el otro partido de individuales: Pedro Martínez, Roberto Bautista o Pablo Carreño. Pero los rivales son peligrosos. República Checa, con Jiri Lehecka, Tomas Machac o Jakub Mensik, ya dejó a España fuera de la fase final el año pasado; Francia aparece con dos Top 30, Ugo Humbert y Arthur Fils; y Australia, aunque no podrá contar con Alexde Miñaur, es la vigente subcampeona del torneo. "He visto muy bien al equipo, muy buen ambiente que siempre es fundamental. Soy muy consciente de que el calendario está muy ajustado con cambios horarios y viajes, muchos de ellos arrastran muchos partidos este año, así que les doy las gracias por estar aquí", comentaba Ferrer, con Alcaraz como receptor de su agradecimiento. Después de descubrir la Fórmula 1, el número tres del mundo ya está listo para liderar a España en la Copa Davis.
Hace nada, entre los primeros rayos del verano, Paula Badosa era una tenista desesperada que maldecía su suerte en una de las pistas pequeñas de Roland Garros, donde estaba a punto de perder, otra vez perder, qué hartita estaba ya de perder. Por culpa de una fractura de estrés en su espalda llevaba más de un año de calvario, de dolores y derrotas hasta llegar a caer al número 140 del ranking WTA. ¿Volvería a la élite? Aquella noche en el Grand Slam parisino parecía imposible. Ante la británica Katie Boulder, en primera ronda, lloraba sobre la pista y reclamaba al cielo unas soluciones que, de repente, llegaron. Sí, llegaron. Un milagro. O simplemente su tenis. Liberada del dolor gracias a la infiltración de corticoides que acababa de inyectarse, remontó, ganó y desde entonces es otra Badosa. Más alegre, más decidida y, sobre todo, más ganadora.
Con el título en el WTA 500 de Washington y las semifinales en el WTA 1000 de Cincinnati, en la presente gira norteamericana de cemento sólo dos tenistas, la estadounidense Jessica Pagula y la bielorrusa Aryna Sabalenka, han brillado más que ella. Pese a ser la cabeza de serie número 27, en el actual US Open entre es la séptima favorita para las casas de apuestas yankees y el lunes en primera ronda pasó por encima de la suiza Victoria Golubic con un 6-0 y 6-3. ¿Cómo se ha producido un cambio tan repentino?
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"Paula ahora está recogiendo los frutos de un trabajo que duró muchos meses. Antes ni ella misma podía ver ese resultado", analiza el fisioterapeuta Roberto Martín, jefe de la clínica Ignition de Getafe y responsable de la rehabilitación de Badosa, que vivió el suplicio junto a ella. Porque desde el principio sabía que iba para largo y desde el principio sabía que en el deporte de élite no hay paciencia suficiente para cruzar por algo así.
Los detalles de su lesión.
"En el tenis la parte baja de la columna vertebral sufre mucho por la hiperextensión necesaria para el saque y los giros constantes y la primavera del año pasado Paula sufrió una fractura por estrés en esa zona, entre las vértebras L4 y L5. Si te rompes el fémur o el cúbito te puedes recuperar relativamente rápido, pero en la columna vertebral el proceso es muy lento. Ella tuvo que estar parada, reforzar toda la musculatura para recuperar estabilidad y al final del proceso, cuando la fractura estaba ya consolidada, sufrió una inflamación en esa misma zona. Fue muy dolorosa y muy limitante y ahí vivió los momentos más duros", recuerda Martín, con el WTA 1000 de Madrid en abril como peor momento en la memoria. En la Caja Mágica, en casa, Badosa quería brillar de nuevo y perdió a las primeras de cambio ante la también española Jessica Bouzas. Según ha admitido recientemente, entonces "tocó fondo".
Y sólo en Roland Garros, después de su segunda infiltración -la primera fue en marzo antes del WTA 1000 de Indian Wells-, empezó a ver la luz. "Paula trabajó muchísimo para volver. Llegamos a encadenar sesiones diarias de trabajo manual de tres horas, usamos todas las terapias posibles, desde la cámara hiperbárica a la luz roja pasando por el magnetolith, un campo magnético mucho más potente que las magnetoterapias antiguas. Ella puso todo de su parte para volver y ahora está volviendo a disfrutar de su juego", comenta Martín que formó equipo para la recuperación de Badosa con el doctor Javier Ferrato, el preparador físico David Antona o Daniel de la Serna, director clínico del Instituto Español de psiconeuroinmunología.
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Porque la tenista, que ya no comía alimentos con gluten, tuvo que reajustar su dieta para evitar la inflamación de los intestinos -que repercutiría a la espalda- y hacer otros cambios en su rutina. Entre Dubai, donde reside habitualmente, y Madrid, donde estaban sus doctores, la española encontró su camino para intentar volver al lugar donde lo dejó, en aquel número dos del ranking WTA. Su palmarés asegura que el US Open no es el mejor Grand Slam para ascender -nunca ha llegado a tercera ronda-, pero ahora es otra. Más alegre, más decidida y, sobre todo, más ganadora.
"Ahora está recuperada de su lesión de espalda. Evidentemente debe seguir trabajando esa zona y siguiendo las pautas de trabajo, pero ahora puede centrarse ya en su juego y en volver a disfrutar del tenis", finaliza Martín ante la resurrección de Badosa, de su llanto hace nada en Roland Garros a su brillo estos días en el US Open.