Álex Márquez nunca olvidará su primera victoria en MotoGP. Por el cómo, pero también por el dónde. Jerez, que seguirá albergando Grandes Premios de motociclismo por lo menos hasta 2031, tiene un sabor especial. Su triunfo, además, le permitió encaramarse de nuevo al liderato este curso, aunque fuera solo por un punto más que su hermano Marc, cuya caída en la tercera vuelta le obligó a apretar los dientes para minimizar algo los daños con un decimosegundo puesto. La pelea entre ambos Márquez, si el ocho veces campeón del mundo no se hubiera ido al suelo, tal vez nos habría dejado una de esas carreras que se recuerdan durante años.
A Marc lo condenó una mala salida. Se vio tercero, por detrás de Pecco Bagnaia, a la postre tercero, y de Fabio Quartararo, quien acabaría por subirse al segundo escalón del podio y tuvo un par de toques. El primero, con Álex. El segundo, con Pecco. En la pelea con su compañero por la segunda plaza nunca se le vio cómodo y, tal vez por eso, llegó otro error. Álex, atento a todo lo que ocurría, marcaba un ritmo muy fuerte que acabaría finalmente por catapultarlo hasta el primer puesto. Lo alcanzó por primera vez en la vuelta 11 y ya no lo soltaría hasta el final de una carrera en la que llegó a llevarle casi tres segundos de ventaja a su más directo perseguidor, un Quartararo que, a lomos de una Yamaha, firmó también una gran carrera.
Su celebración en una zona tan cargada de mítica como la Nieto-Peluqui, cómo no, estuvo cargada de emoción. Mientras recorría el circuito con una rojigualda al hombro y lágrimas en los ojos, algunas bengalas tan rojas como el color que teñía gran parte de las gradas en honor de su hermano Marc le jalearon hasta que llegó. Una vez allí, encendió la traca, dio algunos pases con una muleta, corrió a pie hacia la grada, se arrodilló en la grava y lanzó sus botas y sus guantes a una grada entregada, dispuesta incluso a dejarse dirigir como una orquesta. Acabada esa particular liturgia, se dirigiría acto seguido a una zona de boxes en la que el abrazo de su hermano Marc acabó por provocar que las emociones lo derrumbaran. No en vano, el apellido Márquez pasará a la historia como el de los primeros hermanos que lograron sumar triunfos en MotoGP.
El ‘atasco’ de Bagnaia
«Este es el mejor regalo de cumpleaños, es increíble correr aquí y ganar. El público en Nieto-Peluqui ha estado fantástico, entregado, aclamándome. No puedo pedir más. Creo que he hecho una carrera inteligente, esperando y, luego, tirando con mi ritmo, tratando de no dar oportunidad a mis rivales. Estoy encantado y muy contento», señaló tras la carrera un Álex Márquez que cumplió 29 años el pasado 23 de abril. «Estar en el podio es muy especial, sobre todo viendo la diferencia que ha habido con Álex. Volver y ser segundo ha sido difícil, han sido años muy duros y estoy encantado de estar en el podio de Jerez», terció por su parte Quartararo.
«Honestamente, este público es increíble. No me gustan este tipo de carreras, estaba atascado en el tercer puesto y he visto que iba perdiendo y perdiendo ritmo. Quiero darle la enhorabuena a Álex por su victoria y también a Fabio, que con una moto que ahora mismo es más lenta ha hecho un trabajo extraordinario», destacó por su parte Bagnaia. En cuanto al resto de pilotos españoles, Maverick Viñales logró un también meritorio cuarto puesto, Pedro Acosta fue séptimo, Álex Rins, decimotercero, Aleix Espargaró, con una wild card, decimocuarto, Raúl Fernández, decimosexto, y Augusto Fernández decimoséptimo. Fermín Aldeguer y Joan Mir, al igual que Franco Morbidelli, Jack Miller y Somkiat Chantra, no pudieron acabar la prueba. Hubo, además, pleno de victorias españolas. En Moto2 el vencedor fue Manuel González y en Moto3 se impuso José Antonio Rueda, con Ángel Piqueras en el segundo escalón del podio.