El renacer de Remco Evenepoel: Sierra Nevada, su conversión al islam y una lesión en el hombro que casi le retira

El renacer de Remco Evenepoel: Sierra Nevada, su conversión al islam y una lesión en el hombro que casi le retira

La todavía precoz carrera de Remco Evenepoel está marcada por el éxito y el dolor. Un binomio que le tortura y le reconforta de la misma manera, un renacimiento continuo que en este comienzo de 2025 está viviendo su tercer episodio. Tras su accidente en diciembre contra la puerta de un vehículo de correos mientras entrenaba, el belga ha vuelto a lo grande, ganando la Flecha Brabanzona después de 190 días sin competir y plantando cara a Tadej Pogacar para quedar tercero en la Amstel Gold Race, aperitivo en las Ardenas de la Lieja-Bastogne-Liega del próximo domingo que ya ganó dos veces (2022 y 2023).

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Tras caer por un barranco en Lombardía en 2020, en el descenso de Sormano (fractura de pelvis y contusión pulmonar), y el grave percance de la Vuelta al País Vasco del año pasado junto a Vingegaard y Primoz Roglic, Remco volvió a experimentar la frustración de los huesos rotos y los quirófanos. Esta vez fue tan preocupante que todo estuvo a punto de terminar, como él mismo confesó. No sólo se fracturó el omóplato derecho, varias costillas y la mano derecha. Después de unas semanas descubrió una lesión nerviosa en su hombro (el mismo dañado en la Itzulia) “que aún no se ha curado”. “Si hubiera sido tenista, jugador de baloncesto o voleibol, mi carrera habría terminado”, ha asegurado el del Soudal Quick Step.

Para este regreso a la elite el doble oro olímpico en París no sólo ha necesitado tiempo, curas y entrenamiento. También mucho trabajo mental. Y para ello, Remco se apoyó en Oumi Rayane, su esposa marroquí con la que se casó hace tres años. Sin que nadie le preguntara, en la previa de la Brabantse Pijl el belga admitió su conversión al Islam: «Ha sido un período muy oscuro, pero mi gente y mi fe me han ayudado enormemente”. «Rezamos juntos a menudo y lo seguiremos haciendo. Es increíble lo que me has enseñado, y es un sentimiento maravilloso compartir esto contigo. Sin ti, probablemente hubiera abandonado mi carrera», le decía en una publicación en redes sociales a su pareja.

Oumi Rayane, esposa de Evenepoel, durante la Flecha Brabanzona.OLIVIER MATTHYSEFE

Evenepoel miró con envidia desde la televisión los duelos de Pogacar y Van der Poel en las primeras clásicas, pero no perdió su paciencia ni se quiso precipitar en su vuelta a la competición. Tras semanas de rodillo, el pasado 1 de febrero fue el primer día que pudo subirse en bicicleta en la calle y, cómo no, fue España el lugar clave para ponerse a punto. A la Costa Blanca fue con Oumi a un primer bloque de entrenamientos que ha completado a principios de abril con dos semanas de concentración en la altitud de Sierra Nevada.

Un trabajo que ha dado sus frutos. En la Flecha Brabanzona abrasó a Van Aert hasta derrotarle al sprint y en la Amstel (255.9 kilómetros y 34 subidas) -donde sufrió una caída temprana-, cuando todo parecía de cara para Pogacar, le remontó hasta cazarle a falta de ocho kilómetros junto al vencedor Mattias Skjelmose. Ahora mira a la Flecha Valona y la Lieja y después, el Tour.

kpd