Es de sobra conocido el gusto del Masters de Augusta por las tradiciones, pero hay una de ellas que se resiste a quedar en el olvido aunque desde Augusta National no hayan hecho demasiado a través de su historia para conmemorarla. «Mientras yo sea presidente en Augusta, los caddies serán negros y los jugadores blancos», se jactaba a menudo Clifford Roberts, durante su presidencia del club hasta 1976.
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Roberts, un hombre de negocios de Wall Street, fundó el club junto a Bobby Jones. Cuando le detectaron un cáncer terminal, decidió dejar la presidencia y, con 83 años, se pegó un tiro en la cabeza. La leyenda cuenta que el revólver apareció en uno de los lagos del campo de pares tres de su querido recorrido. Hord Hardin sustituyó a Roberts en el cargo y una de sus medidas más controvertidas fue eliminar la obligación de que los participantes en el Masters de Augusta tuvieran que competir obligatoriamente con los caddies negros del club. Era el año 1983.
A los dos lados de la decisión, las reacciones fueron muy diferentes: los jugadores celebraron por fin poder llevar a sus caddies habituales a la semana más importante del año, mientras que en el barracón de los caddies de Augusta, que tenían prohibida su entrada a la casa-club, se vio con la preocupación de perder los ingresos de su mejor semana del año. Willie Perteet, Nathaniel Avery, Carl Jackson, Jim Dent, Willie Peterson, Ben Bussey… y así hasta casi 70 nombres que componían el grupo de caddies en Augusta National, todos tenían algo en común: eran negros y la mayoría venía de familias pobres y desestructuradas, pero nadie leía los indescifrables greens de Augusta National como ellos, interpretaba los vientos o calculaba las yardas.
Precisamente, este jueves se cumplieron 30 años de la segunda victoria de Ben Crenshaw en Augusta, la última de un caddie negro de aquella selección, Carl Jackson. Crenshaw y Jackson juntaron sus destinos en Augusta en 1976 y disputaron 39 ediciones juntos del torneo de maestros. Jackson, que participó como caddie en el Masters en 54 torneos desde 1961, es de los pocos que sigue vivo. Hace ahora 10 años Crenshaw se despidió de Augusta y Jackson caminó su ultima y emotiva ronda en el campo donde comenzó a trabajar con 14 años.
Un modesto homenaje a aquellos ‘caddies’
Esta semana, en el barrio de West Sands, donde muchos de ellos crecieron y vivieron, se les ha rendido un modesto homenaje con una escultura en forma de tee pintado con algunos de los hitos logrados por estos caddies negros en Augusta. También un mural en una de las deprimidas casas celebra la importancia de su labor durante años. Detrás de cada caddie, una historia, a cada cual mejor. Willie Perteet fue caddie del presidente Dwight Eisenhower, tan habitual de Augusta que tenía su propia casa. Nathaniel Avery ganó cuatro chaquetas verdes llevando la bolsa a Arnold Palmer. Willie Peterson tiene el récord con cinco a las órdenes de Jack Nicklaus. Cuando Peterson murió, el Oso dorado tuvo que pagar los gastos del entierro y mandó construir una lápida que reconocía sus logros en Augusta.
Jim Dent fue el único que pasó de caddie a exitoso jugador profesional, jugó más de 400 torneos del PGA Tour y ganó 12 veces en el Champions Tour, acumulando más de nueve millones en ganancias. Robert Jones compaginaba su trabajo como saxofonista de James Brown con su labor llevando bolsas en Augusta.
A principios de los 90, el Augusta admitió a su primer socio negro y, en el año 1997, Tiger Woods provocó con su victoria una auténtica convulsión, sobre todo en las cocinas y los comedores del club, donde la masa de trabajadores eran de raza negra.
Sin duda, el gesto más importante que Augusta ha tenido para eliminar barreras raciales fue invitar a Lee Elder, el primer golfista negro en jugar el Masters. Precisamente, se cumplen 50 años de ese hito. El club entonces recibió tantas amenazas que el propio Elder tuvo que alquilar dos casas e ir cambiando de itinerario cada día para evitar posibles sustos. Aunque ese reconocimiento debería haber sido mucho antes para Charlie Sifford, que en los años 60 llegó a ganar dos torneos del PGA Tour que, para cualquier otro jugador, hubieran servido para recibir una invitación. Clifford Roberts simplemente se limitó a aclarar que “no cumplía con los requisitos”.
“El Masters es el peor torneo de paletos dirigido por personas que discriminan a los negros”, llegó a escribir Sifford en su autobiografía. En el año 1983, tras la eliminación de los caddies obligatorios, solo 18 de los 82 caddies negros del club tuvieron trabajo esa semana. La cifra se fue diluyendo hasta desaparecer.