Open de Australia
Comienza el torneo
“Ahora está en un escenario distinto”, apunta Carlos Moyà. El español sólo ha ganado uno de sus últimos siete partidos. Djokovic se ha impuesto en 23 de los últimos 24
Será en la madrugada de este lunes, alrededor de las 4.30 horas en España (Eurosport), cuando el campeón inicie la defensa del título. Lo hará ante Jack Draper, 40º, un zurdo británico de 21 años, «uno de los inicios más duros que podía tener», según comenta Carlos Moyà a este periódico en conversación telefónica desde Melbourne. Vuelve Rafael Nadal a la central del Rod Laver Arena, el mismo lugar donde hace algo menos de un año imprimió su sello con una de las victorias que sólo parecen estar a su alcance. Volvió de dos sets adversos y de un 2-3 con 0-40 en su contra para ganar a Daniil Medvedev. Fue la primera vez que levantó dos parciales en una final del Grand Slam.
«Son recuerdos impresionantes, inolvidables. Por la situación en la que venía muy pocos confiaban en algo semejante. Ni siquiera entre nosotros, entre su propio equipo, podíamos creerlo, aunque según fue avanzando el torneo daba la impresión de que algo podía pasar», rememora Moyà.
Nadal llegaba casi de la nada. Con una victoria en el ATP 250 de Melbourne, sí, pero después de cinco meses ausente de las pistas por el síndrome de Muller Weiss, esa lesión crónica en el pie que ahora tiene controlada, y de pasar el covid. No se daban las circunstancias para imaginar que sería allí, en el Abierto de Australia, donde sólo había alzado el título en una ocasión, en 2009, donde conseguiría el vigesimoprimer grande y se despegaría de Novak Djokovic y Roger Federer, con quienes igualaba a 20.
Mala racha
Un año después, los antecedentes, sin generar la incertidumbre del largo tiempo ausente, tampoco invitan al optimismo, por mucho que el español, ante la baja del lesionado Carlos Alcaraz, parta como primer cabeza de serie. Nadal sólo ha ganado uno de sus últimos siete partidos. Se impuso a Casper Ruud, en la fase de grupos de las ATP Finals, una victoria que no le permitió subsanar los daños de las padecidas en ese mismo torneo contra Taylor Fritz y Felix Auger-Aliassime. Antes de Turín había caído contra Frances Tiafoe, en octavos de final del Abierto de Estados Unidos, y frente a Tommy Paul, en su debut en Paris-Bercy. En 2023 viene de sendas derrotas en la United Cup, ante Cameron Norrie y contra Alex de Miñaur.
«Cuando llega a un torneo de esta categoría influye poco lo que haya pasado antes. Los miembros de su equipo, quienes le vemos todos los días, sabemos que esas derrotas entran dentro de la normalidad, que incluso pueden haberle ayudado. Sabemos que ahora está en un escenario distinto y que entra en modo Grand Slam», analiza Moyà.
Su principal adversario, sin obviar los numerosos obstáculos que puede encontrarse en un cuadro sembrado de minas, con Tiafoe en los hipotéticos octavos, Medvedev en cuartos y Stefanos Tsitsipas en semifinales, será quien viene siéndolo en el curso de una dilatada rivalidad. Djokovic regresa a Melbourne tras la escandalosa y fútil visita de 2022, esta vez habilitado para buscar su décimo título en este torneo, con el que daría caza a Nadal en la carrera por terminar con más majors.
Trayectoria brillante
El serbio, reciente campeón en el ATP250 de Adelaida, presenta una trayectoria inversa a la de Nadal. Desde que ganó su séptimo Wimbledon suma 23 victorias en 24 partidos, con la final de Paris-Bercy contra Holger Rune como único tropiezo.
«Si ves la historia, esta es la casa de Djokovic, pero luego hay que jugar. Nada se puede dar por hecho», dice Moyà, que esta temporada cuenta con un nuevo integrante en el equipo técnico, el argentino Gustavo Marcaccio, proveniente de la academia de Nadal y relevo de Francis Roig. «Es una gran incorporación. Es importante renovar los equipos, introducir sangre nueva que ayude a recibir el mensaje con distintas palabras. Viene de fuera, pero le conoce. Puede ver cosas que a los demás se nos escapan».
Según un estudio de Puntodebreak.com, la eficacia del servicio de Nadal ha descendido progresivamente desde la lesión abdominal sufrida en cuartos de Wimbledon ante Fritz. Si en Melbourne, hace un año, ganó el 78,5% de los puntos con el primero y el 56,8% con el segundo, en la reciente United Cup las cifras se redujeron al 66,7% y el 48,4%. Nadal arquea menos la espalda para evitar daños en la zona abdominal.
Buen estado físico
«Digamos que el servicio siempre ha sido su golpe menos natural y el más sujeto a modificaciones», explica Moyà. «Hay un antes y un después de la lesión sufrida en Wimbledon. En las ATPFinals empezó a sacar sin molestias y lo mejor fue su servicio. Ahora hemos vuelto a lo que era su saque en origen. Confiamos en que a lo largo del torneo vaya recuperando velocidad, sobre todo con el segundo».
La mejor noticia para el español es su buen estado físico. «Es la primera vez en bastante tiempo que, a día de hoy [por el pasado viernes], estamos tranquilos. La última semana hemos podido entrenar muy bien, haciendo muchas cosas que antes no se podían hacer. Con la lesión en el pie, a veces sólo estábamos 20 o 30 minutos en pista».