La resolución del Juzgado de Primera Instancia de Barcelona ha sido finalmente otro varapalo para el Barça. El magistrado, tal y como ya hizo el titular del Juzgado de lo Mercantil número 10 de Barcelona, ha decidido denegar también la cautelar que el club reclamaba para que tanto Dani Olmo como Pau Víctor pudieran seguir jugando a partir del 1 de enero, por mucho que su inscripción inicial cubriera únicamente hasta el 31 de diciembre de este año.
La lesión de larga duración de Andreas Christensen, ya a punto de reaparecer, fue la circunstancia que facilitó la inscripción del internacional español, que tuvo que esperar hasta la tercera jornada de Liga para debutar oficialmente como azulgrana.
El poco margen de maniobra que tiene el club obligará, muy posiblemente, a activar plenamente la venta de palcos VIP del futuro Spotify Camp Nou que se cerró a finales de la pasada semana, por un valor total de unos 100 millones de euros y cuyos números ya estarían en estos momentos en posesión de LaLiga para que dé su visto bueno a la operación.
En caso de que la resolución de Primera Instancia hubiera sido favorable a sus intereses, el presidente del club, Joan Laporta, habría podido aplazar la venta para lograr así un mayor rendimiento económico de la misma, pero las circunstancias no han sido finalmente las que esperaba la entidad azulgrana.
La venta de los palcos VIP, además, permitiría que el club azulgrana pudiera volver a la fórmula del 1-1 en su fair play. De este modo, sería también posible que acudiera al mercado de invierno para buscar algún refuerzo, por mucho que esta opción, hace tan solo unas semanas, pareciera decididamente muy alejada de convertirse en una realidad.
Otra opción plausible, en este caso, sería que se presentara un aval personal por parte de la junta directiva para facilitar la inscripción de ambos futbolistas. Algo que, de hacerse realidad, muy posiblemente no bastaría para que la entidad pudiera buscar algún fichaje invernal.
Los tiempos, además, juegan en contra de esta opción. Sobre todo, por el hecho de que el Barça debe tenerlo todo cerrado antes de que termine el día 31 de diciembre, para asegurarse de esta manera que tanto Dani Olmo como Pau Víctor, las dos únicas incorporaciones que llegaron a la plantilla el pasado verano, puedan seguir actuando sin problemas bajo las órdenes de Hansi Flick.
El último día del año 2024 supuso un nuevo varapalo para el Barça. LaLiga descartó que pudiera inscribir jugadores desde este martes, algo que supone que tanto Dani Olmo, el fichaje estrella del pasado verano, como Pau Víctor, hayan visto cómo sus fichas han sido borradas hasta de la página web oficial del organismo que preside Javier Tebas.
La entidad azulgrana, en las últimas horas de 2024, llegó a pedirle a la Federación que expidiera nuevas licencias para ambos jugadores. La Federación, no obstante, no parece dispuesta a atender la petición. Sobre todo, porque es LaLiga, de acuerdo con el convenio suscrito con el organismo que preside actualmente Rafael Louzán, la que está facultada para tramitar, despachar e inscribir a los futbolistas profesionales. El Barça, a pesar de todo, parece dispuesto a seguir agarrándose a un clavo ardiendo. Para la entidad barcelonista, el hecho de que LaLiga no pudiera validar los números de la venta de los palcos VIP del futuro Spotify Camp Nou por 100 millones de euros sería uno de los supuestos de «fuerza mayor» que recogería el reglamento para poder propiciar la inscripción tanto de Dani Olmo como de Pau Víctor. En el club creen que, presentando nueva documentación, esa causa de «fuerza mayor» a la que aluden los estatutos de la Federación sería la vía para poder inscribir por segunda vez a Olmo, algo a priori prohibido (inscribir dos veces al mismo jugador en un año).
En el caso de no poder hacerlo, Olmo cuenta con una cláusula en su contrato que le permitiría obtener la carta de libertad para marcharse a cualquier otro club. En este caso, el Barça no sólo debería abonarle al futbolista la totalidad del contrato que suscribió hasta el 30 de junio de 2030, con un montante económico total de 48 millones de euros netos, sino que, además, seguiría obligado a abonarle al Leipzig las cantidades correspondientes a su traspaso. En principio, el pago iba a llegar hasta los 60 millones de euros, siempre y cuando se cumplieran una serie de condiciones (partidos jugados, títulos, etc.) que, en este caso, no llegarían a hacerse realidad, con lo que el pago final al club alemán rondaría finalmente los 48 millones. Una cantidad a la que, además, debería sumarse en las cuentas del club 40 millones de euros más en concepto de amortización del fichaje del futbolista, provocando así un agujero económico de unos 136 millones de euros en esta misma temporada.
Por el momento, no obstante, Dani Olmo no parece estar por la labor de activar su salida del club. En las primeras horas de 2025, el jugador compartió en sus redes sociales un mensaje bastante claro en este sentido: It's 2025 time (Es la hora de 2025) acompañado de un corazón azul y otro rojo. Entre las múltiples respuestas que recibió, no faltaron las de aficionados que le instaban a unirse a sus respectivos equipos. Pero, cómo no, también hubo muchos seguidores azulgrana que no dudaron en agradecerle lo que entendieron como un refuerzo de su compromiso con la entidad barcelonista, por mucho que se enfrente a la posibilidad de pasar seis meses sin poder jugar ningún partido. Algo que, de hecho, si bien a la inversa, ya les sucedió a dos futbolistas como Arda Turan y Aleix Vidal en la temporada 2015-16.
Tres de 11. Únicamente tres de los futbolistas que fueron titulares en la final de la Eurocopa, hace cuatro meses, repitieron en el Parken de Copenhague: Laporte, Cucurella y Dani Olmo. Sólo uno más de los que se enfrentaron a Dinamarca, Mikel Merino, tomó parte en la finalísima frente a Inglaterra, al entrar desde el banquillo. La razón no es una revolución sobre la revolución promovida por De la Fuente, que el hombre tiene poco de revolucionari
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Hay dos lenguajes que Lamine Yamal ha unido para catapultar al Barça: no solo es capaz de hacer diabluras con la pelota sino que también tiene un don para crear emociones. No le hables de futuro, de guardar ventajas, de bajar los brazos o de proteger un resultado que sigue dejando a mano una final de Champions. Háblale de someter y enloquecer a los rivales, de tratar de tumbarlos aunque sea para seguir subido al sueño. Con ímpetu adolescente, fue él quien desató al Barça en unas semifinales de infarto ante un Inter que desnudó sus carencias con suma facilidad obligándoles a un examen de conciencia en San Siro. [Narración y estadísticas (3-3)]
Lamine sembró el miedo el Montjuïc cuando se retiró del calentamiento. Los presagios no eran buenos, pero los espantó nada más arrancar el duelo y en las circunstancias más difíciles. El Barça se encontró con un gol en contra a los 30 segundos por una genialidad de Marcus Thuram. Un centro de Denzel Dumfries y un taconazo ante el resbalón de Íñigo Martínez para marcar el segundo gol más rápido que le han hecho al Barça en Europa. Un golpe inesperado, pero también mucho tiempo para levantarse.
No iba a ser tarea fácil porque el Inter se esforzó en guardar un botín que no tuvo que pelear. Como las legiones romanas, el equipo de Simone Inzaghi es capaz de juntarse en el área sin dejar hueco ni para el aire. Dejaron que el Barça los llevara hasta allí sin contar con que, esa noche, Lamine Yamal iba a ser imparable. Él solo se bastó para ir buscando la rendija hasta que la encontró. Ni bajo la persecución de Dimarco y Bastoni, con las ayudas de Mkhitaryan, pudieron maniatarle. Era noche de desenfreno y no tardó en verse.
Por donde nadie lo esperaba
Primero trazó un centro que sorprendió a Ferran Torres de lo medido que iba a su bota. Después fue el valenciano quien buscó ajustar al palo un rechace de Bisseck. Con el Inter empujado a vivir en su campo, antes de que el Barça lograra reaccionar llegó el segundo varapalo. Un córner forzaron los italianos y Dimarco lo puso al corazón del área pequeña para que Acerbi lo peinara y apareciera Dumfries con una increíble chilena. Dos goles en contra en 20 minutos y, pese al acoso y la posesión, ni un disparo culé entre los palos de Sommer.
El suizo tardó muy poco en dejar de ser espectador. Lamine Yamal se soltó la cadena y tiró del equipo cuando cumplía 100 partidos en la élite azulgrana. La banda era suya y quebraba con suma facilidad a cualquiera que saliera a su paso. Caracoleó desde la frontal, sin miedo, con descaro, colándose por donde nadie lo esperaba hasta sacar un disparo al palo largo que Sommer solo pudo seguir con la mirada. El chaval de 17 años, una vez más, acababa de prender una chispa que guió al Barça al empate.
Volvió a pasillear por el área hasta la línea de fondo para, en un palmo, soltar un zurdazo que el guardameta interista rozó para desviar al larguero. De la electricidad de Lamine se contagió todo el ataque. Probó Dani Olmo a soltar un latigazo girándose entre los centrales y Ferran y Raphinha anduvieron pendientes de los centros desde la derecha del inspirado genio de Rocafonda.
La volea de Dumfries para el provisional 0-2 del Inter.AFP
No se podía sacudir el Inter el agobio ante el endemoniado peligro que generaba el canterano, que llevó otra vez a Sommer a salvarse del empate ante un disparo de Olmo. Lo que no pudo hacer es evitar que Pedri filtrara un balón a la cabeza de Raphinha que picó para la llegada de Ferran entre los dos centrales e igualara un partido en el que el Barça estaba logrando devorar al Inter.
Otro giro de guion lo provocaron las lesiones. Antes de la media parte, Koundé se echó al suelo. Demasiados minutos en las piernas del héroe de Copa y una nueva prueba de fuego para Flick, que tuvo que mandar al campo a Éric ante la ausencia de otro lateral diestro. La desgracia también golpeó al Inter con la lesión de Lautaro Martínez.
Quisieron Flick e Inzaghi bajar las revoluciones y evitar que el partido enloqueciera en la segunda parte. Se habían dañado con suma facilidad y había que recomponerse. Imposible. El Inter dio un paso al frente para sacudirse el dominio y, en un córner ante una mala salida de Szczesny, de nuevo Dumfries fue letal. La satisfacción de volver a adelantarse en el marcador apenas duró unos segundos, porque de otro saque de esquina en jugada ensayada, Raphinha soltó un obús desde la frontal que Sommer solo pudo mandar a su propia red.
El remate con el que Ferran Torres colocó el 2-2 en Montjuïc.AFP
Nadie se conformó. El Barça siguió buscando tumbar al Inter, como si no hubiera un partido de vuelta, y los italianos se oxigenaron y encontraron con facilidad los metros a la espada de la defensa de Flick, con salidas taquicárdicas de Szczesny, un gol anulado por un ajustadísimo fuera de juego de Mkhitaryan y la sensación de que, llegados a los últimos minutos, una tregua era la mejor opción. Pero de eso no entiende Lamine, que aún estrelló un centro chut en el travesaño y contagió a Raphinha en el arrebato. Si quieren estar en Munich, tendrán que ordenarse y evitar que aparezca la locura en Milán. Si es que pueden.