España defenderá oro en el Eurobasket el próximo verano. Lo que no debería ser noticia, estar entre las 24 mejores del continente, lo fue, porque los días han cambiado. Son los tiempos de los Preolímpicos y de ganar con milagros a Eslovaquia. No así anoche en Ourense, que festejó lo que antaño era un trámite. Sufrimientos para crecer, esperanzas para impulsarse y héroes que piden paso. Ninguno como Santi Yusta, protagonista total otra vez. [84-71: Narración y estadísticas]
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En el Pazo dos Deportes Paco Paz hubo aroma de reivindicación, una especie de rabia con la que los meritorios de las ventanas acabaron con la misma selección que unos días antes les había llevado a un límite insólito. En este grupo que maneja Scariolo hay tipos consolidados en ACB como Alberto Díaz, Guerra, Alocén o Yusta y, novedad, al fin, algunas de esas pregonadas perlas llamadas a reconstruir el futuro. Entre el amor propio de los primeros y la frescura y osadía de De Larrea o Izan Almansa, Eslovaquia fue un poquito menos fiera que en Bratislava.
Hubo que sudar, cómo no. Hubo que espantar fantasmas, propios y ajenos. La parálisis ofensiva ante esos gigantes de segunda fila con los que cuenta Eslovaquia (Pavelka, 2,17 m., ex LEB Oro y Fusek, 2,24, en la liga eslovaca), sin perder el colmillo en defensa que es la única forma de despegar. Con esa marcha más amaneció la selección, confiada en su lanzamientos de media distancia, en Yusta, tras su hazaña del viernes, en plan estrella bien entendida: el tipo que asume la responsabilidad en ataque.
Brodziansky (fue baja Krajcovic), con el que se turnaban Pradilla, Salvó y Barreiro, aplacó el primer arreón local, las ganas de un Alocén al que resulta maravilloso verle desempeñarse con semejante electricidad. En el segundo, el que estiró la cuerda (47-32) justo antes del descanso, estaban en pista Almansa y el debutante Villar (también se estreno, como titular, Puerto). Y por supuesto Yusta, en una estupenda dimensión de sí mismo.
También parecía el duelo encarrilado a esas alturas en Bratislava… Del vestuario España volvió fría y sin la lección aprendida. Tampoco el Paco Paz era una olla a presión. Fue otro ratito espantoso, un 2-15 que devolvió a la batalla a los eslovacos y despertó todas las dudas en la selección. Al menos el sopapo esta vez sirvió para espabilar. El coraje y Santi Yusta. La selección ha encontrado un guerrero en esta ventana.
El alero del Casademont Zaragoza se echó al equipo a la espalda cuando más apretaba el fuego. Un 10-1 de respuesta en el que todo pasó por las manos del que fuera canterano blanco. Le tomó el relevo Alocén, con el que comparte madurez y efervescencia tras superar ambos gravísimas lesiones.
Superado el mal trago, España, al fin, se olvidó de apuros. Y se intentó divertir en Ourense, desplegando sus talentos e imponiendo su superioridad. Y cerrando la noche, cómo no, con dos triples de Yusta, que era lo único que le faltaba. Como siempre en las ventanas (aún queda la de febrero, contra Bélgica y en Letonia), la mayoría de los que se curraron el billete no estarán en el Europeo. Otros, sin embargo, se han ganado el derecho a opositar con fuerza.