De aquella España campeona del mundo de 2006 sólo Álex Mumbrú (Barcelona, 1979) dio el salto a los banquillos, aunque en su caso no extrañe a nadie: aún conserva y actualiza una libreta en la que tomaba apuntes de sus entrenadores, entre ellos Manel Comas, Javier Imbroda, Joan Plaza, Pepu Hernández, Sergio Scariolo y, especialmente, su admirado Aíto García Reneses. Más sorprendió cuando, hace unos meses, la Alemania, también oro mundial (2023), le anunció como relevo de Gordon Herbert. Tras su debut como técnico en su Bilbao Basket y su paso por el Valencia, un salto para reivindicar todavía más el prestigio de los entrenadores españoles. La era Mumbrú comenzó ayer con una derrota en Suecia (73-72) en el partido de clasificación para el Eurobasket, a pesar de las 23 bajas (jugadores repartidos por equipos NBA y Euroliga) con las que contaba.
Para saber más
Para saber más
- Ni siquiera jugó nunca fuera de España.
- Hubo alguna oferta, pero he tenido la suerte de que siempre tuve buenos equipos y buenos contratos en España. Pero no tenía ningún miedo a irme, me apetecía conocer otras ligas y otros baloncestos. Estoy a caballo entre España, donde está la familia, y Hagen, sede de la Federación Alemana.
- ¿Cómo se fraguó su fichaje?
- Fui a la primera reunión, como cuando te reúnes con un equipo, a ver qué tal. Y el simple hecho de que el campeón del mundo te este llamando te enorgullece. Supe que habían estado preguntando por mí. Después de varias reuniones se fueron acercando las posturas.
- ¿Qué buscaban en ti?
- Es una pregunta más para ellos. Pero creo que buscaban a alguien que conociera el funcionamiento de la selecciones desde dentro. No es igual que un equipo, donde tienes que consolidar unas relaciones con los jugadores durante el tiempo. En una selección tienes que lidiar con el que venga, que todo fluya rápido porque luego regresan con sus clubes. Y, sobre todo, crear el ambiente para que quieran venir. El compromiso de los jugadores tiene que ser muy alto. Eso lo hace más fácil.
- Dennis Schroder, con el que se ya reunió, recordó las semifinales del último Eurobasket, en las que España derrotó a Alemania en Berlín y te relacionó con esa «mentalidad defensiva».
- Aquello fue un poco de todo, también competitividad. En ese partido pasaron cosas tácticas que al final provocaron que perdieran. Schroder no es un jugador más, es el base, tiene una mentalidad muy de entrenador, analiza los partidos y se los ve. Cuando un jugador cree que pudo ganar algo y que no lo hizo por culpa de lo táctico, puede pensar que quizá yo les pueda ayudar en eso. Entiendo que pasaron un momento complicado.
- ¿Cómo fue su encuentro con él en Estados Unidos?
- Es un líder. Una gran persona, que es algo importante, y un ganador. Hablas con él y te das cuenta de que sabe mucho de baloncesto y que le gusta. Está muy pendiente de todo y le importa mucho la selección. Hablamos de baloncesto y de los objetivos. Y nos conocimos. En la selección pasas poco tiempo juntos y hay que crear vínculos rápidos para que luego sea más fácil que se extienda en la pista.
- Él, los hermanos Wagner, Daniel Theis… va a tener mucho talento en sus manos.
- Me dicen: ‘Qué valiente’. Por haber ido a un equipo que ya es campeón, que casi sólo lo puedes hacer peor. Veremos. Si hay compromiso, por qué no seguir ganando. Es un reto importante, bonito e ilusionante. Pero también tengo la presión de tener que hacer las cosas bien. Intentaremos hacerlo.
- ¿Esta Alemania le recuerda al exitoso grupo del que formó parte con la selección española?
- Sí, la verdad es que sí me recuerda bastante a esa época, a la España que fuimos campeones del mundo, de Europa. Por el compromiso, por la gente, por los veranos en que creamos ese vínculo de amistad entre todos. Y de comportamiento en la pista. Me recuerdan en la manera de jugar, en cómo lo celebran. Ese feeling.
- ¿Quién fue el entrenador del que más aprendió?
- He tenido la suerte de tener muy buenos entrenadores. Fue como un aprendizaje, un clínic continuo con todos ellos. Seguramente, en mi carrera, Aíto ha sido el que más me ha marcado. También Sergio, Pepu… Recuerdo muchas cosas, vas cogiendo las que te marcaron de cada uno de ellos. En mis últimos años lo tenía claro. Iba mirando, preguntando, por qué esto es así… Tenía mucha curiosidad.
- ¿Cómo te definirías en los banquillos?
- Me gusta ser un entrenador exigente, que las cosas se trabajen en equipo. A la parte del vestuario también le doy mucha importancia, el tipo de personas que forman el equipo. Me gustan los equipos aguerridos, que defienden, que luchan, que no vaguean…
- El entrenador español está de moda.
- El entrenador español está muy bien considerado a nivel mundial. No sólo a nivel Euroliga o selecciones. También hay otros en pequeñas ligas, Venezuela, Polonia… Valoran nuestro trabajo, el nivel táctico, lo que desprendemos… Y los resultados. Va todo un poco relacionado. Es bonito. Que haya un español llevando un equipo NBA habla muy bien, primero de Jordi [Fernández], y después del baloncesto español en general.
- Sin embargo, parece que hay una crisis del jugador nacional, sólo ya Aldama en la NBA.
- Sigue habiendo un nivel muy alto en el jugador español. Van saliendo camadas y camadas. En las categorías inferiores siempre ganan. Es verdad que aquí en Alemania decidieron en su día hacer una apuesta por su jugador nacional y poco a poco ha ido dando sus frutos.
- En la cancha tuvieron grandes batallas con Nowitzki, ¿ya habló con él?
- Aún no he podido. Pero es una parte súper importante del baloncesto alemán. Fue uno de los primeros que empezó a abrir el camino del compromiso con la selección. Le conozco, he compartido con él muchos campeonatos. Cuando le vea, seguro que nos echamos unas risas. A ver si le puedo devolver todas esas derrotas con España. En aquella época nuestra selección marcó una época.