Carlos Alcaraz doblegó este martes al ruso Daniil Medvedev por 7-5 y 6-3 y avanzó hasta la final del Abierto de China, disputado en la capital del gigante asiático.
El murciano, segundo cabeza de serie, venció al moscovita en 1 hora y 27 minutos en la pista central del complejo tenístico pekinés. En la final se enfrentará al vencedor de la otra semifinal entre el vigente campeón y número uno mundial, el italiano Jannik Sinner, y el tenista local Bu Yunchaokete (n. 96).
El partido comenzó con un Medvedev más agresivo, como pronosticó el día anterior el tenista de El Palmar, con frecuentes subidas a la red.
Sin embargo, Alcaraz, que con la victoria del lunes se garantizó el regreso al número dos mundial, demostró que está en “estado de gracia”, como reconoció el moscovita, y que ha venido al gigante asiático preparado física y mentalmente para ganarlo todo.
Las dos raquetas deleitaron a los aficionados de la pista central, llena hasta la bandera de China que ondeaba con motivo del Día Nacional, con una serie de puntos en los que demostraron todo su repertorio.
Quejas al juez
Hubo puntos que encendieron al público, intercambios largos con subidas a la red, dejadas, globos, golpes de espalda, con la impresión de que ninguno de los protagonistas iba a rendirse, aunque la mayoría cayó del lado del español.
Estaban tan metidos en el partido que los más mínimos detalles, como una cámara mal posicionada o el murmullo de las gradas, les llevaron a quejarse al juez Mohamed Lahyani, antes de que en el undécimo juego Alcaraz consiguiese su tercera rotura, sin que esta vez Medvedev le respondiese con un nuevo contrabreak, cerrando el parcial con 7-5.
Para la segunda manga, los dos tenistas siguieron moviendo al rival en el fondo de la pista, pero con menos agresividad por parte del ruso.
A pesar de todo, en el quinto juego se lanzó a defender una bola de rotura de Alcaraz en la red, bien posicionado para devolvérsela al español, pero con la mala fortuna de que ésta golpeó en la malla y otorgó el quiebre que decantaría el set que valía una final.
Aun así, Medvedev se defendió hasta sus últimas consecuencias, salvando hasta tres bolas de partido en el noveno juego de la segunda manga, antes de que el murciano sentenciase con la cuarta para dejar el marcador con un 6-4.
La final del Abierto de China, la primera que disputará Alcaraz tras dos participaciones, se jugará este miércoles en la pista Diamond del complejo tenístico pekinés.
El escándalo desatado al conocerse que la Federación Española de Fútbol manipuló las puntuaciones de las sedes para el Mundial 2030 con el objetivo de sacar a Vigo y que Anoeta entrase en su lugar, desvelado por EL MUNDO el pasado 24 de marzo, se mantiene en 'stand by' a la espera, entre otras cosas, de conocer qué acciones judiciales va a emprender el ayuntamiento de la ciudad gallega, que ha contratado a un bufete de abogados para explorar todas las opciones.
En paralelo el alcalde, Abel Caballero, viajará el próximo día 12 a Madrid para reunirse con representantes de la Federación, que le ofrecerán toda la información "que no sea confidencial", y en ese entrecomillado se intuye otro choque más entre las partes, pues Caballero ya ha dicho que él quiere "toda la información".
Para saber más
La Federación, mientras todo esto sucede, ha anunciado en la mañana de este martes el nombre del nuevo responsable del Mundial, que sustituye a María Tato, cuyos movimientos son seguidos estos días con atención desde Las Rozas. El nuevo responsable del Mundial es Eduard Dervishaj. Lo ha hecho público el presidente, Rafael Louzán, en los desayunos de Europa Press.
Dervishaj es un hombre de origen albanés, relacionado con el fútbol de su país y que en 1997, durante un viaje a España como secretario general de la Federación albanesa pidió asilo político. Le fue concedido y comenzó en ese mismo año a trabajar en la Federación como director del Área de Relaciones Institucionales y Proyectos Internacionales.
Ocupó ese cargo hasta 2019, cuando Luis Rubiales le despidió. Hace menos de un año, y bajo la presidencia interina de Pedro Rocha, volvió a su cargo y ahora Louzán le hará compatibilizar sus funciones con ser el nuevo rostro visible en la organización del Mundial. Según la nota de prensa de la Federación, cuenta con amplia experiencia en la organización de eventos internacionales.
Del calvario a la Cartuja, del padecimiento al altar, transita este Madrid, como si lo hiciera a caballo de un presente que es su propia historia. Gana y gana, convenza o no convenza, se sobrepone a sus malos días y a los peores días de algunos de sus jugadores. Como Alaba, al que todo lo que le tocaba, acababa en la red de Lunin. Rüdiger, su sustituto, lo redimió con el tanto de la clasificación. Como Vinicius, negado para el gol, pero alumbrado para asistencias que son goles envueltos en papel de Papá Noel. La Real Sociedad asistió a ese destino que no se comprende, sólo se padece, y ahora aguardan Atlético o Barça, que hoy encienden el Metropolitano, para un duelo que sumará un título para el vencedor y una tragedia para el perdedor, sea quien sea.
Lo que empezó como un serial de sobremesa, en el que no pasaba nada salvo por el gol de Barrenetxea y la pequeña revolución de Endrick, acabó a ritmo de thriller gracias al inconformismo de la Real Sociedad. Imanol nunca perdió el pulso al partido, ni en ventaja ni en desventaja, para llevar a su equipo muy por encima de su nivel este curso. Para muestra, el gol. Ha sido su problema durante toda la temporada y en el Bernabéu marcó cuatro, dos de ellos de Oyarzabal, aunque uno en colaboración con Alaba. No fue el día del austríaco, al que Ancelotti sustituyó ya en la prórroga, después de tanta calamidad. El italiano no quería más penaltis, no más tentar a la suerte, y echó el resto, todo lo que tenía, con Modric, Brahim y Güler.
Cinco goles en 20 minutos
Al tiempo añadido, otro más para el Madrid tras el que afrontó ante el Atlético en la Champions, se llegó después de que, en el segundo tiempo, la Real se pusiera en ventaja, Bellingham y Tchouameni volvieran a dar la iniciativa a los locales y Oyarzabal, en el tiempo añadido, hiciera posible la prórroga. Cinco goles en 20 minutos.
En el mismo tiempo tras iniciarse el choque, únicamente Barrenetxea encontró la red. Un balón peinado de Oyarzabal cayó a la espalda de Lucas Vázquez, mal posicionado, como Asencio. El realista encontró el campo abierto, avanzó y batió a Lunin. Nada que reprochar al ucraniano, aunque esas acciones de uno contra uno constituyen una de las especialidades de Courtois. La titularidad en la portería en Sevilla es otra de las decisiones que deberá tomar Ancelotti.
La ventaja de un gol en la ida hizo que el italiano administrara esfuerzos en el equipo en un curso largo y cargado. La vuelta de las semifinales era el partido número 50 del Madrid, con la final de Copa, la Liga, la Champions y el Mundialito por delante. Una barbaridad. La suplencia inicial de Mbappé y Rüdiger tenía que ver con ello, pero la eliminatoria exigió otro ejercicio de estajanovismo. Hasta que el cuerpo aguante.
Endrick, en el Bernabéu.Bernat ArmangueAP
Las competiciones tienen sus propios idilios. Como los amores. El de esta Copa es un joven de 18 años que habitualmente viaja en el vagón del equipaje del todopoderoso Madrid. Lástima que el desenlace lo encontrara fuera. Ancelotti, que lleva toda la vida en esto, sabe que el fútbol tiene cosas que es mejor no analizar, sólo dejarse llevar. Como los amores. Le faltó hacerlo hasta el final. Veremos cómo acaba el torneo en la Cartuja, pero de momento ha elegido a su Míster Copa. Es Endrick, con cinco goles.
Pronto sabremos si en la final, el 26 de abril, Ancelotti se deja llevar. Difícil. Endrick apareció por Mbappé en el Bernabéu, pero Mbappé está aquí para jugar finales, para la gloria y para los apuros, aunque, ayer, no le señalara el destino. Atlético o Barça le esperan en la misma medida en la que le temen.
Endrick marcó en Anoeta y lo volvió a hacer en el Bernabéu en el primer momento crítico del choque, después de que Barrenetxea adelantara a la Real Sociedad y hurgara en un problema sistémico ya del Madrid, en un día, además, de defensa experimental. Asencio era el líder, junto a un Alaba en tiempo de regreso, más Lucas Vázquez y Camavinga en las bandas. El francés regresaba al lateral izquierdo, el lugar por donde debía progresar Kubo, muy activo hasta que acabó fundido. El francés logró frenarlo en muchas fases, pero no pudo con Pablo Marín en la llegada que propició su centro y el gol en propia puerta de Alaba que volvía a igualar la eliminatoria y abría el fuego del segundo tiempo.
Un inicio de cálculo
El Madrid partió el duelo con sentido del cálculo, no con voluntad de vértigo, pero eso casi nunca se cumple en la Copa, que brinda las mejores emociones. El conjunto de Imanol lo aprovechó para tomar la iniciativa, con presión adelantada, posesión de sus centrocampistas, muy cómodos, y repliegue rápido para no dejar espacios al Madrid. Cuando pudo hacerlo el equipo blanco, llegó el empate. Vinicius lanzó un pase al espacio y Endrick tomó la ventaja sobre Elustondo, que había sustituido al lesionado Aguerd, para elevar sobre Remiro con una vaselina. Un gol de categoría, como el pase.
Nunca sabremos que habría pasado si hubiera seguido en el campo, en unas áreas agitadas y muy vulnerables a balón parado, como probaron los goles de Tchouameni, Rüdiger o el segundo de Oyarzabal. Cualquiera quiere estar en esa fiesta. Ahora aguarda la fiesta de verdad.