Puede ser una de las tenistas que más ha crecido en los últimos meses. La bielorrusa Aryna Sabalenka desató anoche toda su potencia de juego e hizo gala de su versatilidad para imponerse a la norteamericana Jessica Pegula por 7-5 y 7-5, en la final del US Open.
Es su segundo grande del año, tras el ganado en Open de Australia en enero de este año, y el tercero de su carrera, pues también venció en Australia en 2023.
Sabalenka, de 26 años y número dos del mundo, se sacude así la derrota del año pasado sobre la pista central de Flushing Meadows ante Coco Gauff, a la que sucede como nueva reina del torneo.
Pegula estuvo a la altura en ambas mangas, pero Sabalenka hizo una fabulosa demostración de tenis poderoso y aguerrido, para someterla en una hora y 53 minutos.
La tenista de Minsk (Bielorrusia) es la primera de su país en ganar el Abierto de Estados Unidos. Suma 16 triunfos en su carrera -3 majors y 6 Master 1000- y lideró el ranking WTA en 2023.
Luce aún Mirra Andreeva (Krasnoyarsk, 2007) la inocencia propia de una cría, aún inmune al envanecimiento, la previsibilidad y la impostura que suelen engullir en poco tiempo a quienes establecen una precoz alianza con el éxito. La tenista atendió a EL MUNDO este martes en la Caja Mágica tras participar en un acto con la firma de fotoprotección y dermatología ISDIN para concienciar sobre la importancia de protegerse de los efectos nocivos del sol.
¿Cómo ha cambiado su vida en los últimos meses?
Por supuesto que ha cambiado un poco, pero sigo siendo la misma 'vieja' Mirra. Personalmente no he cambiado mucho, otra cosa es que mi tenis sea más maduro. Mi vida es más o menos la misma.
Se le ve con una sensatez impropia de sus 17 años en la toma de decisiones en pista y en la gestión emocional.
Puedo decir que soy más fuerte de lo que era. He trabajado duro en ello y estoy feliz de que la gente pueda notar la diferencia.
¿Cuenta con un psicólogo en su equipo?
Sí, su nombre es Alexis. Me ayuda mucho a mantener mi centro y a enfrentar de mejor forma las situaciones adversas a las que he de hacer frente en la cancha.
¿Cómo se relaciona con las redes sociales?
Es peligroso, lo he experimentado, así que ahora estoy aprendiendo de mis propios errores y haciendo un uso más razonable de ellas.
¿Qué sabe de jugadoras precoces de los 80 y los 90, como Martina Hingis, Monica Seles o Jennifer Capriati?
He mirado cómo llegaron al éxito y he visto algunos de sus partidos. Desde aquella época han aparecido otras grandes jugadoras adolescentes y el tenis ha cambiado mucho, pero me sirven de referencia e intentaré alcanzar su nivel, sabiendo que son leyendas.
Y también Rusia ha dejado ejemplos relevantes de precocidad, como Maria Sharapova y, con un alcance menor, Anna Kournikova...
Sí, claro. Fueron 'súperpopulares'. Tuve la oportunidad de conocer a Sharapova el año pasado en Wimbledon y estuvimos hablando. Me dio algunos consejos y le pregunté un par de cosas, en especial cómo llevaba la presión y afrontaba los momentos delicados. Sí, me dio algunos consejos, pero no se los voy a contar a usted, me los guardo para mí. [Risas].
¿Es el circuito demasiado exigente, en particular para una mujer tan joven como usted?
Tal vez, pero no lo siento tanto así porque tengo un gran equipo a mi alrededor. Obviamente, he de cumplir con determinados actos que son una obligación para una tenista profesional. En realidad me gusta atender a los medios y participar en otro tipo de actividades promocionales. Me gusta entrenar, me gusta jugar partidos. Todo forma parte de un proceso muy excitante.
¿Le ha llevado el tenis a crecer demasiado deprisa?
Desde luego, porque en la pista tú no puedes ser una adolescente ni una niña. Ahí todo el mundo lucha y todo el mundo quiere ganar. Si no estás lista para ello como una persona madura, no podrás conseguir grandes cosas. Por supuesto que al principio tuve dificultades y necesité aprender cómo eran las cosas. Ahora puedo decir que estoy aprendiendo de mis propios errores y de mis experiencias y que el tenis me ha hecho crecer un poco antes que una niña que va a la escuela y tiene una vida más convencional.
Diría que una de sus virtudes es la facilidad para leer los partidos y sacar provecho de las debilidades de sus oponentes. ¿Lo ve usted así?
Lo intento, con la gran ayuda de Conchita Martínez y otros integrantes de mi equipo. Trato de ver los partidos de mis rivales para conocer sus puntos flacos y sus fortalezas. Pero sola no tendría tanto éxito en eso.
¿En qué partes de su juego cree que debe mejorar más?
Hace poco hubiera dicho que a la hora de desenvolverme en la red, pero lo trabajo bien disputando dobles, algo que también me ayuda a tomar responsabilidades en momentos concretos.
Ya ha derrotado a las dos mejores jugadoras: Aryna Sabalenka e Iga Swiatek. ¿Quién le puso más dificultades?
Cada una presenta desafíos específicos. Iga es una auténtica atleta, pelea cada bola, siempre con un ritmo alto, con mucha intensidad en cada golpe. Aryna es poderosísima y le pega muy duro a la pelota.
Ya tiene una plata olímpica en dobles en los Juegos de París, que ganó junto a su compatriota Diana Shnaider.
Después de la final fue algo horrible, pero pronto nos dimos cuenta del valor de lo que habíamos logrado porque no todo el mundo puede decir que ha ganado una medalla olímpica con 17 años.
¿Cómo se imagina dentro de un lustro?
De lo único que estoy segura es de que seguiré trabajando duro en una pista de tenis. Tal vez ya tenga un par de grandes en el bolsillo; tal vez no tenga ninguno.
Hace unos minutos, medio en broma medio en serio, reclamaba el bote de una bola en un mero peloteo promocional. Parece muy competitiva.
Sí, lo soy. Siempre quiero ganar. No importa que se trate de tenis o de jugar al Uno. Si discuto siempre quiero llevar la razón. Soy así. Desafortunadamente. [Risas].
¿Qué importancia tiene en su carrera su hermana Erika, también tenista?
Hemos compartido mucho. Sin ella no sería quién soy. Le estaré eternamente agradecida
El músculo superó a la inteligencia táctica y Aryna Sabalenka se llevó su tercer título en Madrid, algo que sólo había logrado Petra Kvitova. La número 1 del mundo exhibió su fortaleza en la Caja Mágica y derrotó en la final a Coco Gauff por 6-3 y 7-6 (3), para lograr el vigésimo torneo de su carrera, noveno WTA 1000 y tercero en el global de 2025. Tras dejar escapar la victoria en la final del pasado año ante Iga Swiatek después de contar con tres match points, hizo buena su descomunal pegada y vio cómo Gauff no sabía culminar la ventaja adquirida en el segundo parcial. El partido terminó con una doble falta de la estadounidense, la octava, desenlace elocuente: uno de sus déficits durante toda la tarde fue la debilidad con el segundo servicio.
A tenor del rendimiento de Gauff en semifinales, del modo en el que despachó a Swiatek, incluso de los antecedentes frente a Sabalenka, a quien había superado en cinco de sus nueve partidos, la confrontación se presentaba como un duelo muy atractivo. La puesta en escena de la bielorrusa intimidó a Gauff en su tercera final sobre arcilla. Necesitó una dejada mimosa para detener la sangría de 17 puntos consecutivos de su oponente, que se escapó con un doble break gracias a su potencia de fuego. La tenista de Florida, que hasta su llegada a la capital de España no había pasado de cuartos en torneo alguno, no se desesperó. Conoce bien las características de Sabalenka, incontenible cuando entra en trance pero también dada a echarse precipitadamente al monte en más de una ocasión.
Reacción inconclusa
Sabalenka pegaba. Gauff pensaba. Ya con tres títulos del Grand Slam y ahora mismo jerarca indiscutible del circuito, la también campeona este año en Miami y Brisbane aún soporta algunos problemas en la gestión emocional de los partidos. Superados los excesos que permitieron revivir a su adversaria mediado el primer parcial, la favorita recobró precisión y volvió a desatar un vendaval para llevarse el set.
Gauff no se amedrantó, mostró su buena lectura del juego, rompió en el tercero del segundo set y contó con una pelota para igualar el partido tras levantar un 0-40 cuando dominaba 5-4. Templada, inteligente, había sofocado el empuje de la bielorrusa, pero acabó por ceder su saque, incapaz de hacer valer su reacción. Volvió incluso de un 3-0 para igualar a 3 en el desempate, pero esta vez a Sabalenka no le perdería su indulgencia. Nadie juega ni domina como ella. Menos aún en la altura de Madrid.
Recuerdo que la primera vez que me enfrenté a Aryna Sabalenka, hace más de seis años, ya jugaba como juega ahora: con esa agresividad, siendo esa tigresa que es. Entonces se volvía más errática, desaparecía durante varios puntos, pero en los últimos tiempos ha conseguido un control que me asombra. Arriesga mucho, lo mismo que antes, pero ya no envía ninguna bola fuera de la pista. Despliega un tenis realmente ofensivo y, al mismo tiempo, domina el tiempo de los partidos. Es una gran tenista y de ahí que pueda ganar mañana su tercer Open de Australia consecutivo.
Ante Paula Badosa este jueves estuvo genial, aunque el resultado fue doloroso. En mi opinión, no reflejó bien lo competido que fue el partido. Sabalenka empezó nerviosa, presionada porque era la favorita, tenía que vencer. Paula estuvo muy sólida desde el principio, concentrada, siempre dentro del juego, aunque con el paso de los minutos la balanza se fue decantando. Sabalenka fue afinando, tomando el control, y Paula no encontró la manera de hacerle daño. Pero pudo ser distinto si algún error hubiera caído aquí o allá.
En todo caso, no hubo nada que se le pudiera recriminar a Paula. Jugó contra la número uno, la clara favorita al título, e igualmente ofreció su mejor versión. Su inicio de año es esperanzador y tengo muchas ganas de verla en la gira de tierra batida. Ahora su objetivo debe ser mantener el nivel, que siempre ha sido su punto débil. Las temporadas son muy largas y suele vivir muchos altos y bajos. Ahora, ya dentro del Top 10 del ranking WTA, su meta tiene que ser alcanzar la regularidad y quedarse muchas semanas seguidas en esos puestos de honor. Llegará a los torneos de pista dura de Estados Unidos con buena inercia y después espero que encare el camino hacia Roland Garros con confianza y, sobre todo, sin problemas físicos. Si es así volverá a jugar partidos importantes y estará entre las favoritas al título en París.
JAMES ROSSEFE
Diría que lo único que le queda para derrotar a una rival como Sabalenka es igual esa agresividad, ese espíritu asesino. Sólo hay que ver el grito que pegó ayer la bielorrusa después de su primer winner. Dejó sordos a los espectadores de medio mundo. El juego de Paula suele ser más diésel, no tan agresivo, pero ante las mejores del mundo debe convencerse a atacar más, a jugarse más puntos. Puede salirle mal, pero el riesgo merece la pena.
El hambre ya lo tiene. En pista se nota mucho que viene de una lesión grave y que está motivadísima. Suele ocurrir con estos parones. Pasas mucho tiempo en casa pensando que quizá no vuelvas a jugar nunca más, te ves fuera del circuito, sufres mucho y vuelves cambiada. Con más ambición que nunca y, a la vez, con la cabeza baja, humilde, haciendo los deberes. Así está Paula ahora y con lo que hemos visto estas dos últimas semanas en el Open de Australia esta temporada puede ser su temporada.