Y llegó Monza. El lugar donde todas las miradas y las camisetas giran inevitablemente hacia el rojo. Al lado del cavallino rampante y de los tifosi, que deseaban ver a Charles Leclerc y Carlos Sainz arrancar sus motores en la carrera de mañana desde primera línea. Después del inesperado tercer puesto del monegasco la semana pasada en Países Bajos, todo podía ser posible. Había ilusión por lograr la pole, pero los coches papaya y el Mercedes de Russell fueron más fuertes. No así Lewis Hamilton, que llegó a ponerse líder y que finalmente saldrá sexto.
Lando Norris (1:19.911) volvió a exhibir músculo con su McLaren, aunque tuvo presión hasta el último momento. No fue fácil. En la recta final, todo se quedó en muy pocas décimas de diferencia y cualquiera podía llevarse la guinda, pero es ahí donde la escudería británica saca a relucir su potencia. Esa que le está llevando a acercarse y plantar cara a un más que tocado Max Verstappen.
El RB2O del neerlandés no dio para más. Séptimo lugar para el campeón. No fue una clasificación agradable y más aún después del amargo segundo puesto en Zandvoort. A punto estuvo de chocar su coche en dos ocasiones en el pitlane con Norris primero y con Sainz después. Dos momentos que serán investigados por la FIA y que podrían tener alguna sanción. Su compañero, Sergio Pérez estará detrás suya.
Por su parte, a Aston Martin le vuelven a faltar esas décimas tan decisivas. Fernando Alonso (11º) luchó hasta el final por meterse en la Q3, pero no pudo mejorar los tiempos del Williams de Alexander Albon y el Haas de Nico Hulkenberg. "Creo que la undécima posición es mejor de lo esperado", comentaba Alonso por radio tras conocer su eliminación. Un puesto que, aun así, vuelve a mejorar la de su compañero Lance Stroll que cayó a las primeras de cambio junto con el debutante argentino Franco Colapinto.