Argentina logró su tercer Mundial tras imponerse a Francia en la tanda de penaltis en una de las mejores finales de siempre. Leo Messi al fin pudo levantar la única copa que le faltaba para completar su leyenda. Sin embargo, la celebración de la albiceleste ha dejado algunos gestos que han desatado las críticas.
Tras el partido, el Dibu Martínez fue elegido mejor portero del campeonato. Pero cuando recogió el Guante de Oro su gesto de llevarse el trofeo hacia la zona genital no dejó indiferente a nadie. Ya en la tanda definitiva el guardameta había protagonizado algunos momentos polémicos al burlarse de Coman tras detener su lanzamiento y tratando de poner nervioso a Tchouaméni antes del suyo.
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Ya en el vestuario, el nivel de euforia se disparó. Algunos de los jugadores emitieron en directo algunos fragmentos de la celebración y pudieron escucharse algunas frases ofensivas con los rivales franceses a los que acababan de derrotar. De nuevo, el Dibu fue protagonista en un polémico cántico. Con todos los futbolistas haciendo una conga, el portero dedicó “un minuto de silencio, para Mbappé, que está muerto”.
Pero el delantero del PSG, derrotado pese a sus tres goles en la final, no fue el único jugador galo objeto de las burlas. El ‘Kun‘ Agüero, uno de los más activos en la fiesta pese a estar retirado, la tomó con Camavinga. “Para Camavinga… cara de pinga”, asegura el ex delantero del Barcelona y el Manchester City en la fiesta del vestuario argentino.
También Rodrigo de Paul lanzó un mensaje grosero a los que cuestionaron a la selección argentina, que comenzó el Mundial con una sorprendente derrota ante Arabia Saudí en el debut. “Todos los que dudaron, chúpenme bien la pinga”, afirma el jugador del Atlético de Madrid.
"Es el día de la marmota", escribía Paquito Navarro en sus redes sociales. Una de las caras más conocidas del pádel español reaccionaba así a la última guerra de su deporte. Por un lado, el pádel crece como casi ningún otro juego en nuestro país, en Europa y en diferentes partes del mundo, y por otro esa evolución camina de la mano de la controversia desde hace ya varios años. Primero con la batalla entre World Padel Tour, histórico circuito, y Premier Padel, la organización catarí liderada por Nasser Al-Khelaifi que ha terminado haciéndose con el pádel mundial bajo la promesa (y la creencia de jugadores y técnicos) de bañar en oro este deporte. Y ahora, apenas unos meses después de la llegada de Qatar, con el plante de los mejores jugadores del mundo a dos torneos (Gijón y Cancún) en mitad de una serie de reivindicaciones que han paralizado el circuito como nunca había sucedido.
Los jugadores, liderados por la Asociación de Jugadores de Pádel (PPA), decidieron no acudir hace unos días al torneo de Gijón, un evento que en el circuito es un P2, es decir, tercer nivel por detrás de los 'Major' y los P1. Y esto es importante para entender el porqué del momento de las reivindicaciones. En unos días se celebrará el torneo de Cancún, también un P2, y ahí, salvo Juan Lebrón y Franco Stupaczuk, los mejores jugadores del mundo tampoco estarán.
Las estrellas como Agustín Tapia y Artullo Coello o Ale Galán y Federico Chingotto (parejas número 1 y 2 del mundo), y también aquellos que están algo más abajo en el ranking, volverán a jugar en el P1 de Miami. ¿Por qué? Consideran que por contrato están obligados, aunque sus demandas no estén satisfechas en ese momento, y las marcas, que patrocinan a jugadores y torneos, presionan para que el espectáculo vuelva. Incluso se ha producido una llamada entre Ale Galán y Al-Khelaifi para intentar reconducir la situación.
Premier Padel, mientras, les acusa de "boicotear" los torneos, de "autodestruirse" y les advierte con posibles multas millonarias porque, según la organización, esos torneos P2 también son obligatorios para los primeros del ránking. Y aquí viene el inicio de la guerra. El contrato de 25 años firmado entre Premier y los jugadores en 2022, cuando la batalla entre el circuito de Qatar y World Padel Tour era gigante.
"Es el primer contrato que se firma con Premier Pádel y en teoría era transitorio porque tiene muchas lagunas", ha explicado esta tarde Jose Diestro, miembro de la Junta de la PPA. "Estábamos con una demanda de 25 millones encima (por parte de World Padel Tour) y se firmó deprisa y corriendo", ha asegurado, deslizando que "hay un nuevo contrato entre manos que está bloqueado y que sería la llave para todo esto".
En ese contrato, según el abogado de la PPA, "se dice que hay que jugar un mínimo de torneos, en otra página que todos y en otra algunos. Son cláusulas de libre interpretación". Pero el abogado de Premier Pádel, Roberto Álvarez, del despacho Cuatrecasas, declaró en Marca que "en ninguna cláusula se establece diferencia entre Majors, P1 y P2 y existe la obligación de jugar los torneos organizados por Premier Padel sin distinguir categoría".
Fuentes de ambas partes confirman a este periódico que llevan meses valorando añadir modificaciones y firmar un nuevo contrato, pero desde la Asociación de Jugadores se denuncia un "incumplimiento sistemático de compromiso" y que "el modelo actual es insostenible", como ha recalcado hoy Álex Ruiz, presidente del PPA.
Las peticiones de los jugadores
Pero, ¿qué piden los jugadores? Reclaman la reducción del número de torneos, que ahora mismo es de 20 y según ellos debería ser de 16. Esas cuatro semanas libres son claves para los deportistas tanto a nivel físico como económico. Descansarían de la competición y, a la vez, tendrían tiempo para acudir a exhibiciones que, en algunos casos, les reportan más dinero que los torneos.
Por otro lado, según explico Diestro, quieren "el cambio en el sistema de puntos". Ahora mismo hay bastante revuelo en el circuito porque por debajo de los torneos de Premier (Major, P1 y P2) están los torneos de la Federación Internacional de Padel (FIP), donde una victoria da incluso más puntos que llegar al cuadro final de un P2. "Pedimos cosas deportivas, no pedimos dinero. Queremos tener una regulación clara, saber con tiempo el tipo de cuadro, la cantidad de puntos y el premio de un torneo y que no cambien a poco de empezar. No pedimos dinero a nadie", aseguró Martín Di Nenno (número 6 del mundo).
Además del calendario y los puntos, los jugadores reclaman "un convenio entre la PPA y la Federación, seguridad jurídica ante cambios y ponerse al día con temas fiscales del acuerdo de 2022". "En definitiva, ser parte real del proyecto", terminó Diestro.
Florentino Pérez conquista su particular 'Séptima', palabra que tiene un significado refundacional para el Madrid, pues fue la séptima Copa de Europa, ya conocida como Champions, la que abrió, en 1998, la era moderna del campeonísimo europeo, consolidada posteriormente por el crecimiento deportivo, económico y patrimonial liderado por su presidente. Hasta la 'Séptima', el legado del Madrid era el legado de Santiago Bernabéu y Alfredo Di Stéfano, presidente y jugador que cambiaron la historia del equipo de Chamartín y también la historia del fútbol. Con la levantada en Wembley, Florentino supera en un título a Bernabéu, un personaje con el que tiene similitudes, en especial por la visión universalista del Madrid y el propio fútbol, pero también diferencias, sobre todo en su condición personal y profesional. Bernabéu atrajo al Madrid a los mejores futbolistas del momento, pero jamás permitió que cuestionaran el principio de autoridad del club. Florentino siguió esa senda en su segunda etapa, después de huir de los galácticos a los que había consentido. Con ellos sumó una Champions, la 'Novena', la del gol de Zidane. Cuando regresó y actuó con Raúl, Casillas, Cristiano o Sergio Ramos como Bernabéu había hecho con el propio Di Stéfano, ganó otras seis.
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Bernabéu fue presidente entre 1947 y 1978, 35 años en los que rescató a un club muy golpeado durante la Guerra Civil y lo llevó a la cima mundial, al ser uno de los precursores de la creación de la Copa de Europa, cuya primera edición de disputó en 1956. Florentino ha lanzado el desafío de la Superliga, aunque enfrentado al 'establishment' del fútbol. Bernabéu lo impuso desde dentro, con la mediación del periódico 'L'Equipe'. La oposición, de hecho, estaba en su propia casa, ya que el Régimen franquista era contrario a la creación de la competición, al entender que era una forma de tender puentes con las democracias que habían condenado a la dictadura española. Cuando Bernabéu y Raimundo Saporta viajaron a París para poner en marcha el proyecto, no llamaron al Pardo para comunicarlo hasta que estuvieron en el aeropuerto de Barajas.
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LA RELACIÓN CON EL RÉGIMEN
Bernabéu, pese a haber combatido en el bando nacional, no era franquista, sino monárquico, partidario de Don Juan, el padre del Rey Emérito. Una visita a la familia real en el exilio, en Lausana, levantó suspicacias en la época. Saporta, el diplomático al lado del «líder moral», como recuerda a Bernabéu Vicente del Bosque, consiguió que las relaciones del Madrid fueran más allá de las cotas que imponía el Régimen, como demostró con un encuentro en Caracas con Josep Tarradellas, al que presentó en una cena a la plantilla como el ex presidente de la Generalitat en el exilio. Los favores del franquismo al Madrid forman parte del relato de sus adversarios, particularmente el Barcelona, más que de la realidad.
Una prueba de ello es la negativa a la petición del presidente del Madrid de recalificar los terrenos del Bernabéu para construir un nuevo estadio, beneficio que sí obtuvieron el Barcelona y el Atlético, entre otros, con los antiguos estadios de Les Corts o el Metropolitano.
EL CRECIMIENTO PATRIMONIAL
El crecimiento patrimonial del Madrid es otra de las similitudes entre Bernabéu y Florentino. Nada más llegar a la presidencia, el primero fue consciente de que era necesario construir un nuevo estadio y abandonar el viejo campo de Chamartín, convencido de que el fútbol sería el nuevo fenómeno de masas de nuestro tiempo. En 1947 era ya una realidad. La llegada de Di Stéfano, en la temporada 1953/54 y la creación de la Copa de Europa, un año más tarde, dieron la razón a su instinto. Las Copas de Europa llegaron sin interrupción, al ganar las cinco primeras ediciones, tiempo en el que Bernabéu seguía una de las máximas de Florentino en su primera etapa: «Hay que cebar la bomba». Tras Di Stéfano, llegaron Kopa, Santamaría y Puskas, de forma sucesiva, del mismo modo que Florentino incorporaría a Figo, Zidane, Ronaldo o Beckham. Los galácticos, sin embargo, sólo ganaron una Champions. Florentino no era, entonces, el hombre de mano dura que sería después.
LAS CIUDADES DEPORTIVAS
Con las cinco primeras Copas de Europa en las vitrinas, Bernabéu decidió poner en marcha otros proyecto: la construcción de la Ciudad Deportiva. Pensaba el presidente en la formación de futbolistas pero también en el valor que esos terrenos, entonces al norte de Madrid, tendrían en el futuro. Acertó. Levantada en 1960, dos años después el Régimen prohibía el fichaje de extranjeros, hecho que suponía un torpedo al modelo universalista de Bernabéu, pero el Madrid ya había empezado a producir jugadores en la 'Fábrica'. La sexta Copa de Europa, en 1966, es uno de sus frutos, ya que el once que ganó al Partizán estaba formado únicamente por españoles. Era el Madrid 'yé-yé', con un puñado de futbolistas formados en su cantera, como Serena, Grosso, De Felipe o Velázquez.
La venta de esos terrenos fue clave en la reconstrucción que inició Florentino a su llegada, en 2000, al tiempo que ponía en marcha una nueva en Valdebebas, una de las mejores instalaciones de Europa. De alguna forma, conseguía en democracia lo que a Bernabéu le negaron bajo la dictadura en el caso del estadio. La condición de prohombre de la economía, como presidente de ACS, una de las constructoras más grandes del mundo, le permitía una valiosa influencia. Es difícil que a su antecesor, Lorenzo Sanz, le hubieran concedido la recalificación.
El Bernabéu festeja la decimoquinta
Florentino también manejó la idea de trasladar el estadio a Valdebebas en su etapa iniciática, pero finalmente ha acabado por llevar al futuro el recinto que construyó el presidente que le da nombre, y el futuro es mucho más que fútbol para tormento de los vecinos.
En la condición profesional y personal radica una de las grandes diferencias entre Bernabéu, que siempre vivió en la austeridad, y Florentino, entre los más ricos de España, aunque no haga ostentación de ello. También en el pasado como futbolista del primero. El presidencialismo tiene muchos estilos, más o menos próximo a la afición, pero la realidad es que el socio del Madrid se siente a gusto con la fórmula, sobre todo si la Champions es su consecuencia.
El Barça encontró la horma de su zapato en Anoeta. La Real Sociedad, con un Take Kubo dándolo todo tanto en defensa como en ataque y un orden capaz de desesperar a los azulgrana, le infligió al conjunto de Hansi Flick su segunda derrota en Liga en lo que llevamos de temporada gracias a un solitario tanto de Becker. Aunque los donostiarras tuvieron ocasiones para cerrar el partido mucho antes. [Narración y estadísticas, 1-0]
De nada les sirvió a los barcelonistas tratar de apretarle los tornillos a su rival como de nada tampoco le sirvió al entrenador teutón protestar el gol anulado por fuera de juego a Lewandowski. Flick entendió que el automático había tomado el pie del central txuri urdin por el del punta polaco, aunque lo que condenó realmente a los suyos fue perder la chispa mostrada hasta ahora en ataque.
Dominó el Barça los instantes iniciales del partido, pero a los azulgrana les costaba Dios y ayuda concretar ocasiones claras de gol y, de hecho, la más clara que tuvieron, en la que Lewandowski acabó enviando el balón al fondo de la red, acabó siendo invalidada por el protestado fuera de juego. Un fuera de juego por escasos centímetros y señalado tras intervención del sistema semiautomático.
El susto, en este caso, hizo que la Real Sociedad despertara de su aparente letargo de los primeros minutos, por medio, sobre todo, de un Kubo que se multiplicó tanto en ataque como en defensa. El 1-0, no obstante, llegaría gracias a la presión en la salida de balón barcelonista, con Sucic peinando el esférico y Becker marchándose por velocidad, tras un inoportuno resbalón de Cubarsí, para inagurar el marcador más que cumplida ya la primera hora del duelo.
Becker celebra el único tanto en el encuentro.Juan HerreroEFE
El tanto espoleó aún más a los locales. Tanto, que incluso tuvieron una opción clarísima para poner aún más tierra de por medio, tras una acción de Kubo que Oyarzabal mandaría finalmente al limbo. El Barça, mientras, buscó también un poco más la portería de Remiro, con más corazón cabeza y más ganas que puntería. No obstante, su postrero arreón de la primera mitad no lograría evitar que la Real se marchara a los vestuarios con ventaja en el marcador y unas sensaciones absolutamente inmejorables para asegurar que los tres puntos se quedaran en casa.
En la reanudación, Flick optó por dar entrada a Dani Olmo por un Frenkie de Jong que no acababa de tener el día en Anoeta y que, además, se quejó de varios golpes a lo largo de los primeros 45 minutos. Becker, con una acción rapídisima, pero que moriría en las manos de Iñaki Peña, abrió fuego muy pronto.
Duelo bajo palos
El meta azulgrana, poco después, se resarciría de un fallo en el desplazamiento de balón con una plástica parada a remate de Oyarzabal para enviar el balón a córner y respiraría aliviado después de que Becker, forzado, no encontrara portería con su remate. Remiro, mientras, en la otra portería, tuvo que emplearse a fondo para evitar un gol en propia meta tras un intento de despeje de Zubimendi que acabó cargándose con mucho veneno.
Tras la efervescencia de los primeros instantes del segundo tiempo, el Barça empezó a diluirse paulatinamente en ataque. Con Raphinha y Lewandowski mucho menos atinados que de costumbre, ni siquiera las buenas maneras de Olmo parecían propicias a romper el orden de la zaga de los donostiarras.
El reloj, inexorable, provocó que los azulgrana fueran además actuando cada vez con más precipitación, condenando una y otra vez sus, en esta ocasión, escasas opciones de llevarse por lo menos un punto de Anoeta. El toque de corneta de los instantes finales, con los de Flick volcados en el área contraria, fue más vistoso que efectivo y no lograría evitar la segunda derrota barcelonista en la Liga.