Junto a la parada de metro más cercana a la villa olímpica, en el barrio de Saint Denis, hay un ambiente que no se veía unas semanas antes:Nabil y sus amigos están sentados en la plaza, en los poyetes de las macetas y farolas que sostienen las indicaciones para llegar a la villa de los atletas. Estos chicos rondan los 18-20 años, han nacido en Francia, pero son negros o de origen magrebí. A unos metros, hay un par de terrazas a rebosar: gente con
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Se eleva por las tardes, se reposa de día. Es como la herencia de Julio Verne. Lleva sólo unos días en el cielo y ya hay guías de los mejores sitios para verlo brillar. El día que se estrenó, antes de que la viera el mundo, lo hizo ante unos espectadores inesperados: los bomberos de París.
Fue poco antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. El creador de la bola y su equipo la encendieron y la elevaron. Tenía que hacerse de manera
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La reina ha demostrado que sigue siendo imbatible y recupera su corona olímpica en el podio de París. Simone Biles consiguió en la tarde del jueves algo extraordinario, incluso para una deportista legendaria como ella.
Ganó el oro en el concurso completo de los Juegos de París, el que corona a la mejor gimnasta del mundo, y recuperó así el título que ya obtuvo en Río 2016. Es la única en la historia que ha conseguido ganar en dos ocasiones sin que sea en Juegos consecutivos. Entre medias quedaron los de Tokio, en los que la atleta se retiró por problemas de salud mental. Este paréntesis, con todos los desafíos que ha tenido que enfrentar, hace que su triunfo de ayer sea único y difícilmente superable.
Es el segundo oro de Biles en París 2024, tras haber ganado ya el de la competición por equipos. En total tiene seis en su carreray nueve medallas olímpicas. La plata anoche fue para su rival y amiga la brasileña Rebeca Andrade, que sólo fue superior a ella en uno de los cuatro ejercicios, las asimétricas, justo el aparato en el que Biles no roza el cielo.
EEUU sumó dos metales al medallero con el bronce, que fue para Sunisa Lee, oro en los Juegos de Tokio que Biles tuvo que abandonar. En la prueba, que era clave en esta redención olímpica de Simone Biles, ésta logró una puntuación total de 59.131 puntos y Rebeca Andrade, de 57.932. Ambas habían debutado juntas en Río 2016. Biles dejó claro desde el principio que la Historia la esperaba. En el primer aparato, que fue el salto, la americana consiguió 15.766 puntos y la brasileña, 15.100.
El segundo turno fue para las asimétricas, Andrade se impuso y obtuvo 14.666, frente a los 13.733 puntos de la rival. Ahí, cuando Andrade se puso por delante en la puntuación total, Biles torció el gesto y no recuperó la sonrisa hasta que no culminó el ejercicio de barra, que ya la dejaba por delante de nuevo en el marcador. No volvería a mirar atrás entre una persecución constante de flashes y miradas. Esta vez, nada pudo alterarla. Ya sólo quedaba el último ejercicio. Es en suelo donde Biles domina el aire con más maestría. Lo bordó. Fue la última en ejecutarlo y decidió que la única emoción que iba a permitir era la provocada por su hazaña. El jurado no había dado aún su puntuación y el estadio ya coreaba a la campeona mientras sus rivales la reverenciaban.
Salud mental
Es la primera medalla individual en estos Juegos para Biles, que buscaba en París resarcirse del momento traumático que vivió en Tokio. Ya lo ha logrado. Es una de las atletas que más expectación está levantando en estos Juegos y ha llenado cada sesión en el Arena de Bercy. En las gradas, ayer, estaban Zinedine Zidane y Nadia Comaneci.
«Estoy contenta con mi desempeño. Si no hubiera trabajado mentalmente, no estaría aquí esta noche. Cuando comencé, no pensé que llegaría a este punto, así que quiero decirles a todas las jóvenes que crean en sus sueños. Lo más difícil ya pasó, así que a partir de ahora voy a disfrutarlo», dijo la estrella en conferencia de prensa, ya con la medalla colgada del cuello.
Simone Biles es la gimnasta que gana el oro individual con más edad (tiene 27)desde el año 1950 y la primera que consigue dos oros desde 1964. También hicieron este doblete la soviética Larisa Latynina y la checoslovaca Vera Caslavska.
La estadounidense se abre paso en la Historia con la misma facilidad con la que hace acrobacias en el aire. Con este oro reivindica que, a pesar de haber estado dos años retirada, sigue siendo la reina de la gimnasia y, seguramente, de los Juegos. Continúa ampliando su leyenda: lo hace porque tiene más títulos que nadie, porque inventa saltos que nadie ha hecho y que sólo ella es capaz de ejecutar y porque supo parar, sanar y regresar igual de grande. Supera ampliamente al resto, pero sobre todo se supera a sí misma.
La llama olímpica y la luz. Será a partir de las siete y media de la tarde, en la hora dorada, el momento en el que el cielo de París mejor explota sus colores, cuando la luz y el Sena hagan su magia. Atletas de todo el mundo comenzarán a desfilar en barcos y a cielo abierto por el río, símbolo del corazón de la vieja Europa. A lo largo de seis kilómetros, y a través de 17 puentes, recorrerán el París más sublime: Notre Dame, el Museo del Louvre, la Asamblea Nacional, la plaza de la Concordia, los Inválidos, el Jardín de Tullerías y, cuando el sol ya haya caído, el lugar más emblemático de todos: la Torre Eiffel.
Si no lo estropea el tiempo, según los cálculos de la organización habrá dos tercios de luz natural al atardecer. La hora elegida, los tiempos y el escenario: nadie como Francia sabe exhibir mejor la belleza. Tratará de clavarlo en esta ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, los terceros que celebra (junto a Londres, es la única ciudad con triplete) tras los de 1900 y 1924.
Dina Sánchez
El Sena, que se ha limpiado y volverá a ser apto para el baño, una de las herencias olímpicas, será el hilo conductor de un espectáculo que durará tres horas y 45 minutos. Es el primero que se celebra fuera de un estadio, en el corazón de una ciudad. Francia aspira a que sea la más espectacular que se ha visto en la historia olímpica. París puede lograrlo.
La ciudad vive desde ayer una especie de calma tensa. Hay silencio, emoción contenida. No se respira un gran fervor en las calles, también hay inquietud por la seguridad. Hoy París es un niño la noche antes de que lleguen los Reyes Magos.
Dina Sánchez
El espectáculo dará pasó al deporte, pero para un país como Francia, que da tanta importancia a la simbología, la tradición y la historia, este arranque es clave para poder festejar todo lo demás. El espectáculo está cronometrado y medido al segundo. Ha sido diseñado por Thomas Jolly, su director de orquesta, junto con la escritora Leïla Slimane y el historiador Patrick Boucheron.
En las Riberas del Sena, en las gradas instaladas, lo verán unas 320.000 personas y otras 50.000 en las fan zone. Se conocen algunos detalles. El evento tendrá el ADN de Francia: su pulsión revolucionaria, esa promesa de igualdad y fraternidad y el reflejo de su diversidad. Habrá un recorrido por la historia, pero será también una ceremonia de 2024. Participarán decenas de jefes de Estado, entre ellos los Reyes de España. El primer barco en zarpar por el Sena será el griego, como marca la tradición, y el último será el anfitrión. El colofón será en la Plaza de Trocadero, con la Torre Eiffel al anochecer.
Habrá bailarines, Marsellesa, varias composiciones visuales que se proyectarán en pantallas a lo largo del recorrido, y se han filtrado algunos de los momentos clave: si no hay sorpresas, Lady Gaga abrirá la actuación, Céline Dion cerrará con el Himno al amor de Édith Piaf y Aya Nakamura versionará La Bohème, de Charles Aznavour.
Quién será el deportista encargado de llevar el último tramo de la antorcha y encender el pebetero olímpico es aún una incógnita. Será en el jardín de Tullerías. Se ha hablado del ex futbolista marsellés Zinedine Zidane, de los más apreciados en Francia, o de la ex atleta Marie-José Pérec, oro olímpico. Otro de los secretos es lo que ocurra justo en la Torre Eiffel, al final del acto.
Dina Sánchez
Se ha creado una burbuja se seguridad para proteger este momento. Se han confinado las riberas del Sena, inaccesibles desde hace una semana y hoy blindadas. Se cerrará el espacio aéreo durante la ceremonia en un radio de 150 kilómetros, y ningún avión podrá aterrizar en los aeropuertos parisinos. El ejército lleva semanas revisando las aguas del río, cerrado a la navegación, y se bloqueará parte del periférico, que se reservará al transporte de los atletas.
Desde hace meses se trabaja en este dispositivo, el más grande desplegado en la capital y el mayor quebradero de cabeza de cara a este acto: Hay 45.000 agentes, entre policías, gendarmes, seguridad privada, militares y policía extranjera. Había un plan B, e incluso un C, en caso de ataque inminente (que de momento no se han tenido que activar) aunque mucho menos espectaculares que el escenario del Sena al atardecer.