En los descansos entre juegos, Carlos Alcaraz observaba las repeticiones que ofrecía los videomarcadores de la Philippe Chartrier y analizaba las jugadas previas. No decía nada, claro, o no se le escuchaba, pero en su rostro se podía entender el golpe del que estaba orgulloso y el golpe que desaprobaba. En esos ratos lo habitual es que los tenistas observen el infinito, un punto inconcreto de la grada, y se tranquilicen, o se fustigan, o simplemente dejen la mente en blanco. Pero Alcaraz estaba estudiándolo todo, lo que había pasado y lo que iba a pasar. Estaba metido en el partido. Muy metido. Sumergido en él.
Y así le fue: en su mejor partido desde que se proclamara campeón en el Masters 1000 de Indian Wells en marzo, venció a Sebastian Korda por 6-4, 7-6(5) y 6-3 y se clasificó para octavos de final de Roland Garros. Allí se encontrará a un rival duro, tan joven como él, el vencedor del duelo entre Ben Shelton y Félix Auger-Aliassime -pospuesto por la lluvia, debe decidirse este sábado-, pero si mantiene la concentración será complicado pararle.
La tensión del tie-break
Porque después de una primera ronda demasiado sencilla ante J.J. Wolf y una segunda ronda confusa ante Jesper de Jong, Alcaraz decidió lanzarse a por el título con todo. Los miedos y las precauciones por su lesión en el antebrazo derecho quedaron atrás hace varios días. El ahora número tres del ranking está preparado físicamente y, desde este viernes, también mentalmente. Ante Korda estuvo en casi todo momento en el camino.
Durante las dos horas y 40 minutos que duró el duelo se mantuvo en él, robusto, siempre brillante. Si acaso se despistó a mediados del segundo set, entregó su saque una vez y lo pagó con un tie-break, el momento más tenso del encuentro. Ahí se lo notaban los nervios, las celebraciones eran tímidas, ni un grito, ni un puño al cielo. Pero lo resolvió con maestría. Un saque prodigioso a 217 km/h -su segundo más rápido esta temporada- le adelantó en la muerte súbita y resolvió con un derechazo potente que llevaba semanas guardando. Entonces sí llegó un festejo propio, el puño cerrado, el rugido al aire. En el tercer set, resuelto rápido, confirmó su predisposición en el Grand Slam parisino.
“He estoy muy contento con mi actuación durante todo el partido, creo que he estado muy sólido, que he subido el nivel. También he podido jugar sin miedo con la derecha, de hecho en el tie-break, con ese ‘winner’, he pensado: ‘Lo echaba de menos'”, confesaba Alcaraz al finalizar el encuentro.
El peligro de Korda
La propuesta de Korda realmente podría haberle causado muchos más problemas. El estadounidense es un especialista en el saque, un dinamitero, y en tierra batida se debilita, pero igualmente es peligroso. Aunque este viernes estaba desafinado con su derecha, exigía solidez. Ante la dificultad para romperle el servicio, un mal juego situaba a Alcaraz ante el abismo, como ocurrió en el segundo set. El ahora número tres del mundo respondió a toda esa fuerza con dos argumentos.
Para empezar, enfoque en el resto. Aunque algunas bombas de Korda eran imposibles de devolver, el español lo intentaba y, en ocasiones, lo conseguía. El estadounidense apenas pudo apuntarse puntos con su saque-volea. Ya unas horas antes, en el calentamiento, Alcaraz reclamaba a su hermano Álvaro más dureza en el servicio y practicaba y practicaba y practicaba para lo que le vendría en el encuentro. Su segundo argumento fue su creatividad. Al contrario de lo que le ocurrió ante De Jong, Korda no le arrebató la red, su red. Con dejadas y contradejadas, ofrecía intercambios chisporroteantes, esos ‘highlights’ de los que tanto goza.
El amor de París
El público de la Philippe Chatrier se lo agradeció con varias ovaciones, aunque también estuvo animando a Korda, especialmente en el tie-break, cuando los espectadores soñaban con un duelo épico. Alcaraz tiene ya muchos fans en París, más incluso que un Novak Djokovic todavía controvertido, pero todavía le queda mucho para alcanzar el ánimo unánime que recibió Rafa Nadal en sus últimas participaciones. Es el heredero, o así se lo considera, pero le faltan galones
De entrada necesita dominar por primera vez un torneo que a las puertas de la segunda semana sigue sin sorpresas, ni en el cuadro masculino ni en el cuadro femenino. Siguen adelante los cinco mejores hombres y las cinco mujeres, con la segunda, Alyna Sabalenka, enfrentándose este sábado (14.00 horas, Eurosport) a Paula Badosa en tercera ronda. Habrá un desenlace de altura. Más si Alcaraz continúa tan concentrado.