Hace justo 60 años que el Real Madrid ganó su primer título europeo, una larga historia con muchos triunfos y también largos períodos de sequía, el último de los cuales terminó hace ya un decenio con la llegada de Pablo Laso y el regreso del éxito, prolongado en 2023 con otra Euroliga tras aquel extraño cambio de entrenador.
La lamentable derrota de Berlín, con un equipo que empezó durante 10 minutos como si fuese heredero de los mejores Boston C
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Los secretos a voces se confirmaron de forma oficial y de golpe entre el miércoles y el jueves en el Real Madrid, un cambio de era en toda regla, con movimientos estructurales tanto en el banquillo como los despachos. Salieron Alberto Herreros y Chus Mateo y llegan Sergio Rodríguez y Sergio Scariolo. Sólo falta por oficializar la salida del responsable de la sección de baloncesto desde 2010, Juan Carlos Sánchez. Toda una revolución apenas unos días después de proclamarse campeón de Liga.
Scariolo vuelve al Madrid 23 años después de su primera etapa y lo hace firmando un contrato por tres temporadas, hasta 2028. Sustituye a Chus Mateo, quien fuera en una época su ayudante en la selección española, con quien además comparte agente. El entrenador madrileño, que tras ganar la ACB en La Fonteta manifestó su claro deseo de seguir y cumplir el curso de contrato que tenía firmado, fue despedido oficialmente este jueves (aunque ya se le había comunicado, junto a alguno de los miembros de su cuerpo técnico).
Sale del club tras conseguir seis títulos, entre ellos la Euroliga de 2023, en apenas tres temporadas, para convertirse en el cuarto entrenador con más títulos en la historia del club, sólo por detrás de leyendas como Pedro Ferrándiz, Lolo Sainz y Pablo Laso, a quien relevó en el cargo. Y lo hace con un sentido comunicado en redes sociales en el que explica, de la forma siempre elegante, sensata y educada en la que ha completado su aventura en el Real Madrid, lo que ha supuesto para él este periplo.
"Dicen que la aflicción es el precio que se paga por perder aquello a lo que se ama bien. Esa es ahora mi sensación y no quiero que sea otra. Ya se pasará... Se mezcla esta, con el orgullo que siento de haberlo dado todo por mi club, al que siempre he tratado de representar dentro y fuera de la cancha, con la dignidad que para mí supone llevar su escudo en el pecho", comienza Chus Mateo, "satisfecho" de haber aportado su "granito de arena a la gran historia del club".
El técnico cita al recientemente fallecido presidente uruguayo Pepe Mujica: "Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae". "Luché mucho y luchamos juntos para que así fuera y para mí ese fue este año, nuestro mayor triunfo", especifica sobre la última y complicada temporada, en la que ya estuvo a punto de salir del club tras su mal inicio.
Mateo abre el turno de agradecimientos, incluso "a los críticos que me hicieran más fuerte". "Agradezco a los que estuvieron a mi lado sin dudar, aunque hubiera momentos para hacerlo. Agradezco a todos los entrenadores con los que compartí tantas horas de trabajo, experiencias, ideas y cervezas, porque muchos me ayudaron con su ejemplo, a ser el entrenador y la persona que soy hoy. Agradezco al presidente Florentino Pérez y en especial a Juan Carlos Sánchez. la confianza depositada en mi en un momento difícil. Agradezco a mi cuerpo técnico al completo su dedicación y su entrega. Gracias por soportarme cuando me pongo inaguantable".
Chus se acuerda de su mujer "Bibi", por "su paciencia y su apoyo incondicional". De sus hijos mayores "Ana y a Miguel, por sus consejos". Y de los pequeños "Jaime y Diego", por "su comprensión para aguantar sin su padre tantos días fuera de casa. Espero poder compensaros ahora". "En la vida nunca sabes lo que te va a tocar y yo tuve la gran suerte, de que me tocara pertenecer al mejor club del mundo. Nunca dejaré de sentirme madridista", concluye.
Cuando Juan Núñez cambió de agente y decidió seguir con su progresión lejos del Real Madrid, en un equipo de la Bundesliga no demasiado conocido por el aficionado medio, pocos hubieran podido sospechar que, dos años después, iba a acabar fichando por el eterno rival. Pero los acontecimientos, tanto para el que fuera perla de la cantera blanca como para el Barça, han terminado por unir sus caminos en uno de los fichajes más sonados de este verano. «He encontrado el sol», bromea ahora el madrileño, con esa forma de hablar tan escueta, frases cortas aunque ya concisas en un chico de 20 años que afronta el siguiente escalón de su carrera, el más decisivo, el que posiblemente marcará todo su prometedor futuro, el salto a uno de los grandes de Europa. Tras sus dos cursos de aventura formativa en el Ratiopharm Ulm y con un sueño NBA pospuesto por el momento después de ser elegido el pasado junio en el puesto 36 del draft por los San Antonio Spurs (tras un traspaso desde los Pacers) que no le quitarán ojo.
Juanito, como todos le siguen llamando, es uno de los grandes atractivos de la Supercopa Endesa que este sábado comienza en Murcia con un clásico para abrir boca. Por el morbo de vestir azulgrana, por el de enfrentarse al equipo con el que maravilló en categorías inferiores (MVP de la Euroliga júnior, entre otros hitos), con el que debutó con 17 años en un duelo de semifinales de la ACB. Un base como no se recordaba que pronto también moldeó Sergio Scariolo llevándoselo, por necesidad, al Mundial 2023 (ya fue el último descarte para el Eurobasket 2022 y lo ha sido este verano en los Juegos tras disputar y ganar el Preolímpico).
Dice Núñez que encontró en Barcelona el sol que le faltó en la fría Ulm, donde a su familia le costaba un enjambre de transportes cada vez que quería acudir de visita. Pero no sólo es la luz mediterránea lo que llevó al chico de Villaviciosa de Odón, que antes de las canastas destacó en balonmano, a tomar una decisión en la que confrontar lo emocional con lo profesional, madridista él y todos los suyos. El Barça le puso sobre la mesa un inmejorable escenario para lo único que le importa: seguir creciendo.
Juan Núñez, en el Palau Blaugrana.Quique GarcíaEFE
«Que han apostado por mí, así de sencillo», responde Juan sobre los motivos de la decisión, tomada tras valorar las opciones de dar el salto a la NBA con los Spurs, que conllevaría el peaje del paso por la Liga de Desarrollo y seguramente un freno a sus expectativas. Con un contrato que ronda el millón y medio de euros por cada una de las tres temporadas firmadas y facilidades de salida si el equipo texano le reclama algún verano, el Barça, que pagó al Madrid 400.000 euros para esquivar el derecho de tanteo, vio en Núñez un talento con el que escapar de años de declive y una deriva deportiva cuyo último capítulo fue el despido tras los playoffs de la Liga Endesa de Roger Grimau, sustituto sólo un año antes de Sarunas Jasikevicius.
En lo deportivo, Juan ocupará el espacio en la dirección que deja la salida de Rokas Jokubaitis y la no continuidad de Ricky Rubio. Compartirá los mandos con Tomas Satoransky y volverá con plenos poderes a una Euroliga con la que ya disputó 10 partidos de blanco en la temporada 2021/2022 (aunque en ninguno de ellos más de 10 minutos). Pero lo más importante, cuenta con la plena confianza del nuevo dueño del banquillo culé, pues bien le conoce Joan Peñarroya aunque nunca le haya entrenado.
Juan Núñez, con el Barça.Quique GarcíaEFE
Porque es lo sentimental otro de los puntos fuertes que han llevado al madrileño al Barça. El mejor amigo en el mundo de la canasta de Juan es Marc Peñarroya, hijo del que ahora es su entrenador, con el que ha coincidido durante años en las categorías inferiores de la selección. Sus lazos se estrecharon especialmente durante el Europeo sub 20 en el que ganaron el oro en Podgorica (Montenegro) en 2022 y desde entonces se hicieron inseparables, compartiendo hasta vacaciones de verano. El canterano del Manresa no andará lejos, pues disputará esta temporada con el CB Prat en LEB Plata.
También en el vestuario ha encontrado compinches conocidos Juan, que desde hace años mantiene un relación sentimental con Lucía Navarro, hija de Juan Carlos Navarro y también jugadora profesional. «Conocía a muchos de la selección y ha hecho que todo sea más fácil», admite Núñez de Willy Hernangómez (otro canterano madridista que dio el salto al eterno rival la pasada temporada), Darío Brizuela, Alex Abrines y Joel Parra, con el que comparte apartamento en la Ciudad Condal. «He encontrado a mucha gente con ganas de jugar, con ganas de entrenar, con ganas de conocernos. Somos muchos nuevos con ganas de hacer un gran año», reivindica, encandilado con la propuesta de juego de su entrenador -«hacemos un juego divertido. Yo he visto los equipos de Peñarroya (Manresa, Andorra, Burgos, Valencia, Baskonia...) estos años y me gustan. Son dinámicos, divertidos de ver, y a mí eso me atrae mucho»- y listo físicamente tras un verano en el que al fin pudo tomarse un respiro y recuperarse de «molestias físicas» en su rodilla.